Doña Sofía se cubrió con un pañuelo y el Rey se santiguó ante la tumba de Husein.
Rania encabezó la comitiva conduciendo su coche por las calles de Amán y saludando a los transeúntes que la reconocían cuando reducía la velocidad
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS. Enviada Especial ABC
AMÁN. Después del reciente viaje a Arabia Saudí, donde Su Majestad la Reina mostró, como un soplo de libertad, su tradicional imagen occidental, sin velos ni abayas que cubrieran sus trajes, Doña Sofía ha vuelto a pisar estos días un país musulmán, Jordania, aunque las costumbres en el Reino Hachemita, más abierto y tolerante, nada tienen que ver con las que mantienen los saudíes.
En Amán, Doña Sofía ha estado acompañada por Rania, la Reina más joven del mundo y también una de las más admiradas. Moderna, pero a la vez respetuosa con las costumbres y la cultura de su pueblo, Rania se puede mostrar en público con la vestimenta tradicional de los palestinos y los beduinos, o con modernos modelos occidentales, como el que llevaba ayer. Todo depende del tipo de acto al que vaya a asistir.
Este mismo criterio es el que siguió por la mañana la Reina, cuando se cubrió el pelo con un vaporoso pañuelo, algo excepcional en ella, para visitar el mausoleo en el que descansan los Reyes de Jordania Husein I, Abdalá I y Talal. A ninguna mujer se le pidió que se cubriera -sólo se recomendó-, pero fue un sencillo gesto de respeto en el momento más emotivo de este viaje de Estado, en el que Don Juan Carlos depositó una corona de flores ante cada una de las tres tumbas y se santiguó como hacen los cristianos. Después, el Rey recordó al anterior Monarca como «nuestro Hermano y Amigo, cuya memoria permanece imborrable en nuestros corazones».
Foro empresarial
Tras la ofrenda floral y una visita al Parlamento, Don Juan Carlos y Doña Sofía siguieron programas paralelos: el Rey inauguró un foro empresarial hispano-jordano y la Reina visitó la organización benéfica que preside Rania, la Fundación Río Jordán, y un centro pionero y modélico para atender a familias y niños con problemas de maltrato, entre otros.
A ambas Reinas las une su dedicación a las causas solidarias y a ello dedicaron la mañana de ayer. Así, Rania mostró en un vídeo sus viajes a las zonas rurales, a donde acudía con la túnica tradicional, para conocer de primera mano los problemas de su pueblo y buscar soluciones.
Pero, una vez más, Rania volvió a impresionar a toda la delegación española cuando la vieron subirse a ella sola en su propio coche, un todoterreno Mercedes de color negro, y conducir el vehículo a toda velocidad encabezando la larguísima comitiva, integrada por decenas de coches, cuyos conductores tenían que hacer grandes esfuerzos para no quedarse atrás.
En algunos momentos en los que el intenso tráfico de la ciudad la obligaban a aminorar la velocidad, algunos transeúntes identificaban a la joven Reina y ella les devolvía el saludo con la mano. Todo, como si fuera muy normal ver a Rania en un atasco. De esta forma, ella conseguía llegar la primera a los distintos puntos del recorrido y recibir a Doña Sofía, que viajaba varios coches detrás, como la mejor de las anfitrionas.
La jornada solidaria terminó con una visita a un telar y a la tienda en la que se venden los distintos objetos de artesanía que realizan las personas atendidas por la Fundación Río Jordán y cuyos fondos sirven para financiar en parte la asistencia. Lo más novedoso de todo, y también el secreto de su éxito, es que todas las temporadas los artesanos reciben instrucciones por parte de diseñadores punteros sobre las tendencias de moda y así sus obras pueden ser vendidas en los principales centros comerciales del mundo. De hecho, han sido expuestas en Harrod´s, de Londres, y quizá pronto lo sean en Madrid.
España colabora con las actividades de la Fundación y, así, en 2002, la Agencia Española de Cooperación Internacional financió un proyecto de protección medioambiental en Ajlún, que se enmarca en un programa de desarrollo de comunidades rurales.
En Amán, Doña Sofía ha estado acompañada por Rania, la Reina más joven del mundo y también una de las más admiradas. Moderna, pero a la vez respetuosa con las costumbres y la cultura de su pueblo, Rania se puede mostrar en público con la vestimenta tradicional de los palestinos y los beduinos, o con modernos modelos occidentales, como el que llevaba ayer. Todo depende del tipo de acto al que vaya a asistir.
Este mismo criterio es el que siguió por la mañana la Reina, cuando se cubrió el pelo con un vaporoso pañuelo, algo excepcional en ella, para visitar el mausoleo en el que descansan los Reyes de Jordania Husein I, Abdalá I y Talal. A ninguna mujer se le pidió que se cubriera -sólo se recomendó-, pero fue un sencillo gesto de respeto en el momento más emotivo de este viaje de Estado, en el que Don Juan Carlos depositó una corona de flores ante cada una de las tres tumbas y se santiguó como hacen los cristianos. Después, el Rey recordó al anterior Monarca como «nuestro Hermano y Amigo, cuya memoria permanece imborrable en nuestros corazones».
Foro empresarial
Tras la ofrenda floral y una visita al Parlamento, Don Juan Carlos y Doña Sofía siguieron programas paralelos: el Rey inauguró un foro empresarial hispano-jordano y la Reina visitó la organización benéfica que preside Rania, la Fundación Río Jordán, y un centro pionero y modélico para atender a familias y niños con problemas de maltrato, entre otros.
A ambas Reinas las une su dedicación a las causas solidarias y a ello dedicaron la mañana de ayer. Así, Rania mostró en un vídeo sus viajes a las zonas rurales, a donde acudía con la túnica tradicional, para conocer de primera mano los problemas de su pueblo y buscar soluciones.
Pero, una vez más, Rania volvió a impresionar a toda la delegación española cuando la vieron subirse a ella sola en su propio coche, un todoterreno Mercedes de color negro, y conducir el vehículo a toda velocidad encabezando la larguísima comitiva, integrada por decenas de coches, cuyos conductores tenían que hacer grandes esfuerzos para no quedarse atrás.
En algunos momentos en los que el intenso tráfico de la ciudad la obligaban a aminorar la velocidad, algunos transeúntes identificaban a la joven Reina y ella les devolvía el saludo con la mano. Todo, como si fuera muy normal ver a Rania en un atasco. De esta forma, ella conseguía llegar la primera a los distintos puntos del recorrido y recibir a Doña Sofía, que viajaba varios coches detrás, como la mejor de las anfitrionas.
La jornada solidaria terminó con una visita a un telar y a la tienda en la que se venden los distintos objetos de artesanía que realizan las personas atendidas por la Fundación Río Jordán y cuyos fondos sirven para financiar en parte la asistencia. Lo más novedoso de todo, y también el secreto de su éxito, es que todas las temporadas los artesanos reciben instrucciones por parte de diseñadores punteros sobre las tendencias de moda y así sus obras pueden ser vendidas en los principales centros comerciales del mundo. De hecho, han sido expuestas en Harrod´s, de Londres, y quizá pronto lo sean en Madrid.
España colabora con las actividades de la Fundación y, así, en 2002, la Agencia Española de Cooperación Internacional financió un proyecto de protección medioambiental en Ajlún, que se enmarca en un programa de desarrollo de comunidades rurales.
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