martes, 30 de agosto de 2005

El Rey recibe a Zapatero en el arranque del curso político

 
Los Reyes han recibido al Presidente del Gobierno y a su esposa Sonsoles Espinosa. (Foto: EFE)
 
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha celebrado un encuentro con el Rey en el Palacio de Marivent de Palma. El jefe del Ejecutivo, que se desplazó hasta Mallorca acompañado de su esposa, Sonsoles Espinosa, fue recibido por Don Juan Carlos a la puerta de su residencia estival.

Es la tercera vez que el jefe del Ejecutivo se entrevista con el jefe del Estado este verano después de despachar con él antes de las vacaciones y tras el siniestro del helicóptero en Afganistán con 17 militares españoles a bordo.

A diferencia de otras ocasiones, no se dará cuenta del contenido del despacho a los medios de comunicación.

El encuentro ha tenido lugar antes de una cena privada en la residencia estival del monarca, a la que asisten la Reina Sofía y la esposa del presidente, Sonsoles Espinosa. Los Príncipes de Asturias, así como los Duques de Lugo y Palma también acuden a la cena.

Tras la primera reunión, antes de las vacaciones, Zapatero anunció que Baleares sería sede en noviembre de la primera gran reunión de un grupo de alto nivel para impulsar la 'Alianza de Civilizaciones' que el propio Zapatero ideó y lanzó hace meses.

El curso político se dio por comenzado este lunes con la comparecencia del presidente del PP, Mariano Rajoy, quien conminó al presidente del Gobierno a una entrevista personal para saber "a dónde va" y "qué quiere hacer con España". Asimismo le advirtió que no será "coartada" de sus "desaguisados".

En lo que respecta al PP, su presidente destacó que no sólo tienen que hacer oposición, sino que deben "presentar alternativas a corto y medio plazo".

Fuente: El Mundo

lunes, 29 de agosto de 2005

El mejor embajador de España

POR PEDRO GONZÁLEZ-TREVIJANO

RECTOR DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS

ABC

 

Agosto es un momento oportuno para enjuiciar el extinto curso político. Y en lo que ahora interesa, la intensa labor diplomática desarrollada por el Jefe del Estado: Argentina, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Marruecos, Naciones Unidas en Ginebra, Parlamento y Comisión Europeas, Ciudad del Vaticano, Principado de Mónaco, Alemania, Italia, Islas Azores y Arabia Saudí. Aunque han sido los viajes a Estados Unidos y Marruecos, entrevistándose con el reelegido presidente Bush y el Monarca Mohamed VI, los que han puesto encima de la mesa la naturaleza y el fundamento político de tan significativa diplomacia internacional en una forma de gobierno, la Monarquía parlamentaria, en la que el diseño de la política exterior se atribuye, no obstante, expresamente al Gobierno.

 

En efecto, el marco jurídico no deja lugar a la duda. La Constitución encomienda al Ejecutivo la dirección de la política interior y exterior del Estado (artículo 97). Un hecho que no cambia por la asignación paralela también a las Cortes Generales de la competencia para prestar el consentimiento del Estado por medio de Tratados o Convenios (artículo 94. 1). Lo que explica que la intervención del Jefe del Estado en materia internacional -la asunción convencionalmente de la más alta representación del Estado, la acreditación de embajadores y otros representantes diplomáticos, la mentada formalización del consentimiento estatal para comprometerse internacionalmente y su participación en la declaración de la guerra o hacer la paz (artículo 63)-, son actos debidos, donde el Monarca carece de discrecionalidad, y sometidos al correspondiente refrendo del presidente del Gobierno o del ministro de Asunto Exteriores (artículos 56. 3 y 64).

 

En consecuencia no cabe en nuestro régimen constitucional una reserva de competencias por parte del Rey. No es posible una alternativa habilitación del Monarca para la determinación de una política internacional al margen de la preestablecida e impulsada por el Gobierno de la Nación; del mismo modo que en una Monarquía parlamentaria sus acciones públicas -viajes, discursos o mensajes- y parte de las privadas, son conocidas y avaladas directamente por el Ejecutivo. Ahora bien, no nos equivoquemos, sin que los perfiles de la Monarquía parlamentaria española puedan confundirse con la británica, donde la Corona se limita a reproducir miméticamente, como si de un mandatario automático se tratara, la política del Government. De ahí la trascendencia de que las fuerzas políticas consensúen una política exterior nacional, y del celo que debe tener el Gobierno de la Nación en preservar la imparcialidad del Monarca en sus actuaciones.

 

Desde dicho contexto, deseamos pues incidir en la sobresaliente labor desplegada por Don Juan Carlos a lo largo de su reinado en el ámbito de las relaciones internacionales. Una actividad que se explica tanto por razones personales, como, por supuesto, político-constitucionales.

 

Así, en cuanto a las motivaciones personales, nadie duda del prestigio que el Rey ha sabido labrarse en los foros internacionales. Piénsese, por ejemplo, en el importantísimo discurso ante el Congreso de los Estados Unidos, en junio de 1976, comprometiéndose entonces a desmantelar el caduco régimen autoritario heredado, y a su sustitución por un moderno sistema democrático; en el impulso continuado a nuestra celebrada Transición Política; y en el respaldo firme al correlativo proceso constituyente culminado con nuestra ejemplar Carta Magna de 1978.

 

Una singular capacidad de maniobra, tanto en los gestos como en los contenidos, muy conveniente, sobre todo, tras los desencuentros entre el presidente Bush y el presidente Rodríguez Zapatero, y la pertinencia de desbloqueo -por más que no tanto por causa española- de las relaciones con el reino alauita. Una tarea calificada recientemente, en el primer caso, de diplomacia mágica o diplomacia sumergida, esto es, no exteriorizada en cauces jurídicamente reglamentados. Una visita por lo tanto privada en su forma, pero dotada de una incuestionable proyección pública. Y, en el supuesto, sí oficial, del viaje a Marruecos, motivado por la cercanía geográfica, la relevancia de las relaciones comerciales existentes, la trascendencia de la política pesquera, la gravedad de la inmigración ilegal procedente del Magreb, el delicado asunto del Sahara y la triste incidencia del terrorismo internacional. Un quehacer que se explica, en ambas circunstancias, por la conveniencia de restaurar y recomponer de manera inmediata los mejores cauces bilaterales de coparticipación política entre Estados.

 

Pero, en segundo término, la labor del Monarca se justifica, decíamos, por razones político-constitucionales, toda vez que la estabilidad y permanencia que aporta la Corona es un eficacísimo instrumento fortalecedor del señalado contexto de amistad con otros Jefes de Estado y Presidentes de Gobierno -es el caso, entre otros, de las Cumbres periódicas de Jefes de Estado de la Comunidad Iberoamericana-, más allá de los concretos avatares políticos y de momentáneas coyunturas más o menos favorables. Su fundamentación se encuentra en el artículo 56. 1 de la Constitución, donde se resalta el perfil del Monarca como Jefe del Estado, al tiempo que éste asume su más alta representación en las relaciones internacionales. Algo confirmado ya, desde hace tiempo, en el Convenio de Viena de 1969, en el que se manifestaba que «En virtud de sus funciones, y sin estar obligados a presentar plenos poderes, se considerará que representan a su Estado: los Jefes de Estado...» (artículo 7. 2 a). De aquí que el profesor Remiro Brotóns (La acción exterior del Estado) haya triangulado la política exterior sobre el vértice del Rey, como supremo órgano de su representación; del Gobierno, como órgano de dirección; y de las Cortes Generales, como órgano de control. Una Corona que, al no participar en la contienda política, dado su carácter de poder neutral, y estar por encima de las cotidianas refriegas de los partidos, disfruta de una inmejorable posición para satisfacer tales cometidos. Una presencia, justo es recordarlo otra vez, que Don Juan Carlos ha sabido extender siempre de manera certera, hábil y reconocida.

 

Todo lo adelantado no convierte, desde luego, al Jefe del Estado en un mandatario del Gobierno, o como se ha afirmado gráficamente en un mero «correo del Zar» o «convidado de piedra». De la misma suerte que tampoco son aplicables a su hacer la excepcional gravedad de las circunstancias novelescas descritas por Julio Verne en su renombrada obra Miguel Strogoff, y justificadoras de la inusual reacción del entonces Zar de todas las Rusias rompiendo todas las reglas de protocolo: «Si el Zar había abandonado tan inopinadamente los salones del Palacio Nuevo en el momento en que la fiesta que daba a las autoridades civiles y militares y a las personas más notables de Mosar, era porque más allá de las fronteras del Ural se desarrollaban grandes acontecimientos; una formidable invasión amenazaba». Ni una cosa ni otra. Lo que hay detrás, por el contrario, es la acción acostumbrada, constitucionalmente irreprochable y políticamente eficaz, de un extraordinario embajador, de un Jefe de Estado portador de un incuestionable y valorado talento. ¡Hablamos del Rey de España! ¡Del mejor embajador de nuestra España constitucional!

 

Historia de las dos Españas

Reseña del libro “Las inolvidables dos Españas” de Santos Julià

 

 

Taurus, 2005 | 588 páginas | 22 euros

 

Las inolvidables dos Españas

De SANTOS JULIÁ

 

 

Conforme aumenta la crispación en el ámbito político, el debate sobre las dos Españas que ya creíamos felizmente superado vuelve a la actualidad. Dos interpretaciones antagónicas sobre la nación requieren no sólo una sociedad enfrentada y políticos que vivan de este enfrentamiento, sino ante todo intelectuales comprometidos con una causa y dispuestos a aportar una interpretación innovadora y mitos sobre la trayectoria del país ¿Cómo surgen los relatos antagónicos sobre España, quiénes son sus máximos exponentes y qué consecuencias políticas tienen? El historiador Santos Juliá nos lo explica en esta obra magistral que recorre el gran relato sobre la nación desde la guerra de la independencia hasta el final del franquismo. El autor narra con habilidad la aventura intelectual de sus principales protagonistas, entre los cuales están algunos de los personajes más interesantes de nuestra historia contemporánea, los liberales del XIX, los tradicionalistas, la generación del 98 y la del 14, los intelectuales en la II República, y católicos y fascistas ante el régimen de Franco. Este ensayo, indispensable para entender los antecedentes de nuestro sistema político, llega a una conclusión que conviene no olvidar: el gran relato se disolvió en el momento en que sus representantes se encontraron hablando el lenguaje de la democracia.

sábado, 27 de agosto de 2005

Renuncia a la Corona por amor

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El príncipe Pieter-Christiaan renunció a la Casa Real y a toda posibilidad de convertirse en rey por contraer nupcias con su novia, que es plebeya y es tres años mayor que él.

Después de iniciar su romance en Londres, los jóvenes decidieron unir sus vidas en matrimonio con una breve boda civil, seguida por la ceremonia religiosa hoy sábado.

Sobrino de la reina Beatriz de Holanda, el príncipe Pieter-Christiaan, de 33 años, es mayor de la policía militar de su país y es el segundo hijo de Margriet, hermana de la emperatriz, y su esposo Pieter van Vollenhoven.

Ocupando el noveno lugar en la lista de sucesión al trono, el príncipe Pieter-Christiaan optó por no pedir la aprobación del gobierno y el parlamento para su boda, por lo que perdió su derecho a pertenecer a la Casa Real, además de forzar su renuncia.

Con pocas posibilidades de convertirse en Rey de Holanda, el joven prefirió no cubrir los trámites protocolarios que exige la Casa Real para unir su vida con la mujer que ama.

Pese a su decisión, la reina Beatriz apoyó a la joven pareja y asistió a la boda.
 
Fuente: Eldeber.com

jueves, 25 de agosto de 2005

El sultán de Brunei se casa con una periodista de la televisión malasia

 

El sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah, de 59 años, se casó el pasado sábado con la periodista Arinaz Mazhar, de 26, la presentadora estrella de los telediarios de la televisón de Malasia. La boda tuvo lugar en el palacio que el sultán posee en Kuala Lumpur, la capital malasia, país al que pertenece la isla de Borneo, en donde se encuentra el territorio del sultanato de Brunei.

El sultán se enamoró de la presentadora del telediario malasio viendo la televisión y la llamó a palacio. Para Arinaz, una belleza local, fue difícil rechazar la oferta de matrimonio de quien fue el hombre más rico del mundo hasta que le quitó el sitio Bill Gates. Hassanal Bolkiah, cuya fortuna proviene de los pozos de petróleo de su país, ha convertido a la periodista en su segunda esposa, ya que Arinaz ocupará el lugar que dejó libre Marian Abul Aziz, una ex azafata de vuelo, de familia japonesa y escocesa, que el sultán conoció en Londres y de la que se divorció en febrero del 2003, tras 22 años de matrimonio.

Todo un gesto de modernidad, ya que el sultán, de religión musulmana, podría haber tomado una tercera esposa. De hecho, cuando se casó con Marian, Bolkiah ya tenía una esposa, su prima Anak Salleka, con quien aún permanece casado. Anak tiene tratamiento de reina, mientras que Marian, y ahora Arinaz, sólo era princesa. En las ceremonias públicas celebradas en Begawan, la capital de Brunei, el sultán aparece junto a su primera esposa y, caminando tras ellos, la segunda, que se sienta en un sillón, mientras el sultán y Anak lo hacen en un trono.

A la última boda del sultán, uno de los hombres más ricos del mundo, y de Arinaz Mazhar, asistieron los familiares y un reducido grupo de amigos de la pareja. La ceremonia se celebró en una residencia privada para subrayar que la reina Anak sigue siendo la primera esposa, ya que fue la única que tuvo boda de Estado. Las relaciones entre el sultán y Arinaz eran un rumor en alza en Malasia y Brunei desde que el pasado mes de mayo la periodista dejó su trabajo en el canal de televisión malasio TV3.

El sultán y su primera esposa, Anak Salleka, son padres del príncipe Al Muhtadee Billah Bolkiah, heredero del trono de Brunei, pequeño estado situado al noroeste de la isla de Borneo. En febrero del 2003, el príncipe Al Muhtadee contrajo matrimonio con una joven de 17 años, hija de un ciudadano suizo y una princesa de Brunei, en una fastuosa ceremonia celebrada en el palacio real de Bandar Seri Begawan. En aquella boda pudo verse por última vez al sultán con sus dos esposa, Anak y Marian, ya que poco después se anunció el fin del matrimonio con esta última.

Entronizado en 1967, el sultán Hassanal, a su vez primer ministro y ministro de Defensa, lleva desde hace unos años una vida más discreta, después de darse a conocer en el mundo por el esceso de sus gastos y caprichos. Tiena casas y palacios en medio mundo, es dueño de cadenas de hoteles, de cuadras de caballos y sus esposas y familiares son los clientes más esperados en las joyerías de todo el mundo. Por poner un ejemplo, su nuera, la princesa heredera, no llevó en su boda un ramo de flores naturales, sino uno de tamaño natural, con tallos de oro y platino y rosas hechas con miles de rubíes y brillantes.

Si las mujeres de la familia real de Brunei son conocidas en todas las joyerías del mundo y talleres de alta costura, aunque en su país lucen sus recatados aunque coloristas atuendos, los varones, como el hermano del sultán, son clientes preferentes de las agencias de modelos, a las que solicitan los servicios de sus mejores bellezas. En alguna ocasión se produce el escándalo cuando alguna incauta, como una antigua Miss América, creyó que el pago de un millón de dólares por una semana en el sultanato era sólo para estar de adorno.

miércoles, 24 de agosto de 2005

La Familia Real y el Barça




De todos es sabido que Iñaki Urdangarín, Duque de Palma de Mallorca, fue un reconocido jugador de balonmano del Barça.

Parece que sus hijos han heredado esa pasión por los colores azulgranas. Esta foto, publicada hoy en La Vanguardia, lo atestigua. El Rey acompañado del primogénito de los Duques de Palma, Juan, que viste una camiseta del Barça con su nombre y el número 7. Seguramente, el motivo de llevar el 7 es que es el número que lucía su padre como jugador de balonmano pero además, es el puesto que ocupará en el orden sucesorio cuando nazca el hijo de los Príncipes de Asturias.

Más artículos sobre los soldados que dieron su vida por España

Estos días he leído más artículos sobre el accidente de helicóptero que costó la vida a 17 soldados españoles. Además de los que ya puse en este blog, me han llamado especialmente la atención los siguientes dos artículos publicados en ABC.

El primero se refiere al significado de nación y el sentimiento de pertenencia a una “gran familia” que se vivió con el duelo general por la muerte de los soldados en el nombre de España.

El segundo es un homenaje a Doña Eutiquia Reguera, de 78 años, abuela del Sargento José González Bernardino, a quien cuidó junto a sus hermanos, al quedar huérfanos de padre y madre desde pequeños, en el humilde barrio ovetense de Pumarín.

Allí estaba el concepto nación

Por MARCO AURELIO

EL acto vivido ayer en Getafe, presidido por Su Majestad el Rey, supuso la prueba -también «indubitada»- de que el concepto de nación española no es ni discutible ni discutido. Y no sólo porque la Constitución lo deje muy claro, sino porque además del dolor y la emoción apenas contenidas reinó entre los presentes un sentimiento común de pertenencia. Idéntico, seguramente al de despertó en la mayoría de aquellos que lo vieron por la televisión. Ni uno sólo de los diecisiete fallecidos tenía alguna duda sobre ello. Todos dieron su vida, literalmente, por la nación española. No por Afganistán, que allí sólo cumplían el generoso cometido de trabajar por los afganos. Es de esperar que en justo tributo a su memoria, el presidente del Gobierno despeje sus incertidumbres. «¡Ah, era esto!». Sí, entre otras cosas.

Eutiquia de Pumarín

Por CARLOS HERRERA

EUTIQUIA Reguera, se llama usted. Llevo dos días viéndola, escuchándola. Y creo, ya ve, conocerla de siempre, como si me hubiera criado yo también, como su José, en El Pumarín. Aquellos que hemos sentido amor de abuela, que hemos pasado de la noche al día palpando ojos de abuela, que hemos apagado los fuegos del apetito con sabor de abuela, que hemos aprendido a pronosticar a Dios con las oraciones largas de abuela, sabemos oler en las inmediaciones la paja mustia que queda en las ramas cuando una abuela llora lágrimas finales. Promediando agosto, Eutiquia, unos vientos en aspa le han arrancado de su mesa de comedor las flores últimas.

Ha muerto el mismo José al que usted crió después de que desaparecieran las sangres intermedias. Puesta la sangre de pie, ha sido otra vez abatida ante sus ojos. El tiempo ahora, Eutiquia, las horas lentas, pasan como trenes de arena delante de su repentina soledad de abuela, esa que baila siempre sola en las ruinas, esa que mordisquea pacientemente el aire hasta hacerlo irrespirable. Tuvo usted, estoy seguro, que trabajar duro para sacar adelante las bocas abiertas de sus nietos y no sé cómo lo hizo, pero me imagino que cosería de noche y fregaría de día, que plancharía de tarde y cocinaría tan de mañana como le dejara el sueño. Somos muchos en España los que hemos salido adelante gracias a una abuela que cosía y cosía, por eso la he visto a usted y de un solo vistazo me he visto a mí, he visto a muchos, y eso hace que no me deje dormir su sollozo, que lo tenga aquí prendido como una tenaza oxidada. Se me viene usted, Eutiquia, una y otra vez desde que la vi anteanoche en el televisor blandiéndole al dragón maldito de la desgracia la foto de su nieto.

Su nieto era soldado de España en un tiempo en el que si brillan las banderas sólo suelen hacerlo entre las llamas y en el que los días nos dejan en casa más muertos de los que merecemos. Por eso le pongo estas letras de nieto, porque ahora los días en espera querrán arrastrarla consigo hasta la pena y una sombra inmensa, impertinente, la perseguirá hasta el último rincón en el que quiera amagarse. La evocación, en estas edades, siempre nos lleva hasta el dolor que tampoco merecemos. Al menos que no merece usted y aquellas que, como usted, han sacado con coraje este país hacia delante a base de acariciar chiquillos, fregar los suelos, coser pespuntes, guisar alubias y sortear las deudas. Ahora, en su estatura de tiempo desvelado, le viene la vida con estas, a prenderle fuego a su madera quieta, a roer sus largas noches de insomnio.

Yo quisiera hoy ponerla un vestido de fiesta, señora, para verla bailar sobre las aguas. Quisiera limpiarle de los labios ese regusto a ceniza. Quisiera sazonarle el pulso entristecido. Pero poco puedo más que pedirle que deje los balcones entreabiertos para que le llegue este beso de papel. Quisiera convencerla de que ustedes, esa generación que nunca tuvo nada y lo dio todo, nunca serán un pañuelo olvidado en un alambre. Quisiera defenderla de la conspiración de la oscuridad que, en estas noches de carbón apagado, no la ha dejado conciliar el sueño sobre su almohada de piedra. Quisiera convencerla de que no se deje vencer por la tristeza que asola a los ancianos, esa tristeza de miradas perdidas y memoria menguante. No entierre las palabras como si fueran huesos de perro. Siga hablándome todos los días, porque yo, que podría llegar a desconocerla palmo a palmo, quiero seguir sabiendo cosas de usted.

Y déjeme que hoy bese su mano, señora. Déjeme que la bese como sólo se besa a la abuela perdida.

Déjeme que lo haga en el nombre de España.

Página web de Carlos Herrera

martes, 23 de agosto de 2005

Los Príncipes en Asturias


Los Príncipes de Asturias se encuentran desde el pasado fin de semana disfrutando de unos días de vacaciones en la casa que la abuela de Doña Letizia, Menchu Álvarez del Valle, posee en la localidad de Sardéu, en Ribadesella. Tras los rumores de las últimas semanas en torno a la presencia de los Príncipes en la zona, Don Felipe y Doña Letizia se dejaron ver durante unos minutos ante el grupo de periodistas que montan guardia en la zona desde hace días.

Aunque hasta ayer no se pudo captar ninguna imagen de los Príncipes, vecinos de la zona aseguraron que Don Felipe y Doña Letizia llegaron a Sardéu el pasado sábado por la noche tras asistir por la mañana en Madrid al funeral de Estado por los 17 militares españoles fallecidos en Afganistán.

Durante el mediodía de ayer, los Príncipes salieron de ‘La Arquera’ y pasearon durante algunos minutos por sus inmediaciones antes de subirse a su vehículo para abandonar Sardéu sin que haya trascendido hacia dónde se dirigieron. Alguna vaquita, desde luego, si que vieron, como si fuera toda una novedad.

Además de los periodistas, hasta esta localidad riosellana se han acercado en los últimos días numerosos turistas y curiosos con el objetivo de ver a los Príncipes o, al menos, conocer la zona donde Doña Letizia pasó buena parte de los veranos de su infancia y juventud.

Desde que el 1 de noviembre de 2003 se hiciera público el enlace entre ambos, han sido numerosas las ocasiones en las que los Príncipes se desplazaron a Sardéu para visitar a Menchu Álvarez y José Luis Ortiz, los abuelos paternos de la Princesa a los que se encontraba muy unida. El pasado 30 de marzo falleció el abuelo paterno de Doña Letizia, a cuyo funeral, celebrado en la iglesia parroquial de El Carmen, acudió también la pareja ‘Real’.

En esta ocasión, la expectación se ha visto incrementada por el embarazo de la Princesa de Asturias.


Fuente: El Confidencial

lunes, 22 de agosto de 2005

Artículos sobre el Papa

Este fin de semana Benedicto XVI ha cogido el testigo de su antecesor Juan Pablo II en el cariño de los jóvenes que lo han aclamado en las XX Jornadas Mundiales de la Juventud. Una demostración de la fortaleza de la Iglesia Católica y el poder de convocatoria de Benedicto XVI, sucesor de Pedro.

Como dicen los cánticos en multitud de idiomas: “Esta es la juventud del Papa”. Son jóvenes llegados de todo el mundo, comprometidos con la sociedad, con amor por la vida, con ánimo de ver más allá de lo cotidiano.

Lecciones papales

ABC


LA visita de Benedicto XVI a Colonia ha sido una constante lección de ejemplaridad y ha servido para terminar con los recelos y los juicios apriorísticos con los que fue recibido por determinados sectores -curiosamente los que muestran más desafecto a la Iglesia- cuando accedió a la silla de Pedro. Su primer baño de multitudes ha descubierto un hombre dispuesto a ejercer el liderazgo de una Iglesia que afronta su tercer milenio de historia en medio de infinidad de dificultades y retos. El primero, y más acuciante, es poner freno a la espiral de violencia protagonizada por el terrorismo islamista. Su utilización de la fe en su lucha contra Occidente coloca a la Humanidad en el disparadero planetario de una posible confrontación que hiciera reverdecer la terrible experiencia de las guerras de religión vividas por Europa algunos siglos atrás. En este sentido, las palabras de Benedicto XVI a los imanes musulmanes en Alemania han sido valientes, ya que les ha dicho que el Islam no puede ser tolerante con la violencia ni alojar en su seno corrientes de fe que estimulen el totalitarismo.

Merece destacarse, también, su crítica al antisemitismo, porque crece nuevamente en el solar de un continente que hace apenas unas décadas condujo a millones de judíos a las cámaras de gas, poniendo así de manifiesto que, por un lado, la memoria es más endeble de lo que algunos suponen y, por otro, que las fuentes inconscientes que alimentaron el horror del nazismo no han sido del todo erradicadas.

Pero también supone un reto la creciente erosión de la espiritualidad y el sentido de trascendencia que vive en su seno Occidente. Aquí, el mensaje dirigido a los jóvenes ha sido determinante ya que los ha hecho portadores de una responsabilidad histórica: evitar que vivan la fe como un producto de consumo más ya que, de hacerlo así, extinguirían definitivamente las escasas reservas morales y éticas que aún subsisten en nuestra civilización occidental. Y para ello pidió un mayor compromiso de la juventud, compatible con el mero mantenimiento de los ritos. Sobre todo porque son ellos quienes asumirán la tarea de gestionar el futuro, eludiendo la arquitectura amoral, hedonista, utilitaria y materialista en la que ha desembocado nuestra civilización iniciado el siglo XXI.

El mensaje del Papa

LA VANGUARDIA

Un millón de jóvenes participaron el domingo cerca de Colonia en la primera gran misa multitudinaria de Benedicto XVI desde su elección el pasado 19 de abril, en el cuarto y último día de su visita a Alemania. El Papa, que según los analistas ha superado con éxito el test del baño de masas de la Jornada Mundial de la Juventud, ha seguido la senda de su predecesor, Juan Pablo II, pero ha situado la profundidad del mensaje por encima de los gestos mediáticos. Desde esta lógica, Joseph Ratzinger destacó ante los jóvenes la paradoja que representa el hecho de que el mundo actual convive "un extraño olvido de Dios junto a un boom de lo religioso" y advirtió del riesgo de que la religión se convierta en un producto de consumo.

El discurso de Benedicto XVI, sin concesiones a la galería, se dirigía a los jóvenes católicos que serán protagonistas del tercer milenio. A ellos les pidió que desechen una religión a medida y les alentó al compromiso con la propia fe y hacia las necesidades del prójimo: "No debemos abandonar, por ejemplo, a los ancianos en su soledad; no debemos pasar de largo ante los que sufren. Es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás". El Papa, que anunció que la próxima Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en el 2008 en Sydney (Australia), ha dado ya instrucciones a los organizadores para que piensen en un formato más reducido que permita el diálogo directo y el debate con los jóvenes.

Ya en esta visita a Alemania - la primera fuera de Italia de su pontificado- Benedicto XVI ha situado el diálogo interreligioso como prioridad, en un intento de reanimar el espíritu de Asís que alumbró Juan Pablo II en los encuentros con dirigentes de distintas confesiones en aquella ciudad italiana. La histórica visita del viernes a la sinagoga de Colonia y sus posteriores reuniones con representantes de la Iglesia protestante y la comunidad musulmana de Alemania se enmarcan de lleno en esa dirección. El nuevo Papa, pastor y sólido teólogo de formación, ha situado la libertad, el pluralismo y la tolerancia en el centro del debate, en un mensaje que no debe ser interpretado sólo en clave religiosa sino también secular.

En su visita a la sinagoga de Colonia, destruida por los nazis y reconstruida en 1959, lanzó un mensaje que puede ser compartido por todas las personas de buena voluntad y, en particular, por las tres religiones monoteístas hijas de Abraham: "Ante Dios, todos los hombres tienen el mismo valor y la misma dignidad, sea cual sea el pueblo, la cultura o la religión a los que pertenezcan". El testimonio del Papa alemán, que conoció el delirio de las juventudes hitlerianas, tiene una singular relevancia al producirse en el 40. º aniversario de la adopción por el Vaticano II de la declaración Nostra Aetate,que condenaba toda forma de antisemitismo. Ratzinger reafirmó ese compromiso de la Iglesia católica en un momento de auge de actitudes xenófobas y antisemitas y apeló a la responsabilidad de los adultos para transmitir los valores de tolerancia y respeto mutuo como antídoto a la barbarie.

El firme compromiso por el diálogo interreligioso es el que permitió a Benedicto XVI apelar también a la responsabilidad de los dirigentes de la comunidad musulmana alemana - la mayoría de origen turco- para combatir las tesis del islamismo integrista en favor del terrorismo: "Vosotros guiáis a los creyentes del islam y les educáis en la fe musulmana. La educación es el vehículo a través del cual se comunican ideas y convicciones. La palabra es la vía maestra en la educación de la mente. Vosotros tenéis, por tanto, una gran responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones".

El Papa, que reconoció que el respeto mutuo no siempre ha presidido la relación entre musulmanes y cristianos, dijo que el recuerdo de las guerras de religión debe "llenarnos de vergüenza". Un mensaje sólido y profundo que evidencia que Benedicto XVI está en condiciones de mantener el liderazgo espiritual de la Iglesia católica en la Europa y el mundo del siglo XXI. Así lo reconocieron los representantes protestantes con los que se reunió al destacar su apuesta por el diálogo ecuménico y el hecho de que su origen alemán hace que conozca a fondo la división entre los propios cristianos. "Juan Pablo II venía de un país unánimemente católico (Polonia) y tenía otras preocupaciones en su agenda", confesó uno de ellos, en alusión a la necesidad de acabar con una Europa fracturada entonces por el comunismo. Ahora, en la posguerra fría, el diálogo interreligioso es la prioridad de su sucesor.

Nuevos jóvenes en la vieja iglesia

ABC


ESTOS días de Agosto he recordado un hecho sorprendente del curso pasado. Fue una conversación que mantuve con varios alumnos a la salida de clase sobre el significado social de la figura de Juan Pablo II. No me podía imaginar el interés con el que habían seguido las últimas semanas de su enfermedad y la curiosidad que habían mostrado en el cónclave del que salió elegido el cardenal Ratzinger como Benedicto XVI. Era la primera vez que un grupo de universitarios con apenas veinte años mostraba un interés tan explícito por las cuestiones religiosas.

En aquella conversación, algunos me dijeron que se estaban preparando para viajar a la Jornada mundial de la juventud que se celebraría este año en Colonia. Quise hacerles ver que las Jornadas mundiales de la juventud no eran sólo peregrinaciones religiosas de jóvenes sino acontecimientos sociales veraniegos donde no siempre estaban claras las motivaciones religiosas de los participantes. Me contestaron que eso les daba igual, que les resultaba atractiva la posibilidad de encontrarse con el nuevo Papa y, sobre todo, la posibilidad de compartir su experiencia religiosa con jóvenes de otros países.

Seguí persuadiéndoles con la intención de aplicar el principio de sospecha ante lo que parecía ser una religiosidad ocasional y epidérmica. Les advertía que unos estudiantes de Filosofía como ellos debían ser más críticos con los fenómenos religiosos de nuestro tiempo para distinguir lo esencial de lo accidental, lo religioso de lo folclórico, lo espiritual de lo comercial, lo profundo de lo trivial, lo real de lo virtual. Me agradecieron estas advertencias y llegó un momento en que me dijeron que cortara el rollo y no insistiera, que por mucho filósofo de la sospecha al que yo acudiera no conseguiría que desistieran de su interés por el viaje a Colonia.

Poco antes de terminar aquel animado encuentro, dos alumnos se atrevieron a expresarme una idea que el resto del grupo asintió de inmediato. Confesaron que no se identificaban como practicantes de ninguna religión y lamentaron las pocas posibilidades de formación religiosa que les ofrecían las universidades españolas. Uno de los que hablaba había hecho algún curso anterior en una universidad privada y también avalaba el juicio de su compañero. Me atreví a responderles diciendo que se implicaran más en la reforma de los planes de estudio y plantearan en los correspondientes órganos de representación asignaturas y créditos de libre configuración que incluyan materias de áreas de conocimiento como Teología, Filosofía de la religión, Fenomenología o Historia de las religiones.

Aunque no les pareció mal la propuesta, prefiero no decir en público lo que me dijeron de sus representantes. Me limité a insistirles y recordarles que cuando el índice de participación de los estudiantes en las elecciones de la universidad apenas llega al 1 por ciento es porque algo serio está pasando. Creí que la conversación se iría por otros derroteros pero uno de ellos me dijo que tanto la universidad como la iglesia les parecían instituciones viejas pero útiles, que se servirían de ellas en la medida en que respondieran a sus intereses pero que no les preocupaba para nada su reforma.

Me acordé entonces de los últimos informes de la Fundación Santa María sobre los jóvenes y la religión, donde se describe la evolución de la religiosidad en las nuevas generaciones, se analiza cómo había descendido la identificación de los jóvenes con la iglesia y se dejaba claro que el 35 por ciento de los jóvenes que se declaran católicos se muestran indiferentes ante la institución eclesial. Cabe una lectura pesimista de estos datos lamentando el bajón en la identificación de los nuevos jóvenes con la vieja iglesia, incluso cabe una lectura optimista felicitándose porque el aumento de la indiferencia no se haya traducido en agresividad o resentimiento hacia ella.

Pero también cabe una lectura realista cuando descubrimos que la indiferencia ante la iglesia no es una indiferencia ante los fenómenos religiosos de las sociedades secularizadas. De la misma forma que el significado de Juan Pablo II desbordó a la propia iglesia católica o la elección de Benedicto XVI no fue sólo un acontecimiento eclesial, la religiosidad de los nuevos jóvenes es fenómeno que no se puede perder de vista desde la vieja iglesia. Ahora que ya han confirmado su viaje a Colonia más de 30.000 jóvenes españoles y se espera llegar a los 50.000, la iglesia y quienes tenemos alguna responsabilidad educativa deberíamos hacer un pequeño análisis por la escasa credibilidad que despiertan nuestras instituciones.

Probablemente, los nuevos jóvenes quieren una religiosidad más expresiva, celebrativa y comunicativa. Y no se trata de una religiosidad estrictamente lúdica o festiva porque sigue siendo el factor determinante en las prácticas de voluntariado y la militancia por una justicia social global. Cuando la iglesia y los educadores siguen presentándoles una religiosidad prosaica, normativa y nostálgica quizá sea porque han olvidado el texto del evangelio de Mateo donde Jesús pedía a sus discípulos que espabilaran de una vez y no cometieran el error de meter vino nuevo en odres viejos.

domingo, 21 de agosto de 2005

El Papa se despide de la XX Jornada Mundial de la Juventud

Más de un millón de jóvenes asiste a la Eucaristía de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia

Este domingo por la mañana se ha celebrado la misa con la que culmina la XX Jornada Mundial de la Juventud en la explanada de Marienfeld, en las afueras de Colonia, a la que han asistido más de un millón de personas. Benedicto XVI ha llegado a bordo del Papamóvil, en el que ha recorrido el recinto entre los jóvenes que han pasado allí la noche, tras celebrar el sábado la vigilia. Los muchachos le acogieron con los clásicos "Viva el Papa" y "Benedicto, Benedicto". La celebración ha terminado con un envío a la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sydney en 2008.

L D (Agencias) La misa se celebró en una mañana fría, desapacible y con niebla. Aunque la humedad era fuerte, los jóvenes aguantaron estoicamente en el lugar toda la noche, durmiendo en sacos y resguardándose del frío con mantas y plásticos. El Papa leyó la homilía en cinco idiomas, entre ellos español. En ella, Benedicto XVI dijo que "la victoria del amor sobre la muerte es como una fisión nuclear capaz de suscitar una cadena de transformaciones que cambiará el mundo".

Las plegarias se hicieron en otras cinco lenguas, entre ellas portugués. El Padrenuestro se rezó en latín y el coro cantó canciones en varios idiomas. Por ello, esta Eucaristía se denomina Missa Mundi, y en ella participan jóvenes de 196 países del mundo.

Benedicto XVI durante la homilía dijo que en el mundo actual hay un fuerte sentimiento de frustración y convive "un extraño olvido de Dios junto a un boom de lo religioso" y advirtió que "si se exagera demasiado, la religión se convierte en un producto de consumo". "En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios. Parece que toda marcha sin él. Pero al mismo tiempo existe un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas de exclamar: ¡No es posible que la vida sea así!", dijo el Papa.

Joseph Ratzinger manifestó que no quiere desacreditar todo lo que se sitúa en el contexto del boom religioso, pero advirtió "que exagerando demasiado, la religión se convierte casi en un producto de consumo"."Se escoge aquello que place y algunos saben sacarle también provecho. Pero la religión buscada a la medida de cada uno a la postre no nos ayuda. Es cómoda, pero en el momento de crisis nos abandona a nuestra suerte", subrayó el Papa.

El Obispo de Roma animó a los fieles a ayudar a los hombres a descubrir la verdadera estrella que lleva a Jesucristo y a conocer la fe de la Iglesia. A este respecto destacó que Juan Pablo II ha dejado a los católicos una gran obra, el Catecismo de la Iglesia Católica, y que él ha presentado recientemente el Compedio de ese catecismo, "dos libros fundamentales que os recomiendo".

La "íntima riqueza" de la Eucaristía

Benedicto XVI dijo que este sacramento tiene que ser el centro de la vida de los hombres y que no se trata de "positivismo y ansias de poder" cuando la Iglesia dice que la Eucaristía es parte del domingo, el primer día de la semana, y resalte la importancia de este día. El Pontífice agregó que bonito ver como en muchas sociedades el domingo es un día libre y que junto con el sábado constituya el denominado "fin de semana libre", pero que ese tiempo libre permanece vacío si en él no está Dios.

"Queridos amigos, a veces, en principio, puede resultar incómodo tener que programar en el domingo también la Misa. No os dejéis persuadir de participar en la Eucaristía dominical. Descubramos la íntima riqueza de la liturgia de la Iglesia y su verdadera grandeza: no somos nosotros los que hacemos la fiesta para nosotros, sino que es Dios el que prepara una fiesta para nosotros", manifestó el Papa.

Benedicto XVI pide sensibilidad a las necesidades de los demás

Benedicto XVI se refirió también a los movimientos y comunidades cristianas, afirmando que la espontaneidad de las nuevas comunidades es importante, pero que también muy importante conservar la comunión con el Papa y con los obispos, "ya que son ellos los que garantizan que no se está buscando senderos particulares, sino que se vive en una gran familia".

El Papa pidió a los jóvenes que sean sensibles hacia las necesidades de los demás, que ejerzan el voluntariado, del que la sociedad tiene tanta necesidad. "No debemos abandonar, por ejemplo, a los ancianos en su soledad, no debemos pasar de largo ante los que sufren. Es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comunidades que se nos ofrecen. Yo sé que vosotros como jóvenes aspiráis a cosas grandes, que queréis comprometeros por un mundo mejor. Demostrádselo a los hombres y al mundo", concluyó el Pontífice.

Cada grupo de jóvenes ha llevado a Colonia un saco de tierra de su país y lo ha echado en la colina de Marienfeld ("Campo de María"), para que la tierra de Colonia, donde el Papa ha celebrado su primera gran misa con los jóvenes se convierta en tierra del mundo.

Los jóvenes animan al Papa Benedicto XVI

Casi un millón de jóvenes escuchan el mensaje del Papa en la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud

Una multitud que rozó el millón de jóvenes aclamó a Benedicto XVI en el "Campo de María" (Marienfeld), a 27 kilómetros de Colonia, en la Vigilia de la Jornada mundial de la Juventud. Las palabras del Santo Padre en la Vigilia incidieron en presentar a la Iglesia como una familia: "Justo aquí, en Colonia, experimentamos lo hermoso que es pertenecer a una familia tan grande como el mundo, que comprende el cielo y la tierra".

L D (Europa Press) Desde primera hora de la mañana del sábado las calles de la llamada "Roma del norte", Colonia, vieron desfilar a miles de peregrinos con sus banderas nacionales y uniformes, cuyos únicos elementos comunes han sido la mochila azul del peregrino y la tarjeta identificativa. Los cien mil peregrinos italianos, los cincuenta mil españoles, y los llegados de todo el mundo convertían a la ciudad alemana en un símbolo de la universalidad. El objetivo era la antigua mina de Marienfeld, reconvertida en un campo con destinos agrícolas y medioambientales.

El ambiente se había ido caldeando con intervenciones musicales desde la mañana, desde la "Kelly Family" al grupo de gospel "Take 6". Varias horas antes del comienzo de la ceremonia los peregrinos ya llenaban el recinto al aire libre. En torno a las ocho de la tarde, el Papa hizo su entrada y poco después recibía la Cruz de los Jóvenes, que acompaña todas las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Benedicto XVI acogió sonrientemente los continuos gritos de "Be-ne-det-to", "Be-ne-dic-to" o "Be-ne-dict" con que le saludaban los cientos de miles de jóvenes. En el estrado, situado encima de un pequeño montículo y protegido por un tejado en forma de nube, se alineaban los cerca de trescientos obispos y treinta cardenales presentes.

Mensaje de Benedicto XVI a los jóvenes

El Papa comenzó con un simbólico acto: bendijo la campana de la catedral, que lleva el nombre de su predecesor, "Juan Pablo". Tras la apertura litúrgica y la lectura de un salmo y del Evangelio, Benedicto XVI se dirigió a los jóvenes con voz cálida y firme. Tras repasar la historia de los Reyes Magos, hizo una mención a los santos como modelos del cristiano: por cuarta vez en estos días volvió a citar a una santa emblemática, como es Edith Stein, la filósofa judía alemana, que ingreso en las carmelitas y murió en Auschwitz.

En un texto leído en español realizó una denuncia del relativismo: "La absolutización de lo que no es absoluto, sino relativo, se llama totalitarismo. No libera al hombre, sino que le priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente", concluyó el Santo Padre. Frente a la tentación de crear una religión acomodaticia, el Papa afirmó: "No nos construimos un Dios privado, un Jesús privado, sino que creemos y nos postramos ante el Jesús que nos muestran las Sagradas Escrituras, y que en la Iglesia se manifiesta viviente".

Agregó: "Se puede criticar mucho a la Iglesia. Lo sabemos, y el Señor mismo nos lo ha dicho: es una red con peces buenos y malos, un campo con trigo y cizaña". El Santo Padre insistió en esta idea, al afirmar que, paradójicamente: "En el fondo, consuela que exista la cizaña en la Iglesia. Así, no obstante todos nuestros defectos, podemos esperar estar aún entre los que siguen a Jesús, que ha llamado precisamente a los pecadores". Porque, recordó, "la Iglesia es como una familia humana".

Tras las palabras del Papa, interrumpidas en numerosas ocasiones por los aplausos, el acto se desarrolló con un sentido más representativo. A estas alturas, el inmenso terreno del Marienfeld presentaba la curiosa iluminación que proporcionaban los centenares de miles de velas repartidas. Durante el acto, se recordó el camino espiritual de la Virgen, simbolizado en un icono llevado en procesión hasta el estrado mientras el coro de las Jornadas Mundiales de la Familia y del Conjunto Thomas Gabriel (65 personas en total) entonaba a capela el antiguo himno oriental del "Akathistos", seguido por el canto del Magnificat.

También hubo espacio para las actuaciones más lúdicas, como la actuación del malabarista Paul Ponce, que arrancó las sonrisas de los asistentes. Visiblemente emocionado, Benedicto XVI saludó posteriormente al Santo Padre. Otras intervenciones musicales, y el baile de un conjunto de Ghana dieron paso a los momentos más litúrgicos, con la adoración del santísimo y la bendición, presidida por el Santo Padre en medio de un sobrecogedor silencio de los ochocientas mil personas congregadas.

El santísimo se trasladaría posteriormente a la llamada "carpa del Silencio", una tienda gigantesca situada en medio del Marienfeld donde continuamente los peregrinos acuden a rezar. Tras la despedida del Santo Padre, en torno a las 22:30, la mayoría de los asistentes tomaron posiciones dentro del recinto para esperar la Misa conclusiva de la Jornada.