sábado, 26 de octubre de 2013

Don Felipe: «España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer»

Don Felipe: «España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer»

ABC

«No podemos permanecer indiferentes o inmóviles. Debemos reaccionar». «España es una gran Nación que vale la pena vivir, y querer, y por la que merece la pena luchar». «Una Nación que nunca ha claudicado frente a la adversidad ni ha renunciado a ningún sueño». El Príncipe de Asturias aprovechó su discurso más importante del año, en la entrega de los premios que llevan su nombre, para transmitir una inyección de ánimo a los españoles, a los que invitó a construir un futuro «con principios éticos firmes», basado «en el rigor, la seriedad, el esfuerzo y la honradez». Con ese fin, recordó, «la sociedad exige una reflexión rigurosa para nunca más volver a caer en errores y excesos inadmisibles».

Para transmitir este mensaje lleno de carga emocional –el objetivo es ayudar a superar un estado de ánimo colectivo–, Don Felipe decidió no leer el discurso en papel y utilizar el teleprompter, aunque en algún momento de la intervención tuvo que recurrir al papel. Este sistema lo estrenó el pasado septiembre en Buenos Aires, cuando defendió la candidatura olímpica de Madrid. Aunque en aquella ocasión la ciudad española quedó descartada, la intervención del Príncipe recibió numerosos elogios.

Para incorporar esta novedad (el teleprompter), el Heredero de la Corona escogió el mismo escenario en el que hace 33 años pronunció su primer discurso en público: el Teatro Campoamor. Si en aquella ocasión emocionó por su corta edad –tenía doce años–, ayer volvió a emocionar por sus mensajes de ánimo y el gran amor a España y a los españoles que transmitían sus palabras.

A Don Felipe siempre le ha gustado prepararse a fondo sus intervenciones y cuidar los detalles, por lo que el pasado jueves, después de recibir en audiencia a cinco grupos distintos, de asistir al concierto de los premios y de cenar con los patronos de la Fundación Príncipe de Asturias, decidió ir a ensayar al Teatro Campoamor, donde permaneció hasta las dos de la madrugada.

Acompañado por la Princesa, vestida de verde esperanza, y con la Reina, de gris y plata, en el palco de honor, el Príncipe dirigió ante los 1.400 invitados a la ceremonia el único discurso que pronuncia en todo el año que no está supervisado por el Gobierno, aunque por cortesía el Ejecutivo conoce su contenido.

Hubo aplausos para la Reina, la primera que hizo entrada en el teatro, para los Príncipes, a su llegada, y para el Rey, cuando el presidente de la Fundación, Matías Rodríguez Inciarte, pidió a Doña Sofía que hiciera llegar su lealtad y respeto a Don Juan Carlos.

Ejemplo y capacidad de sacrificio

Tras la intervención de los galardonados y la entrega de los premios, el Heredero de la Corona tomó la palabra, glosó la figura de cada uno de los reconocidos y, al final de su largo discurso, hizo una profunda reflexión sobre España. Don Felipe empezó con un recuerdo a la «lección de coraje y solidaridad» que a finales de julio pasdo dio el barrio de Angrois a todos los españoles, cuando sus vecinos bajaron de inmediato a las vías del tren para ayudar a las víctimas del accidente ferroviario.

El Príncipe convirtió el ejemplo de este pequeño pueblo gallego en «una referencia, un estímulo, para hacer frente al pesimismo, la frustración o la desconfianza que afectan a muchos españoles». «Me gustaría animal a que todos ayudemos a susperar –y sé que no es fácil– ese estado de ánimo», dijo. «Lo que de verdad necesitamos es recuperar la ilusión y la confianza que fundamenta cualquier éxito».

También recordó el Príncipe que «el activo más sólido» con el que cuenta España es «nuestra gente». «Los hombres y mujeres de España han hecho frente con gran coraje a la adversidad y han mostrado una capacidad de sacrificio fuera de toda duda». «Son millones los españoles que cada día batallan para salir adelante con honestidad, con esfuerzo, con valentía y con humildad. Ellos son los que reamente hacen de España una gran Nación que vale la pena vivir, y querer, y por la que merece la pena luchar».

Don Felipe destacó la solidaridad que están mostrando muchos españoles: unos, como jóvenes voluntarios y otros, los más mayores, «que están dando un gran ejemplo de generosidad al compartir con os más jóvenes los esfuerzos de una vida llena de sacrificios». «No estamos en la España que entristeció a Unamuno, en la que vive cada cual solo entre los demás». Ni tampoco, agregó, ante «un pesimismo insuperable, como en otras épocas de nuestra historia».

Mensaje positivo de integración

Sin mencionar expresamente a Cataluña, Don Felipe transmitió un mensaje positivo de integración: «Creo firmemente que entre nosotros están muy presentes los sentimientos fraternales generados a lo largo de muchos siglos de convivencia; de compartir profundos vícnulos familiares e históricos, tantas emociones sufridas o disfrutadas colectivamente, juntos». El Heredero de la Corona llamó a «preservar y alimentar» los sentimientos de respeto, estima, afecto y amistad «que nos han dado forma» y hacerlo «siempre y en todo momento, por encima de las tensiones, de las discrepancias y los desencuentros». Defendió una España con democracia y libertad que rechaza la violencia y la intolerancia y que «ha sido capaz de integrar en su seno a personas de diferentes religiones, lenguas y costumbres».

Recordó que España es «una Nación que han construido millones y millones de ciudadanos a lo largo de los siglos y que hoy, todos juntos, en un proyecto compartido, tenemos la responsabilidad de continuar, en una gran tarea siempre inacabada. Una Nación que nunca ha claudicado frente a la adversidad ni ha renunciado a ningún sueño»

Principios éticos e integridad

No obstante, el Príncipe también lanzó una seria advertencia y recordó que «la sociedad exige una reflexión rigurosa para nunca más volver a caer en errores y excesos inadmisibles, con la firme aspiración de construir un futuro basado en el rigor, la seriedad, el esfuerzo y la honradez». Un futuro que, según Don Felipe, debe ser «solidario y con principios éticos firmes, en el que la integridad inspire nuestras vida colectiva y la gestión de nuestros recursos». «Tenemos muchas razones para sobreponernos a la adversidad», concluyó.

Para terminar su intervención, Don Felipe volvió a recurrir al «ejemplo de grandeza y dignidad de los ciudadanos de un pequeño pueblo de Galicia –un gran pueblo ejemplar de España–». Este ejemplo y la obra de los premiados, dijo, «nos reconfortan y nos animan. Nos dan confianza, nos invitan al optimismo y a la esperanza; nos hacen ver que hacer las cosas bien es el camino para hacer un mundo y una España mejor».


viernes, 25 de octubre de 2013

Una foto para la Historia



El Mundo

La Casa Real británica divulgó esta noche una foto histórica, en la que aparece la reina Isabel II, de 87 años, junto a tres futuros reyes de Inglaterra: su hijo Carlos, su nieto Guillermo y su bisnieto Jorge.

La imagen oficial fue tomada por Jason Bell, un conocido fotógrafo de famosos, durante el bautizo del príncipe Jorge, de tres meses de edad y tercero en la línea de sucesión de la corona británica, pero no ha sido divulgada hasta esta noche.

En total el Palacio de Buckingham difundió cuatro fotografías del bautizo, en las que aparecen tanto la familia real como los Middleton, familia de la duquesa de Cambridge, Catalina, madre del niño y esposa del príncipe Guillermo.

En una de las fotos, aguardada con expectación en el Reino Unido por ser histórica, aparece sentada la Reina, mientras permanecen en pie su heredero Carlos y su nieto, éste último con su hijo en brazos, todos ellos sonrientes.

El pequeño va ataviado con una réplica del faldón de encaje del que portó la princesa real Victoria, hija de la reina Victoria, en su bautizo en 1841, mientras la soberana viste de traje azul y pamela a juego y los dos adultos portan traje.

Es la primera foto en la que aparecen cuatro generaciones de la familia real británica en casi 120 años, desde la que fue tomada en 1894 durante el bautizo del que después fue el rey Eduardo VIII.

En aquella instantánea aparecían en el centro de la imagen el bebé (Eduardo VIII) junto a su padre, el que sería después rey Jorge V; su abuelo, el futuro Eduardo VII, y su bisabuela, la anciana reina Victoria, mirándolo fijamente. Otra imagen de ese día recuerda a la foto difundida esta noche, pues aparecen los dos herederos de la reina Victoria de pie mientras la soberana está sentada, en esa ocasión con el bebé en brazos.

Además, esta noche se ha divulgado otra foto de los duques de Cambridge sentados con su hijo entre ellos, con los brazos abiertos, mientras ellos sonríen.

En una tercera instantánea aparecen la Reina sentada junto a los duques de Cambridge y su hijo, mientras de pie posan el marido de la soberana, el duque de Edimburgo, de 92 años; Carlos y su esposa Camilla y el príncipe Enrique, hermano pequeño de Guillermo.



Finalmente en una fotografía más numerosa se retrata a la familia real a un lado y, a otro, los Middleton, todos muy sonrientes y de pie, mientras permanecen sentados Isabel II, el príncipe Guillermo y Catalina, esta última con el bebé Jorge en brazos.

jueves, 24 de octubre de 2013

El Príncipe Carlos portada de Time

[foto de la noticia]

El Mundo

Un día después del bautismo del príncipe Jorge, su abuelo Carlos reclama un mínimo de atención. La revista Time le dedica su última portada ("El príncipe olvidado") y brinda una entrevista exclusiva, en la que confiesa que no pierde la paciencia y que disfruta de su labor como primero en la línea de sucesión, a falta de días para cumplir los 65.

La revista Time ofrece también entrevistas con cincuenta personas del círculo de amistades del príncipe Carlos, incluida la actriz Emma Thompson, que se deshace en elogios: "Es mentira que sea un hombre aburrido. Bailar con él es mejor que el sexo".

"No desespero por llegar a ser rey", asegura el príncipe Carlos en una charla abierta con Time, en su retiro de las Tierras Altas de Escocia. "Mi situación actual me permite trabajar por mejorar la vida de la gente en Gran Bretaña", declara el heredero de la corona, en referencia directa a su labor por el medio ambiente y por la educación a través de The Prince's Charities (que recauda al año más de 120 millones de euros).

Temor a las 'tristes obligaciones'

Carlos no oculta su temor de que la corona le obligue a dejar de lado sus pasiones y su vida se convierta en una serie de "tristes obligaciones" como las que jalonan los días de su madre, la reina Isabel II, a sus 82 años. "He tenido una sensación extraordinaria durante años y más años", confiesa. "Lo que me ha movido siempre son las ganas de ayudar y hacer mejor las cosas".

"Nos mantenemos ocupados trabajando y pensando en las oportunidades de las próximas generaciones", agrega Carlos, haciendo copartícipe de la "espera" a Camila de Cornualles. "Tenemos que conectar los puntos para reconocer el daño que le estamos causando al medio ambiente, teniendo en cuenta que el nuestro es el único planeta que conocemos donde es posible la vida".

A Camila se refiere como "mi maravillosa esposa", y reconoce que la llegada del príncipe Jorge le ha obligado más que nunca a pensar en el futuro: "Hasta ahora me preocupaba por los nietos de los demás, porque de eso se trata. Tenemos que tener una visión a largo plazo para entender realmente donde estamos".

Más popular

Un mes antes de su viaje simbólico a la cumbre de la Commonwealth en Sri Lanka, donde reemplazará por primera vez a Isabel II, la popularidad de Carlos va en ascenso, aunque la mayoría de los británicos preferirían como heredero al príncipe Guillermo, auténtica "joya" de la Corona.

La apertura de un comité parlamentario para examinar si Carlos paga lo que le corresponde de impuestos (el año pasado facturó 22 millones de euros y su hacienda, el Ducado de Cornualles, está valorada en 800 millones) ha hecho también mella en su reputación como adalid de causas sociales y ecológicas.

El perfil del príncipe a través de sus 50 conocidos, está "lleno de contradicciones", según escribe Catherine Mayer en 'Time', que ofrece una atinada descripción de Carlos de una memorable frase: "Comprometido y distante, indulgente y desvalido, el príncipe es un pináculo radical en el esclerótico 'establishment' de Gran Bretaña, rodeado siempre de gente, pero tantas veces profundamente solo".

Daily Telegraph

miércoles, 23 de octubre de 2013

Bautizo del Príncipe Jorge de Cambridge

Un bautizo íntimo con solo 22 invitados para el Príncipe Jorge de Cambridge

ABC

Los duques de Cambridge han apuntalado su estilo discreto y renovado y su apuesta por la intimidad durante el bautizo de su primer hijo, el Príncipe de Cambridge, este mediodía en Londres. Solo 22 invitados han participado en una ceremonia de unos 45 minutos en la capilla real del Palacio de St. James.

Además de la Reina y su marido el duque de Edimburgo, la Familia Real ha estado representada por el Príncipe Carlos y la duquesa de Cornualles, abuelos del homenajeado, y por su tío el príncipe Enrique, que esta vez no ha sido acompañado por su actual pareja, Cressida Bonas. Otros familiares como la Princesa Ana o la duquesa de Wessex no han estado presentes. También han acudido solos Pippa y James Middleton, hermanos de la duquesa Catalina, junto a sus padres.

El resto de asistentes eran amigos íntimos de los duques y sus familias a los que han elegido como padrinos para su primer hijo. Siete personas, en lugar de seis, como solía ser la norma. De los siete elegidos, seis han acudido con sus parejas. Entre los padrinos de la criatura figuraban Julia Samuel, amiga íntima de Diana de Gales, y el secretario privado de los Duques y del Príncipe Enrique desde 2005 hasta 2012, Jamie Lowther.

Los demás padrinos pertenecen al círculo más íntimo de amigos de los duques de Cambridge. Oliver Baker fue compañero del hijo mayor de Diana de Gales y de su esposa en la Universidad de St. Andrews. Emilia Jardine fue amiga de Catalina desde la facultad de Marlborough. Y William van Custem es amigo del príncipe Guillermo desde la infancia, al igual que el conde de Grosvernor (hijo del Duque de Westminster). Finalmente, Zara Phillips será la única persona de la Familia Real elegida entre los padrinos y madrinas del pequeño Jorge Alejandro Luis.

Solo un fotógrafo y un periodista en la puerta

En este clima de intimidad, la ceremonia ha sido oficiada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en el Palacio de St. James, y no en Buckingham, donde solían celebrarse los bautizos reales. La capilla real, construida en estilo Tudor por orden de Enrique VIII sobre un antiguo hospital, fue el escenario de la boda de la Reina Victoria con el Príncipe Alberto en 1840, y albergó los restos de Lady Di antes de su funeral en la abadía de Westminster en 1999.

El arzobispo de Canterbury, cabeza de la iglesia anglicana, ha sido asistido en el sacramento por el deán de la capilla, Richard Chartres, y el subdeán, William Scott. Los tres han recibido uno a uno a los invitados, hasta la llegada de la Reina unos minutos antes de las tres de la tarde (las cuatro en la Península). El Príncipe Jorge ha esperado también a la soberana en la entrada de la capilla en brazos de su padre. Estaba serio y relajado, vestido con una réplica del faldón de seda blanco que llevó la hija mayor de la reina Victoria, la princesa Victoria, en su bautizo en 1841.

Más de 60 bebés reales se han vestido con el original para el sacramento del bautizo. Demasiado frágil ya, fue utilizado por última vez en el bautizo de una hija de la condesa de Wessex en 2004. Tras los saludos de rigor de hijos y nietos a Isabel II y su marido –Enrique y Guillermo inclinando la cabeza ante su abuela, y la duquesa Catalina con la reverencia que marca el protocolo–, la familia ha pasado al interior de la capilla para bautizar al bebé en la fe anglicana con agua del río Jordán.

Durante la ceremonia, Pippa Middleton y el príncipe Enrique han leído textos del Evangelio de San Lucas y el de San Juan respectivamente, mientras que el coro de la capilla, que ya cantó en la boda de los duques, ha recuperado un himno escrito para el bautizo del Príncipe Guillermo, el 4 de agosto de 1982. Entonces, sus padres invitaron a toda la Familia Real y a varios representantes de la realeza europea. En total, en el bautizo del duque de Cambridge hubo 60 invitados.

El listado de padrinos y madrinas del hijo mayor de Carlos y Diana da cuenta también de las enormes diferencias de estilo entre las dos épocas, y del sutil proceso de modernización de la monarquía que han traído los duques de Cambridge. Sus padres eligieron al rey Constantino de Grecia, a lord Romsey, nieto del fallecido Lord Louis Mountbatten (el tío del duque de Edimburgo asesinado por el IRA en 1979), Sir Laurens va der Post, un explorador sudafricano, la princesa Alexandra, prima de la Reina, la duquesa de Westminster y Lady Susan Hussey, primera dama de compañía de la Reina

La discreción ha sido la norma. Solo un fotógrafo y un redactor de agencia han podido cubrir el evento desde la entrada. fotógrafo de «celebrities» elegido por los duques Las imágenes oficiales serán obra de Jason Bell, el de Cambridge, en un detalle más de separación con respecto a las tradiciones palaciegas. Se espera que las fotos oficiales sean distribuidas este jueves.

La ocasión propiciará una instantánea histórica, de notable gravedad dinástica si se compara con los retratos de Johnny Depp, Paul McCartney, Kate Winslett, Courtney Love o Kate Perry realizados hasta la fecha por el fotógrafo británico, de 44 años. Por primera vez desde el bautizo de un biznieto de la Reina Victoria en 1894, Bell tendrá la misión de retratar a una reina con tres herederos directos al trono. Dada la solemnidad de la ocasión, y las dificultades propias de hacer fotos en un bautizo de un bebé, se cree que Bell ha pasado toda la mañana preparando la sesión.

Té, tarta y fotos en Clarence House

Las fotos se tomarán en Clarence House, la residencia oficial del Príncipe Carlos contigua al Palacio de St. James, con el que comparte los jardines. Allí, los asistentes han sido invitados a un té con tarta por los padres del Príncipe Jorge quien, si reina algún día, será cabeza formal de la Iglesia de Inglaterra y «defensor de la fe» por obligación contractual. La tarta ocupará un tercio del tamaño de la utlizada en la boda de los duques de Cambridge, según ha trascendido.

La Reina Isabel II posará aquí con su hijo Carlos, el príncipe Guillermo y el pequeño Jorge, al igual que la Reina Victoria posó con el Príncipe de Gales (y futuro Eduardo VII), su hijo el futuro Jorge V, y el pequeño Príncipe Eduardo, quien reinó brevemente en 1936 como Eduardo VIII antes de abdicar en menos de un año en su hermano, Jorge VI, padre de la actual soberana.

sábado, 12 de octubre de 2013

El Príncipe preside el desfile y la Reina, la recepción en el Palacio Real

Los Príncipes presiden el desfile

ABC

El Príncipe de Asturias preside hoy por primera vez el desfile militar de la Fiesta Nacional, que será aún más austero que los años anteriores, con un presupuesto de 823.000 euros (un 16% menos que en 2012).

Hoy también será el primer 12 de octubre quelos Reyes no presidan la parada, a la que tampoco asistirá la Infanta Doña Elena. La ausencia de Don Juan Carlos, por prescripción facultativa tras su última operación, y la de Doña Sofía, por razones protocolarias, llevará a ajustar los honores militares, que son más breves para el Heredero de la Corona que para los Reyes.

Entre otras novedades, las banderas no responderán hoy al saludo castrense del Príncipe, ya que sólo lo hacen ante el Monarca; la Guardia Real llevará el guión del Heredero de la Corona y el himno nacional se interpretará en formato breve: 27 segundos, en lugar de los 52 de la versión completa. Tras la parada y los homenajes a la bandera y a los que dieron su vida por España, la Patrulla Águila dibujará en el cielo la bandera.

Acompañarán a los Príncipes los presidentes del Gobierno, del Congreso, del Senado y de una decena de Comunidades, entre otras autoridades. Una vez terminado el desfile, todos ellos se desplazarán al Palacio Real, donde se ofrecerá la tradicional recepción a un millar de invitados en representación de los distintos sectores de la sociedad. En Palacio será la Reina la que encabece la línea de saludo a un restringido grupo de autoridades, acompañada por los Príncipes y la Infanta Doña Elena.

Crónica de la jornada