viernes, 29 de diciembre de 2006

La Monarquía y la Transición: el éxito de la reforma

Por Manuel Álvarez Tardío

Los españoles, por lo que sabemos gracias a las encuestas del CIS, tienen y han tenido a lo largo de estos últimos veinticinco años, una opinión muy positiva sobre la Transición a la democracia. (El 86 por ciento consideraba, en el año 2000, que la manera en que se llevó a cabo la Transición «constituye un motivo de orgullo».) Y son conscientes, además, del papel desempeñado en ese proceso por la Monarquía, institución que siguen valorando, asimismo, de forma muy positiva. (En esa misma encuesta del año 2000 el Rey era, de hecho, el que recibía una puntuación más alta en cuanto al grado de contribución al éxito de la Transición, por encima de actores como el «movimiento obrero», los medios de comunicación o los intelectuales.)
Que la Transición merezca ese juicio cabe atribuirlo, entre otros factores, a una amplia conciencia de la misma como un proceso que permitió conjurar los fantasmas del pasado. Ya antes de la muerte de Franco, los sondeos indicaban que una mayoría de los españoles deseaba la instauración de un régimen que reconociera y amparara el pluralismo político, pero siempre y cuando el cambio se condujera sin menoscabo del orden y la paz, esto es, sin riesgo de una nueva guerra civil. Se mostraban, así, sensatamente conservadores de su nuevo grado de bienestar y desarrollo alcanzado desde principios de los años sesenta en adelante. Detestaban la dictadura, pero comprendían que la guerra había venido precedida de un proceso de democratización fracasado y preñado de exclusivismo.
Al igual que ellos, también dentro del régimen franquista, una nueva generación de políticos nacidos durante o después de la guerra civil, habían comprendido, a diferencia de los tecnócratas, que los logros de la dictadura en materia de reformas económicas y administrativas, lejos de debilitar el anhelo de libertad, lo habían acentuado, si bien dentro de esas prevenciones conservadoras. Ellos mismos habían cobrado conciencia de que el camino a recorrer después de Franco no pasaba, como en su día diseñaran López Rodó y Carrero Blanco, por el establecimiento de una democracia controlada o limitada y una monarquía con amplios poderes. Por el contrario, la dictadura debía dejar paso a una democracia en la que todos tuvieran sitio. Y para eso, paradójicamente, los planes de los tecnócratas podían ser de suma utilidad. Es decir, había que aprovechar las oportunidades que había abierto la designación del Príncipe Juan Carlos como Heredero y los poderes que le atribuía la Ley Orgánica, para que, lejos de convertirle en la máxima autoridad de un régimen postfranquista sin Franco, fuera el Rey de todos los españoles. La Transición a la democracia podría arrancar, por tanto, sin ser precedida de una ruptura brusca con la legalidad vigente; para, desde ahí, hacer posible un camino, con elecciones democráticas incluidas, que atrajera al nuevo sistema a la oposición. Esa sería, de hecho, la gran aportación de la Ley para la Reforma Política y de cuantos participaron en su gestación y defensa ante las Cortes.
Lo que esa nueva generación de políticos del régimen postuló fue, no la reforma del sistema para asegurar la continuidad, como le hubiera gustado al almirante Carrero, sino la reforma para abrir un camino a la democracia que, a diferencia de lo ocurrido en 1931, no excluyera a un porcentaje elevado de españoles, en este caso, a quienes, sin ser ultras del franquismo y deseando homologar la política española a la occidental, tampoco deseaban que el final de la dictadura implicara una vuelta a 1936 ni a la legitimidad republicana. Si además, esa reforma para llegar a la democracia plena, conseguía atraerse a la oposición, en la medida en que ésta renunciara a la ruptura no pactada y confiara en la buena voluntad de los reformistas, el inmenso éxito del proceso radicaría en haber sido capaces de poner en marcha unas Cortes constituyentes en las que estuviera representado todo el país. En definitiva, un parlamento en el que fuera obligada una amplia transacción en la elaboración de las reglas del juego.
El camino fue, por tanto, el de la reforma; pero una reforma -conviene recordarlo en estos tiempos en los que se oyen tantas barbaridades- pactada con la oposición, tan pactada que, incluso desde antes de que ésta abandonara oficialmente el discurso de la ruptura ya se habían negociado con ella cuestiones tan sustanciales como determinados aspectos de la misma Ley para la Reforma Política. Así, la exclusión de la ruptura a la vez que la transacción fueron los dos pilares que aseguraron, incluso en condiciones ciertamente adversas, el éxito del proceso. Y eso lo entendió muy bien quien tenía en sus manos, desde el día 21 de noviembre de 1975, la máxima autoridad del país. En ese sentido, sin la firme voluntad reformista del Rey nada hubiera sido como fue.
Don Juan Carlos compartía con esa nueva generación partidaria de la reforma, a la que él mismo pertenecía, ese afán de llegar a una democracia de todos. Sabía, además, porque así se lo explicó en varias ocasiones Torcuato Fernández Miranda, que ese trayecto podía recorrerse partiendo de la legislación vigente. Él podía, como de hecho ocurrió, aprovechar ese fuerte poder que había heredado -además del mando supremo de los ejércitos e importantes poderes simbólicos, en virtud de la Ley Orgánica contaba con un amplio poder ejecutivo y podía nombrar y cesar al presidente del gobierno; sin su beneplácito, además, no se podía poner en marcha ninguna reforma constitucional- para asegurar la lealtad de sectores del régimen tan imprevisibles como el ejército. A la vez que, por otra parte, suplía el déficit de legitimidad democrática mediante un trabajo de persuasión de la oposición, a la que debía convencer de que su autoridad sería, no una garantía de la continuidad, sino la llave de una monarquía parlamentaria.
Sólo dentro de esas claves puede apreciarse la riqueza de matices que tuvieron todos sus discursos más relevantes, incluido el primero ante las Cortes tras la muerte del dictador, donde afirmó, significativamente, que guardaría y haría guardar las leyes, pero «teniendo por norte la justicia y sabiendo que el servicio del pueblo es el fin que justifica toda mi función.»
El Rey heredó, ciertamente, una parte muy sustantiva de los poderes que había detentado Franco, aunque no todos. Si la Transición tuvo éxito se debió, en gran medida, a una utilización profundamente meditada y prudente de los mismos, cuando no al puro y simple estado de hibernación de una parte sustantiva de aquellos. Como correspondía a un poder moderador bien entendido, si de lo que se trataba era de hacer una democracia que no excluyera a quienes la dictadura había relegado a la clandestinidad, se trataba tanto o más de promover la formación de un gobierno, el primero de Adolfo Suárez, que no siendo democrático, supiera ser el gobierno para la democracia.
El Rey supo, así, cerrar con su autoridad la puerta del continuismo, sin por ello excluir del camino de lareforma a quienes postulaban el respeto del pluralismo y la libertad aun viniendo de dentro del régimen. Lo que los españoles respaldaron al aprobar por una amplísima mayoría, primero la Ley para la Reforma Política y más tarde la Constitución, fue también la legitimidad de una Monarquía que había comprendido que debía usar sabiamente su autoridad para quedarse sin poder ejecutivo, esto es, para hacer posible que la única soberanía de la nueva democracia fuera la del pueblo español. El Rey, como casi todos los españoles, había aprendido del pasado. Aquello sí era, en verdad, buena memoria y, desde luego, una buena lección de Historia e ingeniería política.

martes, 26 de diciembre de 2006

El Rey y el impulso de la Transición

ABC

UN año más, Su Majestad el Rey ha dirigido a los españoles el tradicional mensaje de Nochebuena con las palabras adecuadas que corresponden al ejercicio ejemplar de sus funciones. La Corona simboliza la unidad y permanencia del Estado, y su titular es árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones. Como es habitual, Don Juan Carlos habla a los ciudadanos desde la gravedad y la mesura propias de su condición, pero también con el afecto y la cercanía personal que distinguen al Monarca en su contacto permanente con la sociedad. Este ha sido un año importante para la Corona. El anuncio de que los Príncipes de Asturias serán padres por segunda vez ha devuelto al primer plano el debate sobre la reforma constitucional, si bien el hecho de que la próxima Infanta será una niña evita las urgencias a la hora de modificar el artículo 57. Existe un acuerdo pleno entre los partidos políticos y una sólida convicción social sobre la igualdad entre el varón y la mujer. Tanto el procedimiento como el contenido de la reforma están muy claros según los criterios jurídicos más rigurosos, de manera que sólo falta encontrar el momento oportuno en términos políticos para desarrollar el complejo mecanismo del artículo 168. En todo caso, ningún debate artificial puede empañar la profunda sintonía entre la Corona y los españoles.
Don Juan Carlos desempeñó un papel determinante en la Transición. Así lo reconocen la historia y la opinión pública, a pesar de algunos intentos poco afortunados de diluir su protagonismo. La declaración del Congreso de los Diputados con motivo del aniversario del 23-F fue un error reconocido por unos y mantenido por otros al servicio de estrategias partidistas que sólo favorecen a los radicales. Los españoles saben muy bien a quién se debe el impulso decisivo para esta larga etapa de éxito colectivo. Como bien dijo el Monarca en su mensaje de Nochebuena, esa voluntad de consenso que hizo posible la Transición es el fundamento del éxito de una Constitución «de todos y para todos». Con su precisión habitual, Don Juan Carlos recordó una idea capital: «España es una gran nación de la que todos podemos sentirnos orgullosos». Sin apartarse ni un milímetro de sus funciones constitucionales, son muy significativas las referencias a la reconciliación, la concordia y la generosidad, a la necesidad de «concentrarnos en todo aquello que nos une», y a «sosegar» la vida política. Palabras muy certeras, sin duda, en estos tiempos de falso revisionismo histórico y de exaltación de las diferencias menores sobre los acuerdos imprescindibles.
Así pues, la Constitución como «marco amplio y generoso que asegura la convivencia en libertad» ha sido una vez más el eje del mensaje real. En este contexto se insertan las menciones al «objetivo irrenunciable de poner fin al terrorismo», entre las que destacan la advertencia sobre la primacía del Estado de Derecho y el recuerdo afectuoso para las víctimas y sus familias. Son ideas que comparte una gran mayoría y que adquieren todo su sentido en el difícil momento presente. También son muy significativas las constantes apelaciones al éxito de España en los ámbitos económico, cultural e incluso deportivo, frente a quienes ponen en circulación la falacia de que el sistema vigente ha sido un fracaso. Don Juan Carlos ha tenido un recuerdo para quienes sufren la pobreza, la marginación o la exclusión social, poniendo como ejemplo positivo la reciente aprobación por unanimidad de la Ley de Dependencia. Mencionó también alguno de los problemas que preocupan de verdad a la gente, como la sanidad, la vivienda o la educación. Muy acertado ha sido igualmente el enfoque relativo a la inmigración: junto con el reconocimiento y la gratitud a quienes contribuyen con su esfuerzo a nuestro crecimiento, resaltaba la necesidad de luchar contra el tráfico de personas y la prioridad de los derechos humanos. Esta vez el Rey ha puesto especial énfasis en el medio ambiente y el desarrollo sostenible, y no ha faltado, como todos los años, el recuerdo a la misión de nuestros soldados en el exterior. Un mensaje, en fin, que refleja la singular capacidad del Monarca para hacer suya la sensibilidad de la inmensa mayoría de los españoles.

lunes, 25 de diciembre de 2006

Isabel II pide en Navidad un mayor entendimiento entre jóvenes y mayores

Queen helps with nativity collage made by schoolchildren at Southwark Cathedral
 
La reina Isabel II de Inglaterra pidió hoy, en su tradicional mensaje de Navidad, un mayor entendimiento entre los jóvenes y los mayores para evitar las divisiones por edad que parece imponer la vida moderna.

'Las presiones de la vida moderna parecen a veces debilitar los vínculos que tradicionalmente nos han mantenido unidos en familias y comunidades', afirmó la Reina, en una alocución retransmitida a toda la nación por radio, televisión e Internet.

Según la Monarca, de 80 años, 'a medida que los niños crecen y desarrollan su propio sentido de confianza e independencia en el cambiante mundo tecnológico, existe siempre el peligro de que surja una verdadera división entre jóvenes y mayores basada en la falta de familiaridad, la ignorancia y la malinterpretación'.

Con un árbol navideño de fondo, Isabel II subrayó que 'Cristo propiamente pidió a sus discípulos que permitieran a los niños acercarse a él. Y San Pablo recordó a los padres que fuera amables con sus hijos, y a los hijos que fueran amables con sus padres'.

La Reina, que vistió para la ocasión un traje verde y lució un broche floral que le regalaron sus padres con motivo del nacimiento en 1948 de su primer hijo, el príncipe Carlos, heredero al trono, dio después un tono multiconfesional a la misma temática.

'La sabiduría y la experiencia de las grandes religiones habla de la necesidad de criar y guiar a los jóvenes y de animarles a respetar a los ancianos', dijo la Soberana, cuyo mensaje fue acompañado por primera vez de imágenes de musulmanes rezando en una mezquita.

'Si la gente mayor permanece más activa durante más tiempo, se multiplicarán los nuevos caminos para unir a jóvenes y mayores', concluyó la Reina, no sin antes desear 'una muy feliz Navidad a todos juntos'.

Como ejemplo de esa voluntad de tender puentes entre generaciones, el mensaje de la Reina se divulgó también en formato 'podcast' (programas de audio descargables en ordenadores o aparatos portátiles desde Internet).

Isabel II, que asistió hoy con su familia a la tradicional misa navideña que cada año se oficia en la iglesia de la finca real de Sandringham (sureste de Inglaterra), ya envió este domingo por radio un mensaje navideño a las Fuerzas Armadas del Reino Unido.

La Reina elogió especialmente el coraje de las tropas británicas desplegadas en Irak y Afganistán, al reconocer el 'gran riesgo personal' que corren los militares movilizados en esos países.

Terra Actualidad - EFE
 
 
 

Mensaje de Navidad del Rey

El Rey, en su Mensaje de Navidad , ha pedido a los partidos que sosieguen la vida política y trabajen "con espíritu integrador", y ha recordado el "deber y la responsabilidad" que instituciones y fuerzas democráticas tienen para, "juntos", poner fin al terrorismo, "dentro del pleno respeto a nuestra Constitución".
Entre los constantes llamamientos a la unidad y al consenso, "fundamento de nuestros principales logros", don Juan Carlos se ha dirigido a los españoles en los momentos previos a la gran celebración familiar de la Nochebuena para, como el año pasado, recordarles que "somos una gran Nación", de la que "todos podemos sentirnos orgullosos".
Referencias a la Constitución
Como ha hecho durante el año que ahora finaliza en muchas de sus intervenciones públicas, el Rey ha vuelto a hablar esta noche de la Constitución, "de todos y para todos", y ha aprovechado la ocasión para tratar otros asuntos de actualidad, como la inmigración ilegal, el urbanismo, la educación, los problemas de la juventud o la defensa del medioambiente.
El Rey ha pedido "una vez más" a instituciones y partidos políticos que "contribuyan, mediante el más amplio consenso, a asegurar la mejor solución a las principales preocupaciones de los ciudadanos", siempre desde el marco de la Constitución. Es el momento de "redoblar esfuerzos, desde el respeto mutuo, con un diálogo sincero y responsable", porque es lo que "la gran mayoría" de los ciudadanos esperan. El futuro de España merece "una dedicación diaria por parte de todos y cada uno de nosotros. Soseguemos -ha reclacado- la vida política y trabajemos con espíritu integrador".
Según ha explicado el Monarca, la Constitución ofrece a tal fin un marco "amplio y generoso", pues "asegura la convivencia en libertad de todos los españoles, el pleno ejercicio de nuestros derechos y la pacífica defensa de cualquier opción política". Una Constitución que es "garantía de armónica convivencia" y que "debe ser correspondida con el respeto a sus reglas como expresión de la voluntad popular".
El fin del terrorismo como "objetivo irrenunciable"
En ese marco democrático la "única" respuesta a la extorsión, la coacción y la violencia "es la que resulta de la primacía de la Ley y del Estado de Derecho". Don Juan Carlos ha hablado del "objetivo irrenunciable" de poner fin al terrorismo, "dentro del pleno respeto" a la Constitución. Ha recordado que todos, instituciones y partidos políticos democráticos, "tenemos el deber y la responsabilidad de lograr la unidad y la cohesión para desplegar todos los esfuerzos" que permitan alcanzar "juntos" este fin.
El Rey ha tenido un recuerdo para las víctimas de "la profunda crueldad" del terrorismo, a las que "debemos nuestro respeto, afecto, apoyo y solidaridad".
Modernización si precedentes
Al iniciar su Mensaje de Navidad, y de cara al Nuevo Año, el monarca ha advertido de la necesidad de tomar conciencia "de lo mucho que juntos hemos avanzado" en las últimas décadas y "del enorme potencial que, trabajando unidos, España encierra para nuestro futuro"."Nunca habíamos conseguido recorrer un periodo tan largo e intenso de paz, estabilidad, progreso y bienestar, en democracia y libertad. Unidos, hemos alcanzado una modernización sin precedentes en nuestra Historia".
Para el Rey, las "claves" que explican la modernización de España están en la "reconciliación, la concordia, la generosidad y la común voluntad de construir una España democrática, moderna, unida y respetuosa de su rica diversidad". Todo ello en torno a una Constitución "de todos y para todos", producto del "más amplio consenso entre los españoles", que ya en su día, hace casi tres décadas, hizo posible la Transición.
Plena confianza en el futuro
El Rey ha mostrado su "plena confianza" en el futuro de España, porque t"engo confianza en todos los españoles, y en cada uno de nuestros pueblos, ciudades y Comunidades Autónomas".
"Sigamos adelante. Con orgullo y autoestima, sin caer en el desánimo y, menos aún, en la indiferencia", ha afirmado el Rey. Don Juan Carlos ha animado a mostrarse "profundamente convencidos de nuestras posibilidades, respetuosos con nuestra diversidad, sin perder nunca las unidad que nos da la fuerza y la dimensión necesarias para el progreso".
En el "afán diario por construir juntos una España siempre mejor", nunca faltará el "impulso moderador e integrador" de la Corona, su "plena entrega y mejor voluntad de servicio" a los españoles. Tarea y dedicación que, como ha recordado el Rey, tienen en el Príncipe de Asturias "la mejor garantía de futuro.
 
 

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Felicitaciones de Navidad de la Casa Real

 
EFE

MADRID.- Los Reyes han mandado, como todos los años por estas fechas, su típica felicitación de Navidad. Se trata de la primera vez en muchos años que Don Juan Carlos y Doña Sofía no envían por estas fechas una fotografía de todos o parte de los miembros de la Familia Real para felicitar la Navidad.

Esta vez, después de la polémica fotografía del pasado año [Vea la imagen], los Reyes han decidido felicitar la Navidad con un paisaje nevado de los jardines de su residencia del Palacio de la Zarzuela, que fue tomada en el mes de febrero del año pasado, un día en que Madrid amaneció cubierto de nieve.

La tarjeta, firmada por Don Juan Carlos y Doña Sofía, incluye el texto tradicional de 'Feliz Navidad y Año Nuevo' y fue realizada por el fotógrafo oficial de la Casa del Rey, Santiago Borja.

Por su parte, los Príncipes de Asturias, que el pasado año enviaron una felicitación en la que aparecían ellos dos con su hija, nacida menos de dos meses antes, han decidido que sea la Infanta Leonor la protagonista de esta Navidad.

La primogénita de los Príncipes de Asturias aparece en la felicitación de pie junto a una chimenea, con adornos navideños, y coge sonriente una piña de una cesta.

La pequeña Leonor lleva un vestido de cuadros granates y blancos, con leotardos y zapatos a juego.

Sobre la chimenea hay velas, muñequitas y tres zapatos para los regalos de Papa Noel, dos rojos y uno más pequeño de color rosa, que el año que viene tendrá también su compañero, puesto que la próxima primavera Don Felipe y Doña Letizia serán padres por segunda vez de una niña.

lunes, 18 de diciembre de 2006

Letizia hace de reportera en un cómic de Marvel editado en EEUU

Primer plano del personaje inspirado en la princesa Letizia. Foto: MARVEL
 
MARTA PARREÑO
EL PERIÓDICO

Letizia es una princesa popular. La periodista que se convirtió en princesa ha vuelto a ejercer su profesión, pero esta vez como personaje de cómic. El dibujante Salvador Larroca, conocido por introducir numerosos guiños en sus viñetas, se ha inspirado en la esposa del príncipe Felipe para crear a uno de los personajes de su último trabajo, Newuniversal, para la editorial estadounidense Marvel.
Posiblemente el personaje basado en Letizia pasará desapercibido para los norteamericanos, pero los lectores españoles se darán cuenta de la semejanza cuando el cómic llegue aquí, a mediados del 2007.
La historieta, que en EEUU se puso a la venta el pasado día 6, es un remake de un cómic de los años 80 cuyo argumento parte de un gran cataclismo que dota con superpoderes a unos cuantos hombres elegidos.
No es la primera vez que aparece un personaje de la Familia Real en un cómic de Marvel. El año pasado, el dibujante Mike Mayhew quiso dotar al villano Magneto de una imagen regia y, para ello, utilizó una fotografía oficial de Juan Carlos sin pedir permiso al autor del retrato. El hecho hizo estallar la polémica y la editorial acabó pidiendo disculpas a la Casa Real por vestir al malvado personaje con el uniforme del Rey. "Los ilustradores de Marvel utilizan a menudo a gente real como referencia para inspirarse cuando dibujan sus personajes", dijo entonces un representante de la editorial.

ARTISTA REPUTADO
Larroca, el dibujante español que lleva más tiempo trabajando en Estados Unidos y que ha realizado series regulares para Los 4 fantásticos y X-Treme X-Men, metió a Torrente en el cómic Ultimate Elektra y a Los Lunnis en Spiderman.
Ahora le ha tocado a la princesa Letizia, que aparece vestida con una chaqueta azul con el mismo cuello chimenea que tenía el traje blanco que llevó a la Zarzuela el día en que Felipe le pidió la mano.Luego, por supuesto, se puso muy de moda.

domingo, 17 de diciembre de 2006

Leonor, una muñeca muy real

Estas navidades puede convertirse en la reina... de los escaparates. Se trata de una muñeca que se llama Leonor, que viste como la Infanta de España y que guarda un apreciable parecido con la hija de los Príncipes de Asturias, aunque sus fabricantes, la empresa alicantina Berenguer España, resalten que no pretenden reproducir al bebé más famoso del país y que todo obedece a «coincidencias».
La muñeca luce ya en los escaparates de las tiendas de juguetes con una aceptación «muy buena», hasta el punto de que algunos establecimientos han agotado la primera remesa de «leonores» en apenas dos semanas. Anunciada como «una muñeca muy real», esta Leonor de juguete «es de goma y silicona». «Viene con los ojitos cerrados de recién nacida, dormida, igual que cuando salió de la clínica Ruber hace poco más de un año. Trae jersey de punto y el mismo faldón blanco. Pesa unos dos kilos y medio y se venden cuatro tipos, variando únicamente la ropa; incluso hay un modelo que viene en albornoz», explica José Antonio Ruiz, propietario de «Mamá Pato», en Dos Hermanas (Sevilla), uno de los establecimientos en los que se puede adquirir la muñeca.
El precio es de 65,95 euros -unos seis euros menos si sólo va ataviada con body y gorrito-. «Entra en el canon de muñecos de alto precio por su exclusividad y porque está construido con materiales de primera calidad. En este caso, no llora ni se mueve porque generalmente se prefiere que los críos jueguen con su imaginación, pues suelen cansarse antes si el muñeco hace algo de manera repetida», apunta Ruiz. Pero no sólo en las jugueterías se encuentran productos que evocan a la Heredera del Trono español. Para aquellos que quieran llevarse a casa una réplica que reproduzca los rasgos exactos de la Infanta Leonor, internet ofrece ediciones limitadas, a partir de 29,90 euros, fuera de España, sobre todo en Alemania, para todos los gustos: engalanadas de bautizo, cubiertas con gorritos a rayas, acompañadas de peluches y con certificado de autenticidad en algunos casos. Pero, eso sí, es un mercado al margen de los conductos ordinarios y hay que pujar por ella en los portales de subastas, como eBay, donde se ofertan «Princesas Leonor» de elaboración artesana.
Un vendedor particular explicaba hace apenas unos días en el portal eBay España que su modelo -concebido según un molde de 2006 de Berenguer- había sido fabricado con un peso y tacto «casi real» gracias al material de vinilo «con silicona inyectada» empleado en sus brazos y piernas. Una muñeca hiperrealista que alcanza un precio de doscientos euros.

sábado, 16 de diciembre de 2006

El triunfo de la Reforma Política

TAL día como ayer hace 30 años el pueblo español volvió a ser soberano tras una sequía democrática de cuatro décadas. Con ilusión y esperanza, y ya sin la presión que ejercía la presencia de Franco, los españoles daban un abrumador respaldo en referéndum a la Ley para la Reforma Política impulsada por el Gobierno de Adolfo Suárez, con el importante aval del Rey. Con más del 75 por ciento de participación y el 94 por ciento de votos afirmativos, el resultado del referéndum había supuesto -como recogía el editorial de ABC del día siguiente- «una gran respuesta del pueblo». Y es que el pueblo fue en realidad el gran protagonista de aquel histórico día.
La Ley para la Reforma Política fue la herramienta que permitió el paso de una dictadura a una democracia al disolverse de manera implícita el régimen de Franco y abrir el camino a una convocatoria de elecciones libres, y más tarde a la elaboración de la Constitución. Un increíble logro del Ejecutivo de Suárez, que apenas contaba seis meses de mandato. De hecho, nadie en su sano juicio hubiera adivinado una hazaña de tal calibre al año de la muerte de Franco.
El articulado de la ley anunciaba profundos cambios para la sociedad española. Ya en su artículo 1, la ley hacía referencia clara al concepto de soberanía popular, a los derechos fundamentales de los ciudadanos y al poder legislativo de las Cortes, dejando al Rey la potestad de sancionar y promulgar las leyes. En su artículo 2, la ley fijaba las Cortes en dos Cámaras, el Congreso de los Diputados y el Senado, y constataba que los diputados (¡ya no procuradores!) serían elegidos por sufragio universal, directo y secreto de los españoles mayores de edad.
Tras la muerte del Caudillo, y para sorpresa de todos, el Rey confirmaba a Carlos Arias Navarro en la presidencia del Gobierno. El Monarca planeaba la modernización política, pero los cambios debían ser graduales y no dramáticos. La pieza clave para poner en marcha la reforma política fue su tutor, Torcuato Fernández-Miranda, quien sin embargo no contaba con el apoyo del «búnker». En un hábil trueque, el Monarca tuvo que renovar mandato a Arias para conseguir que Fernández-Miranda ocupara la presidencia de las Cortes, puesto estratégico para la composición de una próxima terna presidencial.
La segunda presidencia de Arias fue, en boca del Rey, «un desastre sin paliativos». Aunque logró llevar a la práctica algunas tímidas reformas, la ineficacia de su programa empujaba a gentes vinculadas al régimen a pasarse a la orilla opositora. El 1 de julio el Monarca pedía la dimisión a Arias y dos días más tarde -tras una impecable actuación de Fernández-Miranda- Adolfo Suárez era nombrado presidente del Gobierno.
Su nombramiento fue recibido con verdadero estupor dentro y fuera del país. Titulares como «El Apagón» o «Qué error, qué inmenso error», escritos curiosamente por sus futuros colaboradores, reflejaban el desconcierto entre la población. Suárez era visto como un franquista más que ni siquiera se había significado en el sector reformista. Sin embargo, su pronta actuación iba a sorprender a todos. La presión para evitar la victoria de la opción rupturista defendida por la oposición aceleró la propuesta de reforma por parte del Gobierno, que finalmente adoptó la fórmula conocida como «ruptura pactada». A saber, una posición intermedia entre ruptura y reforma que garantizara el cambio de régimen sin traumas y respetando la legalidad vigente.
Tras la presentación del nuevo Ejecutivo, Suárez hizo públicos sus planes para el futuro inmediato. Estos incluían: reuniones con representantes de todas las ideologías políticas del país; una amnistía para presos políticos (sin incluir a los terroristas de ETA); y la convocatoria de elecciones generales antes del 30 de junio de 1977. Ahora bien, el Gobierno debía consultar en referéndum a la población acerca de la reforma constitucional. Sólo tras un resultado positivo serían posibles unas elecciones democráticas.
La oposición no tenía tiempo de respirar. Uno de sus representantes llegó a decir que por primera vez en cuarenta años, la oposición había perdido la iniciativa. «De seguir así, el Gobierno nos va a dar una sorpresa». Y vaya si la dio.
El 8 de octubre, el Consejo Nacional del Movimiento, defensor de las virtudes y la legalidad de la dictadura de Franco, aprobaba la propuesta del Gobierno. Sin embargo, dicho apoyo no era vinculante, por lo que la ley debía ser aprobada por las Cortes franquistas. De Adolfo Suárez a Torcuato Fernández-Miranda, pasando por Manuel Gutiérrez Mellado, Miguel Primo de Rivera y Fernando Suárez, entre otros, fueron muchos los que se volcaron en la ímproba tarea de convencer a los procuradores franquistas de la importancia de votar a favor la ley. O, en otras palabras: «De hacerse el harakiri». Tras dos días de intenso debate, el 18 de noviembre las Cortes aprobaban la Ley para la Reforma Política con 425 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones. Faltaba la opinión del pueblo.
La propuesta gubernamental se tropezó con una férrea resistencia de algunos grupos opositores. Felipe González presentó incluso una resolución al Parlamento Europeo en la que solicitaba, sin suerte, su apoyo en la batalla de la oposición democrática contra la ley. Su llamada al abstencionismo tampoco surtió el efecto deseado en España.
El éxito del referéndum ponía de manifiesto el deseo de los españoles de poner punto final a una larga dictadura y abrir el camino a la democracia. Sin duda, como finalizaba el citado editorial de ABC, «el referéndum lo ganamos todos. Incluso los que pensaban haberlo perdido».

jueves, 14 de diciembre de 2006

La investigación concluye que la muerte de Diana fue "un trágico accidente"

La princesa Diana en Roma, en julio de 1997.
 
· El ex comisario John Stevens asegura que las alegaciones de que hubo un complot para asesinar a la pareja "son infundadas"
· El chófer, que también perdió la vida, conducía a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol
 
Londres. (EFE).- El ex comisario jefe de Scotland Yard John Stevens, a cargo de la investigación policial británica sobre la muerte de Diana y su novio, Dodi Al Fayed, aseguró que ésta se debió a un trágico accidente y que las alegaciones de que hubo un complot para asesinarles "son infundadas".

Tras tres años de pesquisas, el veterano policía presentó hoy sus conclusiones, en las que señala que la princesa no estaba embarazada cuando murió ni tampoco prometida para casarse con su amante, como se había especulado.

La ex esposa del príncipe Carlos, de 36 años, y su amante, de 42, fallecieron el 31 de agosto de 1997 al colisionar el automóvil "Mercedes" en el que viajaban contra una columna del túnel subterráneo del puente del Alma en París.

Stevens confirmó que el chófer de la pareja, Henri Paul, que también perdió la vida en el accidente, conducía a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol cuando el vehículo se estrelló.

En su informe de 832 páginas y que se publicará en internet, Stevens afirma que "no hay pruebas" que sostengan las teorías conspirativas, esgrimidas sobre todo por el padre de Dodi, Mohammed Al Fayed, de que el choque en que perdió la vida la pareja fue provocado. "Esto fue un trágico accidente. No hubo ninguna conspiración para matar a ninguno de los ocupantes del coche", aseguró el policía.

El multimillonario Al Fayed, dueño de los lujosos almacenes Harrods en Londres, siempre ha mantenido que el accidente fue el resultado de una conspiración de los poderes del Estado británico, con la participación del príncipe Felipe de Edimburgo, para impedir que Diana y su hijo se casaran.

Stevens subrayó que no hay pruebas que demuestren la implicación del esposo de la reina Isabel II ni tampoco de los servicios de espionaje británicos "MI6" en el suceso.

El ex comisario jefe, cuyo equipo ha interrogado a 400 personas, incluidos el príncipe de Edimburgo, el príncipe Carlos y mandos de los servicios secretos, dijo hoy que el objetivo de su pesquisa era averiguar "si había pruebas creíbles que sostuvieran las alegaciones de que hubo una conspiración para asesinar".

Stevens reconoció que, seguramente, las teorías conspirativas sobre el caso continuarán, ya que, como en otras pesquisas, hay preguntas que continúan sin respuesta. "Espero que todo el trabajo que hemos hecho y la divulgación pública de este informe sirva para poder pasar página a quienes continúan en duelo por las muertes de Diana, la princesa de Gales, Dodi Al Fayed, y Henri Paul", recalcó.

La conclusión de la investigación policial, que ha costado unos tres millones de euros, permitirá ahora reiniciar el proceso judicial, que ha sido traspasado a la jueza retirada Elizabeth Butler-Sloss.

miércoles, 13 de diciembre de 2006

El Príncipe Felipe apoya a los productores de cava y vino del Penedès

 
El heredero cenó con los viticultores, que le dieron la Medalla d'Or

JOSEP MARIA SOLER
VILAFRANCA DEL PENEDÈS

Como había hecho el día anterior en Lleida, el príncipe de Asturias mostró ayer su apoyo a la industria agroalimentaria catalana. En esta ocasión, avaló la trayectoria de los productores vitivinícolas del Penedès, que anoche conmemoraron con una cena en Vilafranca del Penedès (Alt Penedès) el centenario de la creación de la Unió Vinícola de la comarca. La asociación, presidida por Miguel A. Torres, distinguió al heredero de la Corona con la Medalla d'Or, que él agradeció con "admiración y apoyo".
El Príncipe, acompañado por el president de la Generalitat, José Montilla, realizó un encendido elogio del trabajo llevado a cabo por los elaboradores de vino y cava de la zona, de quien dijo que han promovido "la constante mejora de los viñedos"; han impulsado "la investigación y el desarrollo de las bodegas"; y han realizado una "incansable labor de promoción y comercialización" de sus "producciones de calidad".
Este "ejemplar esfuerzo común" es el que, según Felipe de Borbón, ha originado que el Penedès "sea una de las regiones vitivinícolas españolas con mayor proyección en el mundo entero, gracias sobre todo a la tradicional producción del excelente cava", sostuvo ante un auditorio especialmente preocupado por si esta campaña navideña se repite el boicot a este producto.
La Unió Vinícola del Penedès, creada en mayo de 1906, distinguió también anoche a tres de sus socios más veteranos, a quienes también se refirió el príncipe de Asturias durante su discurso, en el que alternó el catalán y el castellano. "Conociendo las cualidades y virtudes que os distinguen, estoy convencido de que sabréis encarar de manera responsable y con éxito un futuro marcado por los nuevos desafíos y las posibilidades que la globalización plantea a nuestras sociedades", señaló.

VISITA CON BARCELÓ

Por la mañana, el heredero había visitado la exposición de acuarelas de Miquel Barceló, acompañado por el propio artista. Las obras, que se exponen en el centro cultural de la Fundación Círculo de Lectores de Barcelona, están inspiradas en la Divina Comedia de Dante Alighieri.
Además del Príncipe, la inauguración de la muestra congregó a una amplia representación cultural, social y política, entre los que destacaban el expresidente de Portugal, Mário Soares, o el premio Nobel de literatura, José Saramago.

El Príncipe visita El Periódico de Catalunya

El príncipe Felipe asiste al Consejo de Redacción, ayer.    Foto: Julio Carbó
 
LUIS PLIEGO
EL PERIÓDICO

El príncipe de Asturias pasó ayer casi seis horas en la redacción de EL PERIÓDICO, en una intensa jornada en la que este diario puso a la venta el número 10.000. Felipe asistió al consejo de redacción, recorrió las instalaciones del rotativo y saludó a todos y cada uno de los empleados del mismo en actitud formal pero cercana.
El Príncipe se mostró tan cercano que en algunos momentos no esquivó ni las preguntas más personales. "Letizia os envía recuerdos. No ha podido venir porque sufre algunos mareos", respondió con sinceridad y expresión compungida cuando la redactora Mayka Navarro se interesó por la Princesa, embarazada de cuatro meses.
Felipe llevaba una hora de recorrido por las instalaciones del diario, interesándose por los detalles que hacen que EL PERIÓDICO salga a la calle cuando los roles cambiaron. El Heredero pasó de entrevistador a entrevistado y empezaron a asomar los detalles sobre el embarazo de Letizia y el andador y las primeras palabras de la infanta Leonor.
Antes de que la primera pregunta sobre el próximo nacimiento de su segunda hija acabase con el protocolo, Felipe presidió la reunión con la que EL PERIÓDICO se pone en marcha. Después, el príncipe de Asturias, acompañado por el director, Rafael Nadal, inició la visita a la redacción por el piso superior, donde se elaboran los suplementos. El subdirector del área, Iosu de la Torre, presentó a los redactores y jefes del Cuaderno del Domingo, Dominical y Exit. Felipe demostró conocer bien las tres publicaciones cuando comentó un reportaje del redactor Marc Marginedas sobre Afganistán publicado en el Cuaderno.

EDICIÓN CATALANA
Al otro lado del piso superior, el Príncipe se interesó por la edición catalana del diario. El responsable de la misma, Ricard Fité, le explicó cómo un equipo de lingüistas y periodistas, ayudados por un programa informático, traduce al catalán las informaciones que los redactores han escrito primero en castellano. "¿Tienen un libro de estilo propio?", preguntó el Príncipe, conocedor por matrimonio del lenguaje del periodista.
Felipe parecía tener muy claros los aspectos de la edición de EL PERIÓDICO que le interesaba conocer de cerca. Al subdirector de Opinión, Juancho Dumall, le preguntó sobre la elección de las cartas que se publican. "Me he fijado que en este diario hay más presencia de los lectores", aseguró tras recordar la impresión que le había causado la portada con la carta de un maestro aparecida durante la última campaña electoral.
Después visitó las dependencias de Administración y Márketing, donde se cocían ayer los datos favorables de la nueva oleada del Estudio General de Medios. Y, después, entró por la puerta grande en la redacción, donde lo esperaba el comité de empresa en pleno. El presidente del mismo, Antoni Ribas, comunicó al Príncipe las "duras" negociaciones que están llevando a cabo para sacar adelante el nuevo convenio colectivo. Felipe escuchó atentamente y deseó que la negociación llegue a buen puerto.
Los responsables de Fotografía, Xavier Jubierre y Agustí Carbonell, le explicaron después la edición gráfica del diario. "¿Cuántas fotografías tenéis archivadas?", preguntó. "Más de tres millones. Solo desde 1997", fue la respuesta.
El Príncipe se internó entre las mesas que actualizan la edición digital del diario y preguntó sobre la posibilidad de que en el futuro los periodistas que se dedican a este cometido puedan trabajar desde casa, a lo que el responsable, Xavier Martínez Chico, replicó: "En eso estamos".
El subdirector Bernat Gasulla le acompañó por la Macro, la sección que incluye Sociedad, Gran Barcelona y Catalunya. Allí, los jefes Montse Baldomà y Ernest Alós le informaron del nuevo permiso de paternidad que ha aprobado el Gobierno. Él, de momento, no lo pedirá.
Felipe pasó por Deportes, donde charló con Emilio Perez de Rozas sobre el jet lag de Ronaldinho en Japón. "Lo importante es que siga metiendo golazos", bromeó el heredero. Tras saludar a las secciones de Televisión, Gente y Espectáculos, el Príncipe cruzó la redacción para conocer a los responsables de Internacional, Política, Infografía y Economía. Y de ahí, al brindis final. Más de dos horas de intenso paseo por una redacción dan mucha sed.

 
Don Felipe, el príncipe desconocido

ARTURO San Agustín

Uno, ayer, tuvo la oportunidad de comer con Felipe de Borbón. O sea, que antes de llegar a la lubina a la plancha con verduras, hortalizas, flores y brotes, uno comenzó a sospechar que a este hombre se le conoce poco y, desde luego, mal, muy mal, francamente mal. Y que nadie se dé por aludido. Cuando nos sirvieron el café la sospecha inicial se había convertido ya en plena certeza.
Además de buen mozo --así describían a los jóvenes altos y bien parecidos las abuelas de la posguerra que cantaban los angelitos negros de Machín--, Felipe de Borbón tiene la actitud serena, que es requisito indispensable para convencer a quien le pregunta de que está seguro de sus respuestas. Respuestas, no monosílabos, porque el monosílabo es o puede ser simple salida de emergencia para aquellos a quienes celebramos sus silencios con esa matraca de que los silencios, todos los silencios, son sabios. Responder no es encajar. Es responder. Pues bien, esa serenidad en las respuestas argumentadas, astutamente conciliadoras, el Príncipe no la pierde ni siquiera cuando algunos conjugan ante él ciertos verbos republicanos.
Además de usar bien la serenidad, esa herramienta indispensable en quien ejerce oficios públicos y aspira a ejercerlos aún mayores, el Príncipe es persona de respuesta rápida, que no huye de la ironía. De modo que en la distancia corta Felipe de Borbón también demuestra poseer ese necesario sentido del humor, que quizá sea herencia borbónica. Si la pregunta no está preparada, la respuesta rápida e inteligente es demostración de que quien la suelta ha aprendido a pensar a la velocidad que exigimos los periodistas cuando preguntamos.
Lo peor que le puede pasar a un republicano es que un príncipe le responda a preguntas necesarias, es decir, preguntas que tratan de realidades comunes y urgentes, mucho mejor que algunos republicanos de salón. Entonces, el republicano, si quiere ser sincero, no es necesario que aparente conversión a la monarquía, pero sí debe reconocer que algunos príncipes no solo tranquilizan más que muchos republicanos sino que, además, con ellos, si así lo permite la lubina, se puede hablar sin guión previo de casi todo: de políticas, de cavas o incluso de Stephen Frears, que es el director de The Queen, esa película que quizá no está siendo todo lo celebrada que merece.

jueves, 7 de diciembre de 2006

La Reina acude al sexto cumpleaños del pequeño Pablo Nicolás

La Reina acude al sexto cumpleaños del pequeño Pablo Nicolás

Doña Sofía acudió ayer a la Ciudad Condal a felicitar al pequeño Pablo Nicolás en su sexto cumpleaños. El segundo hijo de los Duques de Palma celebró tan feliz día muy acompañado, pues al igual que la Reina, también se encontraban con él sus padres, la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín; su tía, la infanta Elena; sus hermanos, Juan Valentín, Miguel y la pequeña Irene; así como los hijos de Doña Elena, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica.
Todos ellos posaron ante los medios de comunicación, como se puede ver en la simpática imagen de la derecha, a las puertas del domicilio de los Duques de Palma, en Barcelona. Incluso Doña Sofía no dudó en coger en brazos a la pequeña Irene, que tiene poco más de un año.
Pablo Nicolás se mostró muy comedido ante la felicitación que recibió de los fotógrafos que inmortalizaron la instántanea, no así su hermano Miguel, de cuatro años, que, flanqueado por la pequeña Victoria Federica y Juan Valentín, mostró uno de sus juguetes favoritos: la espada, en este caso, al más puro estilo de «la guerra de las galaxias».

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Día de la Constitución

«POR fin, la nación española se va a juntar en Cortes...». El corazón de Jovellanos salta de alegría en el pecho, cuenta el propio don Gaspar en su famosa «Memoria» en defensa de la Junta Central. Casi dos siglos ya. Aquí estamos, a pesar de algunos, y aquí vamos a seguir, en el único lugar posible y deseable para una gran nación a estas alturas del tiempo histórico. Constitución significa legitimidad moral y política. Con su grandeza y sus servidumbres inevitables. Cumple veintiocho años: ha ganado una madurez respetable y ha perdido, como era de rigor, algo de aquella feliz inocencia. Mucha gente conserva el folleto descolorido, tal vez amarillo en origen, que el gobierno Suárez repartió para el referéndum.
Unos cuantos, por oficio y vocación, coleccionamos ejemplares en diferentes formatos y calidades. Los más afortunados guardan como tesoro cívico algunos documentos del proceso constituyente. Por ejemplo, esta portada de ABC, el 15 de mayo de 1977: «Después de la renuncia, Don Juan de Borbón dijo a su hijo: Majestad, España sobre todo». Palabras de Rey a Rey que valen por mil tratados doctrinales. El fundamento de la Constitución se llama España, patria común e indivisible, vertebrada por una organización territorial que conjuga los principios de unidad, autonomía y solidaridad. Todos sabemos qué significa el artículo segundo. Desde el Tribunal Constitucional, otra vez puesto a prueba, hasta el más lego en sutilezas jurídicas. Nación es España. Soberano, el pueblo español. A partir de ahí, empieza el debate político.
Una Constitución es mucho más que una hoja de papel. Es el símbolo de la razón ilustrada, la poliarquía y el Estado de Derecho, la sociedad de clases medias y el sistema económico que ha producido más riqueza para más gente desde la prehistoria hasta el siglo XXI. ¿Quién ofrece algo mejor? Hay problemas, sin duda. Aquí y en todas partes. La democracia es imperfecta y sufre para determinar cuál es el «demos» en tiempos de globalización y localismo, curiosa paradoja. La izquierda se deja querer por la tentación posmoderna. La derecha no siempre acierta con el discurso pertinente. Pero la política es un saber prudencial, incómodo para los dogmáticos y los perfeccionistas. Esta Constitución dice -más o menos- cómo es España, con sus virtudes y sus defectos. Por eso sirve y seguirá sirviendo como seña de identidad, aunque no debería cumplir los treinta sin afrontar las reformas que demanda la experiencia, el guía menos engañoso de las opiniones humanas. Estamos todos de acuerdo en modificar el artículo 57 para equiparar al varón y la mujer en la sucesión a la Corona. Ocurrencias al margen, ya sabemos la finalidad y el procedimiento. Habrá que encontrar el momento. Las otras propuestas gubernamentales arrastran una vida lánguida, lastradas por falta de consenso. Está bien orientada la referencia a la Unión Europea. Suscita dudas la mención por su nombre propio de las Comunidades Autónomas, tal vez una trampa semántica bajo apariencia inocua. Conviene tener ideas claras respecto del Senado. La Cámara alta es la clave de bóveda del Estado autonómico y no el salón de embajadores para una supuesta fórmula confederal. Por ahora, una reforma aislada del Senado equivale a empezar la casa por el tejado.
Tomar la Constitución en serio es algo más que un buen consejo. Es una prueba de civilización, nada menos. Ante todo, una norma jurídica no es una declaración retórica. El buen uso de la ley excluye siempre el abuso. Por eso, cuando dice nación española integrada por nacionalidades y regiones es porque no admite ninguna otra, ni política, ni cultural, ni deportiva. Hace tiempo que está en marcha un proceso de degradación de la Constitución como norma. Entre otras razones, por el concepto equívoco de «bloque de la constitucionalidad» y por la equiparación de la palabra de su intérprete principal con la voluntad material del poder constituyente. No es una polémica para leguleyos. Las consecuencias son muy graves: hay quien pretende alterar la norma fundamental sin tocar una sola coma del texto. Regreso al pasado: otra vez la Carta Magna convertida en adorno literario, reflejo de la soberanía que se diluye en una imaginaria «gobernanza multinivel». El Estado residual, la relación bilateral, la financiación privilegiada o el blindaje competencial no caben en esta Constitución sin forzar la letra hasta destruir el espíritu. Tampoco, por supuesto, el derecho -aunque sea disfrazado- a que la parte decida por el todo.
¿Qué pretende el último documento ideológico del PSOE? Esa no es nuestra Constitución, sino una sombra despojada de su raíz histórico-política. Aquí no encajan el laicismo radical, el relativismo multicultural o la supuesta pluralidad de «códigos éticos». El Estado de Derecho no ampara la discriminación de la mujer, la guerra contra el infiel o los guetos étnicos y culturales. Ha costado siglos construir una sociedad abierta. Por ahora, sólo arraiga en los pueblos capaces de conjugar la Antigüedad clásica con las raíces cristianas: Atenas, Roma, Jerusalén. Los ideólogos socialistas deben revisar sus criterios a la luz de la socialdemocracia moderna. La izquierda ilustrada rechaza sin excepción las tesis comunitaristas. La «educación para la ciudadanía» rompe la neutralidad del Estado hacia la libertad de conciencia, como se desprende de una lectura sin prejuicios de J. Rawls. Si al presidente del Gobierno le interesa tanto como dice la obra de Ph. Pettit tendrá que leerla entera: también cuando el filósofo asegura que la oposición tiene derecho a acceder a la información relevante sobre los asuntos de Estado. Competencia «epistémica», la llama con exceso de pedantería. ¿Cumple Zapatero este requisito en el caso de ETA? Es fácil rellenar un discurso a base de adjetivos: democracia «participativa», «deliberativa», también «inclusiva». Lo difícil es contribuir con buenas prácticas a promover una democracia de calidad.
El PP, por su parte, presenta una oferta sólida de reforma constitucional, con buen perfil técnico y ambición política limitada. Asegurar el consenso para las grandes leyes, fijar y garantizar el núcleo duro de las competencias estatales y dar contenido preciso al principio de solidaridad son propuestas atractivas, al igual que mejorar la gestión común en materias como inmigración, agua, suelo o respuesta a las situaciones de crisis. No es buena idea, en cambio, insistir en los principios como eje de la técnica legislativa: incorporar la «lealtad» y reiterar conceptos que ya están más o menos presentes significa dejar otra vez el futuro en manos de intérpretes omnipotentes. Si habla el titular de la soberanía, que declare su voluntad sin elipsis ni rodeos. Debe decir qué quiere y cómo desea que se haga. Necesitamos una Constitución de normas y no de principios. Por eso es un acierto plantear la supresión de la disposición adicional cuarta: sobre Navarra, todo menos ambigüedad. Queda pendiente el gran debate con respecto a la fórmula electoral, algo así como la «providencia al por menor» que diría Hegel. Cuando el poder está en juego, las cosas se ponen serias. La clave es sencilla en teoría pero casi imposible en la práctica: en democracia, los pactos y coaliciones son legítimos siempre y cuando no afecten a la arquitectura institucional. Dicho de otro modo: no vale cambiar votos por estatutos. Si se alcanza tan improbable acuerdo, ni siquiera hace falta modificar la letra. Para refrescar la memoria: Rajoy ya lo propuso al principio de la legislatura...
Día de la Constitución, fiesta austera sin triunfalismo ni derrotismo. Preocupados, pero ajenos a la nostalgia o a la tristeza cívica. 1978-2006: veintiocho años para la mejor Constitución de la historia de España. «Tempus fugit».
 
BENIGNO PENDÁS
Profesor de Historia de las Ideas Políticas

La Reina de Inglaterra democratiza su acento

Las diferencias de habla entre las clases sociales británicas se han reducido hasta el punto de que esta situación afecta a la misma Reina. A juicio de un experto en Fonética, su acento es ahora más común
Isabel II arrancó su reinado en 1952 hablando con la «e» y ahora lo hace con la «a». De decir «thet men in the bleck het», como pronunciaban las altas clases inglesas bien educadas, ha pasado al cabo de medio siglo de reinado al más común «that man in the black hat» (este hombre con el sombrero negro).
No es que la Reina de Inglaterra se haya vulgarizado, sino que las diferencias de habla entre las clases sociales se han reducido, lo que además permite una mayor cercanía personal de la Monarca a la inmensa mayoría de su pueblo. Así lo estima Jonathan Harrington, profesor de Fonética de la Universidad de Munich, que ha realizado un estudio sobre todos los mensajes navideños que Isabel II ha dirigido a sus súbditos.
«Escogimos esas emisiones porque es muy difícil encontrar grabaciones de alta calidad de la voz de una misma persona durante tan largo periodo de tiempo. Los cambios en el discurso de la Reina de Inglaterra son muy lentos, pero ahí están», dice Harrington, tras haber aplicado análisis acústicos a todos los mensajes de Navidad desde 1952 hasta el presente.
En su primera emisión, una joven muchacha de 26 años arrancó su intervención diciendo: «I em speaking to you from my own hame, where I em spending Christmas with my femly» (os estoy hablando desde mi propia casa, donde estoy pasando las Navidades con mi familia). Hoy, a sus ochenta años, la Reina diría «am», «home» y «famly» como corresponde, no ya a una pronunciación elitista —conocida incluso como «el inglés de la Reina»—, sino a la pronunciación estándar del inglés británico.
El estudio encuentra un paralelismo entre la variación que ha ido protagonizando la Reina y la evolución fonética estándar entre los habitantes del sureste de Inglaterra, región en la que Isabel II tiene sus principales residencias.
Según Harrington, «hace cien años las clases sociales estaban mucho más marcadas, pero esto cambió con la revolución social de los sesenta y setenta, y se han desdibujado las separaciones. No creo en absoluto que la Reina haya cambiado conscientemente. Lo que el estudio sugiere es que todos participamos en los cambios de sonidos, tanto si nos gusta como si no».
Por su parte, el biógrafo real Kenneth Rose declaraba ayer al periódico «The Daily Telegraph» que un día que tomaba té con Isabel II, ésta le comentó que algunos de sus nietos hablan «estuario» (dejadez en el lenguaje, el final de aluvión del río del habla). Pero Rose asegura que la Reina estuvo en su institucional papel de neutralidad y no se pronunció al respecto.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Ellas serán las reinas

 La infanta Leonor
 
MÁBEL GALAZ
El País
 
Un insólito anuncio rompió el pasado lunes el protocolo no escrito de las casas reales. Los príncipes de Asturias anunciaban el sexo de su segundo hijo. Pocas horas antes los médicos habían confirmado a doña Letizia, en una revisión rutinaria, que en primavera sería madre de una niña. Los futuros padres comunicaron la noticia a los reyes de España y decidieron posteriormente hacer pública la información. "El debate estaba en la calle, y en la Casa se ha creído que era mejor comunicarlo", explicó poco después el futuro padre, que se declaró "encantado de darle una hermanita a Leonor".

La Reina comentó que todos estaban encantados y luego advirtió: "A lo mejor les pasa como a nosotros; primero dos niñas y luego un niño".

La noticia permite ganar tiempo a la reforma de la Carta Magna para igualar los derechos sucesorios entre hombres y mujeres. Algo que en España está todavía pendiente, pero resuelto en otras familias reales en las que también abundan las niñas.

Y es que la nueva generación de príncipes de las casas reales europeas está dominada por mujeres. Los príncipes herederos de Noruega, Holanda, Bélgica y España han tenido primero niñas. De tal manera que hasta hace sólo un año, Guillermo de Inglaterra, hijo de Diana de Gales y el príncipe Carlos, era el único varón heredero en Europa. Pero desde hace 12 meses comparte esta posición con Christian, el primer bebé de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. La pareja también serán padres otra vez en primavera, aunque ellos no han desvelado el sexo de su segundo hijo.

Cuatro niñas y dos varones conforman la nueva generación de príncipes llamados a ser los continuadores de las líneas dinásticas. Sus madres en ningún caso eran de solteras miembros de casa real alguna. Los herederos han elegido como esposas a mujeres independientes con carreras profesionales que han dejado para ser princesas y madres. Pero nadie como los príncipes de Asturias ha marcado diferencias en el proceder de las casas reales.

Don Felipe se casó con una periodista divorciada, mandó una muestra de células madre del cordón umbilical de la infanta Leonor a un banco de Arizona y ahora ha decidido hacer pública la ecografía de doña Letizia. Pero no sólo en estos casos se nota que han llegado nuevos tiempos al palacio de la Zarzuela. En el proceder cotidiano también se percibe que quieren imponer un nuevo modelo.

La princesa de Asturias atiende personalmente a Leonor, que duerme en un cuarto próximo al de sus padres, se ocupa de darle de comer, vestirla y pasearla por los jardines de palacio siempre que sus obligaciones se lo permiten. Incluso cuando los Príncipes visitan a amigos en sus casas suelen hacerlo sin la compañía de la niñera de Leonor.

La pequeña infanta tendrá una hermana en primavera, para quien sus padres ya buscan nombre. "Estamos con las listas, pero todavía no nos hemos decidido", ha explicado el Príncipe.

Las dos tendrán como compañeras en la realeza europea a la princesa Ingrid Alexandra, hija de los príncipes de Noruega, que ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, después de su padre. Además, Hakoon y Mette-Marit tienen un hijo, Sverre, y crían el que la princesa tuvo de una relación anterior, Marius.

Leonor y su hermana también tendrán como compañeras en Europa a Elisabeth, la primera hija de los príncipes de Bélgica, Felipe y Matilde. Ella será la primera mujer que se beneficiará del cambio constitucional de 1991, que iguala los sexos en su derecho al trono. Tras la princesa Elisabeth llegó al mundo el príncipe Gabriel y luego Emmanuel.

Dos hijas en tres años de casados es la familia creada por Guillermo y Máxima, los príncipes herederos de Holanda. La princesa Catharina Amalia nació el 7 de diciembre de 2003 y es quien ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión al trono. Luego llegó la segunda pequeña princesa, que se llama Alexia. Ahora Máxima también está de nuevo embarazada.

Pero antes que todas ellas, Victoria de Suecia está llamada a reinar como sucesora de su padre, Carlos Gustavo. Todas ellas serán reinas.

Rania de Jordania sale al paso de los rumores y dice que "Soy la mayor fan y la mayor crítica del rey"

La reina Rania de Jordania afirmó que es la "mayor fan" y la "crítica más dura" de su marido, el rey Abdalá, en una entrevista concedida al diario "The Times of India" publicada hoy con motivo de la visita de la pareja a la India.

"Trabajo en equipo -señaló para definir su relación con Abdalá-. Mientras mi marido desempeña un papel económico y político, yo cumplo un papel complementario trabajando en organizaciones civiles. El se interesa por mi trabajo y yo por el suyo. Somos a la vez el mayor fan y el mayor crítico del otro".

Rania concedió la entrevista en exclusiva durante una visita de estado de tres días a la India junto al rey Abdalá, quien firmó varios acuerdos de cooperación y se entrevistó con las principales autoridades del país.

"Simplemente, adoro la India -afirmó la reina-. Es mi segunda visita este año, así que me siento afortunada. Los colores del país me abren el apetito, y además hay una cocina estupenda".

Rania, a quien el periódico califica como "la persona más elegante del mundo de la nobleza tras Diana de Gales", aseguró que no es nada fácil "ser una reina", aunque reconoció que ello le concede muchas oportunidades, como por ejemplo visitar la India.

Respecto a los rumores que la califican como "la Reina del bolso", Rania sólo dice que sus críticos son parte de la "turba".

La reina de Jordania abandonó el país junto a su marido este sábado.

sábado, 2 de diciembre de 2006

La Reina y Doña Letizia, en El Rastrillo

La Reina y Doña Letizia, en El Rastrillo
 
ANA ASENSIO
ABC
 
En su recta final -concluye mañana-, el Rastrillo de Nuevo Futuro recibió ayer la entrañable visita de la Reina Doña Sofía, que, fiel a su cita de cada año, acudió al recinto ferial de la Casa de Campo acompañada por la Princesa de Asturias. Ésta era la primera aparición pública de Doña Letizia, tras anunciarse que el bebé que espera para el próximo mes de mayo será una niña. Vestida con camisa blanca, falda y chaqueta suelta, con lazo ciñéndole la cintura, la Princesa no dejó de sonreír ni un momento.
Las personas que en esos momentos se encontraban en el Rastrillo no salían de su asombro al percatarse de la presencia de Doña Sofía y Doña Letizia. Todos querían acercarse a ambas, quienes con una gran sonrisa trataban de corresponder al cariño que les mostraba la gente.
La Reina y la Princesa de Asturias, acompañadas por la Infanta Doña Pilar, presidenta de honor de la Fundación Nuevo Futuro, pasearon curioseando por todos los puestos. La complicidad entre las tres damas de la Familia Real española, su simpatía y, sobre todo, su solidaridad marcaron su visita al mercadillo benéfico. En el «stand» de la Fundación Padre Garralda, la Princesa de Asturias fue obsequiada con una coqueta cestita de mimbre. Doña Letizia mostró, obviamente, un interés especial por la ropa de bebé. Además, recibió varios regalos para la Infanta Leonor, entre ellos una muñeca pepona, vestida con un precioso faldón. Tras dos horas de recorrido -al filo de las tres de la tarde-, Doña Letizia, que en todo ese tiempo no mostró cansancio alguno, dio por concluida la visita. Su Majestad la Reina la acompañó hasta la puerta, donde se despidieron con un cariñoso abrazo. Por su parte, la Reina almorzó en el Rincón del Gourmet y por la tarde continuó con las compras.
También pudimos ver a Laura Ponte, nuera de la Infanta Doña Pilar, y a María Ángeles Sanz, madre de Rafi Camino. en la Venta del Toro. Y para comer hoy en Enrich, por ejemplo: ensalada de judías verdes francesas, poularda de Bresse rellena de Mascarpone y tarta de queso. Y en Caput Mundi: parmesana de berenjenas, ternera braseada y Mont Blanc.

Federico y Mary de Dinamarca, nuevo acuerdo matrimonial

Perplejidad y sorpresa ha causado en Dinamarca que el heredero de la Corona, el príncipe Federico, aconsejado por su madre, la Reina Margarita, haya obligado a su esposa a firmar un nuevo contrato matrimonial, según el cual, en caso de divorcio, Mary no recibirá las sumas prometidas en el anterior de mayo de 2004, ni una vivienda elegida por ella. Según fuentes cercanas a la Casa de la Reina, la medida se debe a que el divorcio de Alexandra ha costado demasiados millones al benjamín, Joaquín. De hecho, su ex esposa se ha convertido en la mujer más rica de esa real familia depués de la Soberana. Se asegura que el nuevo pacto incluye además otras claúsulas igualmente duras que Mary no ha tenido más remedio que aceptar. Algunas se refieren a los hijos de la pareja, que quedarían bajo la potestad de la Corte en caso de ruptura y no podrán salir de Dinamarca con su progenitora sin el permiso de la Reina. Y, mientras el pueblo danés ha puesto el grito en el cielo demostrando su incondicional apoyo a la mujer del futuro Rey, los medios de información vierten ácidas críticas contra la Casa de la Reina por la poca generosidad que ha mostrado hacia la joven que, además de hacer feliz al futuro Monarca y cumplir correctamente con sus obligaciones, ha dado un heredero a la Corona.

viernes, 1 de diciembre de 2006

Franco, la Monarquía, Don Juan Carlos

LUIS MARIA ANSON

El tópico ese que circula desde hace años y con cierto clamor de que en España no habría Monarquía si no llega a ser por Franco, es una pura falsedad. Al término de la Guerra Mundial, el líder del centro-derecha, José María Gil Robles, y el del centro-izquierda, Indalecio Prieto -es decir, la democracia cristiana y el socialismo democrático, la moderación española- llegaron a un pacto político, cuyos puntos esenciales eran la restauración de la Monarquía en la persona de Don Juan de Borbón, un Gobierno provisional con Prieto como presidente del Consejo de Ministros y elecciones libres en un plazo a determinar. Si Franco se hubiese retirado, si hubiera fallecido por enfermedad o atentado, si los aliados hubieran invadido España para derribarle, el Pacto de San Juan de Luz entre Gil Robles e Indalecio Prieto habría significado la restauración de la Monarquía de todos en España, al poco tiempo de la conclusión de la Guerra Mundial.

Tras la conferencia de Yalta en febrero de 1945, los aliados acordaron derribar a Franco y situar al frente de España a Don Juan de Borbón. Al hijo de Alfonso XIII se le exigió la condena pública del régimen totalitario de Franco. Fue el célebre manifiesto de Lausana de 19 de marzo de 1945, documento clarividente y anticipador, un rejón clavado entre las agujas del dictador, en todo lo alto. Pero Roosevelt falleció un mes después, el 12 de abril. Su sucesor Truman despreciaba igualmente a Franco, pero se dio cuenta, bien aleccionado por Churchill, de que una Monarquía débil en España podía ser arrollada por Stalin. Los aliados decidieron antes de la conferencia de Potsdam, en julio de aquel año de 1945, mantener al dictador español. Prefirieron la seguridad anticomunista de Franco al riesgo de una España estalinista. Eso es lo que salvó al dictador y dejó in púribus a Don Juan, es decir, en pelota picada ante la opinión pública española. La verdad es que, en muy poco tiempo, Stalin se merendó las monarquías rumana y búlgara y no consiguió adueñarse de la griega por el apoyo americano al rey Pablo. «Hable a Eisenhower de soldado a soldado», recomendó Churchill a la reina Federica.

Franco murió hace ahora 31 años. Don Juan Carlos fue proclamado Rey sin la doble legitimidad que tenían todos los monarcas europeos: la dinástica y la popular. Convocadas elecciones libres, cumplida la exigencia 100 veces reiterada por el Conde de Barcelona: devolver la soberanía nacional al pueblo español, Juan III abdicó los derechos y deberes de la Corona, trasvasando a su hijo la legitimidad dinástica el 14 de mayo de 1977. Un año después, la Constitución de 1978 dotó al nuevo Monarca de lo más importante: la legitimidad popular, porque la soberanía nacional no reside en el Rey sino en el pueblo.

Ahora que se conmemora la muerte del dictador y la proclamación de Don Juan Carlos, bueno es recordar que, sin Franco, hubiéramos tenido Monarquía constitucional en España tras la Guerra Mundial y que nos habríamos beneficiado del plan Marshall y de la integración en Europa. Se perdieron 30 años. Ah, y si Franco, para humillar a su más odiado rival, a su único competidor con fuerza, el inolvidable Don Juan de Borbón, eligió como sucesor a Don Juan Carlos, el actual Rey lo es sobre todo porque, hijo de su padre, nieto de su abuelo, descen-diente de Carlos III y de Felipe II, con el sufragio universal de los siglos a las espaldas, supo devolver la soberanía nacional al pueblo español, construyendo el edificio de la Transición, sin exclusiones ni cicaterías, tal y como siempre defendió, frente a la dictadura, su progenitor. Si Don Juan Carlos hubiera encarnado la Monarquía del Movimiento Nacional, en lugar de reconocer que su padre tenía razón, habría durado menos que Caetano después de Salazar. La realidad histórica es justo al revés de lo que algunos dicen: con la Monarquía de Franco hoy no habría Monarquía en España.

 

Aiko, la princesa destronada de Japón, cumple cinco años



Tokio. (EFE).- Aiko, la princesa japonesa que durante parte de su infancia parecía destinada a ocupar el Trono del Crisantemo, cumplió hoy cinco años, sabedora de que desde hace tres meses comparte su destino con un futuro heredero varón.

Aiko celebró la ocasión en compañía de sus padres, el príncipe heredero Naruhito, de 46 años, y la "princesa triste" Masako, de 42 años, antes de visitar a sus abuelos, el emperador Akihito y la emperatriz Michiko, en el Palacio Imperial de Tokio.

Con motivo de su cumpleaños, la agencia de prensa de la Casa Imperial divulgó hoy unas imágenes en las que se ve a la pequeña en los terrenos de su palacio del céntrico barrio de Akasaka montando un "pony" llamado "Milk" (leche en inglés) por su color blanco.

En un momento dado, la niña le ofrece al caballo una zanahoria y, aunque se asusta ante un extraño movimiento del animal, finalmente logra alimentarlo. Según un portavoz de la Casa Imperial, a la niña, que empezó a ir al colegio este año y es hija única, le gusta ayudar a su madre a preparar su fiambrera para la escuela, jugar con muñecos de peluche y montar en bicicleta.

Parece que la princesita es una gran aficionada al sumo, deporte nacional en Japón, y a menudo ve los combates en televisión cuando regresa al palacio de la escuela, de acuerdo con el portavoz de los príncipes herederos.

Este es un cumpleaños muy distinto para la pequeña princesa al que celebró el año pasado, cuando en Japón se debatía la posibilidad de reformar la Ley de Sucesión al Trono que establece que sólo pueden heredar los varones descendientes directos del emperador, debido a que entonces éste sólo tenía tres nietas.

Sin embargo, el nacimiento del príncipe Hisahito el pasado 6 de septiembre cambió el destino de Aiko, al dejar por ahora en suspenso los planes del Gobierno japonés para reformar la ley sálica.

El bebé Hisahito, hijo de Akishino, segundo hijo del emperador, es el primer varón que nace en la familia imperial en cuatro décadas y se convirtió de inmediato en tercero en la línea para suceder a su abuelo Akihito, de 71 años, tras su tío Naruhito y su propio padre.

No obstante, varios expertos siguen reclamando que se reforme esa norma para hacer posible que Aiko herede algún día el trono reinante más antiguo del mundo incluso si en el futuro tiene un hermano varón, algo visto aquí como muy improbable por los problemas de Masako.

Con su boda tardía con el príncipe heredero en 1993, la "princesa triste" soportó una fuerte presión para concebir un varón y, casi ocho años después, dio a luz a su hija, cuando ya eran patentes sus dificultades para adaptarse al protocolo.

Diplomática de carrera y plebeya, Masako mostró siempre poca simpatía por la vida a la que deben someterse los miembros de la Casa Imperial de Japón y en agosto del 2004 le fue diagnosticado un "trastorno adaptativo", con síntomas de ansiedad y depresión.

Su hija Aiko, de momento, juega tranquila con su "pony" mientras se decide cuál será su destino: el de una persona común y corriente, en caso de que se case y pierda por tanto su estatus imperial, o el de primera emperatriz reinante del Trono del Crisantemo, si al final se modifica la Ley de Sucesión, algo de momento harto improbable.

La Fundación Manuel Broseta otorga al Rey el Premio Convivencia

La presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, presidió ayer el jurado del XV Premio Convivencia Profesor Manuel Broseta que, tras hora y media de deliberación, otorgó por unanimidad a Su Majestad El Rey el galardón correspondiente a este año, en el que se cumplen tres lustros del asesinato de Manuel Broseta a manos de la banda terrorista ETA.
Don Juan Carlos fue inmediatamente informado y aceptó el galardón, dotado con 12.000 euros, que se entregará en acto solemne el próximo día 15 de enero, conmemorando la fecha del aniversario del atentado que costó la vida al profesor que lleva su nombre. Aunque el Rey recibió con agrado la noticia, aún se desconoce si se desplazará a Valencia en la citada fecha para recibir personalmente el premio.
El jurado ha seleccionado al ganador de este año por «el intachable e impecable papel de la Corona encarnada en la figura del Rey en la defensa del valor de la convivencia», resaltó su presidenta. En esta edición han sido cerca de veinte las candidaturas presentadas por diferentes personalidades y entidades.
Con este galardón se distingue a aquellas personas físicas o jurídicas, asociaciones e instituciones que hayan destacado en la defensa de la libertad, la justicia y la tolerancia.
Es otorgado a personalidades de la vida política española que en los últimos años han destacado por su compromiso con la libertad y el pluralismo ideológico, así como a colectivos involucrados en la defensa de los valores democráticos por los que dio su vida el profesor Broseta. El primer galardonado fue en 1994 «Gesto por la Paz», al que siguieron «Jóvenes contra la Intolerancia», Adolfo Suárez, Manuel Gutiérrez Mellado, Francisco Tomás y Valiente -a título póstumo-, Sabino Fernández Campo, Ponencia Constitucional, Pueblo de Ermua, José Ramón Recalde, María Teresa Castells, Antonio Beristáin, Antonio Vitorino; la Iniciativa Ciudadana ¡Basta Ya! y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

martes, 28 de noviembre de 2006

Don Felipe: «Estamos contentísimos»

El Príncipe durante su visita a Toledo. (Foto: EFE)

AGENCIAS
 
El Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, ha asegurado hoy en Toledo que toda la familia real "estamos contentísimos" de que la Infanta Doña Leonor vaya a tener "una hermanita".
El Príncipe de Asturias hizo estas declaraciones este mediodía a los periodistas momentos antes de visitar la Feria de la Solidaridad, que se celebra desde hoy en la capital de Castilla-La Mancha como una actividad paralela del IX Congreso Estatal del Voluntariado, inaugurado hoy.
A preguntas de los periodistas de por qué se ha dado a conocer tan pronto el sexo del futuro bebé, el heredero de la Corona Española afirmó que la Casa del Rey ha estimado oportuno hacerlo público en este momento, "porque el debate está en la calle".
Sobre dicho debate precisó que "no es cuestión nuestra", que son el Parlamento y el Gobierno "los que tienen que tomar cartas en el asunto, siempre con el mayor consenso posible".
Don Felipe, que ha acudido sin su esposa la Princesa Doña Letizia a la inauguración del Congreso, recordó a los presentes --a los que transmitió su saludo en su nombre-- que ella "siempre nos ha acompañado y seguirá haciéndolo siempre que no haya una causa de fuerza mayor".
De otro lado, su Alteza Real señaló que su esposa, Doña Letizia, "está bien" y, preguntado por el nombre de su segunda hija, precisó que están "pensando, debatiendo y haciendo listas de nombres", convencido, dijo, de que "habrá un debate familiar" en torno a este asunto.
Don Felipe de Borbón, que fue aclamado en la Plaza del Ayuntamiento por las personas allí concentradas, recibió durante su visita a Toledo algún peluche y otros regalos para su futura hija, que iban siendo colocados en el maletero del vehículo oficial.
El Príncipe de Asturias contestó así a las felicitaciones recibidas previas a su intervención por parte del alcalde de Toledo, José Manuel Molina, quien expresó su enhorabuena; y la presidenta de la Plataforma del Voluntariado de España, Carmen Laviña, quien también dio su enhorabuena a don Felipe "por tener una voluntaria más".
S.M. La Reina: «Estamos encantados»
S.M. La Reina dijo hoy que la Familia Real está encantada por el hecho de que el bebé que esperan los Príncipes de Asturias para primavera sea una niña. "Estamos encantados. Igual que nosotros; primero dos niñas y después, ya se verá", comentó la reina tras presidir la inauguración en Madrid de un congreso de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción que ella preside.
S.M. El Rey: «Estoy muy contento»
S.M. El Rey Don Juan Carlos aseguró hoy que está "muy contento" al ser preguntado por los periodistas por su futura nieta. Tras inaugurar en Málaga la nueva fábrica de Isofotón, líder nacional y segundo europeo en el campo de la energía solar, el monarca respondió brevemente a los informadores con frases como "muchas gracias" y "todo bien". Ante la insistencia de los periodistas, añadió que está "muy contento".

El Gobierno dice que la reforma constitucional no depende del embarazo de la Princesa

SERVIMEDIA EL MUNDO

MADRID.- El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, ha felicitado a los Príncipes de Asturias por su próxima hija y ha recalcado que este acontecimiento "no debe interferir" en los ritmos de la reforma de la Constitución, "un debate que requiere su tiempo".

En declaraciones a los periodistas en los pasillos del Congreso de los Diputados, antes de comparecer ante la Comisión de Justicia, López Aguilar ha recordado que el Gobierno "ha apostado con coraje por abrir un debate razonado sobre la oportunidad de tocar algunos aspectos de la Constitución".

"La Constitución es un éxito, pero que puede ser reformada en algunos puntos es absolutamente razonable, y el Gobierno ha propuesto cuatro puntos", aunque ninguno de ellos es "urgente, ni está condicionado por un hecho como el embarazo de la princesa de Asturias".

El responsable de Justicia insistió en que el Ejecutivo ha abierto la "oportunidad de que hagamos el trabajo y lo hagamos bien", y estas reformas requieren un "consenso amplísimo, no sólo parlamentario sino en la sociedad española".

En cuanto a la posibilidad de aprobar los cambios en esta legislatura, ha recordado que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llamó al acuerdo, "y parece claro que el PP no ha manifestado su voluntad de concurrir a la formación del consenso necesario".

Aseguró que con estas reformas -la no discriminación de la mujer en el acceso al trono, el Senado, la inclusión de la Constitución Europea y la denominación de las comunidades autónomas- "ni cambia la Constitución ni su espíritu, al contrario, la fortalece y la proyecta al futuro", y concluyó que el PSOE "no tiene miedo a los cambios".

Anuncio del sexo

El lunes, la Casa Real anuncio que el segundo hijo de los Príncipes será una niña. El heredero de la Corona y su esposa decidieron hacer público el sexo al considerar que se trataba de una información que debía ser transmitida para que las autoridades valorasen qué medidas es necesario adoptar en el futuro.

Felipe de Borbón, en una conversación con periodistas durante la recepción con motivo de la Fiesta Nacional, ya comentó que él y su esposa no tendrían inconveniente en dar a conocer el sexo del bebé si se consideraba oportuno, aunque indicó que ellos personalmente preferían no saberlo. Así ocurrió durante el embarazo de su hija y primogénita, Leonor.

El hecho de que los Príncipes de Asturias vayan a tener una nueva hija zanja, de momento, el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución para que la Infanta Leonor pueda reinar y no se vea discriminada por su sexo.

Leonor de Borbón ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, por detrás de su padre. Sin embargo, si hubiese tenido un hermano, habría retrocedido un puesto en virtud del precepto constitucional (artículo 57.1, Título II) que mantiene: "La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".

El presidente del Gobierno se comprometió a modificar este apartado en programa electoral y posterior investidura.

La reforma de la Constitución que pretende el Gobierno sigue aún pendiente a pesar de que el Consejo de Estado dictaminó sobre la propuesta del Ejecutivo en febrero pasado. Entonces, el máximo órgano consultivo del Ejecutivo aconsejó citar expresamente a Don Felipe de Borbón en la Carta Magna para garantizar su condición de heredero, al tiempo que se eliminaba la preferencia del varón al trono.

[Ver informe del Consejo de Estado (PDF)]

lunes, 27 de noviembre de 2006

Los Príncipes de Asturias serán padres de otra niña

Los Príncipes de Asturias serán padres de otra niña
 
EFE

MADRID.- Los Príncipes de Asturias esperan para la próxima primavera el nacimiento de su segunda hija, informaron fuentes de la Casa del Rey.

Las citadas fuentes indicaron que el ginecólogo que atiende a la Princesa de Asturias en su segundo embarazo, Luis Ignacio Recasens, ha informado a don Felipe y Doña Letizia de que el bebé que esperan será otra niña.

Los Reyes han sido informados por los Príncipes de Asturias de que su octavo nieto será una niña, agregaron las mismas fuentes.

Zarzuela anuncó el pasado 25 de septiembre el segundo embarazo de la Princesa.

Durante el primer embarazo de Letizia, los Príncipes no hicieron público el sexo del bebé.

El hecho de que los Príncipes de Asturias vayan a tener una nueva hija zanja, de momento, el debate sobre la necesidad de reformar la Constitución para que la Infanta Leonor pueda reinar y no se vea discriminada por su sexo.

Leonor de Borbón ocupa el segundo puesto en la línea de sucesión al trono, por detrás de su padre, el Príncipe de Asturias. Sin embargo, si hubiese tenido un hermano, habría retrocedido un puesto en virtud del precepto constitucional (artículo 57.1, Título II) que mantiene que "La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos".

José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió a modificar este apartado en programa electoral y posterior investidura.

domingo, 26 de noviembre de 2006

La Reina

QUIZÁ la escena que explica la turbación de Isabel II, Reina de Inglaterra, en la magnífica recreación cinematográfica de Stephen Frears -The Queen- sea esa en la que Cherrie Blair recuerda a su marido, ya primer ministro, que en Gran Bretaña no existe Constitución. El aserto es una verdad a medias: no hay Carta Magna escrita sino una Constitución consuetudinaria que ha dotado a todo el conjunto del derecho británico de una versatilidad y flexibilidad del que carece el franco-latino que en España padecemos más que disfrutamos.
La Reina Isabel se enfrentó en agosto de 1997 a un hecho insólito: la Princesa de Gales -Diana Spencer-, divorciada ya de su hijo Carlos, heredero de la Corona británica, sin tratamiento de Alteza Real -lo que la excluía de la Familia Real- moría en París en un brutal accidente de tráfico. ¿Qué hacer? Isabel II actuó inicialmente conforme a pautas inerciales: el hecho -luctuoso, desde luego- era un «asunto privado» de la familia Spencer que concernía a la Familia Real sólo privadamente en la medida en que los nietos de la soberana eran hijos de la Princesa de Gales. Ella y su familia siguieron en el castillo escocés de Balmoral, ajenos a la convulsión de la trágica muerte de la «princesa del pueblo» según expresión elevada a categoría socio-política que acuñó Tony Blair para definir -acaso para describir- a la Princesa muerta.
La Soberana -rodeada de una parentela de dudosa perspicacia- acometió el asunto con la dignidad que le imponía una permanente inexpresividad emocional y un distanciamiento casi sanitario de todo contacto con el sentimentalismo que invadió Gran Bretaña y buena parte del mundo occidental. Ella actuaba según un canon no escrito pero constante que exigía un extremo rigor en la alteración de los usos reales. Cuando Isabel -excelsamente interpretada por Hellen Mirren- rompe en llanto en la soledad de un paisaje escocés que sugiere en la película una enorme desolación, Frears hace que la actriz retire el rostro de la pantalla, evitando el imposible plano de una Reina de Inglaterra llorando, más que por la Princesa de Gales muerta -a la que no mostró afecto alguno-, por su propia y laberíntica soledad. Durante casi toda la cinta, la actitud de la Reina es una pregunta constante sobre cómo ha de actuar y, sobre todo, una interpelación personal acerca de si ella está legitimada para romper con convenciones de más de mil años ante una situación que no encuentra precedente en la historia.
Su familia -concretamente su padre, Jorge VI, Rey por abdicación de su tío Eduardo VIII- ya había demostrado que la infracción de los códigos internos de la Monarquía conducían a una suerte de ostracismo. El Duque de Windsor -casado con la divorciada Wallis Simpsom- le puso en un Trono para el que ni ella ni su progenitor -tartamudo, por cierto- estaban llamados. La Reina madre -Isabel, histriónica e insensible en la película- se había comportado con extrema dureza con su cuñado y jamás aceptó a su consorte. Los Windsor no podían permitirse que una Monarquía parlamentaria, sin Constitución a la que atenerse, sometidos a los gobiernos sucesivos -once primeros ministros ha tenido Isabel II, incluido Blair- incurriese en un solo resbalón a propósito del realce funerario a una sedicente Princesa de Gales que había reventado la cohesión del clan familiar, convertido sus actividades en un espectáculo mediático a menudo frívolo y arrastrado a la institución de la Corona hasta las páginas amarillas de los inmisericordes tabloides londinenses. Si el pueblo británico entendió y aceptó que en 1936 Eduardo VIII abdicase para casarse con una divorciada ¿iba a exigir ahora que la Monarquía se comportase de manera diferente obviando la traición de Diana Spencer a la institución?
El transcurso de los días -la acción discurre en siete jornadas- agiganta la figura de la Princesa muerta y empequeñece a la Reina en un aparente egoísmo endogámico. Isabel II es una mujer que sufre y que lo que le hiere no es la supuesta humillación de homenajear a una nuera que no le trajo más que quebraderos de cabeza. Lo que realmente le desazona es su propia capacidad para entender qué está ocurriendo y cómo ella -en tanto que Reina- debe comportarse. Y lo hace -con la ayuda inestimable de Blair, a la vez culpable de engrandecer la memoria de Diana Spencer- según el sentido de los tiempos: desafía a su entorno, rompe el aislamiento escocés, se traslada a Londres, se acerca a su pueblo, lee una declaración de condolencia emitida por las televisiones de medio mundo, baja su real cabeza al pasó del carruaje que traslada los restos de Diana de Gales a la abadía de Westminster, soporta el encendido elogio fúnebre del hermano de la que fuera la madre de sus dos nietos, saluda al mundo de la moda, la farándula y el dinero fresco que se da cita en las honras fúnebres y, así, de nuevo, se abraza a su gente redactando la historia de la Monarquía británica en uno de sus episodios más comprometidos. Ahora, con más de ochenta años y cincuenta y tres de reinado, Isabel II es querida y admirada por su pueblo porque a él se entregó incluso superando los más acendrados sentimientos de repudio hacia una mujer que pudo llevarse por delante la institución milenaria que ella encarna.
The Queen es un película monárquica que sólo una mirada epidérmica considerará republicana. Muestra -en la pequeñez de unos personajes frecuentemente vulgares- la grandeza con que les dota la misión a la que están llamados, no por mandato democrático directo, sino por un uso arraigado en lo más profundo de la sociedad británica. La dificultad de una Monarquía sin Constitución escrita se solventa con una doble normativa consuetudinaria: los usos internos de la dinastía y el sometimiento al Gobierno elegido por el pueblo. Desde 1649 -cuando Oliver Cromwell, lord protector, condenó y ejecutó a Carlos I Estuardo, Rey de Inglaterra-, la Monarquía británica ha hecho siempre lo que se esperaba que hiciese.
Y en algo nos parecemos los españoles a los británicos: no es cierto que no seamos monárquicos y sí sólo juancarlistas. Cuando no hemos tenido Monarquía hemos incurrido en Repúblicas fracasadas, y momentos históricos hubo en que buscamos reyes a medida -Amadeo de Saboya- para, al final, volver a la legitimidad dinástica. En los Reyes, España ha amparado su unidad y su tradición; en ellos -hasta en los peores- ha encontrado la evocación nacional de España; nuestro pasado no se puede relatar sin enhebrar los acontecimientos con el avatar de la Corona; la cultura, la ciencia y las artes, deben a los Reyes de España impulso y dedicación. Y, desde 1975, democracia y libertad en una Monarquía constitucional en la que los Reyes pueden llorar, en la que el Jefe del Estado tiene en la Constitución su estatuto de facultades y obligaciones, en la que Don Juan Carlos encarna la unidad y permanencia del Estado.
Es aleccionador ver The Queen porque habla de la grandeza de la Monarquía al servicio del pueblo británico y lo es en otro sentido, en el doméstico, para comprobar que -en la diferencia entre Gran Bretaña y España- la nuestra es una Corona asentada con mayor seguridad y estabilidad en la que el Rey no ha de luchar contra sí mismo para cumplir con sus obligaciones. El viaje esta semana de los Reyes alultraperiférico archipiélago canario en afirmación de su españolidad e integración nacional es un ejemplo y remite a una institución de todos y para todos muy similar -en su esencia de identificación con la sociedad- a la que encarna Isabel II de Inglaterra, The Queen.
 
JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS
Director de ABC

Los príncipes Guillermo y Enrique preparan un macroconcierto homenaje a Lady Di

Los príncipes Guillermo y Enrique están preparando un macroconcierto para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de su madre, lady Diana. El homenaje a la princesa de Gales debería tener lugar en el nuevo estadio de Wembley, al noroeste de Londres, el próximo 1 de julio, día en que lady Di hubiera cumplido 46 años.
Figuras británicas y norteamericanas cantarán ante 90.000 asistentes a un espectáculo retransmitido en directo por televisiones de todo el mundo. Los artistas serán escogidos por los príncipes en persona y reflejarán los gustos musicales de la desaparecida.
Las cantantes Madonna, Kylie Minogue y Beyonce ya han sido contactadas, así como el grupo de rock The Killers y el rapero Pharrell. También están previstos Elton John, que cantó en el funeral de Diana, y George Michael. Guillermo, de 24 años, y Harry, de 22, desean que el concierto sea un "homenaje optimista y alegre a la vida y a la labor" de su madre, escribe 'The Sunday Mirror'.
Diana, que contrajo matrimonio el 1981 con el príncipe Carlos, heredero del trono y se divorció en 1996, falleció en agosto de 1997 en París en un accidente de tráfico.