· El ex comisario John Stevens asegura que las alegaciones de que hubo un complot para asesinar a la pareja "son infundadas"
· El chófer, que también perdió la vida, conducía a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol
Londres. (EFE).- El ex comisario jefe de Scotland Yard John Stevens, a cargo de la investigación policial británica sobre la muerte de Diana y su novio, Dodi Al Fayed, aseguró que ésta se debió a un trágico accidente y que las alegaciones de que hubo un complot para asesinarles "son infundadas".
Tras tres años de pesquisas, el veterano policía presentó hoy sus conclusiones, en las que señala que la princesa no estaba embarazada cuando murió ni tampoco prometida para casarse con su amante, como se había especulado.
La ex esposa del príncipe Carlos, de 36 años, y su amante, de 42, fallecieron el 31 de agosto de 1997 al colisionar el automóvil "Mercedes" en el que viajaban contra una columna del túnel subterráneo del puente del Alma en París.
Stevens confirmó que el chófer de la pareja, Henri Paul, que también perdió la vida en el accidente, conducía a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol cuando el vehículo se estrelló.
En su informe de 832 páginas y que se publicará en internet, Stevens afirma que "no hay pruebas" que sostengan las teorías conspirativas, esgrimidas sobre todo por el padre de Dodi, Mohammed Al Fayed, de que el choque en que perdió la vida la pareja fue provocado. "Esto fue un trágico accidente. No hubo ninguna conspiración para matar a ninguno de los ocupantes del coche", aseguró el policía.
El multimillonario Al Fayed, dueño de los lujosos almacenes Harrods en Londres, siempre ha mantenido que el accidente fue el resultado de una conspiración de los poderes del Estado británico, con la participación del príncipe Felipe de Edimburgo, para impedir que Diana y su hijo se casaran.
Stevens subrayó que no hay pruebas que demuestren la implicación del esposo de la reina Isabel II ni tampoco de los servicios de espionaje británicos "MI6" en el suceso.
El ex comisario jefe, cuyo equipo ha interrogado a 400 personas, incluidos el príncipe de Edimburgo, el príncipe Carlos y mandos de los servicios secretos, dijo hoy que el objetivo de su pesquisa era averiguar "si había pruebas creíbles que sostuvieran las alegaciones de que hubo una conspiración para asesinar".
Stevens reconoció que, seguramente, las teorías conspirativas sobre el caso continuarán, ya que, como en otras pesquisas, hay preguntas que continúan sin respuesta. "Espero que todo el trabajo que hemos hecho y la divulgación pública de este informe sirva para poder pasar página a quienes continúan en duelo por las muertes de Diana, la princesa de Gales, Dodi Al Fayed, y Henri Paul", recalcó.
La conclusión de la investigación policial, que ha costado unos tres millones de euros, permitirá ahora reiniciar el proceso judicial, que ha sido traspasado a la jueza retirada Elizabeth Butler-Sloss.
Tras tres años de pesquisas, el veterano policía presentó hoy sus conclusiones, en las que señala que la princesa no estaba embarazada cuando murió ni tampoco prometida para casarse con su amante, como se había especulado.
La ex esposa del príncipe Carlos, de 36 años, y su amante, de 42, fallecieron el 31 de agosto de 1997 al colisionar el automóvil "Mercedes" en el que viajaban contra una columna del túnel subterráneo del puente del Alma en París.
Stevens confirmó que el chófer de la pareja, Henri Paul, que también perdió la vida en el accidente, conducía a gran velocidad y bajo los efectos del alcohol cuando el vehículo se estrelló.
En su informe de 832 páginas y que se publicará en internet, Stevens afirma que "no hay pruebas" que sostengan las teorías conspirativas, esgrimidas sobre todo por el padre de Dodi, Mohammed Al Fayed, de que el choque en que perdió la vida la pareja fue provocado. "Esto fue un trágico accidente. No hubo ninguna conspiración para matar a ninguno de los ocupantes del coche", aseguró el policía.
El multimillonario Al Fayed, dueño de los lujosos almacenes Harrods en Londres, siempre ha mantenido que el accidente fue el resultado de una conspiración de los poderes del Estado británico, con la participación del príncipe Felipe de Edimburgo, para impedir que Diana y su hijo se casaran.
Stevens subrayó que no hay pruebas que demuestren la implicación del esposo de la reina Isabel II ni tampoco de los servicios de espionaje británicos "MI6" en el suceso.
El ex comisario jefe, cuyo equipo ha interrogado a 400 personas, incluidos el príncipe de Edimburgo, el príncipe Carlos y mandos de los servicios secretos, dijo hoy que el objetivo de su pesquisa era averiguar "si había pruebas creíbles que sostuvieran las alegaciones de que hubo una conspiración para asesinar".
Stevens reconoció que, seguramente, las teorías conspirativas sobre el caso continuarán, ya que, como en otras pesquisas, hay preguntas que continúan sin respuesta. "Espero que todo el trabajo que hemos hecho y la divulgación pública de este informe sirva para poder pasar página a quienes continúan en duelo por las muertes de Diana, la princesa de Gales, Dodi Al Fayed, y Henri Paul", recalcó.
La conclusión de la investigación policial, que ha costado unos tres millones de euros, permitirá ahora reiniciar el proceso judicial, que ha sido traspasado a la jueza retirada Elizabeth Butler-Sloss.
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