viernes, 19 de agosto de 2005

El Papa se encuentra con los jóvenes en Alemania




Los Reyes de España serán recibidos en audiencia privada por el Papa Benedicto XVI el próximo 5 de septiembre, en el marco de la que será la primera visita oficial de los Reyes al Pontífice.
Don Juan Carlos y Doña Sofía ya tuvieron ocasión de intercambiar un primer saludo con el Papa el pasado 24 de abril, con motivo de la ceremonia de inicio de su Pontificado.

Posiblemente esta visita oficial sirva para limar asperezas por las tensas relaciones entre la Iglesia y el Gobierno español por la legislación contraria a la familia aprobada en los últimos meses.

El Papa empezó ayer su primera visita oficial. Cumpliendo con la promesa de su antecesor, Benedicto XVI preside las XX Jornadas Mundiales de la Juventud que se celebran en Alemania, su país natal.

También se ha anunciado que el próximo país que visitará el Papa, el primero por decisión propia, será Polonia, lugar de origen de Juan Pablo II.

El Papa invita a los jóvenes en Colonia a "servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste"

L D (EFE) "Os invito a que os esforcéis estos días a servir sin reservas a Cristo, cueste lo que cueste. El encuentro con Jesucristo os permitirá disfrutar interiormente la alegría de su presencia viva y vivificante, para testimoniarla después en vuestro entorno. Que vuestra presencia en esta ciudad sea el primer signo de anuncio del Evangelio mediante el testimonio de vuestro comportamiento y alegría de vivir", dijo el Papa a los jóvenes congregados a la orilla del río.

Durante su mensaje, leído por el Pontífice en idiomas diferentes (alternando párrafos en alemán, inglés, francés, español e italiano), saludó especialmente a los jóvenes "venidos de Oriente, que esperan, sin saberlo, que aparezca en su cielo la estrella que los conduzca a Cristo" y a los que "no han recibido el bautismo".

El Pontífice instó a los jóvenes a recobrar en estos días "la experiencia vibrante de la oración como diálogo con Dios". "Quisiera decir a todos insistentemente: abrid vuestro corazón a Dios, dejad sorprenderos por Cristo. Dadle el 'derecho a hablaros' durante estos días. Abrid las puertas de vuestra libertad a su amor misericordioso. Presentad vuestras alegrías y vuestras penas a Cristo", añadió.

Recorrido en barca

Sus palabras fueron pronunciadas frente al embarcadero de Poller Rheinwiesen, en el río Rhin. El Papa participó en la tarde de este jueves en una navegación a lo largo de 10 kilómetros, a bordo del barco "RheinEnergie", de 90 metros de eslora. Benedicto XVI viajaba sentado en una silla en la popa del barco y rodeado por 60 jóvenes de todas las nacionalidades, vestidos con trajes tradicionales.

Una orquesta a bordo con un coro tocó durante el trayecto y los jóvenes entonaron cantos. El barco del Papa estaba escoltado por otros cinco barcos, que representaban los cinco continentes y en los que viajaban algunos jóvenes, así como unos 40 cardenales y obispos de todo el mundo. Durante el recorrido, el Papa se levantó varias veces para saludar a los cientos de miles de jóvenes que llevaban horas esperandole a la orilla del río.

Recuerdo a Juan Pablo II

En un momento de su discurso, Joseph Ratzinger quiso recordar con emoción al "tan querido por todos" Juan Pablo II, explicando cómo "tuvo la idea brillante de convocar a los jóvenes de todo el mundo para celebrar juntos a Cristo" y destacando el dialogo que Karol Wojtyla mantuvo siempre con ellos.

"Este gran Papa supo entender los desafíos que se presentan a los jóvenes de hoy y, confirmando su confianza en ellos, no dudó en incitarlos a proclamar con valentía el Evangelio y ser constructores intrépidos de la civilización de la verdad, del amor y de la paz", afirmó Benedicto XVI, añadiendo que ahora le toca "recoger esta extraordinaria herencia espiritual que nos dejó el Papa Juan Pablo II".

El Papa realizó una comparación entre el viaje de los Reyes Magos y el actual viaje de los jóvenes y les indicó "que la felicidad que buscáis, la felicidad que tenéis derecho de saborear, tiene un nombre, un rostro: el de Jesús de Nazaret, oculto en la Eucaristía", invitándoles así a participar en el sacramento.

Después, el Papa siguió su navegación hasta el embarcadero Hohenzollernbrucke de Colonia para visitar la catedral de la ciudad donde, según la tradición, están las reliquias de los Reyes Magos. "Ahora me haré peregrino hacia la catedral de Colonia para venerar allí las reliquias de los Santos Magos. Estas reliquias no son más que el signo frágil y pobre de lo que ellos fueron y vivieron hace tantos siglos. Cuando la Iglesia nos invita a venerar los restos mortales de los mártires y de los santos, no olvida que, en definitiva, se trata de pobres huesos humanos, pero huesos que pertenecían a personas en las que se posó la potencia trascendente de Dios", dijo el Papa que se despidió así de los jóvenes hasta la vigilia de este sábado por la tarde.


El Papa vuelve a casa

Libertad Digital

Hace unos días, un corresponsal en el Vaticano del rotativo turinés La Stampa decía del Papa Benedicto: “Se mueve con paciencia, prudencia y delicadeza, pero se mueve y hace mucho más de lo que percibimos”. Así han sido los cien primeros días de Pontificado de un Papa a quien su predecesor le ha dejado el listón muy alto. A su ritmo, como buen alemán, de manera pausada, metódica y juiciosa, Benedicto XVI ha comenzado a dar las primeras pinceladas de un papado que ya empieza a ser conocido en los círculos religiosos como el papado de la Paz. En esencia, y no es poco, el Papa Ratzinger ha continuado con la labor iniciada por Juan Pablo II. Los ejes que se ha marcado giran en torno al ecumenismo, al diálogo entre religiones, a la evangelización de un occidente que transita por el laicismo y, sobre todo, a la búsqueda de un mundo que viva en paz.

La vigésima Jornada Mundial de la Juventud que dio comienzo ayer en la ciudad de Colonia va a ser el bautismo de fuego del nuevo Papa y su primer baño de multitudes. Es la primera vez que Joseph Ratzinger viaja a su país natal desde que fue elevado a la cátedra de San Pedro y es su debut personal ante el numeroso público que suele congregarse en las jornadas juveniles que nacieron al calor del anterior Papa, entusiasta convencido de el poder de los jóvenes. Las autoridades alemanas han previsto una ingente afluencia de peregrinos –en torno a 500.000-, la mayor parte jóvenes llegados de todo el mundo atraídos por el singular magnetismo que, desde Wojtyla, tiene el Santo Padre para los católicos que no pasan de la veintena. El poder de convocatoria de Benedicto XVI ha quedado fuera de toda duda. Es un Pontífice querido por su Iglesia tal y como podía verse ayer en las riberas del Rin, pobladas por miles de jóvenes jaleando la barcaza en la que el Papa realizó un pequeño recorrido hasta la célebre catedral de la ciudad.

El hombre que antes de ser Papa era la eminencia gris del Vaticano se ha revelado como un Padre sereno en la forma pero contundente en el fondo. Confía en el poder de su mensaje y en su comunidad que es, en última instancia, la encargada de transmitirlo. Su fuerza radica en el vigor de sus argumentos, en su sólida formación teológica y en lo claras que parece tener las cosas. En tiempos de mudanza y de zozobra espiritual como los que vivimos, un referente moral como Ratzinger es necesario. Así lo han entendido cientos de miles de jóvenes, entre los que se encuentran muchos llegados desde España. Una generosa embajada de la juventud católica europea que se ha acercado hasta la vieja capital de Renania para estar cerca de su Papa y recibir un mensaje que siempre va cargado de esperanza. Tras la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia el pontificado de Benedicto encara el futuro con optimismo renovado porque, y a la vista de todos ha quedado, ni es ultraconservador ni es impopular. Sus detractores deberían dejar de mirarse el ombligo y abrir los ojos a la realidad, aunque duela.

Documentos y discursos de la XX Jornada Mundial de la Juventud

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