EFE
RIAD.- Abdala bin Abdelaziz, Príncipe heredero de Arabia Saudí desde 1982, hermanastro del recién fallecido rey Fahd y heredero del trono, nació en 1924 en Arabia Saudí. Ha sido hasta ahora vicepresidente primero del gobierno y tiene orientaciones distintas a las del rey Fahd, sobre todo en lo que se refiere a la política exterior, en la que se muestra más conservador y panarabista.
A casi todos los efectos ha llevado las riendas del reino desde hace diez años, cuando Fahd sufrió un accidente cerebrovascular, y se ha mostrado crítico no sólo con Israel, sino también con la presencia de Siria en el Líbano.
En los últimos años ha sido recibido en dos ocasiones por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la finca de éste en Texas.
En cuestiones religiosas se muestra más devoto que su difunto hermanastro, y es el único de la familia Saud del que se conocen contactos con la oposición integrista saudí, aunque ha aplicado una mano de hierro frente a los militantes islámicos.
Es hijo del rey Saud, lo mismo que el rey Fahd, si bien tienen distinta madre.
Un puesto interino
Según la nueva constitución a la muerte del monarca ocupará el trono "interinamente" pero posteriormente el más "apto" de los hijos o los nietos de Abdelaziz, creador de la dinastía de los Saud, será designado rey, sin que se precise el modo en que debe ser elegido.
En 1962 fue nombrado jefe de la Guardia Nacional e inició una tarea de reorganización y desarrollo del ejército saudí, equipándolo con armas modernas.
El ejército saudí acreditó su capacidad durante la llamada guerra de liberación de Kuwait en 1991, en la que intervinieron también varios países occidentales, especialmente Estados Unidos.
En 1975 fue nombrado por el rey Jaled (hermano del rey Fahd) vicepresidente segundo del Consejo de Ministros, cargo por el que presidía en algunas ocasiones el Consejo y que se añadía a sus responsabilidades como jefe de la Guardia Nacional.
El rey Fahd le designó príncipe heredero y le nombró por real decreto vicepresidente del Consejo de Ministros en 1982.
Abdala ha desempeñado un destacado papel en la resolución de discrepancias surgidas entre los Estados árabes, en su reconciliación y en sus esfuerzos por aproximarlos.
El 1 de enero de 1996 el rey Fahd le cedió el control de los asuntos de Estado mediante un decreto, un mes después de ser hospitalizado el monarca como consecuencia de un derrame cerebral, en diciembre de 1995.
Con esta decisión, el rey Fahd traspasaba interinamente a su hermanastro el cargo de vicepresidente, ya que el monarca ocupa además ese puesto y preside la reunión semanal del gabinete saudí.
Esta medida se basa en la Ley Fundamental del reino, promulgada en 1992 por el rey Fahd, que otorga al soberano el derecho de ceder sus poderes al príncipe heredero. Ha sido la primera vez que en esta ocasión se ha puesto en ejecución la Ley Fundamental del reino.
Mientras el monarca saudí trata de estrechar las relaciones del país con Occidente, especialmente con EEUU a pesar de la oposición de algunos miembros de la familia real, el príncipe Abdala defiende una política basada en estrechar los vínculos con los países hermanos árabes.
Crítico con su hermano
Fue precisamente el príncipe Abdala uno de los más críticos de la política saudí cuando el rey Fahd invitó a las tropas norteamericanas a establecerse en la misma Arabia que venera la santidad de La Meca y Medina. Con sus observaciones abrió un debate que se sigue manteniendo en el mundo de la política saudí.
En mayo de 1999 inició otra gira por seis países de Africa, Europa y Asia que forma parte de la política de Arabia Saudí para fortalecer sus relaciones con diversos países árabes y de otras zonas del mundo.
En junio de 1999 realiza una gira por Oriente Medio que comienza en Siria lo que es la segunda gira internacional del príncipe en menos de un año después de la que realizó en septiembre y octubre de 1998 por Reino Unido, Francia, Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y Pakistán.
En febrero del año siguiente inició una gira por Oriente Medio para recabar apoyos para celebrar una cumbre árabe. En febrero de 2002 fue el artífice de un plan por el que el mundo árabe reconocería y normalizaría sus relaciones con Israel a condición de que ese país evacúe los territorios de Cisjordania y Gaza, que ocupó militarmente en la guerra de 1967, para la proclamación en ellos de un Estado palestino con capital en Jerusalén oriental. Se trataba de la segunda propuesta de paz de Arabia Saudí desde 1981, cuando el rey Fahd propuso a los Estados de la Liga Arabe, aunque sin mayor éxito, "reconocer" a Israel.
Sin embargo, meses después este plan fracasó al ser rechazado por un lado por el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y también ante la incomparecencia en la cumbre de la Liga Arabe de Beirut (Líbano) de los principales líderes árabes, entre ellos los presidentes de Egipto y Siria, Hosni Mubarak y Bachar el Asad, el rey de Jordania Abdala II, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasir Arafat, quien se encontraba confinado en Ramala por las autoridades israelíes.
En abril de 2002 viajó en representación de su hermanastro a Estados Unidos donde se entrevistó con el presidente norteamericano, George W. Bush, a quien pidió una firme actuación para que Israel retire sus tropas de Palestina.
En junio de 2003 patrocinó un simposio de diálogo nacional en el que participaron por primera vez representantes de la minoría musulmana chií hasta ese tiempo marginada de la actividad política.
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