miércoles, 26 de abril de 2006

Asuntos Exteriores

Por ROSA BELMONTE

ABC

Tampoco descubrimos nada, pero la que practican Don Juan Carlos y Doña Sofía es diplomacia real. En dos acepciones. Real porque es perteneciente al Rey o a la realeza, pero también porque tiene existencia verdadera y efectiva. Porque los monarcas a veces llegan donde el Gobierno se atranca o se empeña en atrancarse. No es el caso de Jordania, claro, país con el que ya se había puesto en marcha la alianza de civilizaciones (aunque no lo supiéramos). Esta nueva visita a Oriente Próximo es también una visita a un país amigo de toda la vida, casi pariente. Un país que además resulta simpático al pueblo español. Quizá porque pilla lejos, quizá porque nos gusta ir a Petra, quizá porque no hay muchos jordanos en nuestras ciudades y quizá porque sus monarcas son como de la familia. Los de ahora y los de antes. En la primera visita a Jordania después de la muerte de Husein, el «hermano» de Don Juan Carlos, el Rey ha recordado lo cerca que están España y Jordania. Ambos han sufrido espantosos ataques terroristas. Con el viaje también se pretende que estén más cerca comercialmente.

Por muy lugar común que resulte, Sus Majestades demuestran con cada una de sus salidas al exterior su excelencia como embajadores. Los mejores embajadores de España en el extranjero. Estamos que regalamos tópicos, pero es lo que hay.

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