Don Juan Carlos apoyó ayer las inversiones españolas en Arabia, país en el que España goza de una posición privilegiada basada en la estrecha relación entre la Corona y la familia real saudí. La reina Sofía mantuvo un programa paralelo.
MARIÁNGEL ALCÁZAR
La Vanguardia
En un país gobernado por un rey absoluto y en el que las mujeres no tienen papel en la vida pública, las tímidas reformas emprendidas por el rey Abdulah desde que llegó al trono, hace ocho meses, parecen pasos de gigante. Así lo reconoció ayer don Juan Carlos, quien alabó la política del monarca saudí en materia de apertura económica, su papel estabilizador en los mercados energéticos, su posición frente al terrorismo y su liderazgo para lograr atenuar el riesgo de desestabilización de Oriente Próximo En sus únicas palabras durante su visita oficial a Arabia Saudí, pronunciadas ante empresarios españoles y saudíes, don Juan Carlos aseguró que este es el momento propicio para que ambos países refuercen sus vínculos bilaterales con relaciones económicas intensas.
A pesar de que, en el último momento, la CEOE desmontó la delegación empresarial que iba a acompañar a los Reyes en la visita oficial, una docena de empresarios acompañaron a don Juan Carlos. Los saudíes habían pedido que fueran empresas con inversiones en Arabia, es decir, sólo valores seguros. Al encuentro, que tuvo lugar en la Sagia (Agencia Saudí de Inversiones Internacionales), asistieron representantes de las empresas españolas ACS, Ferrovial, Indra, Navantia, OHL, Repsol, Técnicas Reunidas, Banco de Sabadell, Cepsa, Endesa y Abengoa. En un marco de confianza ante las perspectivas de negocio para ambas partes, el ministro de Industria, José Montilla, aseguró que "nuestros dos países se encuentran en un momento excepcionalmente favorable" y relató los sectores - principalmente energético, infraestructuras, agua y transporte- en los que están interesados las empresas españolas. A fin de concretar ese clima de confianza, Montilla y su homólogo saudí firmaron un acuerdo para la promoción y protección recíproca de inversiones que contempla la creación de un fondo de inversiones de 5.000 millones de dólares que garantizan la voluntad de ambos países en este terreno.
Antes de la reunión empresarial, el Rey visitó la sede del Consejo Consultivo Saudí, una asamblea formada por 60 miembros, todos hombres, elegidos directamente por el rey Abdulah para llevar a cabo el proceso de reformas internas emprendido por el monarca saudí, que llegó al trono el pasado mes de agosto a los 82 años tras el fallecimiento de su hermano, el rey Fahd. La visita de don Juan Carlos a esa asamblea se interpreta como un gesto de apoyo a esa institución a fin de que como, al parecer impulsa el monarca saudí, se inicie un camino para lograr una representación por sufragio universal.
Durante la tarde, el Rey recibió en audiencia a los ministros saudíes del Petróleo e Interior, así como a los presidentes de las compañías petrolíferas. Por la noche, el príncipe Salman, gobernador de Riad, ofreció una cena a don Juan Carlos a la que no asistió doña Sofía. Desde su llegada a Arabia Saudí, la Reina ha tenido un programa diferente, ya que el protocolo saudí no contempla la participación de mujeres en actos públicos.
En un país gobernado por un rey absoluto y en el que las mujeres no tienen papel en la vida pública, las tímidas reformas emprendidas por el rey Abdulah desde que llegó al trono, hace ocho meses, parecen pasos de gigante. Así lo reconoció ayer don Juan Carlos, quien alabó la política del monarca saudí en materia de apertura económica, su papel estabilizador en los mercados energéticos, su posición frente al terrorismo y su liderazgo para lograr atenuar el riesgo de desestabilización de Oriente Próximo En sus únicas palabras durante su visita oficial a Arabia Saudí, pronunciadas ante empresarios españoles y saudíes, don Juan Carlos aseguró que este es el momento propicio para que ambos países refuercen sus vínculos bilaterales con relaciones económicas intensas.
A pesar de que, en el último momento, la CEOE desmontó la delegación empresarial que iba a acompañar a los Reyes en la visita oficial, una docena de empresarios acompañaron a don Juan Carlos. Los saudíes habían pedido que fueran empresas con inversiones en Arabia, es decir, sólo valores seguros. Al encuentro, que tuvo lugar en la Sagia (Agencia Saudí de Inversiones Internacionales), asistieron representantes de las empresas españolas ACS, Ferrovial, Indra, Navantia, OHL, Repsol, Técnicas Reunidas, Banco de Sabadell, Cepsa, Endesa y Abengoa. En un marco de confianza ante las perspectivas de negocio para ambas partes, el ministro de Industria, José Montilla, aseguró que "nuestros dos países se encuentran en un momento excepcionalmente favorable" y relató los sectores - principalmente energético, infraestructuras, agua y transporte- en los que están interesados las empresas españolas. A fin de concretar ese clima de confianza, Montilla y su homólogo saudí firmaron un acuerdo para la promoción y protección recíproca de inversiones que contempla la creación de un fondo de inversiones de 5.000 millones de dólares que garantizan la voluntad de ambos países en este terreno.
Antes de la reunión empresarial, el Rey visitó la sede del Consejo Consultivo Saudí, una asamblea formada por 60 miembros, todos hombres, elegidos directamente por el rey Abdulah para llevar a cabo el proceso de reformas internas emprendido por el monarca saudí, que llegó al trono el pasado mes de agosto a los 82 años tras el fallecimiento de su hermano, el rey Fahd. La visita de don Juan Carlos a esa asamblea se interpreta como un gesto de apoyo a esa institución a fin de que como, al parecer impulsa el monarca saudí, se inicie un camino para lograr una representación por sufragio universal.
Durante la tarde, el Rey recibió en audiencia a los ministros saudíes del Petróleo e Interior, así como a los presidentes de las compañías petrolíferas. Por la noche, el príncipe Salman, gobernador de Riad, ofreció una cena a don Juan Carlos a la que no asistió doña Sofía. Desde su llegada a Arabia Saudí, la Reina ha tenido un programa diferente, ya que el protocolo saudí no contempla la participación de mujeres en actos públicos.
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