martes, 13 de noviembre de 2007

El Rey está 'triste pero seguro de que hizo lo debido porque se estaba atacando a España'

Zapatero y Don Juan Carlos, momentos antes del rifirrafe con Chávez en la cumbre. (Foto: REUTERS) Vea más fotos y vídeos
 
MARISA CRUZ
El Mundo

MADRID.- "El Rey saltó porque creyó que se estaba atacando a España y a sus representantes", afirman fuentes autorizadas de la Casa Real, que reconocen que Don Juan Carlos está "triste" por lo sucedido en la Cumbre Iberoamericana, pero también "convencido de que hizo lo que debía". El Monarca español es el decano de los asistentes a estos encuentros.

El Rey es el único que ha estado presente en las 17 ediciones de las cumbres iberoamericanas, primero junto a Felipe González, después con José María Aznar y ahora con José Luis Rodríguez Zapatero; conoce a todos los mandatarios latinoamericanos y, hasta la fecha, su figura siempre ha sido objeto del máximo respeto. Para él, señalan desde su Casa, el encontronazo que mantuvo junto al presidente del Gobierno con el líder venezolano, Hugo Chávez, ha supuesto un disgusto.

El Monarca español conoce bien la región, sabe de sus peculiaridades y siempre ha demostrado su destreza incluso frente a los mandatarios más levantiscos y ello da la medida del grado de enojo que le produjo la actitud del presidente de Venezuela.

Las mismas fuentes también explican que el Monarca se "hartó" de la actitud de Chávez cuando éste intentó reiteradamente interrumpir al presidente Zapatero, en el uso de la palabra. Para Don Juan Carlos, la insistencia del mandatario venezolano se dirigía no contra la persona del jefe del Gobierno, sino contra lo que representa. Por eso, añaden, el Rey intentó poner orden y lo hizo "espontáneamente y con indignación".

El gesto del Monarca habría quedado ahí y ya era más que explícito; sin embargo, cuando tomó la palabra el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y abundó en los ataques a España, haciendo referencias directas "a sus empresarios y a sus embajadores", Don Juan Carlos optó por dar un nuevo paso.

"Tú sigue aquí, pero yo me voy para que se note que protestamos", le dijo al presidente del Gobierno, según altos funcionarios presentes en el acto. Y abandonó el salón plenario ante la atribulada mirada de la presidenta chilena, Michelle Bachelet.
 
Reconducir la crisis

El lunes, desde el Ministerio de Exteriores se intentaba reconducir la crisis con Venezuela y, sobre todo, se trataba de "seguir las instrucciones" que el Rey dio con su ejemplo, aseguran portavoces autorizados del Palacio de Santa Cruz.

En definitiva, lo que se pretende es, a través de las gestiones del nuevo embajador de España en Caracas, Dámaso de Larios, que Chávez "guarde silencio" y no eche más leña al fuego porque, de lo contrario, advierten, "el Gobierno responderá en defensa del Rey".

Don Juan Carlos está al corriente de todos los detalles de la estrategia española. En la tarde del lunes, el jefe del Estado recibió al presidente del Gobierno en audiencia en el Palacio de La Zarzuela. Se trataba de la habitual entrevista que mantienen ambos semanalmente y que, de ordinario, suele celebrarse los martes. En esta ocasión, la cita se ha adelantado un día porque este martes, a media tarde, el presidente asiste a la presentación de un libro del que es protagonista.
Se descarta llamar a consultas al embajador

En cualquier caso, en el encuentro ambos abordaron la situación que se generó en la Cumbre Iberoamericana y la respuesta que debe dar la diplomacia española. Moncloa y Zarzuela coinciden en que lo apropiado es intentar rebajar la tensión y que las aguas vuelvan a su cauce.

En consecuencia, Exteriores, "por el momento", descarta dar el paso de llamar a consultas al embajador español. Sin embargo, la medida diplomática de protesta podría llegar a producirse si en Caracas no entienden que la mejor manera de preservar los intereses comunes es "callar", como apuntó Don Juan Carlos.

Por ahora, uno de los mensajes que se ha trasladado con claridad meridiana al presidente venezolano es el de que en el sistema constitucional español el Rey no dirige la política exterior. Con ello se pretende hacer entender a Chávez que sus acusaciones sobre la connivencia del Monarca en el presunto apoyo al intento de golpe que se produjo en Venezuela en 2002 son "inadmisibles".

En el Ministerio están convencidos de que el presidente venezolano comprenderá lo que Madrid dice porque, aseguran, él es consciente de que los intereses bilaterales en juego son demasiado importantes. Entre tanto, insisten en que, una vez más, apostarán, frente a las exigencias del Partido Popular, por ejercer "la diplomacia callada".

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