martes, 20 de noviembre de 2007

Bodas para la eternidad

EMILI J. BLASCO
La unidad en torno a la Monarquía protagonizó ayer la solemne celebración de Acción de Gracias por los 60 años de matrimonio de Isabel II y su esposo, el Duque de Edimburgo. En la Abadía de Westminster estuvieron todos los miembros de la Familia Real —el príncipe Guillermo hizo una de las lecturas del servicio religioso—, y los líderes de los partidos políticos, incluido el de los independentistas escoceses.
Fue un tributo a la solidez que el duradero matrimonio ha aportado a la institución monárquica y a la continuidad histórica del Reino Unido. «Algunas parejas tienen que vivir más que otras a la completa luz de la publicidad. En la actualidad somos más conscientes que nunca de las presiones que eso supone», indicó el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, que agradeció el ejemplo de la Reina y su marido.
Entre los dos mil invitados a la ceremonia se encontraban diez parejas que también se casaron el 20 de noviembre de 1947, con las que Isabel II y el príncipe Felipe departieron unos instantes. Ambos celebrarán hoy sus bodas de diamante en Malta, isla en la que vivieron entre 1949 y 1951 mientras el Duque de Edimburgo desarrollaba su carrera en la Royal Navy, en la que ingresó al comenzar la Segunda Guerra Mundial.
Entre las anécdotas que podrán recordar de aquel día de hace sesenta años está el regalo de 131 pares de medias de nailon, algo bien preciado en tiempos de austeridad económica, y de quinientas latas de piñas llegadas de un rincón de la Commonwealth, entre miles de presentes enviados desde todo el mundo. También hubo una máquina de coser, una aspiradora, una máquina de pelar patatas y una esponja de baño.
Al nacionalizarse británico para la boda, el príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca adoptó el apellido de Mountbatten, que correspondía a los parientes ingleses de la familia de su madre. El sentimiento antialemán tras la guerra aconsejó evitar la presencia en el casamiento de los familiares germanos del novio, así como de sus hermanas, que estaban casadas con alemanes.
Ante de que comenzara la ceremonia de 1947 hubo que comprobar la posición de los micrófonos de la BBC, pues en la boda real de 1934 la cruz procesional golpeó el micrófono que pendía sobre las escaleras del altar.
El Duque de Edimburgo tuvo dos despedidas de soltero, una abierta a la Prensa y otra en privado con sus amigos del Belfry Club. Los recién casados pasaron su luna de miel en Inglatera y Escocia. Desde entonces, el príncipe Felipe ha acompañado a Isabel II a todos los viajes por la Commonwealth y a las visitas públicas dentro del Reino Unido.

No hay comentarios: