Leopoldo Abadía
El Confidencial
Nos hemos pasado la semana hablando del Rey. Parece que está preocupado y que ha decidido intervenir, dentro de sus posibilidades, que no son muchas.
He oído de todo: que por qué se mete, que por qué no se mete, que no es verdad que se esté metiendo, que con lo que cobra se tiene que meter, etc.
Pues a mí me parece que sí, que el Rey tiene que pegar un puñetazo en la mesa. Un puñetazo virtual, pero fuerte. Muy fuerte. Supongo que la Constitución -sigo sin leérmela- autoriza lo del puñetazo.
El puñetazo debe ir acompañado de bronca. Porque el pueblo español, que nunca he sabido lo que era hasta este año último, empieza a estar harto de fantochadas y de estupideces.
Digo que no sabía qué era el pueblo español, hasta que lo he visto, en muchos sitios, cuando he dado conferencias y cuando, en los coloquios y fuera, he hablado con la gente. Con mucha gente, que tienen pinta de ser el pueblo español.
Y he visto a la gente preocupada por los que "estos" están haciendo y por lo que "esos" (o sea, los que no son "estos") no están haciendo o lo están haciendo peor, que ya tiene mérito.
A mí me gustaría que el Rey convocase a la Zarzuela a los siguientes señores:
D. José Luis Rodríguez Zapatero
D. Mariano Rajoy
D. Emilio Botín
D. Francisco González
D. Isidro Fainé
D. Rodrigo Rato
D. Gerardo Díaz Ferrán
D. Cándido Méndez
D. Ignacio Fernández Toxo
Todos, con corbata. Y si D. Cándido no tiene, que se la compre.
Todos, puntuales.
No se admiten excusas.
Al entrar, se les dará una libreta pequeña y un boli.
Una vez que estén en la sala -no hace falta que sea muy grande- el Rey entrará y todos se pondrán de pie, porque ha entrado el pueblo español y los empleados se ponen de pie cuando el Jefe entra.
El Jefe, digo el Rey, sacará un papel y lo leerá. El papel dirá algo así como:
1. Estoy hasta las narices del comportamiento de todos ustedes.
2. De usted. D. José Luis, porque no tiene ni idea de cómo hay que dirigir España.
3. De usted, D. Mariano, porque tampoco.
4. De usted. D. Emilio porque no le veo entusiasmado con eso de animar a las empresas a que salgan adelante y porque ha ganado mucho dinero, pero he visto que una parte muy importante de ese dinero son comisiones que me cobran (soy el pueblo español) hasta por respirar.
5. De usted, D. Francisco, por lo mismo.
6. De usted, D. Isidro, por lo mismo.
7. De usted, D. Rodrigo, por lo mismo y porque, además, dice que tiene muchos euros y muchas oficinas y que esos ratios le han permitido hacer muchas cosas buenas. Y al pueblo español le parece que el volumen de activos no es un ratio y que el número de oficinas tampoco, porque al pueblo español, cuando estudiaba latín, le enseñaron que ratio es una relación entre dos cosas y que aquí, de relación, nada.
8. De usted, D. Gerardo, porque, entre unas cosas y otras, le veo distraído.
9. De usted, D. Cándido, porque mucho 4º vicepresidente, pero nada.
10. De usted. D. Ignacio, porque nada, y además, no es usted ni 5º Vicepresidente.
11. De todos ustedes, porque no están haciendo nada para que las 4.326.500 personas que están sin trabajo encuentren algo.
Y continuaré el Rey -o sea, el pueblo español-:
12. Así es que les pido (y subrayará "pido" para que se oiga "ordeno", aunque constitucionalmente no lo pueda decir) que:
a. Se reúnan inmediatamente. Por ejemplo, ahora, y que empiecen a trabajar y que me den por escrito lo que van a hacer.
b. Que ya me he cansado de lo del Pacto de Estado.
c. Que lo que me hace falta es un pacto de todos ustedes, para conseguir:
i. Que fuera de España nos respete alguien, aunque sea la Península de Jutlandia
ii. Que demos por primera vez en muchos años una imagen (por lo menos, la imagen) de que somos un país serio
iii. Que el pueblo español piense que, por primera vez en la historia reciente, hay un grupo de gente que quiere pensar en España y no en su pueblo y/o en su bolsillo
Y terminará el Rey -o sea, el pueblo español-:
13. Les espero aquí el jueves de la próxima semana. Traerán ustedes un primer borrador, que me presentarán y me lo dejarán para que yo me lo estudie durante otra semana.
14. Y en cuanto yo -el pueblo español- les diga que adelante, ustedes a cumplir con lo escrito, previo paso por la tele, para leer al pueblo español lo que van a hacer.
Y el Rey se irá, se meterá en la capilla de la Zarzuela y rezará para que Dios haga pronto el milagro de que todos estos señores discurran y vean qué pueden hacer juntos para salvar España.
Porque, mis queridos amigos, a España hay que salvarla.
El Confidencial
Nos hemos pasado la semana hablando del Rey. Parece que está preocupado y que ha decidido intervenir, dentro de sus posibilidades, que no son muchas.
He oído de todo: que por qué se mete, que por qué no se mete, que no es verdad que se esté metiendo, que con lo que cobra se tiene que meter, etc.
Pues a mí me parece que sí, que el Rey tiene que pegar un puñetazo en la mesa. Un puñetazo virtual, pero fuerte. Muy fuerte. Supongo que la Constitución -sigo sin leérmela- autoriza lo del puñetazo.
El puñetazo debe ir acompañado de bronca. Porque el pueblo español, que nunca he sabido lo que era hasta este año último, empieza a estar harto de fantochadas y de estupideces.
Digo que no sabía qué era el pueblo español, hasta que lo he visto, en muchos sitios, cuando he dado conferencias y cuando, en los coloquios y fuera, he hablado con la gente. Con mucha gente, que tienen pinta de ser el pueblo español.
Y he visto a la gente preocupada por los que "estos" están haciendo y por lo que "esos" (o sea, los que no son "estos") no están haciendo o lo están haciendo peor, que ya tiene mérito.
A mí me gustaría que el Rey convocase a la Zarzuela a los siguientes señores:
D. José Luis Rodríguez Zapatero
D. Mariano Rajoy
D. Emilio Botín
D. Francisco González
D. Isidro Fainé
D. Rodrigo Rato
D. Gerardo Díaz Ferrán
D. Cándido Méndez
D. Ignacio Fernández Toxo
Todos, con corbata. Y si D. Cándido no tiene, que se la compre.
Todos, puntuales.
No se admiten excusas.
Al entrar, se les dará una libreta pequeña y un boli.
Una vez que estén en la sala -no hace falta que sea muy grande- el Rey entrará y todos se pondrán de pie, porque ha entrado el pueblo español y los empleados se ponen de pie cuando el Jefe entra.
El Jefe, digo el Rey, sacará un papel y lo leerá. El papel dirá algo así como:
1. Estoy hasta las narices del comportamiento de todos ustedes.
2. De usted. D. José Luis, porque no tiene ni idea de cómo hay que dirigir España.
3. De usted, D. Mariano, porque tampoco.
4. De usted. D. Emilio porque no le veo entusiasmado con eso de animar a las empresas a que salgan adelante y porque ha ganado mucho dinero, pero he visto que una parte muy importante de ese dinero son comisiones que me cobran (soy el pueblo español) hasta por respirar.
5. De usted, D. Francisco, por lo mismo.
6. De usted, D. Isidro, por lo mismo.
7. De usted, D. Rodrigo, por lo mismo y porque, además, dice que tiene muchos euros y muchas oficinas y que esos ratios le han permitido hacer muchas cosas buenas. Y al pueblo español le parece que el volumen de activos no es un ratio y que el número de oficinas tampoco, porque al pueblo español, cuando estudiaba latín, le enseñaron que ratio es una relación entre dos cosas y que aquí, de relación, nada.
8. De usted, D. Gerardo, porque, entre unas cosas y otras, le veo distraído.
9. De usted, D. Cándido, porque mucho 4º vicepresidente, pero nada.
10. De usted. D. Ignacio, porque nada, y además, no es usted ni 5º Vicepresidente.
11. De todos ustedes, porque no están haciendo nada para que las 4.326.500 personas que están sin trabajo encuentren algo.
Y continuaré el Rey -o sea, el pueblo español-:
12. Así es que les pido (y subrayará "pido" para que se oiga "ordeno", aunque constitucionalmente no lo pueda decir) que:
a. Se reúnan inmediatamente. Por ejemplo, ahora, y que empiecen a trabajar y que me den por escrito lo que van a hacer.
b. Que ya me he cansado de lo del Pacto de Estado.
c. Que lo que me hace falta es un pacto de todos ustedes, para conseguir:
i. Que fuera de España nos respete alguien, aunque sea la Península de Jutlandia
ii. Que demos por primera vez en muchos años una imagen (por lo menos, la imagen) de que somos un país serio
iii. Que el pueblo español piense que, por primera vez en la historia reciente, hay un grupo de gente que quiere pensar en España y no en su pueblo y/o en su bolsillo
Y terminará el Rey -o sea, el pueblo español-:
13. Les espero aquí el jueves de la próxima semana. Traerán ustedes un primer borrador, que me presentarán y me lo dejarán para que yo me lo estudie durante otra semana.
14. Y en cuanto yo -el pueblo español- les diga que adelante, ustedes a cumplir con lo escrito, previo paso por la tele, para leer al pueblo español lo que van a hacer.
Y el Rey se irá, se meterá en la capilla de la Zarzuela y rezará para que Dios haga pronto el milagro de que todos estos señores discurran y vean qué pueden hacer juntos para salvar España.
Porque, mis queridos amigos, a España hay que salvarla.
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