Ayer se reunieron en La Zarzuela los líderes de los dos principales sindicatos como parte de una ronda de contactos que ha promovido el Rey con los principales sectores de la economía española para encontrar una salida a la crisis que está causando graves consecuencias en España. Así lo señala la nota de prensa publicada en la web de la Casa Real.
El Gobierno ha dejado entrever su malestar porque el Rey haya tomado la iniciativa ante esta cuestión y se ponga de manifiesto la total incompetencia del Gobierno para llegar a acuerdos de Estado que permitan poner en práctica políticas para revitalizar la economía española. También desde la oposición se ha expresado cierta contrariedad por la actitud del monarca insistiendo en que es hora de “amplios acuerdos”.
Dándole la vuelta al clásico aforismo, “el Rey no gobierna, pero reina” y Don Juan Carlos sencillamente cumple con la misión que le ha encomendado la Constitución. Concretamente, en el artículo 56 se dice, que como Jefe del Estado, el Rey “arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”. Dadas las graves circunstancias a las que hemos llegado, cabe estar de enhorabuena porque el Rey ha dado un paso al frente y ha salido de su habitual discreción para mostrar que está al mando de la sala de máquinas y, como señala Fernando Ónega en un artículo de La Vanguardia, “vuelve el motor del cambio”, como hiciera en la Transición facilitando que personas antagónicas llegaran a acuerdos para consolidar la democracia.
También recomiendo leer el artículo que ha escrito Marc Carrillo, profesor de Derecho Constitucional, comentando las funciones del Rey. Señala que el rey “ha de disponer del derecho a ser oído y, sobre todo, del derecho a ser informado”.
Por otra parte, José Antonio Zarzalejos, en un artículo titulado “Patriótica dimisión” recuerda la decisión de Adolfo Suárez de dejar el poder en 1981, en un estado de parálisis económica, porque no se consideraba capacitado para mejorar la situación. Por otros motivos muy diferentes pero también para dejar paso a otras personas con nuevas ideas, José María Aznar fijó su mandato en dos legislaturas improrrogables.
En los momentos difíciles es cuando se conoce la talla de los líderes. José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado ser incapaz de afrontar la actual crisis económica y no dispone de ideas para superarla. Es hora de que renuncie, por patriotismo, y deje lugar a otras personas mejor preparadas. Si no lo hace voluntariamente, su partido debería tomar decisiones drásticas como plantear una moción de censura en el Congreso. Únicamente son necesarios los votos de 35 diputados ¿podemos encontrar a 35 socialistas honestos en el Congreso? y con el voto favorable del Partido Popular sustituir al actual Gobierno por un equipo de tecnócratas elegidos por ambos partidos. Una vez superada la crisis, ya volverán los intereses electorales de cada grupo. Ahora ha llegado el momento de salvar España antes de que sea demasiado tarde.
El Gobierno ha dejado entrever su malestar porque el Rey haya tomado la iniciativa ante esta cuestión y se ponga de manifiesto la total incompetencia del Gobierno para llegar a acuerdos de Estado que permitan poner en práctica políticas para revitalizar la economía española. También desde la oposición se ha expresado cierta contrariedad por la actitud del monarca insistiendo en que es hora de “amplios acuerdos”.
Dándole la vuelta al clásico aforismo, “el Rey no gobierna, pero reina” y Don Juan Carlos sencillamente cumple con la misión que le ha encomendado la Constitución. Concretamente, en el artículo 56 se dice, que como Jefe del Estado, el Rey “arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”. Dadas las graves circunstancias a las que hemos llegado, cabe estar de enhorabuena porque el Rey ha dado un paso al frente y ha salido de su habitual discreción para mostrar que está al mando de la sala de máquinas y, como señala Fernando Ónega en un artículo de La Vanguardia, “vuelve el motor del cambio”, como hiciera en la Transición facilitando que personas antagónicas llegaran a acuerdos para consolidar la democracia.
También recomiendo leer el artículo que ha escrito Marc Carrillo, profesor de Derecho Constitucional, comentando las funciones del Rey. Señala que el rey “ha de disponer del derecho a ser oído y, sobre todo, del derecho a ser informado”.
Por otra parte, José Antonio Zarzalejos, en un artículo titulado “Patriótica dimisión” recuerda la decisión de Adolfo Suárez de dejar el poder en 1981, en un estado de parálisis económica, porque no se consideraba capacitado para mejorar la situación. Por otros motivos muy diferentes pero también para dejar paso a otras personas con nuevas ideas, José María Aznar fijó su mandato en dos legislaturas improrrogables.
En los momentos difíciles es cuando se conoce la talla de los líderes. José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado ser incapaz de afrontar la actual crisis económica y no dispone de ideas para superarla. Es hora de que renuncie, por patriotismo, y deje lugar a otras personas mejor preparadas. Si no lo hace voluntariamente, su partido debería tomar decisiones drásticas como plantear una moción de censura en el Congreso. Únicamente son necesarios los votos de 35 diputados ¿podemos encontrar a 35 socialistas honestos en el Congreso? y con el voto favorable del Partido Popular sustituir al actual Gobierno por un equipo de tecnócratas elegidos por ambos partidos. Una vez superada la crisis, ya volverán los intereses electorales de cada grupo. Ahora ha llegado el momento de salvar España antes de que sea demasiado tarde.
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