sábado, 17 de mayo de 2008

La Condesa de Barcelona vuelve a la Maestranza

La Condesa de Barcelona vuelve a la Maestranza

S.A.R. la Condesa de Barcelona, grandísima aficionada a la Fiesta Nacional, ha vuelto a la Real Maestranza. Lo ha hecho esta vez en bronce, merced al monumento que le ha erigido Sevilla por medio de su Ayuntamiento, la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y la Fundación Doña María de las Mercedes. Y es que en el día de ayer quedó instalada la escultura que el próximo jueves día 22, festividad del Corpus Christi, inaugurará Su Majestad el Rey Don Juan Carlos, que acudirá ex profeso para este acto y luego presidir en el Palco Real del coso del Baratillo la corrida de toros con la que también se rinde homenaje a su augusta madre.
La talla llegó a los aledaños de la Casa de la Real Maestranza al filo de las diez de la mañana. Allí esperaba el teniente de Hermano Mayor maestrante, Alfonso Guajardo-Fajardo y Alarcón, que siguió con sumo interés todas las maniobras que hubo que hacer para dejar colocado el bronce en el impresionante pedestal de mármol de Macael.
A las siete de las mañana comenzaban los preparativos en la nave de la fundición de Francisco Ruiz Salas -Marcelo para los amigos- en Valencina de la Concepción. Miguel García Delgado, autor de la obra, ultimaba los detalles del traslado en el camión.
El primer paso estaba dado. Los temores por dicho transporte quedaron despejados cuando el tráiler llegó al Paseo de Colón. Posteriormente se inició el proceso de bajada de la escultura. Mil kilos de bronce que comenzaron a despertar la curiosidad de los viandantes y de los visitantes al Museo Taurino de la plaza de toros. Muchos de ellos no dudaron en hacer fotografías del momento, habida cuenta de la envergadura de la talla. Incluso los vehículos que transitaban por la zona disminuían la velocidad para contemplar los trabajos.
Nerviosismo
Miguel García Delgado, acompañado de su equipo, asistía nervioso a todas las maniobras. «El viaje hasta aquí ha sido normal, pero no puedo evitar estar muy nervioso. Hasta que no vea la escultura encima del pedestal no me voy a quedar tranquilo, a pesar de que sé que todo va a salir bien».
Disimulaba mejor el nerviosismo el teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza que, acompañado de algunos miembros de su junta de gobierno, supervisaban que todo fuese conforme a lo establecido. Incluso, desde uno de los balcones de la Casa, Alfonso Guajardo-Fajardo contempló las distintas maniobras. Luego, también, con el dramaturgo Albert Boadella, pregonero taurino, que ayer por la mañana estuvo visitando la Real Maestranza y no dudó en sumarse al ingente número de personas que siguieron los trabajos.
Surgió un pequeño contratiempo con el camión-grúa encargado de depositar la escultura en el pedestal, ya que el brazo era demasiado pequeño, por lo que se optó por cambiar de vehículo, algo que retrasó el trabajo de colocación, toda vez que hubo que esperar a que llegase hasta el lugar. Mientras tanto, los operarios de la empresa Sando continuaban con la labor de enlosado de todo el parterre.
Miguel García Delgado explicó que el bocado de «Vive le Roi», el caballo que monta la Condesa de Barcelona, ha sido realizado por los orfebres Juan Pascual y Margara Cortés. Y para los amantes de las curiosidades, cabe destacar que en la zona izquierda de la cincha aparecen los nombres de Miguel García Delgado; el de los escultores que han colaborado con él, Jesús Iglesias Montero y Manuel Molero, y el del fundidor, Francisco Ruiz Salas «Marcelo». Igualmente, en el casco de la pata trasera izquierda figuran las iniciales «GEA», que es como firma sus obras el escultor sevillano.
Otra de las cuestiones que quedaron solventadas fue la de la visión del monumento en el espacio en el que va ubicado. «Se han estudiado todas las proporciones de manera exhaustiva -señaló el escultor- pero ahora que veo todo el conjunto, queda armónico con el espacio. Ni éste se «come» al monumento ni el monumento al espacio».
Pasadas las dos de la tarde, la estatua de S.A.R. la Condesa de Barcelona quedaba ubicada en el pedestal, a la vera de la Maestranza, a la que tantas veces acudió a los toros, una de sus grandes aficiones.

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