ANTONIO BURGOS
ABC
HOY los sevillanos no nos dividimos en béticos y sevillistas, ni en los que creen que en el Corpus había más gente que el año pasado y los que creen que había menos. No. Hoy los sevillanos nos dividimos en dos grandes grupos, a saber: los que les gusta el monumento ecuestre de la Condesa de Barcelona y los que no les gusta. Entre los primeros nos encontramos quienes en este punto aparcamos las cuestiones estéticas para centrarnos en las sentimentales. No sólo es un monumento a la sevillanísima, currista y bética Doña María de la Mercedes de Borbón, sino a su hijo. Ya dije que el caballo de la Maestranza, como quizá se conozca pronto popularmente al monumento, no sólo es un recuerdo a Doña María: es también un homenaje al Rey por la parte de decirle «viva la mare que te parió» por medio del bronce. Y un tributo a la Institución Monárquica, que, con la tormenta tricolor que está cayendo, especialmente en el territorio de los Indios Cachimbas, que son republicanos y antitaurinos, pues ya me contarás. ¿Tú qué querías, República y cargarte la Fiesta Nacional? Toma, pues ahí tienes: monumento a la madre del Rey y a Su Majestad apoyando a la fiesta de los toros a pie de corrida del Corpus.
Ya está el monumento. Y de un momento a otro vendrán los chistes. Si es que no los han sacado ya. Novelería sevillana aparte y jubileo de la pestaña a un lado, yo sé por qué había ayer tarde tanta gente en el Paseo Colón mirando el monumento: para ver quién era el primero que le sacaba un chiste. ¿Falta de respeto? En absoluto. Es una forma sevillana de expresión como otra cualquiera. Sevilla a todo le saca la punta de un chiste. Si aquí le echáramos a la Biofísica la misma intensidad que a los chistes, teníamos un Premio Nobel cada semana. Pero esto, claro, sería Suecia, que es aburridísima, y no Sevilla. En Sevilla pasa con los chistes como con las coplas del Carnaval en Cádiz. En Cádiz, si no te sacan en una copla de Carnaval, no eres nadie; en Sevilla no eres nadie si no te sacan un chiste. ¿Y saben a quién le hubiera gustado tela marinera que le contaran el último sobre el monumento de Doña María? Pues a la misma Doña María. Como le gustará al Rey. Tengo que preguntárselo al teniente Guajardo Fajardo (a quien felicito por todo lo de ayer), pues seguro que el Rey, en cuantito inauguró el monumento, le dijo, borboneando:
—Alfonso, ahora cuéntame el chiste que le han sacado al monumento de mi madre. Porque si no le han sacado ya un chiste, ni esto es Sevilla ni esto es ná.
Cuando su madre vivía, al Rey le encantaba contar los chistes que Sevilla le había sacado a su augusta madre. En «Curro Romero, la esencia» narro cómo en una corrida de la Prensa en Madrid, Su Majestad le contó al Faraón de Camas, que le acompañaba en la barrera, el chiste que sobre el currismo de Doña María había sacado Miguel el Potra. Mucho me temo que el Rey se volviera anoche a Madrid con la inquietud de que Sevilla ya no es Sevilla: no le habían contado ningún chiste sobre el monumento.
Y yo sé uno. Ya antiguo. Quizá el primero. Cuando el monumento era sólo un proyecto en las gestiones de la comisión que creó el inolvidable Conde de Luna, se lo oí a un sevillano de probada lealtad a la Corona. Me preguntó cómo era la estatua ecuestre de Doña María, y le expliqué la disposición de manos juntas del caballo: «Como el de San Fernando en la Plaza Nueva, una cosa así». Y me dijo:
—Eso es reunido. Cuando un caballo tiene las cuatro manos juntas, los que saben de eso dicen que «está reunido». Vamos, igual que te dice la secretaria cuando llamas a Don José y Don José no se quiere poner: «Está reunido». El caballo de Doña María, igual. Como es un caballo tan importante, le dice a Sevilla que está reunido con Doña María, que no lo molesten.
Lo cual es currismo puro en homenaje a la Condesa de Barcelona. Como lo que cuenta Juan Manuel Albendea de aquella tarde que estaba toreando Curro en Sevilla y en el silencio de la plaza sonó uno de los primeros teléfonos móviles, y una voz del tendido mandó callarlo, diciendo:
—¡Dile que estás reunido!
Con el caballo de la Maestranza, la ciudad está desde ayer reunida con el recuerdo de una gran sevillana que engrandeció la Fiesta Nacional y moría por nuestras cosas.
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