El Confidencial
Hace tres años, Letizia Ortiz Rocasolano acudía a la entrega de los Premios Príncipe de Asturias como una humilde periodista. Ahora preside la ceremonia como señora de Borbón y atiende con esmero sus deberes de esposa. Desde su primera intervención de "novia Real" -tildada de marimandona- hasta la sumisión actual como consorte, ha superado un master intensivo. Clases clandestinas de esquí en Xanadú, descensos en cuña por Courchevel, adiestramiento en protocolo y...otras artes. La sufrida Reina Sofía ha sido una de sus mentoras. El resultado es que al ser preguntada sobre cuando vendrá Leonor a Asturias, la abnegada Letizia responde: "Cuando su padre diga".
En la ceremonia de los Premios -a pesar de su delicado estado- permaneció serena y discreta, como un bello jarrón de Sèvres. El día anterior confesaba que sólo había vomitado una vez. Y es que los rumores sobre las molestias del embarazo agobian a la pareja. Si a ello se suma las tendencias republicanas de los premiados, las secuelas pueden ser duras para don Felipe. Así ocurrió la víspera del evento cuando Fernando Morán, ex ministro de Asuntos Exteriores, declaraba al recibir la medalla de Asturias: "Desde mi republicanismo irrenunciable, en este momento no hay razón para ser antimonárquico". A continuación, Pedro Almodóvar remataba la jugada: "Sólo soy monárquico durante los Premios, el resto del año… ejerzo de juancarlista". El Príncipe harto de esos comentarios impertinentes llamó a Zarzuela: "Leti, te necesito". Y al regresar al hotel, la obediente Princesa le esperaba luciendo la Cruz de la Victoria (no sabemos si algo más). La Real dama se registraba en recepción a las once de la noche; había adelantado su viaje para descansar junto a su esposo.
Al día siguiente, la pareja principesca brillaba con luz propia, radiante y consciente del prime time. Al mediodía, tuvo lugar una recepción oficial con almuerzo. El piscolabis consistió en un buffet con crema de castañas, fabada tradicional y con centollo, gambas, embutidos ibéricos, lubina, merluza rellena, salmón y roast beef. De postre, casadiellas, tocinillo de cielo y dulces de almendra. Durante veinte minutos se cerraron las puertas del comedor principal para que los Príncipes comieran con tranquilidad. El resto del programa departieron con las personalidades asistentes, algunos aprovecharon para saludar a los anfitriones en pleno almuerzo.
Se acercaba la hora cumbre, la Princesa sabía que iba a ser cotilleada pero en ningún momento perdió la compostura. Ella ha sobrevivido a intrigas palaciegas, celos, dimes y diretes. Incluso vive un embarazo rodeado de polémica constitucional. Y hasta el mismísimo Sabino Fernández Campo pidió calma sobre el asunto.
Por fin, suena el Himno nacional aunque sólo los más afortunados pudieron entrar al Campoamor. Entretanto, miles de persona se agrupaban por la calle: "Leti, Leti, Pau, Pau, Pe, Pe", en referencia a Pau Gasol y Penélope Cruz, príncipes por aclamación popular. Y entre la amplia lista de ilustres millonarios destacaron Alicia Koplowitz, Blas Herrero, Cosmen Adelaida, Fernando Masaveu o el presidente el Real Madrid, Ramón Calderón. Después de la ceremonia hubo un cóctel en El Reconquista. El Príncipe se mantuvo dicharachero hasta el último momento. La Reina y Letizia optaron por regresar a Madrid cuanto antes, sus labores las reclamaban.
Premiados al borde de un ataque de nervios
Los días previos al acontecimiento las calles de Oviedo sufrieron colapso de famosos. Almodóvar se quedó perplejo al ver el edificio histórico de la Universidad decorado con grandes carteleras de sus películas. Al llegar a la catedral saludó a la estatua de La Regenta y le susurró al oído que algún día la convertiría en chica Almodóvar. Paul Auster acudía a diversas charlas y en un momento socrático confesó: "Lo único que he aprendido como escritor es que soy estúpido". Su discurso sobre la inutilidad del arte fue brillante.
José Ignacio Cirac animaba a los jóvenes a dedicarse a la investigación. Mientras los fotógrafos de National Geographic contaban que un grupo de científicos viajará al Principado para recopilar muestras de ADN de un centenar de asturianos. Tras las investigaciones darán a conocer sus raíces genéticas en los últimos 60.000 años. Asimismo, los fotógrafos hicieron campaña para salvar el Planeta y regalaron el número de la revista de noviembre que incluye un DVD sobre el vientre materno embarazado. "This is an special present for Letizia", dijo uno de los protagonistas. Además, en la portada de la edición aparece una niña con cara de mona.
Mary Robinson hizo labor reivindicativa a favor de los derechos humanos de los inmigrantes. Por su parte, la presidenta de UNICEF, Ann Veneman, sedujo con su mensaje en pro de la infancia. Y convenció a la selección española de baloncesto para que donara los cincuenta mil euros del Premio a su causa. Sin duda, el gran ausente fue Bill Gates quien optó por enviar a sus padres, Mimi y William. Aunque prometió venir en noviembre a dar una conferencia y podría aprovechar la ocasión para anunciar una importante inversión de Microsoft en Asturias.
Mi reino por una entrada
El teatro Campoamor se quedó pequeño, sólo los medios disfrutaron de más de un millar de acreditaciones. Allí estaban: Carmen Caffarel, Fran Llorente, Luis del Olmo, Julia Otero, Olga Viza y Lorenzo Milá. El invitado más parlanchín fue Miguel Ángel Revilla, quien criticó a Aznar y aprovechó para protestar por los Presupuestos: "Asturias y Cantabria no podemos ser ordeñados por vascos y catalanes". Entre los políticos destacaban, el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, el de Castilla-La Mancha, José María Barreda. Además de ministras como Carmen Calvo y Mercedes Cabrera, la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, ex ministras como Carmen Alborch y Ana Pastor, junto al ex presidente Calvo Sotelo, la presidenta del Tribunal Constitucional Emilia Casas. Y entre el público, Letizia dedicó un saludo especial a su abuela, Menchu Álvarez del Valle, y a su madre, Paloma Rocasolano. Al acto también asistieron Fraga, Punset, Arancha Sánchez Vicario, Samaranch, Garrigues Walker, Elena Benarroch o la viuda de Claudio Boada, entre otros.
En definitiva, brilló el glamour y el talento por doquier. Y aunque parte de la jet criticó a la consorte, hasta los más republicanos le hicieron la reverencia. Así pues, Doña Letizia se gradúa con un Summa Cum Laude como Princesa de Asturias.
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