domingo, 22 de octubre de 2006

Agenda de la Princesa Letizia

Publicado en el suplemento de El Mundo el día 15 de octubre y que por su interés se reproduce ahora.

OBJETIVO: QUE NO ECLIPSE AL PRINCIPE

HA SIDO su primera semana de gloria: Doña Letizia se estrenó en solitario como Princesa. Se ha ampliado el personal para atender la avalancha de peticiones. Eso sí, se evitará que sea la «Lady Di» española
CONSUELO FONT

Este lunes pasado, a las 11,30 de la mañana, la princesa Letizia hacía entrada en el colegio público Príncipes de Asturias de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Iba acompañada de la plana mayor de la Secretaría del Príncipe, con Jaime Alfonsín, su responsable, a la cabeza. Además de dos jefes de prensa, personal de protocolo, ayudantes de campo y un nutrido grupo de escoltas que trataban de contener el gentío congregado a las puertas del centro. En el séquito se integraron también la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Tanta parafernalia no era para menos, ya que se trataba de un momento estelar para la Princesa, que había levantado una enorme expectación mediática: el estreno de su propia agenda de actividades oficiales, por separado del Príncipe. Con un campo de trabajo adaptado además a la medida de sus inquietudes: infancia y juventud.
 
Ataviada con un traje diplomático gris que marcaba aún más su delgadez y unos zapatos de serpiente de tacón alto, la Princesa se pateó durante dos horas las aulas del centro. Y eso que su nuevo embarazo le está haciendo pasar un auténtico via crucis de náuseas, mareos y permanente malestar. Hasta el punto de que en un momento del recorrido, debió de ver el cielo abierto cuando avistó el letrero «baño». Allí se metió a toda prisa, seguramente para descargar un inoportuno vómito mañanero.

Su embarazo fue uno de los focos de atención de la visita. En charlas informales con el profesorado del centro, la Princesa reconoció con total naturalidad que se encontraba peor que en el embarazo anterior «me está tocando sufrir», dijo. Comentó también que esperaba que no le durara mucho tiempo el malestar «si estoy así los nueve meses, me muero», y que ya le había dicho al Príncipe que «eso de cuatro o cinco niños...» e hizo un significativo gesto con la mano de «nada de nada».

El otro gran foco de atracción, sobre todo para los críos, era la Infanta Leonor. Gracias a ellos se supo que está dando sus primeros pasos. «¿No has traído a Leonor porque tú has venido andando y ella no anda?», preguntó una niña a la Princesa. Ésta le respondió: «No creas, ya casi anda».

También se pudo comprobar la minuciosidad con que Letizia había preparado su estreno. En cada aula preguntaba a los niños sus nombres y se paraba a hablar con ellos. En una clase, le regalaron un dibujo firmado por los alumnos. Letizia lo observó y dijo dirigiéndose a uno de ellos: «Miguel, no veo tu firma». El niño, en efecto, contestó que la había tachado. Una capacidad de memorizar que impresionó a la concurrencia y, sin embargo, es una práctica habitual en los miembros de la Familia Real, que sorprenden a sus interlocutores llamándoles por su nombre. Lo cual es producto de un entrenamiento exhaustivo.

TODO PLANEADO

Y demuestra que este espaldarazo definitivo dentro de la familia real que supone dotar a la Princesa de agenda propia no ha sido algo improvisado. Tampoco una cortina de humo, como afirmó la rumorología, para paliar los efectos de un chiste no muy afortunado desvelado por Joaquín Sabina sobre ella y Estefanía de Mónaco. Ha sido, según indican a CRONICA fuentes de Zarzuela, algo minuciosamente calculado. «Ya se dijo, tras la boda, que a medio plazo Doña Letizia tendría su agenda propia de trabajo, por separado del Príncipe. Se decidió que fuera ya, porque desde distintos sectores de la sociedad se acumulaban muchas peticiones para la Princesa. Estaba todo programado. La prueba es que muchos se preguntan si el momento es oportuno, al coincidir con su segundo embarazo. Esto demuestra que, independientemente de las circunstancias, todo se desarrolla según un plan fijado de antemano».

La Princesa se ha ausentado en múltiples actos desde que el 25 de septiembre se anunció su nuevo embarazo. Su última ausencia fue en la recepción que este jueves celebraron los Reyes con motivo de la Fiesta Nacional, aunque Letizia sí acudió a la parada militar previa. Estas inevitables ausencias motivaron que no se esperara a los tres meses protocolarios para dar el comunicado. «Ya criticaron a los Príncipes por no acudir a la final del mundial de baloncesto. También dijeron que Doña Letizia estaba enfadada con su familia porque no acudió a Asturias. Si empieza a fallar a actos serían capaces de inventar una enfermedad incurable o un divorcio», asegura un miembro del círculo de la Princesa.

Sin embargo, este estreno de agenda no le va a suponer de momento una sobrecarga de actividades. La previsión es que vaya con cuentagotas. «De momento serán actos puntuales. Tampoco se ha establecido periodicidad fija, se verá con el tiempo», aseguran en Zarzuela. Por este motivo, la Princesa no dispondrá de momento de equipo propio. Aunque sí se ha ampliado el número de miembros de la Secretaría del Príncipe. Una oficina que dirige el abogado del Estado Jaime Alfonsín, con dos segundos de a bordo: Manuel Pulido, quien lleva muchos años al servicio del Heredero, y Emilio Tomé de la Vega, el militar que fuera su primer ayudante de campo. Con ellos trabajaban cinco administrativos, que han aumentado a siete para cubrir las nuevas necesidades. Letizia contará también con el apoyo de todos los departamentos de Zarzuela, especialmente prensa, protocolo y seguridad. «Suponemos que a partir de ahora habrá una avalancha de peticiones para Doña Letizia, a las que se irán dando curso. Si se estima oportuno en un futuro, se planteará dotarle de equipo propio».

La causa de este lento goteo no responde sólo a las molestias de su embarazo. Tiene que ver sobre todo con el orden de prioridades que Zarzuela ha establecido de acuerdo con la Princesa. «Lo principal para ella ahora mismo es ocuparse de su familia. La Infanta Leonor es muy pequeña y su madre quiere ocuparse de ella personalmente. Además, viene otro hijo en camino. Su segunda gran prioridad es ejercer junto al Príncipe su papel consorte, acompañándole en sus actos y viajes oficiales. Y en último lugar, se sitúa su agenda de actividades propias».

En definitiva, que nadie piense que a partir de ahora la Princesa se va a convertir en una superestrella en solitario, acaparando un protagonismo similar a la maximanía que se produjo en Holanda con la princesa Máxima, en detrimento del Heredero, Guillermo Alejandro. Menos aún que vaya a gestarse otra Lady Di, cuyo gancho mediático eclipsó tanto a Carlos que éste llegó un día a disculparse por la decepción que produjo su presencia sin Diana: «Lamento no tener varias esposas para acudir a los actos» dijo. Con la Princesa Letizia toda nueva iniciativa, como la de dotarle de agenda propia, sigue estando prudentemente calculada. Sin riesgos.

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