martes, 27 de diciembre de 2005

Los Príncipes de Asturias, vacaciones en Lanzarote

Los príncipes de Asturias junto a la infanta Doña Leonor
 
Los Príncipes de Asturias,Don Felipe y Doña Letizia, preguntaron a los reporteros gráficos que hoy realizaban el posado de la familia si habían visto bien los ojos de la infanta Leonor y, al ser respondidos que no porque estaban muy lejos, se acercaron a los periodistas.

La foto familiar se realizó en la residencia real de "La Mareta", a la que los Príncipes de Asturias y la infanta Leonor llegaron ayer para pasar unos días y, antes de iniciarse, desearon feliz Navidad y Año Nuevo a los aproximadamente 35 periodistas que se acreditaron para el acto.
El Príncipe Felipe exclamó: `menos mal que hoy salió el sol!. Mientras, Doña Letizia preguntó si alguien quería tener a la niña, momento en el que Don Felipe la tomo en brazos y dijo que pesaba poco.
Uno de los asistentes preguntó a Doña Letizia si conocía la isla, a lo que ella respondió que había estado en otras islas del Archipiélago canario, pero no, en Lanzarote. Don Felipe dijo a los periodistas que el fin de año lo pasarán con la familia, y añadió que están encantados de permanecer unos días en un lugar que le trae recuerdos de familia, entre los que citó la muerte de su abuela.
Dona María de las Mercedes, abuela de Don Felipe, falleció el 2 de enero de 1999 en "La Mareta" cuando la familia real se reunió en Lanzarote para pasar unos días de descanso durante las fiestas de Navidad. Los Príncipes de Asturias posaron para la prensa en ropa informal en un acto que duró unos quince minutos. Don Felipe y Doña Letizia pasarán los últimos días de 2005 en la residencia real de "La Mareta", residencia que ha sido utilizada como lugar de descanso de la Familia Real española y por diversas personalidades de todo el mundo.

La anterior ocasión en la que esta residencia fue utilizada por la Familia Real fue en noviembre de este año, cuando los Reyes visitaron Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife en coincidencia con el XXX aniversario de la llegada al Trono de Don Juan Carlos. "La Mareta", situada a la orilla del mar en la localidad turística de Costa Teguise, en el municipio de Teguise, al noreste de la isla más oriental de las islas Canarias, fue mandada construir por el Rey Hussein de Jordania a finales de los años 70 del siglo pasado.
El monarca hachemita nunca se hospedó en ella a pesar de sus frecuentes estancias en la isla, y uno de sus hijos fue el único miembro de la familia real jordana que utilizó la residencia para disfrutar de su luna de miel. Hussein de Jordania cedió la residencia a su amigo el Rey Juan Carlos y el inmueble pasó a formar parte del Patrimonio Nacional a finales de los años ochenta.
El nombre de esta Residencia Real procede del lugar en el que fue construida, pues en él había una "mareta", especie de aljibe sin techar o depósito excavado en el suelo que servía para recoger las aguas de lluvia de la zona y dar de beber a los animales que pastaban por el lugar. El inmueble es obra del fallecido artista lanzaroteño César Manrique y dispone de todos los servicios necesarios para garantizar el pleno disfrute de quienes la ocupan.
 
Fuente: ABC

domingo, 25 de diciembre de 2005

Isabel II loa la compasión frente a los desastres y el terrorismo

En su tradicional mensaje navideño, la reina Isabel II de Inglaterra alabó hoy la compasión y solidaridad mostradas frente a los desastres naturales y atentados terroristas sucedidos este año.

En su discurso anual a los británicos y a los ciudadanos de la Commonwealth, la reina elogió 'el generoso esfuerzo humanitario y la compasión con quienes sufrieron' por los acontecimientos de 2005.

'Este año nos ha recordado que vivimos en un mundo que no es ni fácil ni seguro, pero que es el único lugar que tenemos', dijo la Reina en un mensaje radiotelevisado a la nación.

En el mensaje, grabado en la Capilla del Palacio de Buckingham, Isabel II se refirió a las catástrofes naturales como el tsunami que el 26 de diciembre de 2004 asoló el sureste de Asia y causó la muerte de más de 230.000 personas.

También se refirió a los huracanes que el pasado agosto azotaron el Golfo de México y la ciudad estadounidense de Nueva Orleans y al terremoto que en octubre arrasó Pakistán y parte de la India.

'Estas catástrofes causaron sufrimiento a las familias no sólo en los países directamente afectados, también en el Reino Unido y otras naciones de la Commonwealth', dijo.

'Por si estos desastres fueran poco -añadió-, a veces pienso que la humanidad se ha vuelto contra sí misma, con guerras, alzamientos civiles y brutales actos de terrorismo'.

Isabel II también reflexionó sobre los atentados suicidas del pasado 7 de julio contra la red de transporte público de Londres, que causaron 56 muertos, incluidos los cuatro terroristas, y unos 700 heridos.

'Mis pensamientos se dirigen a aquellos que han perdido a alguien querido y para los que este año ha sido terrible', dijo la reina, quien concluyó su alocución deseando a todos Feliz Navidad y un 2006 lleno de 'esperanza'.

Ataviada con un vestido turquesa, la reina acompañó su mensaje con imágenes de los acontecimientos mencionados y con un villancico interpretado por el coro infantil de la capilla, vestido de dorado y rojo.

El discurso real navideño, que llega a los británicos en pleno almuerzo de Navidad, es una tradición que inició en este país el rey Jorge V, abuelo de la soberana, en 1932, y se consolidó tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Isabel II se dirigió por primera vez a la nación en estas fechas en 1952, por la radio, y en 1957 lo hizo por televisión.

Aunque el mensaje de este año se grabó en el palacio londinense de Buckingham, desde 1988 la Familia Real celebra la Navidad en la residencia de Sandringham (este de Inglaterra), a la que este año acudió también Camilla Parker Bowles, esposa del príncipe Carlos desde el pasado abril.

De acuerdo con la tradición, asistieron a un servicio religioso en la capilla de Santa María Magdalena, a la que llegaron dando un paseo, y disfrutaron después de un almuerzo de pavo, verduras y patatas asadas.

En la misa, el rector de la parroquia, el reverendo Jonathan Riviere, pronunció una plegaria por los miembros de la familia y les pidió que rezaran por las víctimas del 'tsunami', los terremotos y los atentados terroristas del 7 de julio en Londres.

A diferencia del resto de los británicos, que abren sus regalos hoy, los reyes y su familia intercambiaron presentes la Nochebuena, siguiendo una tradición alemana, como los orígenes de su dinastía.

Tras abrir los regalos, ayer dieron el último toque al árbol de Navidad, de 6 metros, y después tomaron el té juntos para culminar la noche con una cena de gala.

Hoy, tras asistir a la misa y posar para la prensa, la Familia Real almorzó un pavo criado en las propiedades reales acompañado de nabos, coles de Bruselas y patatas.

De postre, pastel de frutas con licor y otros dulces típicos de la Navidad.

Después de la comida, Camilla Parker Bowles dejó Sandringham para reunirse con sus hijos, Tom y Laura.

El 26 de diciembre, festivo en el Reino Unido, el duque de Edimburgo, esposo de la Reina, organizará una cacería en sus terrenos.


Fuente: Terra Actualidad - EFE

Mensaje de la Reina Isabel II

The Queen delivers her Christmas Day 2005 message
 
 
 
The day after my last Christmas message was broadcast, the world experienced one of the worst natural disasters ever recorded. The devastating tsunami struck countries around the Indian Ocean causing death and destruction on an unprecedented scale. This was followed by a number of vicious hurricanes across the Caribbean and the inundation of the city of New Orleans. Then in the autumn came the massive earthquake in Pakistan and India.  This series of dreadful events has brought loss and suffering to so many people - and their families and friends - not only in the countries directly affected, but here in Britain and throughout the Commonwealth.

As if these disasters were not bad enough, I have sometimes thought that humanity seemed to have turned on itself - with wars, civil disturbances and acts of brutal terrorism. In this country many people's lives were totally changed by the London bombings in July.

This Christmas my thoughts are especially with those everywhere who are grieving the loss of loved ones during what for so many has been such a terrible year.

These natural and human tragedies provided the headline news; they also provoked a quite remarkable humanitarian response. People of compassion all over the world responded with immediate practical and financial help.

There may be an instinct in all of us to help those in distress, but in many cases I believe this has been inspired by religious faith. Christianity is not the only religion to teach its followers to help others and to treat your neighbour as you would want to be treated yourself.

It has been clear that in the course of this year relief workers and financial support have come from members of every faith and from every corner of the world.

There is no doubt that the process of rebuilding these communities is far from over and there will be fresh calls on our commitment to help in the future. Certainly the need for selflessness and generosity in the face of hardship is nothing new. The veterans of the Second World War whom we honoured last summer can tell us how so often, in moments of greatest trial, those around them seemed able to draw on some inner strength to find courage and compassion.     We see this today in the way that young men and women are calmly serving our country around the world often in great danger. 

This last year has reminded us that this world is not always an easy or a safe place to live in, but it is the only place we have. I believe also that it has shown us all how our faith - whatever our religion - can inspire us to work together in friendship and peace for the sake of our own and future generations.   
 
For Christians this festival of Christmas is the time to remember the birth of the one we call "the Prince of Peace" and our source of "light and life" in both good times and bad. It is not always easy to accept his teaching, but I have no doubt that the New Year will be all the better if we do but try.

I hope you will all have a very happy Christmas this year and that you go into the New Year with renewed hope and confidence.

sábado, 24 de diciembre de 2005

Mensaje de Navidad de Su Majestad El Rey

 

Me dirijo a todos vosotros en este tradicional mensaje de Nochebuena para compartir, brevemente, algunas reflexiones y expresaros de corazón, junto a la Reina y a toda mi familia, nuestro mayor afecto y mejores deseos de felicidad en estas fechas navideñas.
Dedicamos nuestros sentimientos de especial cercanía y cariño a cuantos padecen cualquier tipo de sufrimiento o grave dificultad.Esta noche no quiero ni puedo olvidar a quienes este año han fallecido en su entrega a los demás; les dedicamos nuestro más emocionado recuerdo, al tiempo que abrazamos a sus familias en el dolor; que el ejemplo de solidaridad que nos han dado, y que tanto valoramos, nos sirva a todos de guía para seguir construyendo una España siempre mejor.

España es una gran Nación. Las últimas décadas de nuestra historia no tienen precedentes en términos de paz, progreso y libertad. Nuestro modelo de convivencia se ha convertido en referencia para otros. Nuestra economía presenta una buena salud.Seguimos generando empleo, creciendo por encima de la media europea; y, aunque quede mucho por hacer, nuestro nivel de bienestar, sistema asistencial, equipamientos, transportes o infraestructuras se aproximan a los más avanzados.

No ha sido fácil llegar hasta aquí. Lo conseguido es fruto de los sacrificios de todos los españoles, que supieron superar rencores y divisiones, mirar al futuro y trabajar día a día para hacer de España el país moderno, justo y solidario del que podemos sentirnos orgullosos.

Es ampliamente mayoritario el convencimiento de que lo que hemos logrado se lo debemos a la reconciliación, a la concordia y al amplio consenso que permitieron alumbrar nuestra Constitución.

Sin ella, sin el respeto y la lealtad a sus reglas, valores y principios y sin el esfuerzo de todos, no podría explicarse ni la modernización vivida por España, ni la envidiable estabilidad política, económica y social que hemos venido disfrutando.

Vemos que nuestro país es hoy una realidad de libertad y progreso, organizado territorialmente en el respeto a su rica pluralidad y diversidad. Tenemos motivos para sentirnos particularmente orgullosos del rico patrimonio histórico, cultural y lingüístico de España.

Cierto es que vivimos avances y también algunas dificultades. Y debemos esforzarnos por resolverlas de común acuerdo. Para ello, debemos recurrir al diálogo responsable y sincero, dentro del respeto a nuestro marco constitucional, utilizando los cauces institucionales y democráticos, favoreciendo siempre el predominio de lo que nos une, nunca de lo que nos pueda separar, fomentando la concordia, el consenso y el respeto mutuo que han hecho posible nuestra estabilidad y progreso.

Mi mensaje de esta noche es bien sencillo. Frente a las tensiones y las divisiones, debe prevalecer -por parte de todos- la firme determinación de intentar superarlas desde la moderación y el sosiego, mediante la búsqueda del más amplio consenso en el marco de las reglas, principios, y valores de nuestra Constitución. Todo lo que se ajuste a estas pautas será siempre más sólido, más seguro y, sobre todo, más integrador.

Confío plenamente en que las instituciones y los partidos del arco constitucional sabrán siempre servir fielmente al interés general, y al deseo mayoritario del pueblo español de preservar y ensanchar nuestra armónica convivencia.

En su esfuerzo cotidiano, la Corona no olvida lo mucho que siempre queda por hacer para superar carencias o resolver problemas, promoviendo la solución de las necesidades de los más humildes, de quienes por ser los más desfavorecidos y vulnerables, más necesitan ser escuchados y atendidos.

A todos nos duelen las cifras de ciudadanos que viven en España por debajo del umbral de la pobreza, en contraste con las que avalan nuestro sostenido crecimiento económico. Una sociedad solidaria y de progreso, como la española, debe comprometerse con todo empeño en la lucha contra la pobreza, la marginación o la exclusión social. Debe mantenerse vigilante para corregir desigualdades, extender las oportunidades de empleo, mejorar la cobertura sanitaria y la protección social, atender a discapacitados, a personas dependientes, o facilitar el acceso a la vivienda.

Terminar con el terrorismo sigue siendo un objetivo prioritario e inaplazable. Sus instigadores, encubridores y autores materiales no han cejado en sus objetivos, amenazas y extorsiones. Su profunda crueldad está presente en las cicatrices de tantas familias de víctimas, a las que nos debemos y cuyo dolor nunca podremos compensar. Para acabar con esa lacra debemos incrementar nuestros esfuerzos, sabiendo que contamos con los instrumentos del Estado de Derecho, la acción de la Justicia y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y con una creciente cooperación internacional.

También nos preocupa el drama de la inmigración ilegal. No podemos tolerar que prospere el tráfico de seres humanos. Tampoco debemos permitir que inmigración sea sinónimo de muerte, explotación, o discriminación. Como nueva realidad social de grandes dimensiones, la inmigración debe ser abordada por todos con profundo sentido de la responsabilidad.

Nuestro propio éxito nos ha hecho, lógicamente, más dependientes del exterior. Evitemos encerrarnos en nosotros mismos. No olvidemos que muchos retos y oportunidades se sitúan más allá de nuestras fronteras, en áreas cada vez más lejanas y competitivas. En este nuevo siglo, más que nunca, la defensa de los intereses de España y de los españoles exige del Estado actuar en el exterior con la máxima cohesión de todos: instituciones, fuerzas políticas, y agentes económicos y sociales. Si no somos capaces de sumar fuerzas, si no concentramos adecuadamente nuestros esfuerzos, debilitaremos nuestra capacidad de acción y de negociación exterior; y serán otros quienes se beneficien de esa debilidad.

Pienso a menudo en los jóvenes. Os necesitamos. Vosotros sois capaces de contagiar ilusión, dinamismo, frescura de ideas y solidaridad. Sabemos de vuestra identificación con nuestro sistema de vida en democracia que hace de España un país libre, dinámico y moderno. De ahí la importancia que, para el futuro, tiene vuestro compromiso con el modelo de convivencia de nuestra Constitución. Un compromiso al que debemos corresponder con el apoyo y estímulo a vuestros anhelos de mayor participación y mejor formación.

Llevo años insistiendo en que la mejora de la educación y el fomento de la innovación tecnológica son tareas prioritarias. No estamos solos en el mundo. La competencia exterior resulta implacable. De la calidad educativa y del progreso tecnológico depende en gran medida que España pueda mantener y acrecentar sus niveles de progreso y bienestar. Para ello, sólo hay una receta: más y mejor educación, más y mejor innovación.

Con motivo del Treinta Aniversario de mi proclamación como Rey, han dominado en mí sentimientos de satisfacción por lo mucho que ha cambiado España, de admiración y gratitud a los españoles por su continuado esfuerzo, por su generosidad y solidaridad; también sentimientos de fe en el futuro, de rotunda convicción de que, si juntos hemos llegado hasta aquí, es todavía mucho más lo que unidos podremos seguir alcanzando.

A lo largo de estos años he tenido la grata ocasión de hablar con españoles de todas partes, de muy distintas edades, ideas y ocupaciones, lo que me ha permitido conocer de cerca las alegrías, anhelos y preocupaciones de muchísimas personas, trabajadoras y honestas, fieles a sí mismas, a quienes agradezco su labor.

Tengo plena confianza en España y en los españoles. Siempre podréis contar con mi entrega ilusionada y mi permanente voluntad de servicio, con mi empeño por sumar esfuerzos para afrontar nuevos retos y objetivos, y con mi más firme compromiso y el del Príncipe de Asturias con el futuro de España. Para la Corona, el año concluye con el muy feliz nacimiento de la Infanta Leonor, que amplía y garantiza la continuidad en la sucesión.

Para terminar, quiero reiterar la permanente necesidad de actuar con grandeza de miras para seguir haciendo de España un país cada vez más moderno, unido, justo y solidario, preparado para alcanzar nuevos éxitos. Os animo a trabajar con ese espíritu y con ese horizonte, contribuyendo, día a día, al desarrollo de vuestros pueblos y ciudades, de vuestras Comunidades Autónomas y, en suma, del conjunto de España.

Eso y mucho más es lo que merece España, y merecéis todos y cada uno de los españoles.

A todos dirijo un abrazo cargado de profundo afecto, con mis mejores deseos de paz, felicidad y prosperidad para estas Fiestas y el Nuevo Año 2006. Unos deseos que hago extensivos a cuantos españoles viven, trabajan o prestan servicio fuera de nuestras fronteras, así como a los numerosos extranjeros que han escogido a España como hogar y contribuyen a nuestro desarrollo.

Buenas noches.

Feliz Navidad

 
Deseo a todos los lectores Feliz Navidad y que en 2006 se cumplan todos los buenos propósitos.

Carlos de Inglaterra se plantea cambiar su nombre por el de Jorge VII cuando acceda al trono



LONDRES.- Carlos de Inglaterra se plantea llamarse Jorge VII si llega a reinar algún día, ya que considera que el nombre que le corresponde cuando se convierta en soberano, Carlos III, se asociaría demasiado a monarcas de mala reputación en la historia, según publica The Times.

El periódico asegura que el príncipe ha debatido esta posibilidad varias veces con sus consejeros y que su nombre favorito es el de Jorge VII en memoria de su abuelo, uno de los monarcas británicos más queridos del siglo pasado.

"Hemos tenido varias conversaciones sobre el tema con el príncipe y damos por hecho que el cambio se producirá", declaró al diario una fuente cercana al heredero al trono. "El nombre de Carlos está teñido de tristeza", añadió.

Otra fuente recogida por "The Times" confirma que "se ha hablado del nombre de Jorge".

El de Carlos se asocia en el Reino Unido a algunas desgracias o infortunios. Por ejemplo, Carlos I fue el único rey ejecutado en 1649 después de que Oliver Cromwell proclamara la república tras la guerra civil inglesa.

Su hijo, Carlos II, restauró el trono en 1660, tras 18 años en el exilio, pero fue el hazmerreír de sus súbditos por sus numerosas amantes, entre ellas la vendedora de naranjas Nell Gwyn.

También es controvertida la figura de Carlos 'el joven pretendiente', de la línea real escocesa, conocido como Carlos III por sus seguidores aunque nunca llegó a reinar. Fue derrotado en la batalla de Culloden, en 1746, pero sigue siendo considerado un héroe romántico por los nacionalistas escoceses.

Una fuente de Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos, admitió que ha habido conversaciones sobre su coronación pero la posibilidad de cambiar el título no se ha debatido oficialmente.

Si el heredero al trono del Reino Unido, que fue bautizado como Carlos Felipe Arturo Jorge, se cambiara el nombre, seguiría una tradición iniciada en 1837 por la reina Victoria, que renunció a su apelativo de bautizo, Alexandrina.
 
Fuente: El Mundo

viernes, 23 de diciembre de 2005

Los Reyes felicitan la Navidad con sus siete nietos

 
 
Los Reyes felicitan este año la Navidad con una fotografía en la que aparecen con sus siete nietos, y con la 'benjamina' de la Familia Real, la Infanta Leonor, primogénita de los Príncipes de Asturias, en los brazos de su abuela doña Sofía. En la felicitación navideña, Don Juan Carlos y Doña Sofía están con sus otros seis nietos y al fondo puede verse, a través de un ventanal, una vista del jardín del Palacio de La Zarzuela.

Además de Leonor, en la fotografía están Froilán y Victoria Federica, hijos de los Duques de Lugo, y los cuatro de los Duques de Palma: Juan, el mayor, que sostiene en sus brazos a la pequeña de la familia, Irene, Pablo y Miguel.

Los Príncipes de Asturias han enviado otra felicitación navideña en la que posan con su hija Leonor, en una foto tomada el día en que la pequeña abandonó la clínica Rúber Internacional de Madrid, una semana después de su nacimiento, el 31 de octubre. La fotografía, en la que doña Letizia tiene en brazos a su hija, fue tomada ese día en el salón de su residencia del recinto de La Zarzuela.
 
Fuente: El Confidencial
Foto: Casa de Su Majestad el Rey

miércoles, 21 de diciembre de 2005

Francia rendirá homenaje al rey Juan Carlos con una gran visita de Estado

 
Chirac quiere expresar su reconocimiento al Monarca por el 30. º aniversario de su coronación

El Rey efectuará el año que viene su quinta visita oficial a Francia, pero esta vez con un carácter especial. Jacques Chirac quiere expresar el reconocimiento de su país al Monarca español por el 30.º aniversario de su acceso al trono.

LLUÍS URÍA 
Corresponsal PARÍS
La Vanguardia

Antes de abandonar el Elíseo, Jacques Chirac quiere rendir homenaje al rey Juan Carlos con una gran visita de Estado, que se celebrará probablemente la primavera del 2006. Será la cuarta visita oficial del Monarca español a Francia, pero tendrá un rango superior a todas las demás. El presidente de la República, que cursó una invitación formal al Rey el pasado mes de noviembre, quiere expresar de esta forma el reconocimiento de su país a la figura de Juan Carlos I con motivo del trigésimo aniversario de su coronación - el 22 de noviembre de 1975- y subrayar las estrechas relaciones entre Francia y España, que pasan por uno de los mejores momentos de la historia común.

En su carta, Chirac alababa con grandes elogios el "papel esencial" del Rey en el restablecimiento de la democracia y en la transformación de España en un país moderno y dinámico: "Sin vuestra determinación, paciencia, sin vuestro compromiso sin fallo, sin vuestra altura de miras, la transición democrática en España y el establecimiento de instituciones unánimemente respetadas no habría logrado sin duda este éxito ejemplar, que ha suscitado la admiración del mundo entero", decía.

De acuerdo en la importancia de la visita, París y Madrid, sin embargo, no se acaban de poner de acuerdo sobre su excepcionalidad. Según fuentes del Quai d´Orsay, ésta será la primera visita de Estado de don Juan Carlos a Francia. Según fuentes diplomáticas españolas, en cambio, será la tercera. Los dos primeros viajes oficiales del rey a Francia han tenido también, según esta versión, esta misma categoría.

El primer viaje de don Juan Carlos se produjo en octubre de 1976, apenas un año después de acceder al trono, siendo presidente Valéry Giscard d´Estaing. El segundo, con François Mitterrand en el Elíseo, se realizó en julio de 1985. Posteriormente, el Monarca español efectuaría dos visitas más: en octubre de 1993 - durante la cual pronunció un discurso ante la Asamblea Nacional francesa- y en julio del 2001, para asistir al desfile militar de la fiesta nacional del 14 de julio, en el que participó la guardia real española.

En Francia, la visita de Estado está rodeada de una gran pompa y se reserva para ocasiones excepcionales. Normalmente hay sólo dos al año, en primavera y en otoño, y una de ellas está tradicionalmente reservada - historia colonial obliga-, a un jefe de Estado africano. Más raramente puede haber una tercera, siempre hacia el mes junio. Perfectamente regulada, una visita de Estado debe durar un mínimo de tres días e incluir un desplazamiento a provincias. El programa incluye la llegada en helicóptero a la explanada de Los Inválidos en París, un recorrido por los Campos Elíseos escoltado por la guardia republicana, un homenaje al soldado desconocido en el Arco de Triunfo y un gran banquete en el Elíseo, en un protocolo preciso hasta el detalle.

martes, 20 de diciembre de 2005

Retrato conmemorativo de los 80 años de Isabel II

[foto de la noticia]
 
El artista y showman australiano Rolf Harris mostró ayer por primera vez el retrato que ha hecho de la reina Isabel II y que le será entregado con motivo de la celebración del 80 cumpleaños de la soberana. Isabel II, nacida el 21 de abril de 1926, posó para el artista en una de las estancias de Buckingham. El retrato - que puede apreciarse en la fotografía junto a su creador- estará a la vista para el público en el palacio de Buckingham desde hoy y hasta el próximo 11 de junio. Aunque su cumpleaños es en abril, la reina Isabel II celebra siempre su cumpleaños dos meses más tarde para poder llevar a cabo los festejos sin temor al frío. En este retrato conmemorativo de su 80. º aniversario, Rolf Haris presenta una Isabel II muy sonriente y relajada. En él, la veterana soberana británica muestra una imagen natural y muy próxima. Isabel II aparece sentada en una butaca de palacio, sin corona y con un vistoso traje chaqueta de color verde, coronado, eso sí, con un espectacular broche que perteneció a su madre. / Agencias
 
Fuente: La Vanguardia

domingo, 18 de diciembre de 2005

Los Reyes serán los padrinos de la infanta Leonor

M. ALCÁZAR - La Vanguardia

Los Reyes serán los padrinos de la infanta Leonor, cuyo bautizo se celebrará el próximo 14 de enero en la Zarzuela.

La Casa del Rey confirmó ayer, a última hora de la tarde, la fecha de la ceremonia religiosa y también de que don Juan Carlos y doña Sofía, tal como se suponía, serán los padrinos de su nieta menor. La pequeña recibirá las aguas bautismales a los dos meses y medio de su nacimiento, que se produjo el pasado 31 de octubre en Madrid.

El Príncipe y sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, también fueron bautizados en las dependencias de la residencia oficial de los Reyes, lo mismo que los hijos de los duques de Lugo y de Palma. Todos llevaron en su bautismo el mismo faldón que en su día lució el rey Juan Carlos cuando fue bautizado en Roma en el mes de enero de 1938.

A la ceremonia del bautismo de la infanta Leonor de Borbón asistirá, además de la familia real, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Los Príncipes han optado por el 14 de enero tras descartar el sábado 7 de enero, por ser una fecha muy próxima a las fiestas navideñas, y el tercer sábado del mes, el día 21, por coincidir con un viaje a Bolivia de don Felipe para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente del país sudamericano, que surgirá de las elecciones que se celebran hoy.

Vestidas para reinar

 
Aranjuez expone los trajes de novia de la familia real española

LA VANGUARDIA 

La mayoría de los españoles conoce los vestidos de boda con los que se casaron doña Sofía, las infantas Elena y Cristina y la princesa de Asturias por las fotografías de revistas y diarios y las imágenes de televisión. Pero esos trajes, que forman parte de la historia de España, se pueden contemplar bien de cerca, en el palacio Real de Aranjuez, concretamente en el Museo de la Vida en Palacio. La colección de ese museo abarcaba deste el reinado de Felipe V hasta Alfonso XIII. Pero esta semana se han inaugurado dos nuevas salas dedicadas al reinado de don Juan Carlos, en las que se exponen, además de los citados trajes de novia, los uniformes y las vestimentas utilizadas en distintas ceremonias institucionales.

De gran trascendencia histórica son, por ejemplo, el uniforme de capitán general que lució don Juan Carlos el día de su proclamación como rey, el 22 de noviembre de 1975, o el chaqué con el que el príncipe de Asturias juró fidelidad a la Constitución y al Rey, al cumplir 18 años, el 30 de enero de 1986.

Pero sin duda las estrellas de esta exposición son los cuatro vestidos de novia. El de doña Sofía, un diseño del modisto griego Jean Dessés, de satén plateado, cubierto de encaje y tul. El de la infanta Elena, un diseño de Petro Valverde confeccionado en organza de seda natural color marfil con bordados. O el de la infanta Cristina, un vestido de Lorenzo Caprile en seda española e hilos de plata. Y el más reciente, el espectacular traje de doña Letizia, del modisto Manuel Pertegaz.
 

sábado, 17 de diciembre de 2005

La Infanta Doña Leonor será bautizada el sábado 14 de enero en La Zarzuela

 
La niña recibirá las aguas bautismales en el mismo lugar que su padre, Don Felipe; sus tías, Doña Elena y Doña Cristina, y los otros seis nietos de los Reyes
 
MADRID. La primogénita de Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias será bautizada el sábado 14 de enero en una ceremonia religiosa que se celebrará en el Palacio de la Zarzuela, según ha podido saber ABC.

Aunque la Casa de Su Majestad el Rey aún no ha anunciado oficialmente los detalles del bautizo de la Infanta Doña Leonor, todo indica que la pequeña recibirá las aguas bautismales el segundo sábado de enero, día 14, ya que el primero, día 7, queda demasiado cerca de las fiestas navideñas, y lo ideal es celebrar este acontecimiento un sábado para facilitar la asistencia de los familiares y demás invitados. Asimismo, el bautizo tampoco podía retrasarse al tercer sábado de enero, día 21, ya que esos días Don Felipe tiene previsto viajar a Bolivia para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente, que saldrá elegido en las votaciones de mañana. Poco después, el día 27, el Príncipe de Asturias deberá representar a España en la investidura del presidente de Honduras, Manuel Zelaya.

En un principio se barajó la posibilidad de que el bautizo tuviera lugar en la Capilla del Palacio Real, donde han recibido las aguas bautismales numerosos antepasados de la Infanta -Alfonso XIII entre ellos-, pero finalmente se descartó, y la ceremonia se celebrará en el Palacio de la Zarzuela, donde han sido bautizados los tres hijos de Sus Majestades los Reyes -Don Felipe, Doña Elena y Doña Cristina-, así como sus otros seis nietos.

En estos días Don Felipe y Doña Letizia ultiman los preparativos de la ceremonia, que en principio tendrá el mismo carácter familiar y sencillo de los bautizos de los dos hijos de la Infanta Doña Elena y los cuatro de Doña Cristina. Una de las incógnitas es si en esta ocasión se utilizará la histórica pila de Santo Domingo de Guzmán, en la que han recibido las aguas bautismales casi todos los Herederos de la Corona desde tiempos de Felipe IV.

Aunque Doña Leonor no es Heredera de la Corona -pues esta condición la ostenta su padre-, la niña ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión, por detrás de Don Felipe, y será Princesa de Asturias cuando sus padres sean Reyes.

La pila de Santo Domingo de Guzmán, que fue utilizada por última vez hace casi 38 años, en el bautizo de Don Felipe, se conserva en el convento de las madres dominicas de Madrid, próximo al Palacio Real y cuando nació el Príncipe de Asturias se trasladó temporalmente a La Zarzuela.

De momento, se mantiene en secreto quiénes serán los padrinos de Doña Leonor. Los de Don Juan Carlos fueron sus abuelos, la Reina Victoria Eugenia y el Infante Don Carlos de Borbón- Dos Sicilias, padre de Doña María de las Mercedes. Y los del Príncipe, su bisabuela la Reina Victoria Eugenia y su abuelo el Conde de Barcelona.
 
Fuente:
 
ABC

El espíritu navideño de la Infanta Cristina



Los más de ciento cincuenta disminuidos psíquicos que tutela la Fundación Gotze, en Aravaca (Madrid), celebraron ayer la Navidad con villancicos, una obra de teatro y la entrega de juguetes, con la presencia de la infanta Cristina. que compartió unas horas de cariño y alegría con los niños del centro, sus educadores y sus padres. El alumno Pablo Aguado interpretó al órgano Yesterday,de los Beatles, algunos de sus compañeros escenificaron la obra Un regalo de Navidad y, finalmente, un grupo de jóvenes cantó un villancico.

Se da la circunstancia de que, hasta su fallecimiento el día de Navidad de 1995, fue la infanta Cristina de Borbón y Battenberg, hermana de don Juan, quien acudía cada año a este acto. La duquesa de Palma, que heredó de su tía abuela y madrina su nombre de pila, también heredó el compromiso de la fallecida con la Fundación Gotze. Además de entregar los juguetes, que facilita la firma Hasbro, la infanta Cristina recorrió el mercadillo en el que se exhiben los trabajos que elaboran los alumnos, y que incluyen cerámicas, arreglos de flores y otros objetos.
 
Fuente: La Vanguardia

viernes, 16 de diciembre de 2005

Narradora por una buena causa

Cristina de Borbón Dos Sicilias: "Mi hija me ayudó a escribir mi primer cuento"

J. FERNÁNDEZ

El Periódico

Cristina de Borbón Dos Sicilias, hija del infante Carlos y prima de la infanta Cristina, es la autora del cuento que abre el libro de relatos infantiles Cuentos con corazón (Ediciones B), cuya recaudación irá a parar a Menudos Corazones, la fundación de ayuda a los niños con cardiopatías congénitas. "Al principio me negué porque siempre he pensado que soy muy mala escribiendo. Finalmente decidí pedirle ayuda a mi hija Victoria, de 8 años, y con su colaboración y la de un amigo, en la misma cocina de casa, logré terminar mi primer cuento", explicó ayer la escritora ocasional.

Un error en la identificación de la creadora del cuento, que en el libro aparece firmado por Cristina de Borbón, llevó ayer a este diario a confundir su autoría y asignársela a la infanta Cristina. La verdadera responsable de la narración La diadema mágica señaló ayer que ésta no es la primera vez que se produce una confusión, motivo por el cual Borbón Dos Sicilias siempre firma sus intervenciones públicas con los dos apellidos, aunque en esta ocasión la fundación que gestionó el libro la identificó sólo con el primero.

"Cuando se producen este tipo de situaciones siempre me sabe mal por la infanta, porque le asignan asuntos que no son de su responsabilidad, pero he hablado con ella y las dos nos hemos reído con la nueva confusión que han propiciado nuestros nombres y hemos estado bromeando al respecto", declaró Cristina de Borbón Dos Sicilias.

Al margen de la circunstancia, la autora del relato declaró sentirse "muy contenta" con el resultado del mismo: "En especial porque es para una buena causa, como es ayudar a los niños que nacen con problemas en el corazón". El encargo partió de Menudos Corazones, que se puso en contacto con personalidades para pedirles un cuento.

El libro sale hoy a la venta. Debido a la gran demanda de ejemplares, la editorial ha decidido poner en marcha una segunda edición.

miércoles, 14 de diciembre de 2005

VESTIDOS DE NOVIA PARA REINAS Y PRINCESAS

El Palacio Real de Aranjuez exhibe los vestidos de novia que lucieron la Reina Sofía, la Princesa de Asturias y las Infantas Elena y Cristina. Estos trajes quedarán expuestos de forma permanente en una nueva sala del Museo de la Vida en Palacio, que acoge también otros cinco trajes de ceremonia y uniformes utilizados por la Familia Real española los últimos 30 años. (Foto: EFE)

EL MISTERIO DE LOS PRÍNCIPES BELGAS

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La familia real belga cuenta con dos nuevos miembros, aunque sus nombres aún son un misterio. La princesa Claire, esposa del príncipe Laurent, ha dado a luz mellizos, cuyos nombres son un misterio. La casa real no los reveló al anunciar el nacimiento, aunque poco después su web publicaba que se llamarían Nicolas y Emeric. Horas después los nombres fueron borrados porque, según un portavoz, su aparición se debió al "exceso de entusiasmo" del webmaster, que incluyó los nombres que escuchó en los medios. En la imagen, los padres en una foto de archivo. (Foto: REUTERS)

domingo, 11 de diciembre de 2005

Los herederos de Bélgica bautizan a su tercer hijo

Photo


Felipe de Bélgica y su esposa, la princesa Matilde, bautizaron ayer a su tercer hijo, nacido el pasado 4 de octubre. La ceremonia de bautismo se llevó a cabo en la capilla del castillo de Ciergnon. Al pequeño se le impuso el nombre de Emmanuel y sus padrinos fueron Elisabeth d´Udekem d´Acoz y el príncipe heredero de Luxemburgo, Guillermo. Como puede comprobarse en la foto, los dos hermanos de Emmanuel, Elisabeth y Gabriel, no se perdieron detalle.
 
Fuente: La Vanguardia

miércoles, 7 de diciembre de 2005

Constitución y Corona

POR PEDRO GONZÁLEZ-TREVIJANO RECTOR DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS
ABC
 
La conmemoración del trigésimo aniversario de la llegada al trono de Don Juan Carlos y la celebración del vigésimo séptimo de nuestra Carta Magna de 1978 confirman la indisoluble ligazón entre ambas realidades políticas. Nos referimos a la interdependiente relación entre Constitución y Corona, si deseamos hacer hincapié en la principal legitimidad de esta última, o de la Corona y la Constitución, si queremos resaltar el esencial papel desplegado por el Monarca en su primigenio impulso y, hasta en su preservación, en los momentos más comprometidos de la España constitucional. Una España denominada, precisamente, constitucional, por su conformación alrededor de su Constitución. Aunque podríamos realizar una reflexión más, toda vez que la presencia de laCorona informa una parte relevante de la Constitución, pues no es posible explicar la Magna Carta de 1978 sin hacerlo al hilo de la Monarquía, así como para conocer el significado de la Monarquía parlamentaria debemos remitirnos igualmente a la Constitución.

En efecto, la entronización de una Constitución democrática para la España constitucional no se puede argumentar sin el destacadísimo hacer del Rey. Un actuar, bien engarzado y continuo, que arranca ya, como motor del cambio, desde la Transición política. Recordemos el compromiso de la Corona con la reconciliación de las dos Españas, cainitamente enfrentadas en una fratricida Guerra Civil, y su decidida voluntad de auspiciar un auténtico régimen constitucional. De un Pacto constituyente nacional, concordado y sin exclusiones, que cerrara las secuelas de la guerra, y que posibilitara una ordenación constitucional de todos los españoles. Una Constitución que clausurara de forma irreversible una azarada y quebrantada historia constitucional caracterizada por la trágica y desazonadora imposibilidad de aprobar, hasta entonces, un marco político de convivencia coparticipado por la ciudadanía española en su plural integridad.

Una apuesta por la concordia nacional constatada ya desde el discurso de Don Juan Carlos en su misma proclamación como Rey el 22 de noviembre de 1975: «La institución que personifico integra a todos los españoles». Y una acción con una mirada puesta, no podía ser de otro modo, en la forja de una inmediata sociedad democrática, como volvería a reafirmar en su intervención ante el Congreso norteamericano el 2 de junio de 1976: «La Monarquía española se ha comprometido desde el primer día a ser una institución abierta en la que todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política sin discriminación de ninguna clase».

Pero siendo tales declaraciones relevantes, lo fue mucho más su confirmación por los hechos venideros. Sobre todo, con ocasión de la Ley para la Reforma Política. Una ley -respaldada mayoritariamente por el pueblo español en el referéndum de 15 de diciembre de 1976- que ponía los cimientos para hacer posible, sólo dos años más tarde, y no es un mero juego de palabras, la aprobación de la, ahora sí, Ley de Reforma Política: la vigente Constitución de 1978. Por eso es fácil comprender la trascendencia del también discurso de Don Juan Carlos en la apertura de la primera legislatura democrática el 22 de julio de 1977: «La Corona desea una Constitución que dé cabida a todas las peculiaridades de nuestro pueblo y que garantice sus derechos históricos y actuales».

Aunque, como adelantábamos, el papel del Jefe del Estado fue asimismo determinante en la salvaguardia de la Constitución con ocasión del frustrado golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Sirva, como mejor ejemplo, un breve extracto del firme mensaje del Monarca: «La Corona no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático de la Constitución votada por el pueblo español». Por todo ello, a nadie extrañaría, de encontrarnos, por ejemplo, en los tiempos medievales, el tratamiento de la figura de Don Juan Carlos como uno de los monarcas legisladores de su tiempo. Su nombre quedaría así vinculado al de Alfonso X El Sabio y sus Partidas; al de Alfonso XI, el artífice del Ordenamiento de Alcalá; al de Federico II de Sicilia, el denominado stupor quoque mundi et inmutator mirabilis, y sus Constituciones de Melfi; o al de Eduardo I de Inglaterra, el Justiniano inglés, que convocó el Parlamento modelo en 1295.

Por todo lo expuesto, se pueda afirmar que Don Juan Carlos ha sabido sintetizar a lo largo de su reinado las tres tradicionales legitimidades que justificaban, según la clásica construcción de Max Weber, el ejercicio del poder político. Primera, la histórica, en tanto que legítimo heredero de la dinastía tradicional. Segunda, la carismática, a la vista de sus innegables facultades para el buen gobierno. Y tercera, la racional normativa, hoy basada, una vez más, en la Constitución.

Ahora bien, como decíamos, la Corona define asimismo parte estructural de nuestro régimen político: «La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria» (artículo 1. 3). Y, por eso, el Jefe del Estado se presenta como el Poder moderador que ejerce su autoritas por encima de las cotidianas refriegas políticas. Un Rey que, al carecer de efectiva potestas, reina pero no gobierna, o, si se prefiere, no gobierna pero reina, ya que el Poder legislativo compete a las Cortes Generales, mientras que el Poder ejecutivo se encomienda al Gobierno. O, volviendo a la Constitución -¡qué mejor homenaje a ésta!-, «El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones». (artículo 56. 1).

Así las cosas, esta Monarquía parlamentaria -la mejor valorada de las instituciones- y la Constitución de 1978 -la más acertada de nuestras Constituciones- deben seguir siendo el firme reposo sobre el que descanse el futuro venidero. Es cierto, como afirmaba Thomas Jefferson, que las generaciones futuras no pueden quedar encadenadas por las obras de las pasadas, pero también lo es que nada hay más acertado que saber velar -¡la Constitución americana es de 1787!- por todo lo bueno tan difícilmente alcanzado. Un acertado momento, pues, el presente, para hacer una declaración explícita sobre la pertinencia de resguardar los principios nucleares de nuestra Constitución, ahora que se escuchan extravagantes, cuando no abiertas, propuestas secesionistas.

Si hay, por tanto, que modificar alguno de sus aspectos, hagámoslo. Pero eso sí, en el momento políticamente oportuno, entre todos, es decir, con un mayoritario consenso constitucional y, desde luego, con un escrupuloso respeto -cuidado con las espurias revisiones encubiertas- a los procedimientos de reforma constitucional. No vaya a ser que nos vayamos a encontrar, como en el cuadro de Pieter Bruegel, Parábola de los ciegos, -donde una hilera de hombres grotescos y ridículos va cayendo neciamente al río-, perdiendo el equilibrio y la estabilidad que hoy disfrutamos. El Rey lo describió certeramente ante las Cortes en el XXV aniversario de la Constitución: «No dilapidemos el caudal de entendimiento acumulado en torno a nuestra Norma fundamental. Esta conmemoración es una ocasión propicia para, desde la posición que me asigna la Constitución, dirigir una llamada a la prudencia y a la responsabilidad, a los hábitos del diálogo sincero, del consenso y de la moderación, para preservar y fortalecer juntos los pilares esenciales de nuestra convivencia».

martes, 6 de diciembre de 2005

domingo, 4 de diciembre de 2005

Cinco bebés en las cortes de Europa


Con el nacimiento del pequeño príncipe noruego se cierra el ciclo de nacimientos reales que este año ha invadido las cortes europeas. A lo largo del 2005, han dado a luz las esposas de los príncipes herededos de España, Holanda, Bélgica, Dinmarca y, ahora, Noruega.

La princesa Letizia dio a luz el pasado 30 de octubre a su primera hija, la infanta Leonor. Quince días antes, Mary Donaldson, esposa de Federico de Dinamarca, fue madre por primera vez de un niño, que aún no tiene nombre oficial. El 4 de octubre nació en Bruselas Emmanuel, el tercero de los hijos de los príncipes Felipe y Matilde, padres ya de dos niños, Elizabeth y Gabriel. En junio, Máxima de Holanda, madre de una niña llamada Catharina, dio a luz a su segunda hija, la princesa Alexia. En la próxima generación, la mayoría de los tronos europeos estarán ocupados por mujeres

Nacimiento Real en Noruega

[foto de la noticia]
 
Mette-Marit de Noruega, madre de un niño que se llamará Olav
 
LA VANGUARDIA 
OSLO

a princesa Mette-Marit de Noruega dio a luz ayer a su segundo hijo. El pequeño, que, con toda seguridad, recibirá el nombre de Olav, como su bisabuelo paterno, nació a las 10.45 de la manaña en el Rikshospital de Oslo, según informó poco antes de mediodía la casa real noruega. Haakon y Mette-Marit ya son padres de una niña, la princesa Ingrid Alexandra, segunda en el orden sucesorio al trono de Noruega. La princesa Mette-Marit tiene otro hijo, Marius, nacido de una relación prematrimonial.

Al hacer público el nacimiento del niño, la casa real noruega informó que "la madre y el bebé se encuentran bien", de forma más bien escueta. La princesa Mette-Marit ha sufrido un embarazo complicado, que le ha obligado a guardar reposo en las últimas semanas. El recién nacido se situá en el tercer lugar del orden sucesorio al trono, tras su padre, Haakon, y su hermana mayor, Ingrid Alexandra. La ley de sucesión noruega se cambió hace unos años para que el heredero fuera el primogénito, independientemente del sexo. Haakon, que tiene una hermana mayor, la princesa Martha Luisa, aún se benefició de la discriminación y fue proclamado heredero tras la llegada al trono de su padre, el rey Harald. La princesa Martha Luisa tiene dos niñas, nacidas de su matrimonio con el escritor Ari Behn. Aunque la casa real noruega no hizo oficial el nombre con el que será bautizado el recién nacido, todo indica que se llamará Olav, como el anterior monarca noruego, fallecido en enero de 1991. El príncipe Haakon recibió el nombre de su bisabuelo, Carlos, príncipe de Dinamarca, quien en 1905, después de que Noruega se separara de Suecia, aceptó el trono tomando el nombre histórico de Haakon, último monarca de la Noruega medieval.

Mette-Marit fue internada en el Rikshospital de Oslo ayer poco después de las 8 de la mañana y dio a luz dos horas y media más tarde. En la prensa noruega se especulaba, poco antes del parto, si la princesa seguiría el ejemplo de su cuñada, Martha Luisa, gran amante de las terapias naturales, que el pasado mes de abril dio a luz a Leah Isadora, la segunda de sus hijas, en su casa, ayudada por una comadrona. Esta idea, que llegó a tenerse en cuenta, se descartó finalmente dadas las dificultades experimentadas por Mette-Marit durante el embarazo.

El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, felicitó a la pareja heredera, les deseó "todo lo mejor" y mandó los "saludos" del Gobierno del país. El castillo de Akershus, que vigila el puerto de Oslo, disparará salvas, hoy domingo, en honor del recién nacido, y en todos los edificios públicos ondeará la bandera noruega.

jueves, 1 de diciembre de 2005

AIKO CUMPLE CUATRO AÑOS.

[foto de la noticia]
 
La princesa Aiko de Japón, única hija del príncipe heredero Naruhito y la princesa Masako, y posible heredera del trono, cumple hoy cuatro años. Si el Gobierno accede a reformar la ley, la pequeña podría convertirse en la primera emperatriz desde el siglo XVIII, una vez que suceda a su padre. De momento, sin embargo, Aiko está a la espera de su primer día en el jardín de infancia, que será en abril. Mientras, se dedica a contar cuentos, intercambiar cartas con su madre, atrapar insectos y regar las plantas. (Foto: AFP)

Revistas

Hola Ana,
 
Cómo va todo? Espero que no haya sucedido ningún otro huracán. Hace pocos días pasó uno por las Islas Canarias mucho más leve y ´causó bastantes desperfectos.
 
He visto en la web que ya ha salido el siguiente número de Protocolo pero yo aún no he recibido la revista dedicada a España. Sabes algo al respecto?.
 

sábado, 26 de noviembre de 2005

“La Monarquía española tiene un fuerte poder moral”

SABINO FERNÁNDEZ CAMPO
El Confidencial
  

Teniente general del Ejército y Licenciado en Derecho, Sabino Fernández-Campo (Oviedo, 1918), fue secretario general de la Casa de S.M. el Rey en 1977 y jefe de la misma de 1990 a 1993. Con motivo del 'cumpleaños' de la Monarquía, este consejero privado de Don Juan Carlos cree que el Rey "tiene el cariño y la admiración del pueblo por su labor y por el difícil papel que tuvo que desempañar en momentos importantes de la Historia reciente del país, como la Transición y, durante su reinado, el 23F". Fernández-Campo está informado de las últimas encuestas. "Los jóvenes no conocen el pasado. Aunque a veces el pasado es mejor superarlo, especialmente en el caso español". Sin embargo, considera positiva la situación actual. "Creo que existe una armonía entre el Rey y los distintos presidentes que ha tenido el país. Su figura está por encima de los partidos y también representa la unidad en el extranjero".

 

Englobando los últimos cambios políticos y sociales que vive el país, Fernández-Campo recuerda que "el Rey tiene un poder moderador poco concreto pero puede ejercerlo con los ministros, con el Gobierno, con las instituciones". Según la Constitución", añade, "el Rey sólo debe sancionar. El Rey dialoga e intenta mediar antes de que una proposición se convierta en ley."

 

En cuanto a las encuestas que muestran un aumento del sector crítico ante los Príncipes de Asturias, "el Rey ha tenido 30 años para demostrar su valía. Al Príncipe se le conoce menos pero tiene la educación necesaria y el ejemplo en su familia para ganarse el cariño y respeto de los españoles". En cuanto a Leonor, debería reinar: "El capítulo 14 de la Constitución rechaza la discriminación y habrá que aplicarlo. La reforma probablemente se llevará a cabo, con prudencia, oportunidad y sin precipitaciones".

 

La partida de los Presupuestos Generales del Estado destinada a la familia real es otro de los asuntos que levanta ampollas entre los españoles. Fernández-Campo no ve un problema que la Casa Real presente cuentas de sus gastos. "En la época en la que yo ocupaba mi cargo junto al Rey se llevó a un interventor para vigilar los gastos, aunque la Constitución actual establece que la Casa Real perciba una cantidad global cuya administración depende plenamente del Rey".

 

"Hay que apreciar el ejemplo que dan a la sociedad", asegura. "La Monarquía española tiene un fuerte poder moral para moderar y regular el funcionamiento de las instituciones." Por ello, es perfectamente compatible la existencia de la Monarquía con la Unión Europea. "El futuro no es un obstáculo para la Monarquía. Creo que no cabe una unión absoluta en la que se borren las peculiaridades históricas y políticas de cada país."

miércoles, 23 de noviembre de 2005

La Princesa Letizia reaparece en público en el homenaje al Rey

Los príncipes, durante la recepción. (Foto: EFE)
 
AGENCIAS

MADRID.- La Princesa de Asturias no ha querido faltar a la recepción institucional que ha tenido lugar en el Palacio Real con motivo del trigésimo aniversario de la llegada al trono del Rey Juan Carlos. Ésta ha sido la primera aparición de Letizia desde el pasado 7 de noviembre, cuando abandonó la Clínica Ruber tras dar a luz.

Letizia sólo permaneció durante breves instantes en el cóctel ofrecido en el Salón de Columnas, ya que tenía que atender sus obligaciones de madre.

La aparición de la princesa es excepcional y no supone una vuelta a la actividad pública, porque seguirá atendiendo personalmente a su hija, la Infanta Leonor, según informó la Casa del Rey.

La Familia Real ha recibido en el Palacio de Oriente a los representantes sociales, en el único acto institucional organizado con motivo del XXX aniversario de la Proclamación del Rey, que ha querido de esa manera ceder el protagonismo a los españoles.

Los Reyes, los Príncipes de Asturias, y los Duques de Lugo y de Palma de Mallorca saludaron a los más de cien invitados y a sus acompañantes en el salón del Trono del Palacio Real.

En sus dos últimas intervenciones durante la visita oficial de dos días a Canarias, acompañado por la Reina, y que terminó el martes, fecha del aniversario de la Proclamación, Don Juan Carlos expresó su respeto, admiración y gratitud hacia el pueblo español.

"Verdadero protagonista de la transformación y modernización" de España en los últimos 30 años, dijo el Rey, quien ya se había expresado en este mismo sentido cinco años antes, con motivo del XXV aniversario.

Horas después de pronunciar esas palabras, en Santa Cruz de Tenerife, Don Juan Carlos no pudo evitar unas lágrimas al escuchar la ovación de los asistentes al concierto organizado en su honor, cuando la orquesta interpretó el "cumpleaños feliz".

En el Palacio Real el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, inició la línea de saludos, seguido de su esposa, Sonsoles Espinosa, y el resto de los miembros del Ejecutivo, salvo los titulares de Defensa, Agricultura y Administraciones Públicas, que están de viaje.

El Rey: «Seguiré dando guerra mientras el cuerpo aguante»

Su Majestad el Rey se mostró ayer «muy contento y satisfecho» al cumplirse treinta años de su proclamación. Lo mejor de estas tres décadas, dijo, «son los españoles», protagonistas de la transformación de España. Además, destacó el «impulso moderador» de la Corona
 

La etapa más larga y más fecunda de una España en paz siempre llevará el nombre de Don Juan Carlos

Antonio Casado
El Confidencial

Cumpleaños feliz. Ayer noche, en Tenerife, nueva dosis de afecto a Don Juan Carlos y Doña Sofía en el concierto conmemorativo de los treinta años de reinado.

Zarzuela atribuye a los avatares de la agenda su presencia en las Islas Canarias cuando se cumplía el aniversario. Estoy por poner en duda que sea casual un viaje de los Reyes en fecha tan señalada a esta parte del corazón de España, tan cerca además de aquella antigua provincia española, el Sahara Occidental, que en mala hora, hace treinta años, España abandonó de aquella manera.

Dicho sea de paso, antes de constatar que, afortunadamente, la evocación de los 30 años con el Rey nos motiva más que los 30 años sin Franco.

Me refiero a la repercusión conmemorativa de lo uno y de lo otro. Buen síntoma. Entre la España sórdida de una dictadura apuntalada por Estados Unidos y la España moderna, democrática y abierta al mundo de Don Juan Carlos no hay color.

Y no fue fácil, como muy bien sabe el Rey. Como muy bien saben los españoles que vivieron con la respiración contenida aquel relevo del 22 de noviembre de 1975, cuando la voz campanuda de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, una especie de regente con Franco aún de cuerpo presente, comunicaba "a la Nación española" que Don Juan Carlos de Borbón quedaba proclamado Rey de España.

Un minuto antes, con la mirada fija en los Evangelios, había jurado por Dios "cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional". De hecho, con aquella solemnidad se estaba dando cumplimiento al artículo séptimo de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado.

Aquel juramento y aquellas formalidades, preceptivas, necesarias y coherentes con la legislación franquista, fueron decisivas para que las puertas del Régimen se pudieran abrir por dentro, por las buenas, sin que tuvieran que echarlas abajo, por las malas, quienes desde fuera llevaban treinta y cinco años esperando este momento.

Esa fue la apuesta de Don Juan Carlos. Y por eso siempre llevará su nombre este periodo de la Historia de España, el más largo y el más fecundo que los españoles han vivido en paz.

Ayer, en Tenerife, una reportera le preguntó al paso por lo que, a su juicio, había sido lo mejor de estos treinta años. "Los españoles", respondió sin dudar. No fue un gesto de humildad sino de lucidez.

Como cuando a los españoles les preguntan por el papel del Rey en la feliz recuperación de la democracia, apenas tres años después de la muerte de Franco. Coincidencia general a la hora de calificarlo "clave" o "decisivo". Por tanto, no es casual que, a lo largo de estos treintaaños, la Monarquía Parlamentaria que personaliza Don Juan Carlos sea la institución mejor valorada por los ciudadanos.

martes, 22 de noviembre de 2005

El Rey: «Lo mejor de todo este tiempo han sido los españoles»

ABC
 
El Rey dijo hoy, día en el que se cumplen treinta años de su proclamación, que no siente nostalgia por el pasado, por los primeros años de su reinado, y que seguirá "dando guerra".
 
Don Juan Carlos se mostró hoy muy satisfecho por estos treinta años de reinado en democracia, y dijo que lo mejor de todo este tiempo "han sido los españoles", por lo que quiere seguir trabajando en el futuro.
 
La Reina, igual que el Rey, no tiene nostalgia del pasado, "porque ahora estamos también muy bien", dijo Doña Sofía.
 
Don Juan Carlos y Doña Sofía llegaron a mediodía de hoy a Tenerife, en la segunda y última jornada de su visita oficial a Canarias, donde esta noche presidirán un concierto conmemorativo de sus treinta años de reinado.
 
Desde el aeropuerto Tenerife Sur, los Reyes se trasladaron a la localidad turística de Adeje para inaugurar el Palacio de Congresos "Magma Arte y Cultura", otro atractivo más para esta zona del sur de Tenerife.
 
A la puerta de este moderno edificio los periodistas felicitaron a los Reyes por el treinta aniversario, felicitación a la que los Reyes contestaron con una amplia sonrisa.
 
Don Juan Carlos hace un balance "muy positivo" de este periodo de la historia de España, el más largo habido nunca en democracia, y dijo que "mientras el cuerpo aguante" seguirá "apoyando y trabajando por España" muchos años más.
 
Anoche, durante la entrega de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, el Rey volvió a pedir consenso, concordia y reconciliación, "la mejor garantía" para seguir progresando "con el esfuerzo de todos", unidos "en democracia y libertad".
 
Consenso, concordia y reconciliación que están, recalcó el Rey, en la base "misma" de la Constitución de 1978, "clave -agregó- para entender lo mucho que hemos logrado" en estas tres décadas de Monarquía parlamentaria.
 

Cartas de homenaje al Rey

Además de dirigirme por correo postal al Rey para felicitarle por el 30 Aniversario de su Reinado, también escribí a los periódicos y hoy tengo la satisfacción de ver publicadas mis cartas en ABC y El País como un humilde homenaje al Rey y a toda la Familia Real.
 

Monarquía y democracia

 

 

Se conmemora el treinta aniversario de la proclamación de Don Juan Carlos como Rey de España. Es ampliamente reconocida en todo el mundo la contribución del Rey en la instauración de la democracia. Para acometer esta empresa fue necesaria la participación de políticos y juristas responsables y la implicación de toda la sociedad, procurando cerrar viejas heridas para acabar con las dos Españas de las que escribió Machado. El país ha avanzado mucho, no sin dificultades y esfuerzos, en estas tres décadas, y siempre ha podido contar con el apoyo del Rey, algunas veces como protagonista, como en la noche del 23-F, y otras de una manera discreta: sin trascender a la opinión pública su consejo, arbitraje o influencia, ha resultado clave para los intereses de España.

Siempre se ha dicho que la Familia Real es nuestra mejor embajadora. En estos días en que se rinden homenajes a Don Juan Carlos, es de justicia reconocer también la positiva contribución de la Reina Doña Sofía, destacándose por su apoyo a las personas menos favorecidas de la sociedad y su implicación en proyectos humanitarios internacionales.

En estos tiempos en que se discute tanto la estructura del Estado, es una buena oportunidad para recordar el consenso de los primeros años de la democracia, que permitieron llegar donde estamos hoy y aprovechar la experiencia del Rey para superar las diferencias entre españoles y consolidar entre todos el futuro de nuestro país.

Alfonso García Torres. Barcelona.

 

Discurso del Rey

«En estas fechas en que se cumplen Treinta Años de mi proclamación como Rey de España, quiero manifestar que me siento particularmente feliz de hallarme en Canarias, acompañado por la Reina. Agradezco las muy amables palabras de que he sido objeto, así como las numerosas muestras de afecto y lealtad que estamos recibiendo.
Estas fechas nos deben llevar a tomar mayor conciencia de la enorme modernización vivida por España, de lo mucho que juntos hemos progresado y de lo mucho que unidos debemos seguir trabajando para preservar, fortalecer y mejorar día a día nuestra paz, concordia y bienestar.
Son muchos los recuerdos y sentimientos que, en estos momentos, se agolpan en mi corazón, empezando por mi gratitud a la Reina, por su constante apoyo, sensibilidad y entrega, y sin olvidar el respaldo que siempre he recibido de mis hijos.
Recuerdos ligados a la apasionante aventura de construir nuestra democracia, de recuperar plenamente nuestras libertades, de situar a España en el lugar que le corresponde, y de impulsar treinta años de estabilidad, crecimiento y mejora del bienestar económico y social de la gran mayoría de los españoles.
Sentimientos de confianza en la sociedad española y en la labor de sus instituciones a lo largo de estas décadas.Pero es, ante todo, el pueblo español quien en estas fechas merece un homenaje de gratitud, respeto y admiración por su esfuerzo, generosidad, responsabilidad y sacrificio volcados en la decisiva tarea de hacer de España un país moderno, abierto y solidario, unido, a la vez que plural y diverso, patrimonio de todos los españoles por igual.
Tampoco puede faltar nuestro más emocionado recuerdo a todas las víctimas del terrorismo y a sus familias, así como a todos los servidores del Estado que perdieron la vida en el cumplimiento del deber.
Os aseguro que la transformación de España no se pudo hacer ni con más ganas de acertar, ni con mejor voluntad de responder a los anhelos del pueblo español, ni con mayor espíritu de consenso y concordia.
Consenso, concordia y reconciliación, que están en la base misma de nuestra Constitución que es la clave para entender lo mucho que hemos logrado y la mejor garantía para seguir progresando con el esfuerzo de todos, unidos, en democracia y libertad.
Nunca podemos sentirnos satisfechos cuando se trata de servir a España. Eso, y mucho más, es lo que merecen España y los españoles.
Treinta años después de mi proclamación como Rey, dejadme que os diga que me siento, más que nunca, ilusionado y resuelto a seguir dando lo mejor de mí mismo, para contribuir a integrar cuantos esfuerzos favorezcan nuestra convivencia e impulsen nuestro progreso.
Una labor que asumo, desde el más profundo amor a España, la lealtad a la Constitución y mi entrega al ejercicio de las funciones que ésta me asigna en el marco de nuestra Monarquía parlamentaria.
Esos sentimientos, ese mismo espíritu de servicio, son los que también animan al Príncipe de Asturias, que representa la mejor garantía de continuidad del compromiso de servicio de la Corona a España.
Para concluir, quiero expresar de todo corazón, en esta hora y ocasión, mi más profundo afecto a todos los españoles.
Muchas gracias».

El Rey Juan Carlos: 'Más que nunca me siento ilusionado y resuelto a seguir dando lo mejor'


Don Juan Carlos de Borbón pronuncia su discurso durante el acto de proclamación como Rey (Foto: EFE).

AGENCIAS | ELMUNDO.ES

MADRID.- Don Juan Carlos I ha reconocido que, tres décadas después de su proclamación como Rey, se siente "más que nunca ilusionado y resuelto a seguir dando lo mejor" de sí mismo "para contribuir a integrar cuantos esfuerzos favorezcan nuestra convivencia e impulse nuestro progreso". Hoy se cumplen 30 años de su coronación.

El 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Francisco Franco, don Juan Carlos de Borbón y Borbón era proclamado Rey de España, poniendo fin así a un régimen dictatorial que se mantuvo en el poder durante casi cuatro décadas.

Quedó así instaurada en España la Monarquía en la persona del legítimo heredero de la Corona, a quien el 'Generalísimo' eligió y tuteló para ocupar la primera magistratura de la Nación, "a título de rey", cuando él faltase.

Ya Rey, don Juan Carlos, leyó un discurso en el que tuvo un recuerdo "con respeto y gratitud" para "la figura de quien durante tantos años asumió la responsabilidad de conducir la gobernación del Estado", y agregar que ese día comenzaba "una nueva etapa en la Historia de España".

"Nuestro futuro -afirmó- se basará en un efectivo consenso de concordia nacional".

Un discurso que ayer en la entrega de las Medallas de Oro al Mérito en Las Bellas Artes en Las Palmas de Gran Canaria don Juan Carlos volvió a recordar, pidiendo una vez más consenso, concordia y reconciliación, "la mejor garantía" para seguir progresando "con el esfuerzo de todos", unidos "en democracia y libertad".

Consenso, concordia y reconciliación

Consenso, concordia y reconciliación que están, recalcó, en la base "misma" de la Constitución de 1978, "clave -agregó- para entender lo mucho que hemos logrado" en estas tres décadas de Monarquía parlamentaria.

El Rey reconoció, además, que son muchos "los recuerdos y los sentimientos" que en estos días de celebración se "agolpan" en su corazón. El primero de ellos, un sentimiento de "gratitud" hacia la Reina, "por su constante apoyo, sensibilidad y entrega", sin olvidar tampoco el respaldo que "siempre he recibido de mis hijos".

El Rey tiene muy claro que es el pueblo español quien merece un homenaje. "Un homenaje -dijo- de gratitud, respeto y admiración" por su "esfuerzo, generosidad, responsabilidad y sacrificio volcados en la decisiva tarea de hacer de España un país moderno, abierto y solidario".

Un país, insistió, "unido, a la vez que plural y diverso, patrimonio de todos los españoles por igual". "Nunca podemos sentirnos satisfechos cuando se trata -afirmó- de servir a España. Eso, y mucho más, es lo que merecen España y los españoles".

Esa decisiva labor, la asume "desde el más profundo amor a España", desde la "lealtad a la Constitución" y su entrega "al ejercicio de las funciones" que la Carta Magna le asigna en el marco de "nuestra" Monarquía parlamentaria.

Los mismos sentimientos, el mismo espíritu "de servicio", animan también al Príncipe de Asturias, que para el Rey "representa la mejor garantía de continuidad del compromiso de servicio de la Corona a España".

lunes, 21 de noviembre de 2005

La Monarquía ha sido durante todo el reinado de Don Juan Carlos la institución más valorada

La Monarquía ha sido durante todo el reinado de Don Juan Carlos la institución más valorada
 
La figura del Rey ha obtenido siempre puntuaciones superiores a las de instituciones como las Cortes, la Iglesia, el Ejército, la Justicia, el Gobierno o los partidos
 
NIEVES COLLI
ABC

MADRID. Durante todo el reinado de Don Juan Carlos, cuyo trigésimo aniversario se cumple mañana, la Monarquía se ha mantenido de forma invariable como la institución mejor valorada por la ciudadanía española, por encima del Defensor del Pueblo, las Cortes, el Ejército, el Gobierno, la Justicia, los partidos políticos o la Iglesia, entre otras. Así se desprende de los datos extraídos de las encuestas realizadas a lo largo de este tiempo, en las que la figura del Rey ha merecido siempre puntuaciones elevadas.

La empresa Metroscopia, que dirige el catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, José Juan Toharia, ha reunido esos datos, cuyo análisis permite comprobar con perspectiva histórica la evolución de la estima de los españoles hacia una institución tan importante como la Monarquía y hacia la persona que la encarna.

Son varias las razones por las que el Rey se ha colocado año tras año en el primer lugar del ranking de confianza ciudadana. Las encuestas realizadas por el CIS en los últimos veinte años muestran cómo los españoles confían en la Monarquía porque asegura la sucesión del poder político -opinión que un 40 por ciento de los ciudadanos mantenía en 2004-; porque garantiza el orden y la estabilidad -opinión del 50 por ciento ese mismo año-; y porque es un símbolo plenamente enraizado en la tradición y en la historia españolas -idea que en 2004 seguían compartiendo ocho de cada diez españoles-.

Reinado «ejemplar»

La visión de los expertos coincide en buena medida con la de la sociedad. Así, Toharia cree que Don Juan Carlos ha cumplido de manera «ejemplar» lo que él mismo prometió en en su primer discurso ante las Cortes, el 22 de noviembre de 1975, día en que fue proclamado Rey: Serlo «de todos los españoles».

Tras un primer periodo en el que una parte de la sociedad mostraba cierto recelo hacia su persona, pues se le identificaba como el heredero del anterior régimen, Don Juan Carlos supo atraerse la confianza de todos los ciudadanos en el ejercicio de su cargo. Clave fue su intervención tras el golpe de Estado del 23-F. En opinión de Toharia, el Rey se ganó en ese momento «la aceptación de la izquierda, que era la más recelosa» hacia la institución monárquica. A partir de entonces, se empezó a identificar al Monarca «como el defensor de la democracia y de los valores consagrados en la Constitución». Ésa es la imagen de Don Juan Carlos que ha perdurado hasta nuestros días gracias también, añade Toharia, a su saber hacer, a la total ausencia de errores durante su reinado y a su capacidad para colocarse por encima de los partidos políticos.

«Reinar sin gobernar»

El catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, Julián Santamaría, destaca que una de las claves de la buena imagen del Rey es su «saber hacer» para mantenerse por encima de la política y de los políticos. Don Juan Carlos «ha sabido reinar sin gobernar y sin interferir en la labor de los distintos gobiernos».

Pero su gran popularidad se debe a su acertado reinado y, en particular, a su actuación tras el 23-F y a la «normalidad» con la que siempre ha aceptado la alternancia política en los sucesivos gobiernos de España.

Entre 1972 y 1982, explica Santamaría, Don Juan Carlos se ganó, primero como Príncipe de Asturias y después como Rey, el respeto de todos los españoles, los de derechas y los de izquierdas. Su popularidad aumentó en 1981 y 1982 tanto por el acertado papel que jugó tras el golpe de Estado como «por la naturalidad con la que acogió el cambio político» con la llegada del primer gobierno socialista tras la victoria electoral de Felipe González.

Según el catedrático, a éstos se añaden otros motivos: «Su gran papel, eficiente pero discreto, en la escena internacional»; sus condiciones personales por la «sencillez y proximidad» que le caracterizan; y, finalmente, una familia que ha desempeñado con «eficacia» su función simbólica y que se ha mantenido alejada de los «escándalos» que sí han salpicado a otras monarquías.
 

Especial XXX Aniversario de la Proclamación del Rey

Mañana, 22 de noviembre, fecha en que se conmemora el XXX Aniversario de la Proclamación del Rey Don Juan Carlos I, el diario ABC incluirá en su edición un suplemento especial de más de 100 páginas sobre la efeméride.

LA ECONOMÍA EN LA ERA DEL REY JUAN CARLOS I

Por JUAN VELARDE FUERTES
ABC
 
A lo largo del reinado de Don Juan Carlos I, desde el punto de vista de la economía española, se ha duplicado el PIB por habitante en términos reales, ha avanzado notablemente nuestra convergencia, no sólo con la Unión Europea, sino dentro del conjunto de países más desarrollados del mundo y la distribución de la renta se hizo mucho más igualitaria, hasta el punto de que estamos, incluso en ese sentido, con unos datos mejores que los de Francia y Gran Bretaña, y por supuesto, que de los Estados Unidos.

En todo esto, ¿tuvo algún papel importante el Monarca? Podría creerse que su colaboración fue nula, por haber seguido un viejo consejo que Quesnay dio al Delfín sobre las ventajas del liberalismo. En cierta ocasión en que el Delfín -el hijo de Luis XV-, se quejaba ante Quesnay por la dureza y dificultad que suponía el desempeñar el puesto de rey, el famoso fisiócrata replicó: -«Señor, no pienso así». -«¿Qué haríais, pues, si fueseis rey?», dijo el Delfín. -«Señor, no haría nada». -«¿Y quién gobernaría?» -«Las leyes naturales», concluyó Quesnay, porque «el deber del soberano es dejar hacer, dejar pasar, porque el mundo marcha por sí mismo». No en balde subrayaba Perpiñá Grau que el mundo fisiocrático se centraba en torno a este dístico latino: Ex natura, jus, ordo et leges. Ex homine, arbitrium, regimen et coercitio.

Creer en algo así sería formular un juicio erróneo sobre Juan Carlos I porque fue precisamente su acción la que, en varios momentos decisivos, movió la realidad económica española en un sentido muy positivo.

La primera de estas actuaciones fue abrir un proceso constituyente que permitió pasar pacíficamente, sin rupturas, de las Leyes Fundamentales del régimen político anterior a la Constitución de 1978. Esto tiene también un calado económico extraordinariamente importante. Análisis recientes, con motivo del segundo centenario de los acontecimientos de 1789, sobre la Revolución Francesa, particularmente los de Chaunu, muestran que el bienestar logrado por los Borbones de Francia fue lo que provocó una oleada de planteamientos a favor de un régimen político liberal y democrático. Se produce, inmediatamente, una relación funcional entre desarrollo y realidad política democrática y liberal a partir del estallido de la Revolución Industrial. En espacios cortos de tiempo es posible desarrollar a un país sin concederle libertad, pero este desarrollo exige pronto libertad y ésta se premia con más desarrollo, como nos insiste el premio Nobel de Economía Armartya Sen. Pero este paso de otorgar la libertad política es muy difícil. Existen siempre potentes fuerzas inmovilistas, que incluso consideran traidores a quienes no mantienen la defensa de la situación política previa, y no menos potentes fuerzas rupturistas, revolucionarias, que, como aconteció en España de 1808 a 1843, se ponen al servicio del cambio, ajenas a los costes que ello produce en la mayoría de la población. Haber dirigido, desde diciembre de 1975 a diciembre de 1982, la delicada operación de la Transición, fue la aportación esencial del Rey. Después, efectivamente, las cosas marcharon por sí mismas, incluso ante problemas tan delicados como una fuerte oleada de corrupción o el terrorismo de ETA. El Rey ya no necesitaba estar en el primer plano político.

La segunda aportación del Monarca a la prosperidad económica está relacionada con la paz social. No es posible desarrollo económico con un ambiente crispado. Dentro de la política de la Transición, se encuentra el respaldo al Pacto de La Moncloa y a la serie de consensos que van desde el Acuerdo Básico Interconfederal que sigue al citado Pacto, hasta llegar al Acuerdo Económico y Social que se extingue en 1986. Sin esta atmósfera, en parte reforzada por las admoniciones de Don Juan Carlos el 24 de febrero de 1981, no hubiese sido posible conseguir algún orden y concierto en nuestra economía. De ahí procede la definitiva puesta en marcha de la reforma tributaria así como la política de concertación social. A partir de 1989, con la caída del Muro de Berlín, se esfumaron, salvo la de los ecologistas, todas las utopías, y sindicatos y partidos de izquierda ya no buscaron cómo sustituir al capitalismo. También aquí Juan Carlos I podía dejar de estar en el primer plano.

La tercera se llama Europa. En principio, los «nueve» estaban a gusto en su soledad. La aparición de los dos países ibéricos europeos en su seno podía esperar muchísimo. Incluso cabía en lo posible que se denunciase el Acuerdo Preferencial Ullastres. Marcelino Oreja Aguirre puede dar, sobre todo esto, noticias muy jugosas. Pero ningún político europeo o norteamericano estaba dispuesto a castigar el serio esfuerzo de cambio político pacífico en el que estaba empeñado el Monarca español. De ahí que hubo, efectivamente, negociaciones duras, largas, y mal llevadas más de una vez por España. Pero en 1985 todo se había coronado, y lo que quedaba era preparar a nuestra economía para el choque comunitario. El que la reacción acabase en forma de crisis de 1992-1995, se debió a otros motivos, pero la base para aprovechar nuestra incorporación a Europa, estaba establecida con firmeza desde la firma del Tratado en el Palacio de Oriente el 12 de julio de 1985. En adelante ya no iba tampoco a ser preciso el respaldo del Monarca.

Finalmente, ahora mismo basta con acercarnos a Iberoamérica, para comprobar hasta qué punto nuestra economía comienza a tener un papel de primer orden dentro de toda la región. La figura del Rey ha hecho mucho, sencillamente con su presencia, para que estas ventajas mutuas posibles, que siempre hieren otros intereses, no cesen de incrementarse. Todos los que hemos recorrido estos países, sabemos hasta qué punto Don Juan Carlos no es el Jefe de Estado de un país, por supuesto, hermano, pero también extranjero, sino una persona de casa. En Guayaquil escuché de labios de un cardiólogo local, algo así como: -«Dice muy bien nuestro Rey...» Yo le interrumpí para preguntarle de qué Rey hablaba. Me contestó, casi considerándome tonto del capirote: -«Pero ¡qué Rey va a ser! ¡El mío, que es el mismo que el suyo!». Esto, como el idioma, como la base sociocultural común, crea unas economías externas en favor de las empresas españolas más allá de todo lo imaginable. Aquí sí que sigue presente, y cómo, la figura de Juan Carlos I. Más de una vez su palabra servirá para que no se produzcan traumas en esas relaciones.

Democracia, paz social, Europa e Iberoamérica son cuatro hitos que resulta difícil que hubieran podido alcanzarse como se alcanzaron sin la existencia a lo largo de estos treinta años del rey Juan Carlos. A través de ellos es como el papel de nuestro Monarca se ha convertido en un factor importante del avance de la economía española.

 

 

domingo, 20 de noviembre de 2005

Treinta años de democracia

POR JUAN PABLO FUSI
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Gusten o no el perfil y el tono de la democracia en España, se reconocerá que lo acontecido en la vida española entre 1975 y 2005 es estupefaciente. La etapa es ya el periodo democrático más largo y estable de la historia del país. Las experiencias democráticas anteriores fueron breves, polémicas y difíciles. El Sexenio Democrático (1868-74) naufragó entre cambios de régimen e insurrecciones colonial, cantonal y carlista; la II República (1931-36) desembocó en el levantamiento militar de 1936 y la terrible guerra civil de 1936-39.

La transición de la dictadura de Franco a la democracia, propiciada por el nuevo Rey, Juan Carlos I, fue en efecto un gran éxito histórico (aunque tuviera mucho de incoherente e improvisado, se cometieran errores y el proceso se debatiera a veces en la incertidumbre). Se acertó en lo sustancial: en el hombre, Adolfo Suárez; y en el procedimiento, una reforma política en profundidad desde la propia legalidad franquista. El Rey, de acuerdo con el sentido que a la Monarquía había dado su padre, Don Juan, impulsó desde luego el proceso de cambio hacia la democracia: fue factor esencial en la neutralización del Ejército en la transición, y en el fracaso del intento de golpe de Estado de 23 de febrero de 1981. La voluntad de reconciliación nacional de la oposición al franquismo, y muy señaladamente del Partido Comunista, y la memoria histórica de lo ocurrido entre 1931 y 1936 y durante la guerra civil, allanaron el camino. El antifranquismo antepuso el restablecimiento de la democracia a consideraciones doctrinarias: renunció a una «ruptura» radical de la legalidad y aceptó la tesis -certera, necesaria- de la reforma.

De esa forma, la Constitución de 1978 definió a España como una Monarquía parlamentaria y como un Estado social y democrático de Derecho. Reconoció el derecho a la autonomía de nacionalidades y regiones, garantizó las libertades democráticas, constitucionalizó partidos y sindicatos, proclamó la libertad de enseñanza y la aconfesionalidad del Estado (desde el respeto al significado del catolicismo en España) y abolió la pena de muerte. Entre 1978 y 1983, se constituyeron un total de diecisiete comunidades autónomas (más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), todas ellas, y especialmente el País Vasco, dotadas de amplísima capacidad de autogobierno, la mayor revolución en la organización territorial de España desde 1700. Entre 1976 y 1981 gobernó Suárez (en 1981-82: Calvo Sotelo); las elecciones de 1982 y 2004 llevaron al poder a la izquierda, el Partido Socialista Obrero Español; las de 1996, a la derecha, el Partido Popular. Suárez restableció la democracia, aprobó la Constitución, creó las bases para la reforma económica (Pactos de la Moncloa) e inició el proceso autonómico; Calvo Sotelo completó la «transición exterior»: alineó a España en el mundo occidental. Felipe González, jefe del Gobierno en la etapa socialista de 1982 a 1996, propició la entrada en Europa, la reconversión industrial, la reforma militar, la modernización de las infraestructuras del país, la recuperación del papel internacional de España y varios años de fuerte crecimiento económico. Aznar y el Partido Popular dieron estabilidad a la acción de gobierno, mantuvieron el crecimiento económico y el consenso social, reforzaron la lucha contra el terrorismo y la autoridad del Estado, y llevaron a España a la integración monetaria europea.

En otras palabras; los grandes problemas que desde el siglo XIX habían condicionado la política del país -democracia política, forma del Estado, alternancia en el poder, política internacional, atraso económico- parecían ahora, 1975-2005, en buena medida resueltos. Entre 1976 y 2000, el Producto Interior Bruto se incrementó, pese a la recesión de 1974-84 y a las insuficiencias del tejido económico, en un 89 por 100. En 2000, España, un país urbano y moderno de unos 40 millones de habitantes, no era ya ni un país industrial ni un país agrario: servicios, construcción, comercio, turismo, banca, transportes y comunicaciones eran los motores del nuevo dinamismo de la economía española. España, la octava economía del mundo en la fecha indicada, invirtió en América Latina en los años noventa una cifra cercana a los 60.000 millones de dólares; cerca de tres millones de inmigrantes se habían establecido en el país entre 1990 y 2003, otro cambio histórico formidable.

Los problemas eran ahora otros. Problemas políticos derivados de la práctica de la política y del ejercicio del poder; ocasionales escándalos de corrupción, como, por ejemplo, en la última etapa de gobierno de Felipe González, de 1993 a 1996; políticas controvertidas, como la decisión del gobierno Aznar en 2003 de participar en la segunda guerra de Irak. Problemas sociales: el paro en los años 80, la integración de los inmigrantes, la carestía de la vivienda, la violencia doméstica, el fracaso educativo, el envejecimiento de la población, la temporalidad de muchos empleos, la «subcultura» de alcohol y drogas de una gran parte de la juventud, la vulgaridad y medianía de la cultura de masas (televisión, prensa «rosa»...). Problema nacionalista: por un lado, los nacionalismos vasco y catalán, aun gobernando en sus respectivas regiones desde 1980 y aun -caso del nacionalismo catalán moderado- coadyuvando a la gobernación de España, seguían manteniendo en su plenitud, por razones ideológicas, sus aspiraciones a la constitución de Cataluña y Euskadi (y el nacionalismo gallego, la de Galicia) como naciones soberanas, en el nacionalismo vasco desde una concepción etnicista y exclusivista de la nacionalidad; por otro, ETA, la organización creada en 1959, asesinó entre 1975 y 2000 a unas 800 personas, como resultado de su concepción «estratégica» (terrorista) hacia la independencia, esto es, por una opción deliberada, consciente y bien calculada, no como resultado de una necesidad inevitable impuesta por las circunstancias o como prolongación de un conflicto secular y no resuelto.

Por encima de todo, sin embargo, la democracia estaba consolidada. Aunque los hechos tuvieran influencia inmediata en el juego político y electoral, la sociedad y las instituciones asimilaron con serenidad admirable el terrible atentado perpetrado por terroristas islámicos en Madrid en marzo de 2004 que costó la vida a cerca de 200 personas. El restablecimiento de la democracia, la Constitución de 1978, el Estado de las autonomías, la transformación del país, la entrada en Europa, el mismo cambio cultural desde 1975 (nuevos medios de comunicación, recuperación de las culturas y lenguas regionales, grandes exposiciones, una brillante arquitectura, universidades de verano...) hacían del periodo 1975-2005 una de las etapas más positivas de la historia reciente española.

Esos treinta años de democracia conllevaron, en efecto, nada menos que la refundación de España como nación. Con la consolidación de la democracia, España no se reconocía en modo alguno en el país dramático y pintoresco creado por el estereotipo romántico y sancionado por la pobreza tradicional de su vida rural y la «tragedia» de 1936-39. En 2005, España es, sencillamente, una variable europea, una nación que se ha dotado de una identidad nueva, en la que se han integrado el sentido nacional e histórico de la Monarquía -mérito de la personalidad del Rey y de la conducta de la Familia Real- con la cultura del antifranquismo, y la cultura y la historia comunes con la cultura y las identidades particulares de nacionalidades y regiones; un país que se reconoce ante todo en su tradición liberal (de Jovellanos y los ilustrados a Giner y Ortega), en la memoria socialista y democrática (Pablo Iglesias, Azaña) y en la espléndida plenitud cultural que vivió entre 1898 y 1936.

La democracia no fue, pues, obra de la casualidad y la acomodación. La mayoría de los españoles, desde luego quienes militaron activamente contra la dictadura de Franco, vivieron la transición con conciencia clara de lo que realmente fue: como la cristalización de un proyecto permanente de libertad para España, como un gran momento -treinta años de democracia- de la historia española (que no quisiéramos ver, por ello, ni deshonrado ni rectificado).