Editorial ABC
Su Majestad el Rey se sometió ayer a una intervención quirúrgica para la extirpación y análisis de un nódulo pulmonar en el Hospital Clínic de Barcelona. El éxito de la intervención, realizada por un equipo médico de máxima solvencia, confirma la buena salud de Don Juan Carlos ya que se trata de un tumor benigno y está previsto que reciba el alta dentro de unos días. A los 72 años de edad, el Monarca mantuvo hasta el último momento su agenda oficial, incluyendo una larga entrevista con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. La sociedad española ha seguido con lógica expectación las noticias sobre la intervención, mostrando una vez más el respeto y el afecto que suscita la figura de Don Juan Carlos, una personalidad excepcional en nuestra historia como motor de la Transición democrática y reflejo a escala internacional de la nueva imagen de una España que se sitúa en el lugar que le corresponde en Europa y en el mundo. El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, según el artículo 56 de la Constitución. Don Juan Carlos cumple de forma ejemplar las funciones propias de la Corona en una monarquía parlamentaria y así se reconoce de forma unánime, sin que tengan ningún eco las proclamas radicales de determinados grupos antisistema. De ahí que la inmensa mayoría de los ciudadanos haya reaccionado con lógica inquietud ante las noticias sobre la intervención quirúrgica, pero también con la certeza de que no hay razones objetivas para alentar alarmismos sin fundamento.
Por mucho que unos cuantos se empeñen hoy de forma sectaria y radical en cuestionar los valores de la Transición y del pacto constitucional, la opinión pública reacciona una y otra vez de forma positiva sobre los principios de concordia y pluralismo en el marco de la unidad que constituyen las señas de identidad del periodo regido por la actual Carta Magna. En este contexto, Don Juan Carlos despliega sus funciones con gravedad y mesura, ganando así ante los españoles una autoridad moral que va más allá de la pura legalidad formal para situarse en el terreno superior de la legitimidad política. En nombre de sus muchos miles de lectores, ABC desea a Su Majestad un pronto y completo restablecimiento y le transmite una vez más el reconocimiento de todos los ciudadanos de bien por su labor excepcional al servicio de la Nación española.
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