Carrozas de gala, caballos de raza hannoveriana, cocheros, lacayos, palafreneros, postillones ... En pleno siglo XXI, el boato que rodea la entrega de cartas credenciales al Rey por los embajadores extranjeros recién llegados a España apenas se diferencia de las pomposas ceremonias de hace 200 años. Pero conservar ese anacrónico ritual no sale gratis: el Gobierno acaba de autorizar, pese al drástico tijeretazo aprobado el pasado jueves en el Congreso, un gasto de 305.000 euros para el cuidado de los caballos de tiro que se emplean en ese acto protocolario.
La Dirección de Actos Oficiales de Patrimonio Nacional, un organismo autónomo adscrito al Ministerio de la Presidencia, cuya titular es María Teresa Fernández de la Vega, ha convocado un concurso público para la contratación del servicio de atención a los caballos de tiro de las caballerizas del Palacio Real de Madrid, en el que se celebra la ceremonia de entrega de credenciales a Don Juan Carlos por los nuevos embajadores. Uno de los últimos en hacerlo fue el representante diplomático de Barack Obama en España, Alan D. Solomont. Patrimonio Nacional administra y gestiona los bienes cedidos al Estado por la Corona, sobre los que ésta conserva su derecho de uso.
La empresa adjudicataria del contrato deberá encargarse de alimentar y vigilar a los caballos, limpiar las caballerizas y retirar los excrementos que los animales dejan en las calles mientras tiran de las carrozas que conducen a los nuevos embajadores hasta el Palacio Real, donde les aguarda el Rey.
De cuatro a seis embajadores
La ceremonia se celebra al menos una vez al trimestre. Entre cuatro y seis embajadores presentan sus cartas credenciales al monarca en el mismo día, que suele ser los jueves. Cada uno de los diplomáticos, acompañado de su séquito, se traslada a primera hora de la mañana, escoltado por la Policía Municipal, hasta el palacio de Santa Cruz, antigua sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde aguarda la llegada de la carroza que más tarde lo conducirá hasta el Palacio Real a lo largo de la Calle Mayor de Madrid.
El nuevo embajador, acompañado del introductor de embajadores, ocupa la llamada berlina de gala, tirada por seis caballos. Los miembros de su séquito se acomodan en una segunda carroza, conocida como coche de París y de la que tiran dos caballos. Cuando el cortejo está formado se dirige por la Calle Mayor, escoltado por una unidad de la Guardia Real, hasta la Plaza de la Armería del Palacio Real, donde le aguarda una escuadra de Gastadores, una compañía de Fusiles y la banda de música de la Guardia Real para rendirle honores.
El nuevo embajador es entonces conducido hasta la Cámara Oficial del palacio, donde le aguarda el Rey y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Las rígidas normas de protocolo no dejan un solo detalle al azar: el embajador debe entregar al monarca el sobre que contiene sus cartas credenciales con la mano derecha y sin guante puesto, y a continuación estrechar la mano de Don Juan Carlos, pero no la de Moratinos.
A los 305.000 euros del contrato para el cuidado de los caballos hay que sumar el valor de los animales propiamente dichos. Las Reales Caballerizas disponen actualmente de más de 40 caballos para la ceremonia de entrega de credenciales, la mayoría de raza hannoveriana o cartujanos españoles. También hay que añadir el costoso mantenimiento de las cuatro carrozas -dos berlinas de gala y dos coches de París-, construidas en 1875 por encargo del rey Alfonso XII.
lunes, 31 de mayo de 2010
Ceremonia de entrega de cartas credenciales
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