El Príncipe de Asturias manifestó anoche su «emoción» al dirigirse «por primera vez y en una oportunidad tan especial para mí», a todos los jefes de Estado y de Gobierno y demás autoridades que asistieron a la cena en el Palacio Real con motivo de la Cumbre UE-América Latina y el Caribe. Era la primera vez que Don Felipe ejercía de anfitrión, por encargo del Rey, en un acto del máximo nivel, con 90 comensales, entre ellos 16 jefes de Estado y 14 jefes de Gobierno. Lo primero que hizo el Príncipe fue transmitir a los invitados el agradecimiento de Don Juan Carlos «por todas las muestras de apoyo y cariño» recibidas tras su reciente operación y su deseo del «mayor éxito para la Cumbre».
En su discurso, Don Felipe hizo un repaso a los logros y proyectos de estas cumbres, dedicó «un recuerdo lleno de emoción» a las víctimas de los terremotos de Chile y Haití, e hizo dos llamamientos a la unidad de europeos, latinoamericanos y caribeños para afrontar la crisis.
Pero los Príncipes quisieron darle un aire distinto al de las cenas que presiden los Reyes. Todo un gesto para que no haya dudas: Don Felipe y Doña Letizia no asumen el papel de Reyes sino que actúan «en su nombre». Así lo indicaban las invitaciones de la cena: «Su Majestad el Rey, y en su nombre el Príncipe de Asturias, invita...» Este gesto quedó reflejado en el formato de la cena de anoche, que en cualquier caso siempre hubiera sido distinto al de las tradicionales cenas de Estado, pues en lugar de un jefe de Estado o de Gobierno, asistieron una treintena. Entre ellos, Angela Merkel (Alemania), que viajó sólo para acudir a la cena; Álvaro Uribe (Colombia), Evo Morales (Bolivia), Alán García (Perú), José Sócrates (Portugal), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Felipe Calderón (México).
Los Príncipes salieron a recibir a cada uno de sus invitados y lo hicieron en el salón de Alabarderos, destinado históricamente al cuerpo de guardia y mucho más austero que los salones Gasparini o del Trono, que son los que suelen emplear los Reyes.
Otra novedad fue que Don Felipe y Doña Letizia compartieron el aperitivo con sus invitados en el Salón Columnas,lo que hizo más llevadera la espera de los invitados que se retrasaron. Y es que entre el primero que llegó y el último transcurrió más de una hora.
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