viernes, 31 de diciembre de 2010

La reina Isabel II se convierte en bisabuela

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El Palacio de Buckingham ha confirmado que la reina Isabel II se ha convertido en bisabuela a los 84 años gracias al nacimiento de una niña, hija del nieto de la soberana británica, Peter Philipps y de su esposa Autumn.

"La Reina, el Duque de Edimburgo, la Princesa Anne, el capitán Mark Phillips y la familia de Autumn han sido informados y están encantados con la noticia. El nombre del bebé será confirmada en el momento oportuno", reza el comunicado.

La joven canadiense tuvo al bebé, que ocupa el duodécimo lugar en la línea sucesoria, este miércoles en el Gloucestershire Royal Hospital y Peter estuvo presente durante el parto.

El nacimiento de la pequeña biznieta de la reina Isabel II ha convertido en tía a Zara, la hermana de Peter Phillips, el único hijo de la Princesa Real, la princesa Ana, y su primer marido Mark Phillips.

Dos bodas reales en 2011

La semana pasada, Zara fue la protagonista de la Casa Real británico al hacerse público su compromiso con el jugador de rugby, Mike Tindall.

Será el segundo compromiso real que viva Gran Bretaña en 2011, ya que el príncipe Guillermo, el hijo mayor del heredero a la Corona, el príncipe Carlos, se casará con su novia Kate Middleton en abril.

Peter Phillips y Autumn, que fueron objeto de una gran polémica por la venta de los derechos de su boda a la revista Hello por casi 600.000 euros, viven en Hong Kong, donde Peter trabaja para el Royal Bank of Scotland.

martes, 28 de diciembre de 2010

Pasión de Rey

POR PEDRO GONZÁLEZ-TREVIJANO
ABC

Del discurso de Navidad de Don Juan Carlos, me quedo con la expresa, animosa y comprometida declaración de voluntad: «… asegurar que sigo y seguiré cumpliendo siempre con ilusión mis funciones constitucionales al servicio de España. Es sin duda mi deber, pero es también mi pasión». Una referencia que ha traído a mi memoria las bellísimas palabras de Bertrand Rusell, cuando manifestaba en su Autobiography: «Tres pasiones simples pero extremadamente poderosas han gobernado mi vida: el anhelo de amor, el deseo de saber y una compasión abrumadora ante el sufrimiento de la Humanidad». Unas razones, las del renombrado filósofo inglés, a las que el Monarca ha sumado, desde el específico carácter de la Corona y su particularísimo status, una consideración añadida: la pasión de Rey. Un rico, absorbente y vitalicio entusiasmo, encauzado por el saber hacer, la contrastada experiencia y el obligado marco constitucional. Un histórico officium regis construido sobre el exigente hacer y actuar diario. Rex eris, si recte facies; rey eres —decía la máxima política— si actúas rectamente. Un oficio regio que requiere para su desempeño, como todas las obras humanas que se precien, de pasión. Ya lo adelantaba Honoré de Balzac en La Comédie humaine: «La pasión constituye todo lo humano. Sin ella, la religión, la novela, el arte serían inútiles». Pasión, en el caso del Rey, ¡en la mejor gestión de la Res publica! Al tiempo que la persuasiva alocución navideña nos confirma nuevamente la lógica interna de toda monarquía: las abdicaciones y renuncias son excepcionales y anómalas, forman parte de las «patologías institucionales».

La monarquía parlamentaria supone en esta España constitucional tres cosas. Primera: la Monarquía resuelve, como ninguna forma de gobierno, la compleja cuestión de la transmisión del poder político, inevitablemente problemática al producirse en el vértice de la organización jurídico-política del Estado; esto es, aquella que se da entre órganos constitucionales situados —Rey, Congreso de los Diputados, Senado, Gobierno, Tribunal Constitucional y Consejo General del Poder Judicial— en relaciones de estricta paridad y coordinación jerárquicas. Por más que la Jefatura del Estado goce de una superior dignidad formal. Lo afirmaba Karl Friedrich en su obra Gobierno constitucional y democracia: «El constitucionalismo representa un complejo sistema para organizar adecuadamente la transmisión del poder supremo». Este es el último sentido de la distinguida mención del Monarca a don Felipe de Borbón. Una referencia que no es, pues viene realizándose intencionadamente desde hace años, improvisada ni secundaria: «He contado… con el afecto de los españoles y con el activo apoyo del Príncipe de Asturias». Don Juan Carlos ha explicitado, desde su condición de cabeza de la Corona y padre de Don Felipe, el mandato de la Constitución de 1978: «El Príncipe heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el hecho que origine el llamamiento, tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y los demás títulos… vinculados tradicionalmente al sucesor de la Corona» (artículo 57. 2).

Segunda: en una monarquía parlamentaria el Rey, y así lo ha refrendado Don Juan Carlos durante su reinado, disfruta de un Poder Moderador nacido de la Constitución. En esta halla aquel su principal legitimidad —la legitimidad racional normativa acuñada por Max Weber— y su legalidad de obrar. Nada de caducos principios monárquicos ni de ancestrales soberanías compartidas, incompatibles con los regímenes democráticos. Así se dispone sin ambages en el texto constitucional: «La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado» (artículo 2.2); «Los ciudadanos y los poderes públicos —incluido el Monarca— están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico» (artículo 9.1); y «El Rey… ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes» (artículo 56.1). Una realidad que Don Juan Carlos ha recordado asimismo, al invocar reflexivamente en su discurso el destacado papel de «nuestras instituciones en el marco de convivencia y estabilidad que asegura nuestra Constitución».

Y tercera: el Rey carece de Poderes Ejecutivos —encomendados al Gobierno («El Gobierno dirige —dice el artículo 97 CE— la política interior y exterior del Estado…»)—, Legislativos —asignados al Parlamento— («Las Cortes Generales representan —señala el artículo 66 1 y 2 CE— al pueblo español… ejercen la potestad legislativa, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno…») y Judiciales («La Justicia emana del pueblo —se apunta en el artículo 116.1 CE— y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley»)—. El Monarca disfruta así de auctoritas, pero carece de potestas; es decir, el Monarca «reina, pero no gobierna». Don Juan Carlos ejerce de esta suerte un Poder Moderador, un Pouvoir neutre —recordando a Benjamin Constant— tan pertinente en los sistemas constitucionales, en los que la Jefatura del Estado se encuentra audessus de la mêlée, al margen de la refriega política cotidiana entre partidos. Este es el significado de la Carta Magna de 1978, cuando prescribe: «El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones…» (artículo 56.1 CE).

Poderes, pues, sí, y además constitucionales por naturaleza, pero de arbitraje y moderación, mientras actúa como integrador símbolo de unidad y permanencia del Estado, de enorme relevancia hoy, dada la intensa descentralización del Estado de las Autonomías. Estos son sus títulos para su recurrente llamada a la unidad: «Y para crecer como necesitamos, debemos proseguir y abordar juntos las reformas necesarias… sabiendo que juntos llegaremos siempre más lejos.» Y la necesidad, apuntada acto seguido por el Rey, de rearmarnos moralmente en favor de una regeneración individual como ciudadanos y colectiva como pueblo: «Necesitamos unidad, responsabilidad y solidaridad. Estos son los mejores aliados para vencer dificultades y alimentar nuestras esperanzas. Es preciso fomentar el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez».
Tenía razón Roland Barthes, el semiólogo francés, al afirmar en sus Mythologies que «lo que el público reclama es la imagen de la pasión, no la pasión misma». Pasión de Rey, pasión por el trabajo bien hecho. Pero una pasión que no requiere de sobresaltos, azaramientos ni precipitaciones, sino todo lo contrario: equilibrio, sensatez y moderación. Un poco de pasión —decía bien Stendhal en Vida de Henri Brulard— aumenta el ingenio, mucho lo apaga». Don Juan Carlos, como antes el Premier británico, Benjamín Disraeli, atestigua pues que «el hombre es verdaderamente grande tan solo cuando actúa apasionadamente». A mí, Don Juan Carlos me ha persuadido. Quizá porque, como decía La Rochefoucauld en sus Maximes, «las pasiones son los únicos oradores que persuaden siempre». Sobre todo, diría yo, cuando la pasión se pone en la forja de una convivencia más libre, más justa y más solidaria. La pasión de todos, la pasión de una Nación. La pasión de su Rey.

PEDRO GONZÁLEZ-TREVIJANO, RECTOR DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS

Mensaje de Navidad de Su Majestad el Rey

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¡Buenas noches! Quiero que mis primeras palabras sean para transmitir de corazón a todos los españoles mis mejores deseos de paz, prosperidad y felicidad en estas Fiestas Navideñas y para el Año Nuevo 2011.

Llegamos al final de un año difícil y complejo, marcado por una crisis económica, en España y en otros países, más larga e intensa de lo esperado. En nuestro caso ha puesto de manifiesto desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud.

Lo más doloroso es que ha golpeado a tantos hombres y mujeres que han sufrido -en su propia carne o en sus familias- la pérdida de empleos. Los parados concentran nuestras preocupaciones; son una prioridad insoslayable. La sociedad española no puede dejar que, especialmente, tantos jóvenes carezcan por más tiempo de un trabajo.

Pienso asimismo en quienes han tenido que cerrar comercios, talleres o negocios. En todas las personas que han asumido grandes sacrificios y esfuerzos a lo largo de este año: trabajadores asalariados, autónomos, profesionales, empresarios, pensionistas o funcionarios. Todos ellos merecen nuestro más amplio respaldo. Sus múltiples desvelos diarios y los de millones de familias, cuentan con nuestra mayor gratitud pues contribuyen al bien de todos.

La crisis ha requerido la adopción de importantes decisiones por parte de nuestros poderes e instituciones públicas a todos los niveles. A escala europea ha exigido concertar nuevas iniciativas. Pese a ciertos signos alentadores, todavía no se ha logrado una plena estabilización y recuperación internacional.

Es preciso seguir adelante con empeño, ganar la batalla al paro con decisión, constancia y firmeza; mejorar en productividad y competitividad, en educación e innovación; y volver a situar a nuestra economía con visión de futuro en el pelotón de cabeza, manteniendo nuestra protección y cohesión social.

Sin un crecimiento adecuado no crearemos empleo. Y para crecer como necesitamos, debemos proseguir y abordar juntos las reformas necesarias, cumpliendo además nuestros compromisos en materia presupuestaria y de déficit. Se trata de modernizar nuestro modelo productivo y de generar mayor confianza para reactivar nuestra economía, proyectando al mundo nuevos ejemplos de vitalidad y de impulso como sociedad.

Pudimos salir con éxito de anteriores crisis económicas. Disponemos de las condiciones y de los instrumentos necesarios para lograrlo de nuevo.

Somos una gran Nación, orgullosa de su pluralidad y diversidad, integrada en la Unión Europea con la que estamos comprometidos y por la que siempre hemos apostado. Un país de personas laboriosas y creativas, con una juventud espléndida, un inmenso y variado patrimonio cultural, modernas infraestructuras y muchas empresas punteras a escala internacional. La misma España que ha sido capaz de progresar y de superar con éxito muchas pruebas.

No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por las dificultades, para renunciar a nuestras ambiciones de construir un país cada vez mejor.

Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena, conscientes de lo que somos, de lo que ya tenemos y de lo que podemos avanzar.

Los nuevos tiempos requieren grandes compromisos por parte de todos. Si queremos ganar el futuro, debemos mirar más allá, estimular ilusiones y fortalecer capacidades, sabiendo que juntos llegaremos siempre más lejos.

Por todo ello, para salir de la crisis y asegurar nuevos horizontes de prosperidad y de bienestar, necesitamos unidad, responsabilidad y solidaridad. Estos son los mejores aliados para vencer dificultades y alimentar nuestras esperanzas. Los mismos que han guiado a otros países.

Creo que la actual situación ha puesto de relieve lo evidente: de cómo le vaya a España depende cómo le vaya a cada uno de los españoles. Por eso, no caben actitudes individuales ni colectivas de indiferencia o de egoísmo, que a la postre nos dañan a todos.

Nada que valga la pena se consigue sin renuncias y sin entrega. Es preciso fomentar el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez. Valores y virtudes cuya ausencia no es ajena al origen de la crisis, y que son consustanciales a toda sociedad justa y equitativa.

En definitiva, debemos unir nuestras fuerzas para alcanzar nuevos logros colectivos, con confianza en nosotros mismos y en nuestro país, contando con la acción de nuestras instituciones en el marco de convivencia y estabilidad que asegura nuestra Constitución.

Todos, empezando por nuestros partidos políticos y agentes económicos y sociales, somos importantes para conjugar voluntades en esta dirección, con generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general.

Quiero reiterar esta noche que el terrorismo solo suscita condena y repudio en cuantos defendemos la libertad y la democracia. No nos debe faltar determinación para acabar con esta lacra. Honremos y arropemos con todo nuestro cariño y solidaridad a las víctimas de la violencia terrorista y a sus familias.

Por otro lado, continuemos prestando la máxima atención a los excluidos y marginados, trabajando por la igualdad de oportunidades y en apoyo de los discapacitados. Redoblemos asimismo esfuerzos para combatir las drogas y terminar con la inaceptable violencia de género. Y por supuesto, cuidemos más nuestro entorno natural.

Nos jugamos mucho a diario en el mundo complejo y competitivo en que vivimos. Por eso tenemos que defender el papel y los intereses de España en el plano internacional y mantener nuestros compromisos con la paz y el desarrollo de muchas naciones necesitadas. En este marco dirijo mi gratitud y afecto, a los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad desplazados en otros países, que han sufrido la pérdida de compañeros que permanecen en nuestro recuerdo.

Pero el año 2010 nos deja también alegrías, realizaciones y esperanzas, incluidos numerosos triunfos inolvidables en la historia de nuestro deporte. ¡Estoy convencido de que 2011 nos aportará nuevos éxitos y avances en muchos campos!

He contado siempre, y muy especialmente este año, con el afecto de los españoles y con el activo apoyo del Príncipe de Asturias. Al expresar mi agradecimiento quiero, una vez más, asegurar que sigo y seguiré cumpliendo siempre con ilusión mis funciones constitucionales al servicio de España. Es sin duda mi deber, pero es también mi pasión.

Quiero terminar reiterando mi plena confianza en España y en nuestros ciudadanos. Confianza en nuestra capacidad y fortaleza para dejar a nuestros hijos y nietos un país cada vez mejor, con mayor prosperidad en cada pueblo, ciudad y Comunidad Autónoma. En suma, plena confianza en que seguiremos progresando.

¡Muy feliz Navidad y Año Nuevo 2011, en nombre propio y de mi Familia, a todos los españoles y a cuantos extranjeros viven con nosotros!

Buenas noches.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Los nietos de los Reyes, protagonistas de las felicitaciones navideñas

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Imagen de la felicitación de los Príncipes de Asturias. Casa de Su Majestad el Rey.

Don Juan Carlos y Doña Sofía han elegido una fotografía del Palacio Real para felicitar este año la Navidad, en tanto que los Príncipes de Asturias han preferido hacerlo con una fotografía de sus dos hijas, Sofía y Leonor.

La Infanta Elena ha optado por una imagen fotográfica en la que aparece junto con sus dos hijos en la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, y con atuendo de peregrinos, mientras que la Infanta Cristina felicita las fiestas con una fotografía, tomada en verano, de sus cuatro hijos apoyados en el tronco de un árbol.

La Casa del Rey ha colgado esta mañana en su página web las cuatro felicitaciones, una vez que ya ha comenzado el envío de estas tarjetas a los representantes de los distintos sectores sociales, como es tradicional.

Una fotografía del Palacio Real de Madrid iluminado es la tarjeta elegida por los Reyes, que han optado por este emblemático edificio después de que otros años hayan felicitado las fiestas navideñas con alguna imagen del Palacio de la Zarzuela.

En el interior de la tarjeta, los Reyes firman debajo el texto impreso "Felices Pascuas y Año Nuevo", al que han añadido escrito a mano el año 2011.

Mientras, los Príncipes han querido desear unas felices fiestas con una fotografía de sus dos hijas, que han posado muy sonrientes.

Es la de los Príncipes la única tarjeta escrita totalmente a mano y en ella puede leerse, con letra de Don Felipe: "Con nuestros mejores deseos para una Feliz Navidad y que el Año Nuevo 2011 sea próspero y esperanzador para todos".

La tarjeta está firmada por ambos e incluye también los nombres de las Infantas Sofía y Leonor, escritos por su madre.

Peregrinos en Santiago

Ante la catedral de Santiago de Compostela posó la Infanta Elena con sus dos hijos durante las vacaciones de Semana Santa después de haber realizado un tramo del Camino de Santiago.

Un acompañante tomó la fotografía que ha elegido la Infanta para felicitar la Navidad y en la que los tres aparecen con los típicos signos de los peregrinos, entre ellos el bordón y la vieira.

Bajo la impresión "Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo", también escrito en francés e inglés, la Infanta desea unas felices fiestas "con todo nuestro afecto" y firma la tarjeta junto a las rúbricas de sus hijos.

Fue la propia Infanta Cristina la que este verano tomó en Palma de Mallorca la foto de sus cuatro hijos y con la que ha querido desear "con mucho afecto" unas "Felices Pascuas y Año Nuevo 2011" en español e inglés y con una tarjeta que firman de su puño y letra ella, su marido y sus vástagos: Irene, Miguel, Pablo y Juan.

El año pasado los Reyes escogieron las figuras centrales del "Belén del Príncipe", encargado por Carlos III para su hijo a finales del XVIII, mientras que los Príncipes felicitaron las fiestas navideñas con una fotografía en la que aparecían ambos junto con sus dos hijas.

Feliciones en la web de la Casa Real

domingo, 12 de diciembre de 2010

Se cumplen 50 años de la boda entre el rey Balduino y Fabiola de Mora y Aragón

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Beatriz Navarro
La Vanguardia

Hace casi 50 años nació una reina española: Fabiola de los belgas. Ocurrió a la una menos cuarto de la tarde del 15 de diciembre de 1960, jueves, cuando la joven Fabiola de Mora y Aragón (Madrid, 1928) casose en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas con Balduino, rey de los belgas (1930-1993). Él era, hasta ese día, el más cotizado de los solteros europeos. Hizo falta que llegara ella, una piadosa aristócrata madrileña, para perder su otro sambenito, el de "rey triste".

Por expreso deseo de Fabiola, la casa real belga (que por segundo año consecutivo ha visto rebajado su presupuesto) no ha previsto ningún acto para recordar el 50.º aniversario de la boda y su coronación como reina de los belgas (no de Bélgica, según dice la Constitución), título que ha mantenido tras morir Balduino mientras veraneaba en Motril. Fabiola, la reina viuda, vive rodeada de recuerdos de sus años en común en el castillo de Stuyvenberg y quiere que sea un acontecimiento "estrictamente privado".

No obstante, es probable que el miércoles reciba muestras de cariño por parte de los belgas, ya que asistirá al concierto de Navidad que los reyes Alberto y Paola ofrecen cada año a las personas que han hecho posibles sus actos oficiales. Aunque sus actividades públicas se han reducido drásticamente en los últimos años, los belgas no la olvidan. Recibe miles de cartas al año (algunas, cierto, con amenazas de muerte). No sorprendió a los belgas que su nueva reina fuera extranjera (ninguna hasta ahora ha nacido en el país). A través del contacto con la gente y su pronto empeño por aprender neerlandés, Fabiola se fundió enseguida con su nuevo pueblo.

El más absoluto misterio sigue rodeando al momento en que la española conoció a Balduino, rey a su pesar desde los 20 años, debido al rechazo popular a la figura de su padre, Leopoldo III. "Es algo que algún día contaremos a nuestros hijos. Es nuestro secreto", dijo Balduino poco después de casarse. El enigma persiste, porque los hijos nunca llegaron. Se sabía –porque hubo anuncios oficiales– que Fabiola había estado cuatro veces encinta, pero hubo más. "Perdí cinco niños, pero he aprendido a vivir con ello. No me he convertido en una persona resentida", comentó hace unos años en una cena de gala.

En cuanto al momento en que la pareja real se conoció, muchos expertos belgas dan credibilidad a la versión del cardenal Joseph Suenens. En una obra publicada tras la muerte de Balduino, se arroga el papel de mediador y descubridor de Fabiola mediante un viaje iniciado por una monja irlandesa a partir de una revelación. Se apoya Suenens en cartas manuscritas del rey, pero estas no se refieren a las circunstancias concretas de su encuentro.

Fermín Urbiola, autor de la biografía Nacida para reina (Espasa), se inclina por creer que se produjo en una fiesta organizada en Lausana por la reina Victoria Eugenia, muy amiga de los matrimonios de conveniencia, con el objetivo de que la infanta Pilar conociera al rey belga. Fabiola acudió como acompañante, pero fue en ella, la amiga seria, en quien Balduino se fijó.

Al margen de cómo se gestara, la suya "fue una unión perfecta", ha dicho Wilfried Martens, primer ministro durante casi 12 años y probablemente el político que mejor conoció al rey. Él recibió su carta anunciando que no podría firmar la ley del aborto aprobada por el Parlamento. Los partidos dieron con una solución tan imaginativa como eficaz: Balduino abdicaría por unas horas y el Consejo de Ministros asumiría la regencia para sancionar la ley.

Mucho se ha hablado sobre la influencia de Fabiola en esta decisión, pero Martens la desmiente: tan fuertes eran los convencimientos morales y religiosos de uno como de otro. De los dos se pensó que acabarían en un convento o monasterio. Cuentan que la fe de Fabiola (se cree que se ha adherido a Renovación Carismática Católica, un movimiento laico vivencial, minoritario, avalado por Roma) la ha ayudado enormemente a superar su separación de Balduino. Y es que así vive su muerte: una separación temporal que encaró vestida de blanco durante un funeral convertido en ceremonia de gloria y resurrección.

Fabiola le prometió no abandonar el país aunque él muriera. Y así lo ha hecho, aunque sin olvidarse de España y sin descuidar la estrecha relación que mantiene con sus sobrinos. Hace poco se la vio en visita privada en Extremadura. Y en un cine de Bruselas, comentando con un acompañante en español la película De hombres y de dioses.

En los últimos años los belgas han conocido a una Fabiola distinta, más alegre y espontánea; en realidad, como sus conocidos dicen que siempre fue en privado. Sorprendió a todos hace unos años marcándose unos pasos de baile en una recepción. Y bailando a ritmo de rock durante un concierto en la fiesta del rey. Inolvidable también, su gesto durante la fiesta nacional belga del 2009, cuando se sacó una manzana del bolso. Era su manera de reírse del anónimo que amenaza con matarla con una ballesta (de ahí el guiño a Guillermo Tell).

Guillermo y Kate Middleton hacen públicas las fotos oficiales de su compromiso

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EFE

Clarence House, la residencia oficial del príncipe Carlos de Inglaterra, ha hecho hoy públicas las dos fotos oficiales del compromiso del príncipe Guillermo y Kate Middleton. Las imágenes son obra de Mario Testino, fotógrafo favorito de Diana de Gales y que ha sido elegido expresamente por la pareja para realizar este trabajo.

En un comunicado, Clarence House recuerda que Testino ya tomó las fotos oficiales de Guillermo cuando este cumplió 21 años. "El príncipe Guillermo ha trabajado con Mario Testino en muchas ocasiones antes y por eso la pareja decidió que él era la mejor elección para un retrato tan importante (el del compromiso)", asegura el comunicado.

Las dos fotografías muestran a Guillermo y Kate en actitudes diferentes, una más formal y la otra más distendida, y en ambas se puede apreciar lo que Testino vio cuando sacó las instantáneas, que "rebosan felicidad".

Posado informal

En la imagen más informal, la pareja aparece sonriendo. El príncipe rodea a Kate con sus brazos y esta pone su mano izquierda --en la que luce el anillo de compromiso-- sobre el pecho de él. Ambos llevan tejanos y camisa blanca. La foto, muy luminosa, se tomó junto a una ventana de la sala Cornualles del palacio de Saint James, en Londres.

En la foto más formal, Guillermo --segundo en la línea de sucesión al trono británico-- y su prometida aparecen de pie muy juntos, él con la mano suavemente posada en la cintura de ella y ella reposando la suya en el brazo de él, los dos sonriendo. Guillermo viste traje azul, camisa blanca y corbata morada y Kate lleva un sencillo y elegante vestido blanco y, en su mano izquierda, el anillo de compromiso. Esta fotografía, en plano americano, está tomada en la Cámara del Consejo del palacio.

Testino ha asegurado que la pareja estuvo muy contenta durante la sesión, que tuvo lugar el 25 de noviembre, más de una semana después de que anunciaran su boda en Londres en abril del 2011. "Estoy muy contento de que me pidieran cubrir este momento histórico que todo el mundo ha estado esperando", ha señalado el fotógrafo peruano.

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La princesa sensata

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Rafael Ramos
Magazine

Se conocieron en la universidad, empezaron a salir y vivieron un tiempo juntos. Tras una breve ruptura, decidieron volver, y acaban de comprometerse. Él es el príncipe Guillermo, hijo de Carlos y Diana. Ella, Kate Middleton, una chica que se muestra segura de sí misma y dispuesta a afrontar un futuro con poco espacio para la privacidad y constantes comparaciones con la figura de la malograda lady Di. Se casarán el próximo 29 de abril en Westminster.

Como la chica sensata que todo el mundo dice que es, Catherine Elizabeth Middleton –probablemente, la futura reina Catalina– debería colgar en la puerta del chaletito del norte de Gales donde pasará sus primeros años de casada un cartel que dijera: "Cualquier parecido con Diana es mera coincidencia". Porque en un país aficionado a los cuentos de hadas y con una poderosísima prensa del corazón, las comparaciones con la difunta reina de corazones ya han empezado. 

En realidad, Kate es en muchos sentidos la antítesis de Diana, aquella virgen ingenua encerrada en una torre de cristal a quien la reina Isabel II buscó para su primogénito en la década de los ochenta, y que no tenía la más remota idea de en qué lío –y en qué familia– se metía. Pero eran otros tiempos. Desde entonces han pasado muchas cosas, y la casa de los Windsor se ha modernizado como consecuencia de una sucesión de  escándalos que hicieron tambalear sus cimientos y sembraron dudas sobre su supervivencia. 

La monarca está incluso en Facebook. En realidad, lo más extraordinario de la relación entre Guillermo y Kate –ambos de 28 años, sólo se llevan cinco meses de diferencia– es lo normal que ha sido, como la de cualquier pareja de la clase media. Se conocieron en la universidad, empezaron a salir, vivieron juntos, él se resistía a comprometerse, ella dijo basta y cortó la relación, ambos se lo pasaron bien por su cuenta durante un par de meses, el novio exploró el mercado y al final decidió que no sólo de las juergas de soltero vive el hombre, y en el fondo difícilmente iba a encontrar una chica más apropiada. El mundo del amor está lleno de historias y compromisos similares.

Lo que en cambio sí resulta revolucionario –en un país alérgico a las revoluciones– es que una plebeya, típica hija de las clases medias británicas, se vaya a convertir en princesa seguro, y tal vez incluso en reina (una ecuación complicada con muchos factores, como cuánto vivirá su suegra, cuándo ascenderá Carlos al trono, o si acaso pasará directamente el relevo a Guillermo, un motivo de constante especulación). Dice la leyenda, divulgada por sus amigos del exclusivo colegio de Marlborough, que ya de adolescente Kate Middleton tenía en su dormitorio un póster de Guillermo en vez del de un actor de cine, un rockero o un futbolista, y que lo encontraba tan apuesto y con tanta clase que todos los demás muchachos languidecían en comparación y le parecían demasiado rudimentarios. 

El mito va más allá, y sugiere que su madre –una ex azafata de British Airways– la matriculó en la escocesa Universidad de Saint Andrews cuando se enteró que el príncipe iba a estudiar allí. Y a partir de entonces dejó que Cupido hiciera su trabajo. Una misión muy fácil, tratándose de una joven alta, delgada, de buena planta, piernas largas, ojos verdes grisáceos y muy inteligente, que participó en un desfile amateur de moda con una gasa que revelaba un elegante conjunto de ropa interior negra y, sobre todo, su muy bien proporcionada carne. En ese momento quedó echada la suerte no sólo de Big Willie –como Kate llama cariñosamente a su prometido–, sino también de la realeza británica y de sus súbditos.

A diferencia de Diana, todo apunta a que Kate –mucho más fría y calculadora y que ha jugado perfectamente sus cartas– sabe en lo que se ha metido, y no le importa. Y en lo que se ha metido es una familia compleja y disfuncional como tantas otras, y en una vida bajo el microscopio de la prensa mundial y de los paparazzi, sin apenas privacidad, con una agenda llena de actos sociales y galas caritativas, al lado de un marido que con un poco de suerte cumplirá los votos de fidelidad y no habrá heredado los genes adúlteros que tiene tanto por parte de su padre (que prosiguió su relación con Camilla Parker-Bowles estando casado) como de su madre (Diana, en consecuencia, tuvo una serie de affaires, y hay quienes sostienen que su segundo hijo, Enrique, guarda un sorprendente parecido con uno de sus amantes). 

Pero lo que sea, será en el futuro. De entrada, la flamante princesa –que mira con considerable recelo al cuarto poder y ya ha tenido algún encontronazo con los periodistas– va a gozar de una considerable protección, negociada directamente por su marido y por la reina con los directores de los grandes periódicos nacionales. La ubicación exacta del cottage (casita de campo) del norte de Gales donde va a instalarse con Guillermo, cerca de la base militar en la que sirve, es del más estricto secreto de sumario, y agentes de seguridad patrullarán las carreteras y los campos adyacentes para que nadie ose ni siquiera pensar en acercarse y sacar fotos (hasta a las ovejas que pincelan el pastoril paisaje se les va a exigir firmar una cláusula de confidencialidad, dicen las malas lenguas). Los dependientes de los establecimientos comerciales de Blaenau Festiniog, el pueblo más cercano a su casa y donde la feliz pareja irá a comprar la comida y los utensilios domésticos, han sido ya investigados por los servicios de inteligencia, y se han comprometido a no informar nunca de su presencia. 

Aunque se trata de un producto de las clases medias por antonomasia, Kate Middleton encaja perfectamente por carácter y educación en el mundo exclusivo de la nobleza. Viste de manera muy conservadora para su edad, hasta el punto de que algunos comentaristas han criticado su estilo (una combinación de prendas de establecimientos baratos como Topshop y otros más caros como Jigsaw) de "insípido". Su obsesión es no desentonar. Siempre aparece en las fotos perfectamente maquillada, lo mismo por la mañana temprano que a altas horas de la madrugada después de una noche de juerga y varias visitas a clubs nocturnos como Boujis, su favorito en South Kensington. Igual que ocurría con Diana, todo lo que toca ha empezado a convertirse en oro, como el vestido azulón que llevaba el día del anuncio del compromiso, que desapareció en cuestión de horas de los almacenes Harvey Nichols. El vestido valía quinientos euros.

La futura princesa Catherine, nacida el 9 de enero de 1982 en el Royal Hospital de Reading (condado de Berkshire), es una obsesa del control y de la imagen y ejerce una considerable autodisciplina, ya sea a la hora de los estudios (obtuvo notas bastante mejores que su prometido en la universidad, y le persuadió de que no arrojara la toalla el primer año) o de mantener una estricta dieta e ir regularmente al gimnasio para conservar su privilegiada figura. Con su hermana menor, Pippa, tiene en este sentido una relación de competencia, y sus amigas sugieren que ahora presume de estar ella más delgada. 

Aunque su madre ha sido criticada por algunas pequeñas vulneraciones de las formas y tener un lenguaje "poco refinado", Kate cayó con el pie derecho en la casa de los Windsor. No sólo robó el corazón de Guillermo, sino que conquistó la simpatía de la reina Isabel, mucho menos exigente con ella de lo que fue con Diana tras aprender las lecciones que condenaron el matrimonio al escándalo, el fracaso y finalmente la tragedia. 

Siempre le pareció una chica "muy correcta", apropiada para ser la esposa de su nieto y número dos en la línea de sucesión al trono, educada y que sabe comportarse. Isabel no dudó en prestar el castillo de Balmoral a los novios para que pasaran en solitario los fines de semana (con un montón de mayordomos y sirvientes, eso sí) cuando estudiaban en la cercana Universidad de Saint Andrews. Para no ser menos, Carlos y Camilla también les hicieron una copia de las llaves de su residencia londinense de Clarence House, donde cuentan desde hace tiempo con sus propios aposentos privados. 

Todo ello le pareció a la señorita Middleton demasiado maravilloso para dejarlo escapar, por muchas que sean las inconveniencias y la persecución de la prensa. Ya se le ha asignado su propio equipo de guardaespaldas, del que forman parte dos mujeres policía apodadas –por la vieja serie de televisión– Cagney and Lacey.

Kate no conoció lo que es el acoso de los medios, las veinticuatro horas del día y de la noche, hasta que abandonó junto con su futuro marido el campus de la universidad después de la graduación. Una foto de la pareja esquiando en una estación suiza en el 2005 fue un simple preludio de lo que se le venía encima cuando se trasladó a vivir a un piso de un millón de euros en la elitista Kings Road de Londres que le regalaron sus padres (ex empleados de aerolínea que descubrieron una mina de oro con una empresa de organización de fiestas infantiles, e hicieron suficiente fortuna como para enviar a su hija al exclusivo colegio de Marlborough). 

Sólo perdió los nervios en una ocasión, cuando se vio rodeada de un enjambre de paparazzi con motivo de su veinticinco cumpleaños, en medio de insistentes rumores sobre un anuncio de compromiso que todavía tardaría años en producirse. Es un tema muy sensible para Guillermo, que echa a los periodistas la culpa de la muerte de su madre en el Pont de l'Alma de París. La amenaza de querellas permitió a la casa real alcanzar un acuerdo con los diarios y las revistas para que dejaran de fotografiarla en la vida cotidiana. 

A partir de entonces, los paparazzi se conformaron con retratarla cuando acompañaba a su novio a las bodas de otros y, finalmente, junto a la propia Isabel II en diciembre del 2006, cuando Guillermo se graduó como oficial en la academia militar de Sandhurst y Kate acudió al acto con su madre. El esnobismo de cierta aristocracia se cebó con Carole Middleton y su supuesto "comportamiento inapropiado" en cuestiones de protocolo con la reina. Los críticos volvieron a la carga al poco tiempo, cuando la pareja rompió su relación, y el hijo mayor de Carlos y Diana descubrió las juergas y las alegrías de la soltería, y en una fiesta se le vio con los ojos vidriosos por el alcohol y tocando los pechos de una estudiante brasileña (que no perdió un segundo en contar la historia con todo lujo de detalles). Un conciliábulo de la familia real llamó al orden a Guillermo, y su propia abuela se convirtió en abogada de Kate, explicándole que estaba dejando escapar a la chica ideal para el papel de princesa y futura reina. 

La rápida reconciliación permitió a la señorita Middleton –un apellido que en inglés antiguo quiere decir "la granja de en medio"– atar muy corto a su futuro esposo, un valor añadido en la casa de los Windsor en vista de los antecedentes. También lo es que su perfil no responda al de una mujer moderna e independiente con aspiraciones profesionales, porque su vida de los últimos años ha consistido básicamente en permanecer en la antesala del compromiso real. Quizá no represente a las mujeres de su tiempo, pero se trata de una persona segura de sí misma, que siempre ha sabido lo que quiere y ha dado los pasos para conseguirlo. Los hechos hablan por sí solos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

De la monarquía hispánica a las cortes de Cádiz

POR PEDRO GONZÁLEZ-TREVIJANO
ABC
 
La mejor forma de sobrellevar esta inmisericorde crisis económica es buscar el espíritu benefactor y hasta taumatúrgico del arte. El arte puede sanarnos un alma atribulada por la desazón y el temor. Nada mejor para escapar a las malhadadas noticias sobre la caída de los mercados financieros, el desmantelamiento del tejido empresarial, el galopante desempleo, la ausencia de competitividad, la reducción de las prestaciones sociales, la falta de productividad y la quiebra de algunas instituciones y administraciones públicas, que echarnos literalmente en los brazos salvadores del arte. Tenía razón Nietzsche cuando esgrimía, en El crepúsculo de los dioses, que «el arte es el gran estimulante para vivir». Y a tal efecto les recomiendo una de las excelentes exposiciones que pueden disfrutarse en la capital de España, y que me temo no está recibiendo la atención que se merece, más centrada —no lo voy a recriminar, pues son asimismo espléndidas— en las retrospectivas sobre Renoir y Rubens en el Museo del Prado, y en los fondos de la Duncan Phillips en la Fundación Mapfre. Me refiero a La Pintura de los Reinos, que puede verse también en el Museo del Prado y en el Palacio Real. Una ocasión para satisfacer dos necesidades. Una, académica, vinculada al conocimiento de la mejor Historia de España; de la Historia de España con mayúsculas y de verdad. La historia de la Corona y de los Virreinatos americanos. En palabras de su comisario, el hispanista Jonathan Brown, la Exposición es «un gran regalo para los españoles, que en general no son conscientes del inmenso potencial de creación cultural que tuvo España». Otra, estética, en aras del pertinente sosiego del alma y de un ponderado equilibrio de unos ánimos entristecidos; el arte como instrumento de atemperar las dificultades y las penas. Una pintura dominada por las ideas de la Contrarreforma y el Barroco católico. En resumidas cuentas, el arte como mejor marañonianaterapéutica.

En efecto, la Exposición La Pintura de los Reinos es una oportunidad para acercarnos al arte de la Monarquía hispánica. Aquella Monarquía que forjaba, durante el Imperio español de los siglos XVI y XVII, la representación artística más importante del mundo. Ahora que se habla tanto de la internacionalización, de la macluhiana aldea global, La Pintura de los Reinoses una ocasión para aproximarnos —al hilo de sus ciento veinticinco piezas— a la que podríamos calificar como la primera muestra de arte global de la Historia: el arte de la Monarquía hispánica. Del arte creado en la España peninsular, pero también del arte elaborado en la América española. De zambullirnos en el arte español, en su sentido más amplio, lo que era tanto como decir europeo y americano. Un arte hispánico por sus orígenes y fines, pero universal por su extensión y pretensiones. Un arte que iba de la peruana Cuzco a la flamenca Amberes, de las ibéricas Madrid y Sevilla hasta la azteca México y la filipina Manila. Estamos, pues, ante la primigenia exteriorización del arte universal. La lectura nacionalista de la historia del arte, de contornos impermeables y cerrados, no aparece en Europa hasta la derrota de las tropas de Napoleón y el Congreso de Viena. El nacionalismo político, que salvaguardaba la identidad propia, frente a las frustradas aspiraciones uniformadoras bonapartistas, requería de una pintura nacional. Una realidad que se consolida en Europa con la I Guerra Mundial. Unas expresiones artísticas globalizadas que se adelantaban ¡más de trescientos años! a la mundialización artística.

Los artistas de la Monarquía hispánica erigieron un arte universalizado antes del advenimiento cosmopolita de los pintores impresionistas, de los revolucionarios cubistas y del expresionismo abstracto. En suma, unos adelantados a su tiempo y a la modernidad. Un arte que se redefinía diariamente, matizaba a conveniencia, se reinterpretaba según el lugar, se transformaba con el tiempo y se acomodaba a las especificidades de cada territorio dentro del paraguas común de una Monarquía compuesta, diferenciada y plural. Lo que se constata, por ejemplo, en la visualización de la representación del poder: dominada mayoritariamente en la América peninsular por la omnipotente figura del Rey, en la América española —dada la limitación de los mandatos de los virreyes— exaltaba, por contra, la atemporal jerarquía eclesiástica. Una diversidad que alcanzaba, asimismo, a cada uno de los territorios. Poco tenía que ver el mantenimiento de la herencia precolombina en las ciudades del Perú, con la mayor europeización en el Nuevo Mundo. O las disimilitudes evidentes entre Manila y Potosí. Sirva como ejemplo la disparidad compositiva y de factura entre el majestuoso Retrato de Moctezuma de Antonio Rodríguez y la piadosa Comunión de santa Teresa de Juan Martín Cabezalero. Un acierto, por tanto, el ciclo de conferencias que ha organizado la Real Academia de la Historia y el reciente libro de Hugh Thomas con el título El Imperio español de Carlos V. Ya lo adelantaba Stevenson: «El arte es un juego, pero hay que jugar con la seriedad de un niño que juega».

Una Monarquía hispánica que disfrutaba —dependiendo de sus territorios en Nápoles, Flandes, Castilla y Aragón, Nueva España, Quito, Perú— de sus particulares ordenamientos, leyes e instituciones políticas, como de sus plurales artistas, motivos y significados. Una Monarquía compuesta y descentralizada en su ordenación político-territorial, y compuesta y descentralizada en sus manifestaciones artísticas según los Estados de aquí y de allí, según los gustos de unos y de otros. En una Monarquía donde conviven el centro y la periferia, los elementos centrípetos pero también las tensiones centrífugas, las herencias comunes y los legados desemejantes, la mayor internacionalización, pero asimismo la exaltación de lo particular. Donde hay identidades propias y dispares, pero simultáneamente compartidas y leales al Rey. Nadie escapa a esta liturgia homogénea, pero diversa: ni monarcas, ni nobles, ni validos, ni virreyes, ni clero, ni el pueblo. Una Monarquía hispánica forjada desde la mezcolanza, la yuxtaposición, el intercambio, la simbiosis. Una Monarquía, por tanto, globalizada, única y plural, donde conviven sincréticamente las Vírgenes sevillanas de Murillo y las Vírgenes mejicanas de Guadalupe, los ángeles pintados en Bruselas y en Manila, los retratos de los Virreyes de Perú y los gobernantes de Filipinas. La Exposición, permítanme una metáfora politológica, sería la prueba de un constitucionalismo flexible y elástico. Un constitucionalismo que se acomoda, sin sobresaltos, de forma sosegada y tranquila, a las singulares circunstancias de cada hecho, negocio o relación. Un constitucionalismo que bebería en las fuentes de Bryce en su obra Constituciones rígidas y flexiblesy en la noción de elasticidad constitucional. Así las cosas, hemos de ir aquí obligatoriamente más allá de Flaubert, cuando señalaba descreídamente que «la moral del arte consiste en su belleza misma».

Ya lo manifestaba la Constitución de Cádiz de 1812 en su artículo 1: «La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios». La Exposición reiterada es una buena manera de conocer nuestro pasado, el mejor arte de los siglos XVII y XVIII, y de conmemorar —tras la fragmentación de la Monarquía hispánica— los procesos de independencia americana. Nos permite refrendar —como decía el pintor Manuel Viola— que «el objetivo final del arte es mostrar los tejidos internos del alma». En este caso, de la Monarquía hispánica, de nuestra historia y de su mejor arte.

martes, 23 de noviembre de 2010

La boda del príncipe Guillermo será el 29 de abril en Westminster

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Agencias

Ya hay fecha para la boda del año sólo una semana después del anuncio de compromiso. El próximo 29 de abril el príncipe Guillermo de Inglaterra y su prometida, Kate Middleton, contraerán matrimonio en la abadía de Westminster. Un día 29 (de julio de 1981), también se casaron los padres del príncipe, Carlos y Diana.

Los costes de la boda (la misa, el banquete, la música, las flores, la decoración y la luna de miel) correrán a cargo de la familia real y de la familia Middleton, mientras que los gastos de seguridad serán pagados por el contribuyente británico.

Por su parte, Downing Street, residencia oficial del primer ministro británico, David Cameron, ha anunciado que el día de la boda, que cae en viernes, será festivo en Inglaterra y Gales, mientras que el Gobierno escocés tendrá que decidir si hace lo mismo.

El lugar de sus abuelos

El secretario privado del príncipe Guillermo, Jamie Lowther-Pinkerton, ha señalado que la pareja ha elegido la Abadía de Westminster (donde se casaron la reina Isabel II y el duque de Edimburgo en 1947) por su "extraordinaria belleza" y su "intimidad", a pesar de su gran tamaño.

"En un emplazamiento vinculado históricamente a la Familia Real porque ha sido durante mucho años iglesia real", agregó Lowther-Pinkerton al dar detalles de la boda en St.James, palacio contiguo a Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos.

Según explicó el secretario privado, los responsables de preparar la boda han tenido en cuenta la difícil situación económica por la que atraviesa el Reino Unido. "Todas las partes que preparan la boda, no sólo el príncipe Guillermo y la señorita Middleton, quieren asegurar que hay un equilibrio entre una jornada de alegría y la actual situación económica", agregó el secretario privado. "Por eso, la Familia Real y la familia Middleton se harán cargo de la boda", añadió.

El hijo mayor de Carlos de Inglaterra y Lady Di, fallecida en 1997, afirmó hace algún tiempo que calculaba que se casaría cuando tuviese 28 o 29 años, aunque posteriormente aseguró que no sería tan pronto. Finalmente, acertó con la edad.

El primogénito de Carlos de Inglaterra y la fallecida Lady Di contó que aprovechó un viaje "romántico" a Kenia realizado el pasado mes para preguntar a la que ha sido su pareja durante los últimos ocho años si quería casarse con él.

El enlace se está convirtiendo ya en todo un acontecimiento de Estado. Se prevé, por ejemplo, que la boda reporte a la economía británica unos 620 millones de libras (unos 730 millones de euros).

Un obispo destituido

Por otro lado, el obispo de la Iglesia Anglicana Peter Broadbent ha sido destituido por sus "comentarios profundamente ofensivos" sobre el futuro matrimonio, al que auguró no más de siete años de duración.

Así lo ha anunciado el obispo de Londres, Richard Chartres, quien en un comunicado ha declarado además estar "horrorizado" por las afirmaciones vertidas por Broadbent hace unos días en su página de Facebook, donde expresó su contrariedad por la boda real. Broadbent, obispo de Willesden (en el noroeste de Londres), fue destituido de sus funciones públicas "hasta próximo aviso".

"Al igual que la mayor parte del país, comparto la alegría por la noticia del compromiso", subrayó el obispo de Londres, quien ha hablado con la familia real sobre el asunto. "He tenido la oportunidad de hablar con el obispo Peter sobre cómo fue que hizo esos comentarios y me ha hecho constar que se disculpa sin reservas".

Según publicó la prensa británica el pasado fin de semana, Broadbent calificó a los miembros de la monarquía británica de "mujeriegos". "Los Windsor y sus antecesores no tienen un buen historial de permanecer en matrimonios. No los conozco, y no me corresponde celebrarlo. Sólo desearía que no tuviéramos que pagarla", dijo al referirse a la boda.

Los príncipes de Asturias, recibidos en Perú con honores de Estado

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MARIANGEL ALCAZAR
LA VANGUARDIA

El presidente de Perú, Alan García, ha recibido a los Príncipes de Asturias con honores de Estado por partida doble. En la ceremonia oficial de bienvenida, don Felipe ha cruzado el patio de armas del palacio presidencial a través de una alfombra roja, flanqueada por un regimiento de los húsares de Junín, que le han rendido honores mientras doña Letizia, por una confusión en el protocolo, daba un rodeo por un lateral junto al resto de la comitiva oficial de los Príncipes. Alan García ha saludado al Príncipe en el acceso al palacio e inmediatamente ha empezado a sonar el himno de España, sin esperar a doña Letizia que ha llegado minutos más tarde. Tras escuchar los himnos de ambos países, Alan García ha corregido el error protocolario y, tras saludar a doña Letizia con un beso en la mano, le ha ofrecido el brazo para bajar de nuevo al patio de armas y acompañarla en un camino de ida y vuelta, mientras la guardia de honor rendía honores a la Princesa.

Los Príncipes de Asturias han iniciado con esta ceremonia oficial su primer viaje oficial a Perú. Tras colocar una ofrenda floral ante el monumento a los próceres que en el siglo XIX lucharon por la independencia de la corona española, don Felipe y doña Letizia fueron recibidos por Alan García en el palacio presidencial, situado en la plaza de Armas símbolo del poder colonial en la época del virreinato. Alan García ha mantenido una reunión con don Felipe, mientras doña Letizia ha sido atendida por Josefina García, hija del presidente, que ejerce de primera dama tras la separación de sus padres. García, casado durante más de 30 años con Pilar Norés, anunció recientemente su separación tras asumir públicamente la existencia de un hijo extramatrimonial.

El encuentro entre el presidente peruano y el Príncipe de Asturias ha sido calificado por ambas partes de "cordial, franco y afectuoso". Alan García ha agradecido el apoyo de España a Perú en la consecución de un acuerdo con la Unión Europea y también el papel que juegan las empresas españolas en el desarrollo del país. El Príncipe ha recordado que España es el primer donante y el primer inversor en Perú y ha transmitido al presidente peruano un saludo personal del Rey, con quien García se verá la próxima semana en el marco de la Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar la ciudad argentina de Mar de Plata. Los Príncipes han regalado al presidente peruano un cuadro titulado Las dos orillas y García ha obsequiado a don Felipe con un bastón de mando incaico. Tras el encuentro con el mandatario peruano, los Príncipes se han trasladado a la sede del congreso, donde fueron recibidos por el presidente del parlamento, César Zumaeta, a quien don Felipe ha agradecido la acogida brindada por el gobierno y el pueblo peruano en su primera visita oficial al país.

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Rey que reconcilió a las dos Españas

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ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS

ABC

«HOY comienza una nueva etapa de la historia de España». Desde que el Rey pronunció esta frase en su primer mensaje a los españoles hasta hoy han transcurrido 35 años que constituyen el más largo periodo de paz civil, progreso y libertad de nuestra historia reciente. Un periodo sin precedentes solo ensombrecido por el látigo asesino de ETA y, más recientemente, por una grave crisis económica que amenaza con convertir en un paréntesis esta etapa de prosperidad.

Hasta aquel 22 de noviembre de 1975 y durante el último siglo y medio la historia de nuestro país había sido la de media España contra la otra media, el fracaso de la convivencia entre españoles de ideas enfrentadas. Pero aquel día Don Juan Carlos habló de un futuro distinto al afirmar que quería ser el Rey de todos los españoles, por encima de las diferencias políticas. La Corona ofrecía un horizonte de concordia y reconciliación a una España que había abandonado el subdesarrollo, pero que afrontaba su futuro con una mezcla de esperanza y temor. Había deseos de libertad, pero temían poner en peligro el desarrollo que había empezado en los años 60.

Era la primera vez que los españoles oían una afirmación similar en boca del Jefe del Estado. Aunque sus palabras fueron recibidas con escepticismo por una parte de la sociedad española, pronto les siguieron los hechos. Tras la celebración, año y medio después, de las elecciones democráticas, el 6 de diciembre de 1978, los españoles acudieron a votar la primera Constitución de la historia sometida a referéndum popular —las anteriores solo las aprobaron las Cortes— y la única que ha contado con el consenso y la aceptación de todos, desde la derecha conservadora al Partido Comunista.
Hasta entonces los españoles no habían sabido acordar un marco político y jurídico de convivencia en el que se desarrollaran en paz las discrepancias que se producen en el seno de cualquier sociedad viva.

Estos siete lustros de paz civil, estabilidad y progreso sin precedentes han borrado de la memoria colectiva la historia turbulenta de la España contemporánea, cuyo último coletazo fue el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Esa noche el Rey volvió a demostrar que era el primer defensor de la democracia. Atrás quedaban cuatro guerras civiles, cinco magnicidios, decenas de atentados, cerca de 200 pronunciamientos militares y golpes de Estado, siete Constituciones sin consenso (la de 1876 solo tuvo el de la burguesía y no supo incluir después a las clases trabajadoras); 142 presidentes de Gobierno se sucedieron a lo largo de 142 años, la mayoría sin llegar a cumplir un año de mandato; privación de libertades y vidas condenadas al exilio o a la intolerancia. «No podíamos repetir los errores del pasado. De ahí que apostáramos por el respeto mutuo, la tolerancia, la reconciliación y la concordia», explica el Rey, convencido, desde el primer momento, de que «la normalidad democrática era inaplazable».

Como consecuencia de esos más de cien años de inestabilidad y violencia, en los años 30 del siglo pasado casi la mitad de la población española era agrícola y el 44% de sus habitantes (58,2% de las mujeres) eran analfabetos. Los campesinos cobraban sueldos de miseria y la renta media de los españoles era solo el 40% de la que tenía un alemán de la época. En cuanto se dieron las condiciones de estabilidad y paz social, España abandonó su retraso secular y experimentó un proceso de modernización, democratización y europeización sin precedentes. A modo de ejemplo, en 1975 España apagaba su última locomotora de vapor y, 35 años después, está a la cabeza del mundo en kilómetros de alta velocidad. La esperanza de vida ha aumentado siete años y hasta la estatura media de los varones ha subido siete centímetros por la mejora de la nutrición.

Una extraordinaria transformación protagonizada, sin duda, por el pueblo español, pero en cuyos inicios jugó un papel esencial una generación de políticos que supo encauzar ese proceso con inteligencia y generosidad y en plena sintonía con las aspiraciones de los ciudadanos. En comparación con los 142 presidentes de Gobierno en 142 años de etapas anteriores, el Reinado de Don Juan Carlos se ha caracterizado por la estabilidad y por una tranquila alternancia democrática en la que solo se han producido cinco cambios de jefes del Ejecutivo en 35 años, de los que el PSOE ha gobernado veinte, el PP ocho y el centro, seis.

Aprender del pasado

Tras esta historia de éxito, en los últimos años se ha producido un deterioro de la convivencia política, especialmente entre los dirigentes, lo que sumado a una crisis económica cuyo fin no se atisba, ha dibujado un horizonte poco esperanzador. Igual que hizo hace 35 años, la Corona ha marcado el camino y ha apuntado a la lección de responsabilidad histórica que dieron los dirigentes políticos de los años 70, cuando fueron capaces de resolver una crisis institucional dentro de una grave crisis económica. «No nos podemos permitir que las legítimas diferencias ideológicas resten energías al logro de los consensos que piden nuestros ciudadanos», afirma el Rey. «Está en nuestras manos —añade el Príncipe— demostrar que los españoles de hoy no sólo aprendimos aquella gran lección de responsabilidad nacional, sino que podemos volver a ser ejemplo de capacidad y de superación».

Artículos publicados en ABC con motivo del 35 aniversario de la proclamación del Rey:

35 años al servicio de España

35 años de estabilidad

El Rey más cercano a los españoles

Embajador ante el mundo

Ultima ratio

La maravillosa innovación monárquica

Tres días de noviembre: de Franco a Don Juan Carlos I

Amplio despliegue el que dedica La Gaceta este domingo a los "tres días que cambiaron España", tal y como titula el especial en el que repasa, con apoyo de fotografías y documentos inéditos hasta ahora, cómo España pasó "de la agonía" del franquismo, y del propio Generalísimo, a "la Monarquía".

Entre los documentos que muestra La Gaceta podemos ver el "borrador manuscrito" que escribió el todavía Príncipe Juan Carlos antes de presidir su primer Consejo de Ministros como Jefe de Estado en funciones. Fue durante la enfermedad de Franco el 9 de agosto de 1974.

También destaca la reproducción del telegrama que el Conde de Barcelona, Don Juan, envía desde Francia al ya proclamado Rey, su hijo Don Juan Carlos. Sorprende por escueto y frío. Al menos ésta es la sensación que destila: "QUE DIOS TE BENDIGA Y BUENA SUERTE ABRAZOS PADRE".

La Gaceta ha accedido asimismo a las fotos nunca vistas de Franco, el Rey y el Príncipe Felipe, así como al borrador del discurso de proclamación de Juan Carlos I de Borbón, con apuntes de su propio puño y letra.

Precisamente la ceremonia de proclamación fue una de las más cuidadas por la Casa Real y el propio Rey, a través de la "operación Alborada", cuyos documentos secretos desvela ahora el diario de Intereconomía. Se celebró el 27 de noviembre de 1975. La Gaceta señala que dichos documentos revelan el interés de la Familia Real por demostrar en dicha ceremonia que España había cambiado. "Hasta España se había desplazado la mayor concentración de mandatarios internacionales que nuestro país había visto nunca", apunta el diario.

Además, destaca que "aquel día parecía que la barrera histórica de los Pirineos había desaparecido". También dice que "la Casa del Rey facilitó al pueblo español que pudiera participar de esta jornada de exaltación al Monarca".

Llama especialmente la atención la lectura de los tres folios en los que el Príncipe Juan Carlos preparó el Consejo de Ministros que presidió el 9 de agosto de 1974. Franco se encontraba convaleciente en el Pazo de Meirás y Arias Navarro propuso que el Príncipe de España tutelara la reunión como jefe de Estado en funciones.

El documento gráfico de La Gaceta muestra tres folios manuscritos con anotaciones, tachados y subrayados del puño y letra del propio Juan Carlos Primero cuando aún era príncipe.

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martes, 16 de noviembre de 2010

Vocación de servicio

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Ramón Pérez Maura
ABC

Cuando murió Diana de Gales el 31 de agosto de 1997 no fueron pocos los que dieron por finiquitada con ella la Monarquía británica. Trece años después parece claro que con su muerte -propia de una pobre niña rica dispuesta a disfrutar de todos los privilegios que le daba su matrimonio, mas rebelde contra todas las ataduras que ese vínculo forzaba- se cerró una etapa que fue extremadamente dañina para la institución monárquica. Como reza el último verso del soneto de Cervantes ante el túmulo de Felipe II en Sevilla, “fuese y no hubo nada”. El anuncio de la boda de su hijo primogénito, que por la sangre de su padre es segundo en la línea de sucesión a la corona británica, puede contribuir a revivir el apagado recuerdo de la que Elton John bautizó como la Rosa de Inglaterra.

El Príncipe Guillermo de Inglaterra ha sido educado para ser un día Rey en los cinco continentes –en su condición de Rey de Inglaterra y cabeza de la Commonwealth será Soberano, entre otros países, de Canadá o de Australia. Sabe bien, por haberlo sufrido más que nadie, lo que supuso el erróneo matrimonio de sus padres. Para él como hijo y para la institución a la que está llamado a servir. El reto de su matrimonio no es sólo el de ser capaz de formar una familia unida –que ya es mucho- sino el de demostrar que con las lecciones aprendidas en su propia casa ha sido capaz de escoger a la mujer adecuada para ser Reina de Inglaterra.

Si se mantienen las disposiciones vigentes, Kate Middleton sucederá a Isabel II en el tratamiento de Reina de Inglaterra, aunque no en la plenitud del título. Isabel Il es reina titular y Kate lo será como consorte. Y si se cumplen las previsiones sucesorias, la Duquesa de Cornualles, mujer del Príncipe de Gales, no ostentará el título de Reina como tampoco ha querido emplear el de Princesa de Gales como muestra de respeto a la difunta Diana. Claro que, cuando murió Diana eran muchos los que decían que Carlos no podría casarse nunca con Camilla. Pero su matrimonio en 2005 no fue nada controvertido y contribuyó a consolidar la imagen pública del heredero. Quién sabe. Es posible que las razones que llevaron a anunciar entonces que la nueva Duquesa de Cornualles no ostentaría nunca el título de Reina de Inglaterra puedan considerarse hoy caducas.

En todo caso los Windsor abren hoy una nueva etapa. Décadas de la dinastía sobreexpuesta a los medios de comunicación plantean la difícil cuestión del papel que los británicos esperan de su Monarquía. Pero, sobre todo, demuestra el valor de la señorita Middleton. Diana intentó servirse de los medios de comunicación y acabó muriendo mientras huía de ellos. Una triste metáfora de su vida. Y para estar dispuesto a enfrentarse a ese acoso mediático el resto de su vida hay que estar muy enamorado y tener mucha vocación de servicio. Si no, no hay nada que compense lo que espera a quien no ha sido preparado para lo que ahora tiene por delante.

El anillo de Kate Middleton, «heredado» de Lady Di



Tras el anuncio hecho hoy oficial de que el príncipe Guillermo de Inglaterra contraerá matrimonio en 2011 con su novia Kate Middleton, todos los ojos curiosos miraban hacia el dedo anular de la futura princesa. Y ella, ataviada con un bellísimo traje azul petróleo, ha mostrado esta tarde la joya. El color del traje no había sido escogido al "tuntún"; de hecho, compaginaba perfectamente con el azul del zafiro central del anillo de compromiso, salpicado de brillantes.

Se trata de la misma sortija de compromiso que lució la malograda Diana de Gales (como muestra la imagen, tomada en 1996 en un acto en el Ballet londinense), algo que forma parte de los empeños del propio príncipe William como que la ceremonia coincida con el trigésimo aniversario del enlace de sus padres, a pesar de que aquel matrimonio no acabó bien, como es por todos conocido. Será la próxima primavera o verano. El príncipe lo ha hecho para "recordarla", porque según ha expresado: "Es mi manera de asegurarme de que mi madre no se pierde el día de hoy y toda la emoción". El segundo en la línea de sucesión al trono británico sella así su amor con una joya muy especial para él.

El príncipe Guillermo y su prometida se casarán en primavera o verano del año próximo en Londres, después de ocho años de discreto noviazgo. Así lo ha anunciado hoy en un comunicado Clarence House, la residencia y despacho oficial del príncipe Carlos de Gales, heredero de la Corona británica y padre del novio, sin especificar más detalles de la que sin duda será la boda del año.

Prometidos desde octubre

Guillermo y Kate, ambos de 28 años, se prometieron oficialmente -aunque sin hacerlo público- este octubre durante unas vacaciones en Kenia, tras lo cual el príncipe buscó la bendición de su abuela, la reina Isabel II, para casarse, y pidió formalmente la mano de su prometida al padre de ésta, Michael Middleton. Según la BBC, Guillermo entregó entonces a su novia el anillo de compromiso de su madre, la difunta princesa Diana, para mostrarlo hoy al pueblo británico y a los ojos del mundo. Se conocieron en 2001 cuando los dos estudiaban Historia del Arte -aunque él acabó finalmente Geografía- en la Universidad de Saint Andrews en Fife (Escocia), donde además compartieron piso durante cuatro años.

La pareja vivirá en el norte de Gales, donde el príncipe sirve en una unidad de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido (RAF) después de graduarse como piloto de rescate el pasado septiembre.

Con esta boda, Kate Middleton -apodada últimamente por la prensa "waity Katie" ("la paciente Katie")-, que es de clase media alta, se unirá a la lista de mujeres sin sangre azul que se han casado con príncipes británicos, entre ellas Sophie Rhys-Jones, esposa del príncipe Eduardo (hijo menor de Felipe de Edimburgo e Isabel II), o Sarah Ferguson, ex mujer del príncipe Andrés. Otras mujeres que llegaron a la Casa Real sin ser princesas, aunque sí eran miembros de la aristocracia, fueron la propia Diana de Gales, de la familia Spencer, o Camilla Parker Bowles, esposa actual del príncipe Carlos.

Sesión fotográfica


Amplia información en The Daily Telegraph

El príncipe Guillermo y Kate Middleton se casarán en 2011

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Agencias

El príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión a la corona británica, se casará con su novia Kate Middleton el año próximo, según ha informado Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos.

El compromiso se produjo el mes pasado durante unas vacaciones en Kenia. El comunicado dice: "El Príncipe de Gales se complace en anunciar el compromiso del príncipe Guillerno y Catherine Middleton. La boda tendrá lugar en la primavera o el verano del año que viene en Londres".

Además, añade que el príncipe ha informado a su abuela, la reina Isabel II, y a los miembros más cercanos de su familia, además de pedir permiso al padre de su ya prometida.

Tras la boda, "la pareja vivirá en el Norte de Gales, donde el príncipe Guillermo continuará su servicio en la Royal Air Force".

Guillermo, de 28 años, conoció a Middleton, también de 28, mientras los dos estudiaban en la Universidad de St. Andrews (Escocia), en 2001. Llevan juntos ocho años, aunque en 2007 rompieron y estuvieron separados durante varios meses.

El hijo mayor de Carlos de Inglaterra y Lady Di, fallecida en 1997, afirmó hace algún tiempo que calculaba que se casaría cuando tuviese 28 o 29 años, aunque posteriormente aseguró que no sería tan pronto. Finalmente, acertó con la edad. La ceremonia coincidirá con el 30 aniversario de la boda de sus padres.

El primer ministro británico, David Cameron, ha dicho a través de su portavoz que desea lo mejor a su pareja y que está "encantado". Por su parte, el líder laborista, Ed Miliband, ha asegurado que "todo el país les deseará la felicidad".

viernes, 22 de octubre de 2010

Don Felipe: «No tengáis duda: España sabe superar los momentos críticos»

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A. MARTÍNEZ-FORNÉS / M. DE LA FUENTE / OVIEDO
ABC

«España sabe superar los momentos más críticos... Podemos volver a ser ejemplo de superación... No tengáis ninguna duda. Yo no la tengo». Con este mensaje de esperanza y de confianza en lo que los españoles pueden llegar a hacer, Su Alteza Real el Príncipe de Asturias ha hecho un llamamiento a toda la sociedad y marca el camino que hay que seguir para afrontar la terrible crisis que nos afecta.

En uno de los discursos de mayor profundidad y calado de cuantos ha pronunciado hasta ahora, Don Felipe ha hablado con realismo de los tiempos difíciles que vivimos, pero también ha esbozado la receta para empezar a superarlos -«moderación donde haya habido excesos, ética donde haya habido abusos»- y, sobre todo, ha transmitido ilusión a los millones de españoles que han perdido su trabajo: «Sepan que su situación es transitoria, nunca una desesperanza sin final».
El Heredero de la Corona ha transmitido este mensaje en el Teatro Campoamor de Oviedo, durante la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Después de dirigir unas palabras sobre los galardonados de cada año, Don Felipe añadió estas reflexiones en las que reivindicó el espíritu de la Transición, sin mencionarla expresamente, y puso como ejemplo «la gran lección de responsabilidad nacional» que nos dieron las generaciones pasadas.

Reivindicación de valores

Para transmitir este profundo mensaje, el Príncipe escogió la misma tribuna en la que, hace treinta años, cuando apenas tenía trece, pronunció sus primeras palabras en público. Curiosamente, Don Felipe ha reivindicado los mismos valores que su padre, el Rey, reivindicaba hace tres décadas, cuando España acababa de estrenar su recién nacida democracia y empezaban a construir los cimientos de lo que luego ha sido una de las épocas más pacíficas, estables y prósperas de nuestra historia. Porque «esas generaciones -dijo el Príncipe- nos enseñaron a los más jóvenes -y al mundo entero- cómo lograron hacerlo». Su ejemplo, agregó, debe servirnos de «acicate para el futuro».

Don Felipe ha hablado de talento, fortaleza, capacidad de superación, ilusión, coraje, integridad, altura de ideales, grandeza de ánimo, esfuerzo y cultura del trabajo bien hecho. Con toda sutileza, para no herir a nadie; pero con toda claridad, pidió a los políticos un cambio de actitud: «Renovemos comportamientos y cambiemos actitudes». Y como elemento de cohesión nacional, instó a generar proyectos que «nos integren y cohesionen cada día más». Y el camino, agregó, es «fortalecer las instituciones».

Minutos antes de que Don Felipe pronunciara su discurso, ya daba igual si toda la Selección Española estaba presente o no porque había llegado la hora de la fiesta. Había banderas españolas, emoción y ganas de festejar... que buena falta nos hace. No cabía ni un alfiler frente al teatro, en la plaza de la Escandalera. De hecho, había gente en ella desde las 11 de la mañana. Así es la pasión de los asturianos con sus Premios.

La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde no es un canon de simpatía, precisamente, y pasaba en un suspiro del brazo de Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación, que se ha salvado de la quema. Pasaban apenas quince minutos de las 6. El primer coche. Luego otro, otro, otro. Iban llegando los premiados. El pueblo pone todos los acentos: «Parece Mr. Propper». «Que no, que no, que es Serra, el escultor (elegantísimo por cierto)». «¿Y estos ancianitos?» (Touraine y Bauman). «Pues no sé, chica, si estos abuelos cogen aviones, dan conferencias, entrevistas y se patean media Asturias en dos días, no sé por qué no puede venir toda la Selección».

Los más esperados

Tranquis, tranquis, que ya llegan. Pero antes lo harían también Amin Maalouf, todo distinción, delicias orientales, ya se sabe. Y el doctor Matesanz, y los simpatiquísimos chinos…. Y oe-oe-oé… que ya están aquí. El pueblo (adolescente en su mayoría en las primeras filas) enloquecía. Un coche: los príncipes del balompié descienden: Vicente del Bosque e Iker Casillas, toda una pareja de hecho y de campeonato. ¡Campeones, campeones, campeones!
Y llegaban en triplete Xavi, Capdevila y Navas, qué lujo. Y Mata y Javi Martínez en otro. Y luego Llorente (¡guapo, guapo, guapo!) y Marchena, no tan guapo pero igual de querido. Y Ramos y Reina…. Y oe-oe-oé… El pueblo, la gente, los asturianos, los españoles queremos seguir siendo campeones… y que la puta crisis no nos lleve a Segunda División…. Ondeaban las banderas de España, sonaban las gaitas, la plaza era un clamor… llegaron Don Felipe y Doña Letizia acompañados por la Reina Doña Sofía… la fiesta estaba completa.

Silencio sepulcral en medio de cientos de flashes hasta el momento en el que Don felipe ha declarado abierto el acto. Entraron en el salón todos los premiados y cientos de aplusos los recibieron con entusiasmo. Uno a uno se dirigieron de forma ordenada hasta sus respectivos lugares. No podía ser de otra manera, y los jugadores de la selección allí presentes coparon toda la atención, no sólo por ser el grupo de galardonados más numeroso, sino por aglutinar las ilusiones de todos los españoles, que vieron su sueño hecho realidad cuando Íker Casillas levantó la copa de Campeones del Mundo hace sólo unos meses.

Rodríguez Inciarte

Tomó la palabra el director de la Fundación Príncipe de Asturias, quien recurrió al poeta T. S. Eliot para comenzar. Calificó de «ejemplar» el cambio llevado a cabo en la Fundación, de manera que pueda «continuar su progreso hacia el futuro conservando los valores de siempre». El director ha querido destacar y agradecer la presencia de la Reina Sofía. Matías Rodríguez Inciarte ha afirmado que en momentos como los actuales, en un mundo complejo, «asediado por incertidumbres y dificultades económicas» es necesaria la cultura «representada en las personalidades e Instituciones a las que rendimos homenaje con motivo de la entrega de nuestros Premios».

Refiriéndose a Su Alteza Real Doña Sofía, el presidente de la Fundación ha agradecido su asistencia al acto de entrega de los Premios a lo largo de estos treinta años. «Con Vuestra presencia simbolizáis el apoyo que la Corona ha brindado siempre a nuestra Institución, dotando a este acto de mayor profundidad y relieve. Os ruego trasmitáis a Su Majestad el Rey el testimonio de nuestra lealtad y de nuestra gratitud». Así como palabras de gratitud hacia los Príncipes de Asturias: «Nada de lo sucedido hasta ahora ni la proyección futura de nuestro trabajo serían posibles sin la permanente inspiración y apoyo de sus Altezas Reales y sin la inestimable tutela de la Corona de España».

Inciarte ha finalizado su intervención con una cita del Premio Príncipe de Asturias de las Letras Amin Maalouf: «Si creemos en algo, si tenemos en nuestro interior suficiente energía, suficiente pasión y ganas de vivir, podemos encontrar en los recursos que nos ofrece el mundo actual los medios necesarios para hacer realidad nuestros sueños».

Amin Maalouf

El primer premiado en tomar la palabra ha sido Amin Maalouf, Premio Príncipe de Asturias de las Letras. «Debemos sentirnos libres de aportar a tenor de nuestro propios talentos e inseguridades», ha dicho Maalouf. «La misión de la cultura es pronunciar las preguntas esenciales de la existencia y civilización. Si nos descuidamos este siglo recien empezado será de retroceso ético, a pesar de los procesos científicos y tecnológicos». Según el Príncipe de Asturias de las Letras «no tenemos derecho a cederle el paso a la desesperación, sino que lo que honra a la literatura es el intento de entender las complejidades de nuestra época e imaginar complejidades para que sea posible seguir viviendo en nuestro mundo. No tenemos un planeta de recambio», ha terminado el escritor.

Vicente del Bosque

Pero el momento más emocionante y que ha provocado las primeras lágrimas de la ceremonia ha sido el que ha protagonizado Vicente del Bosque. El seleccionador rompió el protocolo y buscó a a Luis Aragonés para hacerse la foto oficial. Al tomar la palabra, Del Bosque ha atribuido la victoria en el Mundial de Sudáfrica a la «humildad» de ese grupo de futbolistas «que han hecho de la modestia un arma tan poderosa como su mismo y arrebatador juego». Del Bosque ha explicado que la selección española es depositaria de unos «valores» que van «más allá de los éxitos puntuales y de su materialidad». Se ha referido al «esfuerzo, el sacrificio, el talento, la disciplina, la solidaridad y la modestia», además de la «deportividad» y el «honor».

«La selección se siente orgullosa de haber podido responder a la confianza que millones de españoles depositaron en ella», ha dicho Del Bosque, quien ha terminado elogiando al grupo de jugadores y agradeciendo el apoyo prestado por toda la Familia Real durante el Campeonato del Mundo.

Palabras del Príncipe

sábado, 2 de octubre de 2010

El Ritz, un siglo de glamour y confort

Hoy hace justo cien años que el Rey Alfonso XIII inauguraba el «hotel palacio» nacido para la hospitalidad


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Había que dotar a Madrid de un gran hotel, decían las crónicas del momento. Se hizo. Y ahí sigue. El Hotel Ritz cumple hoy cien años. La ceremonia de inauguración, aquel 2 de octubre de 1910, estuvo presidida por el Rey Alfonso XIII. Toda una gala. Allí, en la plaza de Cánovas del Castillo, nacía el tercer «Ritz»; el de Madrid, a imagen y semejanza de sus «hermanos» de Londres y París. Desde ahora y hasta octubre de 2011, este establecimiento centenario va a estar de fiesta. Va a echar la casa por la ventana.

«Hoy —dicen sus responsables—, un siglo después, el sueño sigue vivo». Se refieren al sueño de César Ritz, su creador y alma de los tres «hoteles palacio» que aún llevan ese nombre y que, como queda dicho, se encuentran en Madrid, Londres y París. «El espíritu y la elegancia que impregnó en estos establecimientos, siguen presente en el Ritz de Madrid», reza en la presentación del recinto.
Para conmemorar estos 100 años de hospitalidad, lujo, estilo y confort se ha diseñado un amplio programa de eventos que se centran en la gastronomía, la música y el arte.

Si la inauguración fue «un acontecimiento», su centenario no parece quedarse atrás. Habrá exposiciones de fotografías del lujoso hotel en ese blanco y negro o en sepia que tanto galmour desprenden. También se mostrarán los menús de antaño, los libros de registro y los clientes ilustres. El Ritz abrirá sus puertas de par en par y, por ello, se ha programado, los domingos, una visita guiada de quince personas para que conozcan los rincones más emblemáticos del establecimiento.

Príncipes y artistas

Lucirán, como nunca, salones, dependencias y escaleras por donde han pisado, entre otros muchos, actrices contundentes como Ava Gardner , los Príncipes Rainiero y Grace de Mónaco, o los Príncipes de Gales, Carlos y Diana de Inglaterra. El genio del cines, Woody Allen también eligió este «hotel palacio» para hospedarse y de ello da fe algun retrato que, aquí, guardan con orgullo.

En el Ritz preparan un centenario para no olvidar. En Navidad, Fin de Año, 6 de enero, Carnaval ... todo galas, atenciones y lujo. El programa cuenta, también, con otras muchas citas para la alegría y la diversión como «Los felices 20», por ejemplo. O ese 14 de febrero, San Valentín, para sorprender a la persona amada con una cena a la luz de las velas.

El Ritz presumirá de sus mejores recetas y de su terraza cuando vuelva el verano. Para abrir boca, otro tipo de boca, habrá recitales de Olga María Ramos, la «Reina del cuplé», con permiso de su señora madre.

jueves, 30 de septiembre de 2010

El «primer marino de España» ya tiene un barco con su nombre

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"El primer marino de España" ya tiene un barco con su nombre en la Armada, el más grande y avanzado con que han contado las Fuerzas Armadas en su historia: el buque de proyección estratégica "Juan Carlos I". Su Majestad el Rey acudió al arsenal de Ferrol para presidir la ceremonia de entrega del barco llamado a ser buque insignia de la Armada española y que ya es máximo exponente y orgullo de la industria naval nacional (Navantia) que le abre mercados internacionales.

El Monarca, nada más recibir el alta definitiva de la intervención quirúrgica en el pulmón a que fue sometido en junio, aguantó la ceremonia a pie firme en el muelle pese a la fría y brumosa mañana, subió después por la empinada escala real dispuesta en el buque, saludó a la bandera, recibió los honores en la meseta del mismo y, ya con el sol imponiéndose a la niebla, visitó el puesto de mando, las cubiertas y los muelles. Interesándose por todo y departiendo con militares y civiles, primero dentro del imponente barco –230 metros de eslora- y después en la copa de vino ofrecida en la sala de armas del arsenal, el Rey se mostró encantado en todo momento.

La ministra de Defensa, única autoridad que intervino en el acto, se deshizo en alabanzas a Don Juan Carlos, "el primer marino de España". Carme Chacón proclamó que el mejor barco de la Armada sólo podía llevar el nombre "de quien mejor encarna los valores de la libertad, del respeto y de concordia de la España de la democracia y de la Constitución" y resaltó que en el nuevo buque quedan plasmadas también el respeto y la admiración que la sociedad española profesa por la Monarquía y por las Fuerzas Armadas.

Un salto cualitativo para la Armada

Al acto asistieron los principales mandos de las Fuerzas Armadas: el jefe de Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez; el Almirante jefe de estado mayor de la Armada, Manuel Rebollo, que hizo de "anfitrión" como tal, y los jefes del Estado Mayor de los Ejércitos de Tierra y del Aire, Fulgencio Coll y José Jiménez. Acudió también el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo; el presidente de la Sepi, Enrique Martínez Robles; y el presidente de Navantia, Aurelio Martinez.

Ante las autoridades militares y civiles y la dotación del "Juan Carlos I" formada en el muelle del arsenal antes de ocupar sus puestos, la ministra de Defensa destacó el salto cualitativo que supone para la Armada contar con el navío de proyección estratégica. "Por su gran versatilidad hoy no recibimos un solo buque, sino cuatro". Chacón se refería a que el barco con el nombre del Rey permite desplegar y transportar fuerzas, puede actuar como buque de asalto anfibio, como portaaviones y también serviría para "ofrecer asistencia sanitaria".

Vídeo

El Rey está 'totalmente recuperado' de su operación y no necesitará más revisiones

Don Juan Carlos "se encuentra totalmente recuperado" de su intervención quirúrgica en un pulmón, a la vista del resultado de la última revisión postoperatoria, "y no requerirá posteriores revisiones", según han informado fuentes de la Casa del Rey.

Entre el pasado martes y el día de ayer, el jefe del Estado se ha sometido a una revisión postoperatoria que incluía una TAC torácica, en la que se evidencia "la correcta cicatrización de la zona pulmonar intervenida, así como una completa recuperación del proceso", por lo que Su Majestad no requerirá posteriores revisiones, señala un comunicado del Palacio de la Zarzuela.

Este chequeo se ha llevado a cabo en Barcelona los días 28 y 29 de septiembre por parte del doctor Laureano Molins López-Rodó -jefe del servicio de Cirugía Torácica del Hospital Clínic de Barcelona y quien dirigió la intervención de mayo- y del doctor Avelino Barros Caballero, jefe del Servicio Médico de la Casa del Rey. Ambos firman el comunicado de la Casa Real.

La revisión se programó meses atrás con el objetivo de comprobar el estado de recuperación del monarca después de que el 8 de mayo pasado se le extirpara un nódulo pulmonar benigno del lóbulo superior derecho.

Esa fue la quinta operación a la que se sometía el Rey, de 72 años, desde la década de los 80. Tres de ellas las motivaron accidentes sufridos mientras practicaba deporte y el resto razones de salud, concretamente para eliminarle unas varices en 2001 y el citado nódulo pulmonar benigno en 2010.

viernes, 24 de septiembre de 2010

El Rey ensalza Las Cortes de 1810 y recuerda que los grandes pueblos saben exaltar los logros del pasado

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En su discurso, Don Juan Carlos I ha recordado que aquel septiembre de 1810, "por primera vez las Cortes eran concebidas como representativas de la voluntad general y depositarias de la soberanía nacional". Asimismo, ha señalado que "también entonces, por primera vez, unas Cortes adoptaban valores, principios y reglas esenciales para hacer de España una Nación llena de esperanza que así afrontaba la modernidad".

"Aquellos hombres forjaron los primeros pilares de nuestro Estado de Derecho, promulgaron derechos individuales, consagraron la igualdad, establecieron la división de poderes y proclamaron, entre otras muchas, la libertad de imprenta", ha recordado Su Majestad. Por todo ello, ha manifestado que el 24 de septiembre "es una jornada para manifestar nuestra admiración, reconocimiento y gratitud a la ingente labor de aquellos diputados de ambos hemisferios que hicieron posible el inicio del moderno parlamentarismo y constitucionalismo, no sólo en España, sino también en todo el mundo de habla española". Finalmente, ha afirmado que "fue mucho el trabajo, el consenso y la solidaridad que, en tiempos particularmente difíciles, animaron a aquellas Cortes a labrar el mejor porvenir para nuestro país y sus ciudadanos".

Recordando a Galdós

Un texto de Benito Pérez Galdós ha servido para recordar los hechos que se vivieron hace 200 años y para que el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, señalara que aquel 24 de septiembre de 1810 "el reloj de la historia señaló con campanada su última hora, la que doblaba por el antiguo régimen y a la vez repicaba alegre por la Soberanía Nacional". Bono ha recordado que en San Fernando, las Cortes declararon soberana a la nación y desde aquí se hizo posible que Argüelles, una vez aprobada la Constitución en marzo de 1812, proclamara de modo solemne que, por fin, los españoles tenían patria.

El presidente del Congreso ha querido rendir homenaje al pueblo español, que en los 166 años que van desde la Constitución de Cádiz a la proclamación de la vigente en 1978, el pueblo español sólo ha disfrutado 16 años de un régimen verdaderamente democrático, "guste o no guste a quien lo escuche fuera de aquí". Bono también ha querido rendir homenaje al Rey, que "desde 1978 disfruta del periodo de libertad continuada más largo de su historia" y se ha dirigido a Don Juan Carlos para decirle que su "prudencia, capacidad y decisión a la hora de cortar con la herencia de la Dictadura y ponerse al lado de su pueblo han sido decisivas".

En ese momento el presidente del Congreso fue interrumpido por un grito espontáneo del público asistente que proclamó: "¡Viva el Rey!", seguido de un aplauso de todo el Real Teatro de Las Cortes. Posteriormente, Bono ha añadido que los resultados de su obra, "al margen del trato que la historia os conceda, os debe proporcionar honda y grande satisfacción personal" y ha asegurado que "no es exagerado afirmar que habéis hecho por España y por la Monarquía más que todos vuestros antepasados juntos". Además, ha querido recordar al Rey que el pueblo "le quiere".

España no es un edificio en ruinas

El presidente del Congreso ha querido hacer un guiño también a la actualidad reciente del país, diciendo que "por más que se empeñen los derrotistas, España no es un edificio en ruinas ni un mero conjunto de normas jurídicas". Bono ha señalado en este sentido que "España es más que un Estado, es madre de muchos pueblos y garantía de libertad y de igualdad" y ha asegurado que "en España todavía no ha nacido nadie que tenga más derechos que otro".

Por su parte, el alcalde de San Fernando, Manuel María de Bernardo, antes de que el Rey descubriera una placa en la fachada del Real Teatro de Las Cortes con motivo del Bicentenario, ha señalado que hace 200 años se inició una "larga, hermosa y comprometida travesía rumbo a la libertad" y ha asegurado que "200 años después, seguimos comprometidos con ese reto". En este sentido, ha manifestado que "2010 no es el final de nada, es el comienzo de un nuevo tiempo en el que San Fernando rescata su papel en la historia, que es historia española, iberoamericana y universal".

Los Reyes conmemoran el nacimiento de la España liberal

Hoy se cumplen 200 años de la primera reunión de las Cortes de Cádiz

Almudena Martínez-Fornés

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«Cuando la última palabra expiró en sus labios y se sentó, recibiendo las felicitaciones y los aplausos de las tribunas, el siglo XVIII había concluido... y realizóse en España uno de los principales dobleces del tiempo». Así relata Benito Pérez Galdós en «Cádiz» —libro de la primera parte de los Episodios Nacionales— el impacto del discurso con el que el diputado y sacerdote extremeño Diego Muñoz Torrero inauguró las Cortes de Cádiz y sentó, hace hoy exactamente 200 años, los principios que habrían de inspirar la Constitución de 1812.

Aquel 24 de septiembre de 1810 quedaron proclamadas tres ideas que revolucionaron la vida política y alumbraron el nacimiento de la España liberal: soberanía nacional, división de poderes y un nuevo sistema electoral que, por primera vez, daba representación a toda la nación y eliminaba los estamentos tradicionales.

Hoy la localidad gaditana de San Fernando, cuyo Teatro de las Cortes albergó las primeras reuniones de los diputados, recordará aquel momento histórico y lo hará con la presencia de Sus Majestades los Reyes. En este municipio empezó a gestarse la Constitución liberal, hasta que, en febrero de 1811, asediados por las tropas francesas y las epidemias, los diputados se vieron obligados a trasladarse al oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz. Un año después, entró en vigor la Constitución de 1812, el autor de cuyo proyecto fue Muñoz Torrero y el del Discurso Preliminar, Agustín Arguelles.

Igual que entonces, la jornada comenzará con el solemne izado de la bandera de España por el Tercio de Armada vestido de época. Se recreará el desfile que los diputados de 1810, «vestidos de negro», como cuenta Galdós, hicieron desde el Ayuntamiento hasta la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo. En la Iglesia se oficiará una misa de Espíritu Santo, a la que asistirán los presidentes del Senado, Javier Rojo, y del Congreso, José Bono, seguida de un Te Deum, como entonces.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El Rey, el Jefe de Estado más barato

La Jefatura del Estado español es una de las más baratas del mundo, según se desprende de su comparación con las de otras Monarquías o Repúblicas de nuestro entorno. Su presupuesto anual, que permanece congelado a petición del Rey desde que estalló la crisis económica, es de 8,896 millones de euros. Una cantidad menor que el presupuesto del club de fútbol Celta de Vigo o que la partida destinada este año al plan renove de motos. Si dividimos esta cantidad entre la población española (46,951 millones de personas), no llega a 19 céntimos de euro lo que aporta cada español para su sostenimiento.

Aún así, la Casa del Rey prevé reducir algo más su presupuesto para el próximo año y espera una rebaja que estaría entre el 7 y el 9 por ciento en la partida destinada a las retribuciones, entre las que se encuentran las que reciben el Rey y el Príncipe de Asturias, que son los únicos miembros de la Familia Real que perciben una asignación. Ni la Reina ni la Princesa ni las Infantas tienen retribuciones fijas sino que reciben cantidades económicas para hacer frente a los gastos ocasionados por el desarrollo de las actividades que realizan en representación de la Corona.

No obstante, la cantidad que se asigne definitivamente a la Jefatura del Estado para el próximo año está supeditada a los ajustes previstos por el Gobierno y a la tramitación parlamentaria del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado.

El presupuesto de la Casa del Rey no es, ni mucho menos, el sueldo de Don Juan Carlos, de la misma forma que el presupuesto de un ministerio no es el sueldo del ministro. El hecho de que este organismo constitucional, cuya misión es apoyar a la Jefatura del Estado en el desarrollo de sus funciones, se denomine Casa del Rey, que es como se ha llamado tradicionalmente en España al conjunto de personas que trabajaban al servicio del Monarca, ha podido contribuir a la confusión en algunos sectores.
Con el presupuesto de la Casa se pagan retribuciones, cuotas y prestaciones sociales del personal de alta dirección, de dirección y laboral de este organismo; los gastos de funcionamiento, como el material de oficina y determinados suministros, los gastos de protocolo y de representación, como son los almuerzos, las cenas y las recepciones; las dietas y los gastos de transporte, los viajes por el interior de España, etcétera. Como ocurre con otras Jefaturas de Estado, los gastos correspondientes a viajes y visitas oficiales al exterior los asume el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Las retribuciones que cobran los altos cargos de la Casa son equivalentes a las que se cobran en la Administración. El jefe de la Casa del Rey cobra lo mismo que un ministro; el secretario general lo mismo que un secretario de Estado y los directores la misma cantidad que un director general. Cuando se rebajan estas retribuciones en la Administración, también se reducen en La Zarzuela.

Hay una serie de gastos que están excluidos del presupuesto de la Casa del Rey, pero no se trata de ningún privilegio, pues lo mismo ocurre en el Palacio de La Moncloa o en los distintos Ministerios. Así, los gastos de seguridad dependen del Ministerio del Interior y los del parque móvil corresponden a Economía y Hacienda. Del mantenimiento del Palacio de La Zarzuela y de los demás Reales Sitios se ocupa Patrimonio Nacional, mientras que el Palacio de La Moncloa y los Ministerios dependen de Patrimonio del Estado. Algunos funcionarios que prestan servicio en la Casa del Rey cobran de Presidencia y la Guardia Real, que colabora en la seguridad del recinto de Zarzuela, lo hace de Defensa.

Partidas reducidas

Estos gastos que se pagan aparte podrían haber sido incluidos en el presupuesto de la Casa del Rey, pero ello implicaría un aumento del margen de discrecionalidad del Rey. Desde que Don Juan Carlos fue proclamado Rey, ha ido haciendo lo contrario: reducir al mínimo las partidas sobre las que decide.

Y es que el presupuesto de la Casa del Rey no está sometido al Tribunal de Cuentas, como tampoco lo están los de otros órganos constitucionales, como el Congreso y el Senado, ni los de los jefes de Estado de otras democracias, ya sean Monarquías o Repúblicas. El artículo 65.1 de la Constitución establece que el Rey «distribuye libremente» la partida que le asigne el Parlamento. Con esta medida se pretende garantizar el principio de independencia y discrecionalidad que debe rodear sus actuaciones.

La Casa del Rey, igual que los otros órganos constitucionales que no están sometidos al Tribunal de Cuentas, dispone de su propio sistema de control en la figura de un interventor de carrera, del Cuerpo de Interventores y Auditores de la Administración Civil del Estado, nombrado por Real Decreto, que ejerce sus funciones siguiendo los criterios y las técnicas generales de la Intervención General del Estado. Además, tanto los Reyes, como los Príncipes, las Infantas y sus cónyuges están sujetos al pago de todos los impuestos, y todos los años presentan y liquidan sus declaraciones del IRPF.

Las otras Jefaturas del entorno

La mayoría de los países incluyen partidas similares en sus presupuestos de las Jefaturas de Estado, aunque hay excepciones. Por ejemplo, el presupuesto de la Presidencia de Francia (65,4 millones de habitantes) asciende a 112,533 millones de euros y equivale a 1,72 euros por francés. Pero esta cantidad agrupa todas las partidas que antes estaban repartidas por distintos ministerios (Exteriores, Interior, Defensa y Presidencia) y su presidente desarrolla también funciones ejecutivas, ya que Francia es un régimen presidencialista. A los italianos, la Jefatura del Estado les cuesta 3,8 euros por persona; a los portugueses 1,64 euros, a los griegos 52 céntimos y a los alemanes 35 céntimos.
En las Monarquías, el coste es el siguiente: cada luxemburgués paga 17,4 euros por el sostenimiento de su Jefatura de Estado, mientras que a los noruegos les cuesta 5,8 euros, a los holandeses 2,4 euros, a los daneses 2,34, a los suecos 1,3, a los belgas 1,26 y a los británicos 75 céntimos.