La Jefatura del Estado español es una de las más baratas del mundo, según se desprende de su comparación con las de otras Monarquías o Repúblicas de nuestro entorno. Su presupuesto anual, que permanece congelado a petición del Rey desde que estalló la crisis económica, es de 8,896 millones de euros. Una cantidad menor que el presupuesto del club de fútbol Celta de Vigo o que la partida destinada este año al plan renove de motos. Si dividimos esta cantidad entre la población española (46,951 millones de personas), no llega a 19 céntimos de euro lo que aporta cada español para su sostenimiento.
Aún así, la Casa del Rey prevé reducir algo más su presupuesto para el próximo año y espera una rebaja que estaría entre el 7 y el 9 por ciento en la partida destinada a las retribuciones, entre las que se encuentran las que reciben el Rey y el Príncipe de Asturias, que son los únicos miembros de la Familia Real que perciben una asignación. Ni la Reina ni la Princesa ni las Infantas tienen retribuciones fijas sino que reciben cantidades económicas para hacer frente a los gastos ocasionados por el desarrollo de las actividades que realizan en representación de la Corona.
No obstante, la cantidad que se asigne definitivamente a la Jefatura del Estado para el próximo año está supeditada a los ajustes previstos por el Gobierno y a la tramitación parlamentaria del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado.
El presupuesto de la Casa del Rey no es, ni mucho menos, el sueldo de Don Juan Carlos, de la misma forma que el presupuesto de un ministerio no es el sueldo del ministro. El hecho de que este organismo constitucional, cuya misión es apoyar a la Jefatura del Estado en el desarrollo de sus funciones, se denomine Casa del Rey, que es como se ha llamado tradicionalmente en España al conjunto de personas que trabajaban al servicio del Monarca, ha podido contribuir a la confusión en algunos sectores.
Con el presupuesto de la Casa se pagan retribuciones, cuotas y prestaciones sociales del personal de alta dirección, de dirección y laboral de este organismo; los gastos de funcionamiento, como el material de oficina y determinados suministros, los gastos de protocolo y de representación, como son los almuerzos, las cenas y las recepciones; las dietas y los gastos de transporte, los viajes por el interior de España, etcétera. Como ocurre con otras Jefaturas de Estado, los gastos correspondientes a viajes y visitas oficiales al exterior los asume el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Las retribuciones que cobran los altos cargos de la Casa son equivalentes a las que se cobran en la Administración. El jefe de la Casa del Rey cobra lo mismo que un ministro; el secretario general lo mismo que un secretario de Estado y los directores la misma cantidad que un director general. Cuando se rebajan estas retribuciones en la Administración, también se reducen en La Zarzuela.
Hay una serie de gastos que están excluidos del presupuesto de la Casa del Rey, pero no se trata de ningún privilegio, pues lo mismo ocurre en el Palacio de La Moncloa o en los distintos Ministerios. Así, los gastos de seguridad dependen del Ministerio del Interior y los del parque móvil corresponden a Economía y Hacienda. Del mantenimiento del Palacio de La Zarzuela y de los demás Reales Sitios se ocupa Patrimonio Nacional, mientras que el Palacio de La Moncloa y los Ministerios dependen de Patrimonio del Estado. Algunos funcionarios que prestan servicio en la Casa del Rey cobran de Presidencia y la Guardia Real, que colabora en la seguridad del recinto de Zarzuela, lo hace de Defensa.
Partidas reducidas
Estos gastos que se pagan aparte podrían haber sido incluidos en el presupuesto de la Casa del Rey, pero ello implicaría un aumento del margen de discrecionalidad del Rey. Desde que Don Juan Carlos fue proclamado Rey, ha ido haciendo lo contrario: reducir al mínimo las partidas sobre las que decide.
Y es que el presupuesto de la Casa del Rey no está sometido al Tribunal de Cuentas, como tampoco lo están los de otros órganos constitucionales, como el Congreso y el Senado, ni los de los jefes de Estado de otras democracias, ya sean Monarquías o Repúblicas. El artículo 65.1 de la Constitución establece que el Rey «distribuye libremente» la partida que le asigne el Parlamento. Con esta medida se pretende garantizar el principio de independencia y discrecionalidad que debe rodear sus actuaciones.
La Casa del Rey, igual que los otros órganos constitucionales que no están sometidos al Tribunal de Cuentas, dispone de su propio sistema de control en la figura de un interventor de carrera, del Cuerpo de Interventores y Auditores de la Administración Civil del Estado, nombrado por Real Decreto, que ejerce sus funciones siguiendo los criterios y las técnicas generales de la Intervención General del Estado. Además, tanto los Reyes, como los Príncipes, las Infantas y sus cónyuges están sujetos al pago de todos los impuestos, y todos los años presentan y liquidan sus declaraciones del IRPF.
Las otras Jefaturas del entorno
La mayoría de los países incluyen partidas similares en sus presupuestos de las Jefaturas de Estado, aunque hay excepciones. Por ejemplo, el presupuesto de la Presidencia de Francia (65,4 millones de habitantes) asciende a 112,533 millones de euros y equivale a 1,72 euros por francés. Pero esta cantidad agrupa todas las partidas que antes estaban repartidas por distintos ministerios (Exteriores, Interior, Defensa y Presidencia) y su presidente desarrolla también funciones ejecutivas, ya que Francia es un régimen presidencialista. A los italianos, la Jefatura del Estado les cuesta 3,8 euros por persona; a los portugueses 1,64 euros, a los griegos 52 céntimos y a los alemanes 35 céntimos.
En las Monarquías, el coste es el siguiente: cada luxemburgués paga 17,4 euros por el sostenimiento de su Jefatura de Estado, mientras que a los noruegos les cuesta 5,8 euros, a los holandeses 2,4 euros, a los daneses 2,34, a los suecos 1,3, a los belgas 1,26 y a los británicos 75 céntimos.
Aún así, la Casa del Rey prevé reducir algo más su presupuesto para el próximo año y espera una rebaja que estaría entre el 7 y el 9 por ciento en la partida destinada a las retribuciones, entre las que se encuentran las que reciben el Rey y el Príncipe de Asturias, que son los únicos miembros de la Familia Real que perciben una asignación. Ni la Reina ni la Princesa ni las Infantas tienen retribuciones fijas sino que reciben cantidades económicas para hacer frente a los gastos ocasionados por el desarrollo de las actividades que realizan en representación de la Corona.
No obstante, la cantidad que se asigne definitivamente a la Jefatura del Estado para el próximo año está supeditada a los ajustes previstos por el Gobierno y a la tramitación parlamentaria del proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado.
El presupuesto de la Casa del Rey no es, ni mucho menos, el sueldo de Don Juan Carlos, de la misma forma que el presupuesto de un ministerio no es el sueldo del ministro. El hecho de que este organismo constitucional, cuya misión es apoyar a la Jefatura del Estado en el desarrollo de sus funciones, se denomine Casa del Rey, que es como se ha llamado tradicionalmente en España al conjunto de personas que trabajaban al servicio del Monarca, ha podido contribuir a la confusión en algunos sectores.
Con el presupuesto de la Casa se pagan retribuciones, cuotas y prestaciones sociales del personal de alta dirección, de dirección y laboral de este organismo; los gastos de funcionamiento, como el material de oficina y determinados suministros, los gastos de protocolo y de representación, como son los almuerzos, las cenas y las recepciones; las dietas y los gastos de transporte, los viajes por el interior de España, etcétera. Como ocurre con otras Jefaturas de Estado, los gastos correspondientes a viajes y visitas oficiales al exterior los asume el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Las retribuciones que cobran los altos cargos de la Casa son equivalentes a las que se cobran en la Administración. El jefe de la Casa del Rey cobra lo mismo que un ministro; el secretario general lo mismo que un secretario de Estado y los directores la misma cantidad que un director general. Cuando se rebajan estas retribuciones en la Administración, también se reducen en La Zarzuela.
Hay una serie de gastos que están excluidos del presupuesto de la Casa del Rey, pero no se trata de ningún privilegio, pues lo mismo ocurre en el Palacio de La Moncloa o en los distintos Ministerios. Así, los gastos de seguridad dependen del Ministerio del Interior y los del parque móvil corresponden a Economía y Hacienda. Del mantenimiento del Palacio de La Zarzuela y de los demás Reales Sitios se ocupa Patrimonio Nacional, mientras que el Palacio de La Moncloa y los Ministerios dependen de Patrimonio del Estado. Algunos funcionarios que prestan servicio en la Casa del Rey cobran de Presidencia y la Guardia Real, que colabora en la seguridad del recinto de Zarzuela, lo hace de Defensa.
Partidas reducidas
Estos gastos que se pagan aparte podrían haber sido incluidos en el presupuesto de la Casa del Rey, pero ello implicaría un aumento del margen de discrecionalidad del Rey. Desde que Don Juan Carlos fue proclamado Rey, ha ido haciendo lo contrario: reducir al mínimo las partidas sobre las que decide.
Y es que el presupuesto de la Casa del Rey no está sometido al Tribunal de Cuentas, como tampoco lo están los de otros órganos constitucionales, como el Congreso y el Senado, ni los de los jefes de Estado de otras democracias, ya sean Monarquías o Repúblicas. El artículo 65.1 de la Constitución establece que el Rey «distribuye libremente» la partida que le asigne el Parlamento. Con esta medida se pretende garantizar el principio de independencia y discrecionalidad que debe rodear sus actuaciones.
La Casa del Rey, igual que los otros órganos constitucionales que no están sometidos al Tribunal de Cuentas, dispone de su propio sistema de control en la figura de un interventor de carrera, del Cuerpo de Interventores y Auditores de la Administración Civil del Estado, nombrado por Real Decreto, que ejerce sus funciones siguiendo los criterios y las técnicas generales de la Intervención General del Estado. Además, tanto los Reyes, como los Príncipes, las Infantas y sus cónyuges están sujetos al pago de todos los impuestos, y todos los años presentan y liquidan sus declaraciones del IRPF.
Las otras Jefaturas del entorno
La mayoría de los países incluyen partidas similares en sus presupuestos de las Jefaturas de Estado, aunque hay excepciones. Por ejemplo, el presupuesto de la Presidencia de Francia (65,4 millones de habitantes) asciende a 112,533 millones de euros y equivale a 1,72 euros por francés. Pero esta cantidad agrupa todas las partidas que antes estaban repartidas por distintos ministerios (Exteriores, Interior, Defensa y Presidencia) y su presidente desarrolla también funciones ejecutivas, ya que Francia es un régimen presidencialista. A los italianos, la Jefatura del Estado les cuesta 3,8 euros por persona; a los portugueses 1,64 euros, a los griegos 52 céntimos y a los alemanes 35 céntimos.
En las Monarquías, el coste es el siguiente: cada luxemburgués paga 17,4 euros por el sostenimiento de su Jefatura de Estado, mientras que a los noruegos les cuesta 5,8 euros, a los holandeses 2,4 euros, a los daneses 2,34, a los suecos 1,3, a los belgas 1,26 y a los británicos 75 céntimos.
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