ABC
Hace ahora veinte años que falleció Don Juan de Borbón, una figura
determinante en la España del siglo XX. Depositario de la legitimidad
histórica en los tiempos más difíciles del régimen de Franco, el padre
de Don Juan Carlos mostró su enorme talla institucional con la
renuncia a los derechos dinásticos, que supuso un paso decisivo para
la transición democrática. Al mismo tiempo, fue capaz de encarnar la
imagen de una Monarquía de todos y para todos, lejos de sectarismos y
partidismos. Con medios muy limitados y el apoyo de unos cuantos
leales a la causa monárquica y española, Don Juan mantuvo en Estoril
la idea de una democracia sin exclusiones, posible gracias a la
Constitución de 1978, que abrió un periodo sin precedentes de
estabilidad política y desarrollo socioeconómico. La historia queda ya
en manos de los historiadores, aunque algunos hayan pretendido
magnificar la época convulsa de la Segunda República en nombre de una
sedicente «memoria histórica». Por eso, un análisis imparcial y
objetivo refleja el mérito inmenso del Rey que no llegó a reinar, pero
que alcanzó un protagonismo excepcional gracias a su patriotismo y
sentido del deber. Hay que ser conscientes de las graves dificultades
que entrañaba en aquella etapa la relación con los elementos más
radicales del régimen anterior al tiempo que se mantenía el diálogo
con los núcleos democráticos del interior y con algunas personalidades
relevantes del exilio.
Hijo y padre de Reyes, Jefe de la Casa Real española durante treinta
años, Don Juan soñó con una nación sin vencedores ni vencidos,
superando las calumnias de los sectores más duros del franquismo y la
incomprensión de buena parte de la izquierda. Con unas pocas palabras
(«Majestad: por España, todo por España») supo transmitir un mensaje
del máximo significado político para despejar cualquier duda
interesada y hacer posible que la Constitución calificara a Don Juan
Carlos de «legítimo heredero de la dinastía histórica». ABC dedica hoy
su Primer Plano a la vida y obra de Don Juan de Borbón, como merecido
homenaje a una personalidad que debe ser conocida y reconocida por
todos los españoles. La democracia y las libertades hubieran sido
imposibles sin ese foco de continuidad histórica. Por mucho que se
empeñen algunos sectores minoritarios, la Corona goza del máximo
respeto y afecto por parte de los ciudadanos, plenamente conscientes
de lo que ha supuesto y supone como elemento de continuidad y
permanencia del Estado y de la Nación. En este contexto, Don Juan, el
Rey que no llegó a reinar, ocupa un lugar excepcional.
domingo, 31 de marzo de 2013
Aniversario de un gran español
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