jueves, 8 de febrero de 2007

Otra vez llueve para la Princesa

Letizia Ortiz camina con la mirada perdida al llegar al tanatorio. (Foto: Reuters)
 
OLALLA CERNUDA
El Mundo

MADRID.- Rota por el dolor, Letizia Ortiz ha sacado fuerzas de flaqueza para levantar la cabeza y caminar, agarrada a su madre, apenas unas decenas de metros. La Princesa de Asturias, embarazada de seis meses, ha logrado controlar las lágrimas en su primer 'paseíllo' delante de los periodistas que esperaban captar las primeras imágenes de la pareja tras conocer la trágica noticia, pero en la puerta de la pequeña capilla la Princesa se ha derrumbado.

Caía agua con fuerza en Madrid, una lluvia que parece destinada a perseguir a la princesa de Asturias en los momentos cruciales de su vida, los buenos y los malos. Llovía el día de su boda, llovía la noche que nació su hija Leonor, y diluviaba en la localidad madrileña de Tres Cantos mientras incineraban a su hermana pequeña, su cómplice, su confidente, su 'niña bonita'.

La princesa de Asturias ha llegado al tanatorio de la Paz minutos antes de las dos de la tarde, en un coche conducido por su marido. Detrás, en tres vehículos de Zarzuela, el resto de la familia Ortiz Rocasolano, así como un puñado de familiares muy cercanos de la hermana de la Princesa, que han caminado con paso lento y mirada perdida, agarrándose los unos a los otros para sobrellevar el trago. Y con ellos, ejerciendo de 'matriarca, una Letizia que no ha querido en ningún momento soltar a su madre.

Los Príncipes han acompañado a la familia hasta la capilla, cerrada a cal y canto para los medios de comunicación, y la pareja ha esperado en la puerta la llegada del Rey, las Infantas y sus respectivos maridos. Allí, bajo un pequeño pórtico que les protegía de la fuerte lluvia, Letizia Ortiz ha recibido compungida el pésame de Don Juan Carlos, la Infanta Elena y Jaime de Marichalar. Cuando se ha acercado a ella la Infanta Cristina, ambas se han fundido en un cálido abrazo rompiendo a llorar, mientras Iñaki Urdangarín recibía el abrazo de su cuñado.

Dentro, en una capilla llena de coronas de flores enviadas desde buena parte de España, el capellán de La Zarzuela, Serafín Sedano, ha oficiado un breve responso por Erika Ortiz y se ha incinerado su cadáver.

Apenas 20 minutos después, la comitiva ha salido del tanatorio, encabezada por la Familia Real al completo a excepción de la Reina, que estaba regresando de un viaje oficial en Indonesia.

Ante un respetuoso silencio por parte de los medios de comunicación -los mismos que ayer 'asaltaban' a los vecinos en la puerta del domicilio de Erika a la busca de cualquier declaración- todos, junto a los Príncipes de Asturias, han posado para la prensa, justo antes de que Letizia, serena pero con lágrimas en los ojos, hiciera una reverencia al Rey al despedirse de él.
 
La Princesa de Asturias hace una reverencia al Rey al despedirse de él. (Foto: Diego Sinova)

Tras esperar dentro de la capilla hasta que toda la familia ha abandonado el lugar, los Príncipes de Asturias, cogidos del brazo, se dirigieron hacia el coche pero, en un gesto inesperado y que pilló completamente por sorpresa a los medios de comunicación, se pararon a charlar unos instantes con los informadores. Mientras los periodistas corrían hacia el lugar con cámaras, pértigas y escaleras a cuestas, una Letizia desconsolada, con voz muy débil y entrecortada, se dirigió a las cámaras para musitar: "Muchas gracias a todas las personas que se han sentido apenadas por la muerte de mi hermana pequeña". No pudo decir más. Mientras las lágrimas asomaban a sus ojos y la voz se quebraba, su marido tomó la palabra para agradecer de nuevo a los medios su trabajo. "Gracias a todos por la comprensión, y sentimos el remojón que estáis sufriendo", dijo.

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