Editorial ABC
Conviene, sin embargo, alertar sobre la necesidad de no confundir el natural interés por este triste acontecimiento con prácticas seudoinformativas que incurran en intromisiones ilegítimas, por frívolas o morbosas, en la intimidad de la fallecida y de su entorno familiar. La proximidad de la finada con la Familia Real exige, además, una particular meticulosidad en el ejercicio informativo, porque la institución de la Corona constituye un patrimonio común de los españoles, que no pocos deterioran -con absoluta impunidad- haciendo alardes de sensacionalismo, ausencia de rigor y falta de respeto. Que a la Princesa de Asturias no le falte en este trance tan duro el afecto de la discreción general, al que debe añadirse el sincero pesar por una pérdida irreparable.
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