La princesa Alexia de Grecia dio ayer a luz a un niño, tercero de sus hijos y primer varón, en la clínica Tecknon de Barcelona. El pequeño, que se llamará Carlos Morales, como su padre, es catalán de nacimiento pero se criará en Lanzarote, la isla canaria en la que nació el marido de Alexia y en donde la familia vive desde hace dos años. El matrimonio ya tenía dos niñas, Arrietta y Ana María, de modo que, al igual que la infanta Cristina, la princesa Alexia está especialmente feliz por haber tenido un nuevo hijo y, porque además es una varón. En cuanto se recupere del parto, Alexia regresará a Lanzarote para seguir con su vida anónima, una opción que la princesa griega eligió cuando llegó a Barcelona hace ya 15 años siguiendo la estela de su prima Cristina de Borbón. Aunque hija de un rey exiliado, Alexia tenía un pedigree que la podía haber llevado hacia un matrimonio de alcurnia, si en vez de haberse trasladado de Londres a Barcelona para ponerse a trabajar en la Fundación Síndrome de Down hubiera seguido a la sombra de la corte británica. Pero se hizo catalana, vivió en Pedralbes y en el Eixample y acabó casándose con un arquitecto, hijo de una familia de clase media lanzaroteña. Eso sí, a su boda, celebrada en la catedral ortodoxa de Londres, fue hasta la reina de Inglaterra, que menudo es Constantino de Grecia.
La princesa Alexia nació en Atenas en 1965, pero desde los tres años anda dando vueltas por el mundo y sólo ha vuelto a su país de orígen de forma ocasional, como hizo hace algo más de un mes con motivo del bautizo de Aquileas, el menor de los cuatro hijos que su hermano Pablo ha tenido de su matrimonio con la multimilllonaria americana Maria Chantall Miller, modelo de princesa fashion que ha dado nuevos brillos y recursos a la familia real griega. Constantino y Ana María de Grecia tienen previsto viajar a Barcelona para conocer a su nuevo nieto, que suma siete con sus dos hermanas y los cuatro hijos de Pablo y Maria Chantall.
Los familiares griegos de la reina Sofía eran huéspedes habituales del palacio de Marivent, pero en los últimos veranos, tras la llegada de los nietos reales, han espaciado sus visitas y acortado sus estancias. También la princesa Alexia formaba parte del paisaje mallorquín y durante años perteneció a la tripulación del Azur de Puig, junto a la infanta Cristina. Fueron veranos para disfrutar de la vida y para forjar una amistad que unió a las dos primas más allá del parentesco. Podían haber sido unas rebeldes, pero han logrado lo que querían sin hacer ruido. Suerte, la suya.