viernes, 1 de mayo de 2009

Holanda busca una explicación al ataque frustrado a su Familia Real

El estupor de toda una nación lo resumió una mujer de Apeldoorn en cuatro palabras: "Increíble, muda, sinsentido, impotente". Han sido escritas a mano en un cartel junto al monumento De Naald, contra el que el agresor que quería atacar a la Familia Real se estampó con su coche tras matar a cinco personas y herir a 12 atropellándolas. En las últimas horas, ha muerto una sexta persona, un gendarme de 55 años que había resultado herido. Apenas se puede encontrar otra cosa que simbolice mejor la tragedia lo ocurrido el jueves, en el Día de la Reina, una de las grandes fiestas nacionales de Holanda, que el obelisco dañado, instalado en 1901 en honor de la reina Guillermina y como símbolo de la alianza entre el pueblo y la dinastía de los Orange.

Pero precisamente eso es al parecer lo que llevó a Karsten T., de 38 años y desempleado, a actuar de forma delirante el jueves. "En Apeldoorn se ha roto una ilusión nacional. La ilusión de la inmunidad de los Orange en el Día de la Reina", lamenta el diario 'Volkskrant'.

Justo frente al palacio real Het Loo, el orgullo de todo holandés patriota, se pasó en apenas unos segundos del júbilo por la fiesta a "un territorio en guerra, una ciudad como en Cercano Oriente". Seis muertos, incluído el autor, y 12 heridos. Entre las víctimas hay niños, mujeres y ancianos.
Del naranja al negro

El viernes desapareció ese naranja refulgurante que distingue a los holandeses en todo el mundo cuando se celebran eventos deportivos. Es el color de la monarquía Orange, que en Apeldoorn y en otras ciudades ahora luce el color del coche del agresor, el negro. "Un fantasma negro borró todos los sueños", titula el 'Volkskrant'. Y de nuevo la policía se vuelve a hacer la pregunta: "¿Y qué hubiese pasado si el agresor hubiese cargado su coche con explosivos?".

La respuesta se la puede imaginar cualquiera. El Suzuki negro se aproximó unos metros sobre las 12.00 del mediodía al autobús sin techo en el que la reina Beatriz y sus animada prole saludaban al público que acudió a ver el desfile. Más de 200.000 personas saludaban a la monarca y su familia en las calles.

En el bus se encontraban saludando la reina Beatriz, de 71 años, así como el heredero, el príncipe Guillermo Alejandro y su esposa argentina, la princesa Máxima. Además les acompañaban hermanas, hermanos, tíos, sobrinos, casi la familia real al completo.

No hubo explosión, pero queda la estremecedora certeza de que podría haber haber estallado un devastador coche bomba junto a la familia real. A todas luces, el conductor, que falleció esta madrugada por las heridas, quiso atentar contra la familia real, según él mismo llegó a confesar, aunque no albergaba ninguna motivación terrorista. No obstante, los servicios de seguridad se encuentran en alerta máxima.
Un cambio para la monarquía

Y todos los expertos consideran que este Día de la Reina ha sido la última manifestación de un trato informal y abierto entre la monarquía y el pueblo. Una familia real cercana, el orgullo de los holandeses desde hace casi 200 años, queda de esta forma prácticamente anulada.

Sin embargo, la reina Beatriz quiere que las cosas sigan como hasta ahora. Apenas un día después de la tragedia, la monarca explicó que ella y su familia desean continuar con su tradición de apariciones públicas: será el próximo lunes, Día de la Conmemoración Nacional en Holanda, y el martes, Día de la liberación de la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Eso sí, las precauciones de seguridad para ambos actos serán extremas. Y este cambio estará ligado por siempre al nombre de Karst T., natural de la pequeña localidad de Huissen. Si esto era lo que realmente quería es un secreto que se ha llevado a la tumba.
Motivos

T. murió durante la pasada noche, horas después de que los médicos intentasen hacer todo lo posible para detener las hemorragias internas y salvarle la vida. Probablemente habría pasado el resto de su vida entre rejas, pues el Código Penal dicta cadenas perpetuas para los ataques contra la reina.

Pero ¿qué es lo que motivó a este hombre? En los medios se habla de desesperación. Llevaba una vida muy retirada, informan los reporteros del diario de mayor tirada, 'De Telegraaf'. Era solitario. "Aquí lo vimos raras veces", se afirma en el bar del barrio. Al parecer poco tenía de esa "sociabilidad" tan importante para los holandeses.

Eso sí, fue siempre muy ordenado, apunta su casero Sem Bosman. "Además siempre pagó puntualmente", agregó acallando así los rumores que explicaban este arrebato de locura con que estaba sin dinero y había actuado de forma espontáneo por desesperación.

Las preguntas se amontonan. Una comisión especial integrada por 250 policías, especialistas en crímenes, psicólogos y forenses. Todo una nación espera sus conclusiones.

Vídeo de la BBC

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