La reina Beatriz de Holanda reapareció ayer otra vez en público tras el atentado que el pasado jueves durante un desfile de la familia real se cobró siete víctimas mortales.
Entre fuertes medidas de seguridad, la reina, de 71 años, participó de la Conmemoración Nacional de los Muertos, que recuerda a las víctimas del nazismo. El 5 de mayo los holandeses celebran el Día de la Liberación (Bevrijdingsdag), la rendición de las tropas de ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
La gente aplaudió a la reina, al príncipe Guillermo Alejandro y a su esposa Máxima cuando ingresaron a la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva) de Amsterdam, donde se ofició una misa por los civiles y soldados holandeses que cayeron en la guerra.
De acuerdo a fuentes oficiales, el número de efectivos de seguridad se duplicó en relación al año pasado. Una doble hilera de policías jalonaba el camino que la familia real recorrió desde el Palacio hasta el Monumento de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas de seguridad tenían la podestad de revisar a las personas sospechosas cerca del monumento.
Hoy se espera la presencia de la reina Beatriz en un concierto a cielo abierto a orillas del río Amstel. En el Día de la Liberación, la familia real se mezcla entre los ciudadanos comunes.
Karsten T. , un desempleado de 38 años, mató con su automóvil a seis personas y dejó 17 heridos al sortear diversos controles y aplastar a varios espectadores que presenciaban el paso de la reina Beatriz en la localidad de Apeldoorn.
El atacante quedó herido de gravedad y horas despuÙs murió por las heridas que recibió en la cabeza tras estrellar su coche contra un monumento. El hombre llegó a aceptar que su intención había sido atentar contra la familia real.
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