miércoles, 23 de abril de 2008

Visita virtual a la exposición de «Goya en tiempos de guerra»

Los Reyes han prestado al Prado los dos únicos goyas que quedan en La Zarzuela

Uno de los dos cuadros prestados por los Reyes a la muestra: «La fabricación de balas»

Reportaje

Noticia publicada el 15 de abril en ABC

Sus Majestades los Reyes inauguraron ayer la magna exposición sobre «Goya en tiempos de guerra», organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que hoy abrirá sus puertas al público en el Museo del Prado. Aunque las estrellas de la muestra son los dos lienzos del 2 y 3 de mayo, recién restaurados, la exposición reúne 200 obras -algunas nunca expuestas en España-, 121 de las cuales han sido cedidas para la ocasión por instituciones y particulares. Muchos de los prestamistas acompañaron ayer a los Reyes en su recorrido por la pinacoteca.
Así, el Museo mostraba una imagen poco usual; en los cuadros, los personajes pintados por Goya y, entre el público, varios de los descendientes de esos personajes contemplaban a sus antepasados inmortalizados por el genial pintor.

Era el caso del Rey, que se paró ante el cuadro de «La familia de Carlos IV». Dos horas antes, los 17 nuevos ministros del Gobierno habían prometido sus cargos en el Palacio de La Zarzuela, precisamente ante una Constitución y una Biblia que perteneció al Rey que pintó Goya. Uno de estos nuevos ministros, César Antonio Molina, estrenaba su cargo acompañando a Don Juan Carlos y Doña Sofía. Junto a ellos, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el presidente del Patronato del Museo del Prado, Plácido Arango, y Miguel Zugaza, director de la pinacoteca.
Siempre que el Rey visita el Museo se reencuentra con sus ancestros, pues la mayor parte de los fondos de la pinacoteca proceden de las colecciones reales donadas a la nación por Fernando VII en un gesto de generosidad poco común.

Ayer también se daba otra circunstancia excepcional, ya que Don Juan Carlos y Doña Sofía han prestado a la exposición los dos únicos cuadros de Goya que se encuentran habitualmente en el Palacio de la Zarzuela, uno en la residencia de los Reyes y otro en la de los Príncipes de Asturias. Son dos óleos sobre tablas propiedad de Patrimonio Nacional: «La fabricación de balas» y «La fabricación de pólvora», pintados por Goya entre 1810 y 1814.

Entre los prestamistas también se encontraba el duque de Huéscar, primogénito de la duquesa de Alba, que ha cedido para la exposición uno de los cuadros que abre la muestra: «La duquesa de Alba de blanco», propiedad de la familia.

Marcos diseñados por Moneo

Mientras unos contemplaban los óleos y grabados -cuyos marcos han sido diseñados por Moneo- otros observaban a sus antepasados o aclaraban su relación con los personajes pintados por Goya. Era el caso de Álvaro Fernández-Villaverde y Silva, actual duque de San Carlos y futuro marqués de Santa Cruz, quien explicó que él no desciende de «La Marquesa de Santa Cruz» inmortalizada por el pintor aragonés en 1805, Joaquina Téllez-Girón y Pimentel, hija de los Duques de Osuna, sino de la segunda mujer con la que contrajo matrimonio el marqués, José Gabriel de Silva-Bazán.

Los avatares del cuadro

Relató Fernández-Villaverde los avatares por los que pasó este cuadro hasta que fue recuperado por el Museo del Prado en 1986 tras abonar unos 850 millones de pesetas a un lord inglés que pretendía subastarlo en la casa Christie´s en Londres. Se dice que Franco quiso comprarlo para regalárselo a Hitler, tras descubrir supuestamente una cruz gamada en la lira que aparece en el lienzo, aunque el dictador alemán nunca llegó a recibirlo. «La lira (que sostiene la marquesa) y la «chaise-longue» (sobre la que reposa) las tenemos en casa», afirmó Fernández-Villaverde.
También asistió a la inauguración el presidente de Vocento, Diego del Alcázar, marqués de la Romana, que ha cedido tres óleos de su colección para la muestra: «Interior de apestados», «Bandido asesinando a una mujer» y «Ataque a un campamento», que ilustra la portada del catálogo. Asimismo, acudió el presidente de honor de Vocento, Santiago de Ybarra, con su esposa.
Tras la inauguración, los Reyes compartieron un vino con los asistentes. Entre ellos, estaba la baronesa Thyssen, que no quiso prescindir de sus altísimos tacones, y acabó sentándose en los mostradores del museo, ante la sorpresa de los invitados. Y eso que había bancos, pero no los debió ver.

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