Mariángel Alcázar
La Vanguardia
La hija menor de los príncipes de Asturias, que el próximo martes cumple un año, heredó el nombre de su abuela, la Reina, y esta recibió el suyo de Sofía de Prusia, madre del rey Pablo de Grecia. Entre la niña Sofía y su tatarabuela prusiana media un siglo, un tiempo en el que la nómina de las familias reales ha sufrido tantas regulaciones de empleo que ha quedado reducida al mínimo. Sofía de Prusia nació en Berlín en 1870, hija del emperador de Alemania y nieta de la reina Victoria de Inglaterra, y murió en el exilio de Frankfurt, en 1932, seis años antes del nacimiento en Atenas de la actual reina Sofía.
El mundo de Sofía de Prusia era el de las cortes europeas y las testas coronadas, un club privado aislado del resto de la sociedad por una barrera de lujo y privilegios. El mundo de su nieta Sofía de Grecia fue el de la reestructuración de las casas reales, que tuvieron que adecuarse a los tiempos tras superar las guerras y las revoluciones de la primera mitad del siglo XX. Sofía de Borbón Ortiz conocerá la historia de sus ancestros por los libros porque nada queda ya, afortunadamente, del estilo de vida de las cortes en las que se movió Sofía de Prusia.
La niña que hace unos días saludaba a los fotógrafos en brazos de su padre, el príncipe de Asturias, a diferencia de su tatarabuela y su abuela paternas, irá al colegio con otros niños, se formará como el resto de los jóvenes y, llegado el momento, tendrá que buscarse un futuro profesional que le permita ganarse la vida.
La infanta Sofía nació en el seno de una familia real moderna y adaptada a una sociedad más justa y más libre que la que le tocó a Sofía de Prusia, pero fueron la reina Sofía y las reales personas de su generación las que vivieron el cambio radical. Aunque sólo fuera por instinto de supervivencia, en el siglo que va de la corte de Prusia a la Unión Europea, algunas familias reales han conseguido que sus antiguos y privilegiados modos de vida sean ya historia.
El mundo de Sofía de Prusia era el de las cortes europeas y las testas coronadas, un club privado aislado del resto de la sociedad por una barrera de lujo y privilegios. El mundo de su nieta Sofía de Grecia fue el de la reestructuración de las casas reales, que tuvieron que adecuarse a los tiempos tras superar las guerras y las revoluciones de la primera mitad del siglo XX. Sofía de Borbón Ortiz conocerá la historia de sus ancestros por los libros porque nada queda ya, afortunadamente, del estilo de vida de las cortes en las que se movió Sofía de Prusia.
La niña que hace unos días saludaba a los fotógrafos en brazos de su padre, el príncipe de Asturias, a diferencia de su tatarabuela y su abuela paternas, irá al colegio con otros niños, se formará como el resto de los jóvenes y, llegado el momento, tendrá que buscarse un futuro profesional que le permita ganarse la vida.
La infanta Sofía nació en el seno de una familia real moderna y adaptada a una sociedad más justa y más libre que la que le tocó a Sofía de Prusia, pero fueron la reina Sofía y las reales personas de su generación las que vivieron el cambio radical. Aunque sólo fuera por instinto de supervivencia, en el siglo que va de la corte de Prusia a la Unión Europea, algunas familias reales han conseguido que sus antiguos y privilegiados modos de vida sean ya historia.
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