martes, 25 de diciembre de 2018

Discurso de Navidad del Rey



El Rey pide "consensos" para "asegurar en todo momento" la "frágil convivencia"
El Mundo

Tensión. Crispación. Enfrentamiento. Insultos. En la calle y en las instituciones. No hay más que ver los debates en el Congreso de los Diputados. O las disputas, por ejemplo, en las calles de Cataluña entre constitucionalistas e independentistas. El tono político del año que termina ha sido bronco. La división se ha radicalizado. La Casa del Rey no permanece ajena a este enconamiento que remueve los cimientos de la convivencia. La salud de ésta es precisamente una de las grandes preocupaciones de Felipe VI. Así lo ha plasmado en su Mensaje de Navidad, el más personal y de calado de cuantos pronuncia en el año. El Rey la define como «la obra más valiosa de nuestra democracia y el mejor legado que podemos confiar a las generaciones más jóvenes». E insta a los líderes políticos a «alcanzar consensos cívicos y sociales» que ayuden a «defenderla, cuidarla y protegerla».

Frente a los peligros de una ruptura de la convivencia, «reconciliación, concordia, diálogo, entendimiento, integración y solidaridad» son los pilares sobre los que el Rey asienta «la base de nuestra libertad y progreso».

Felipe VI evidencia su preocupación por el distanciamiento y las heridas que está provocando el discurso político en la convivencia en estos últimos años. De hecho, no duda en definirla como «frágil», para acto seguido recordar que es «el mayor patrimonio que tenemos los españoles» y que es «imprescindible asegurarla en todo momento». Y, como ha realizado a lo largo de este 2018, blande la Constitución y el Estado de Derecho como guía para defender y asegurar: «Las reglas que son de todos» deben ser «respetadas por todos».

En esta Navidad de 2018, Felipe VI ha querido transmitir a los españoles un mensaje conciliador, con una apuesta por el diálogo y los consensos como herramientas para solucionar los problemas. Para destensionar y canalizar la convivencia, en democracia y libertad, como valor esencial a preservar. Un mensaje que coincide con el enconamiento del desafío independentista, con imágenes de enfrentamientos o tensión en las calles y con un Congreso donde la dialéctica bronca ha ganado enteros.

La convivencia, eje central del discurso

El Rey, en esta ocasión, ha querido evitar ambigüedades o segundas lecturas. Por eso, en su mensaje define qué es o debe ser la convivencia:«Se basa en la consideración y en el respeto a las personas, a las ideas y a los derechos de los demás; que requiere que cuidemos y reforcemos los profundos vínculos que nos unen y que siempre nos deben unir a todos; que es incompatible con el rencor y el resentimiento, porque estas actitudes forman parte de nuestra peor historia y no debemos permitir que renazcan; una convivencia en la que la superación de los grandes problemas y de las injusticias nunca puede nacer de la división, ni mucho menos del enfrentamiento, sino del acuerdo y de la unión ante los desafíos y las dificultades».

En su discurso más corto de los últimos años (10:50 minutos, frente a, por ejemplo, los 13:18 de 2016), Felipe VI emplea la convivencia como concepto río que estructura su discurso. Es la palabra más empleada: siete veces. Si en ocasiones anteriores, sectores de la política y la sociedad, principalmente los nacionalistas y Podemos, han afeado la falta de una apelación directa al diálogo, en esta ocasión desde Zarzuela se ha explicitado y reiterado este principio como valor esencial, siempre al amparo de la Constitución. De hecho, insistió en «hacer todo lo que esté en nuestras manos» para que sus «principios no se pierdan ni se olviden».

Felipe VI se ha convertido en el foco de una campaña de acoso y ataque por parte de los independentistas y Podemos, que simbolizan en él su propósito de romper el régimen del 78 o hacer caer el actual modelo de Estado. Prueba de ello es que en la tarde de ayer, y antes incluso de escuchar las palabras del Monarca, activistas y militantes de Podemos impulsaron una campaña en las redes sociales con la etiqueta #ElReyNoTeHabla para explicitar por qué, a su juicio «no nos representa».

En su propósito de transmitir un mensaje conciliador, de entendimiento, Felipe VI pide que en la construcción del «gran proyecto de modernización de España» «nadie se quede atrás». Un mensaje a nacionalistas, pero también a los jóvenes, la otra idea eje del discurso del Rey. «Todos podemos hacer mucho por el bien común, y superarnos cada día; animando a quien lo precisa -sin que nadie quede atrás-, y sumando todas nuestras fuerzas en el deseo de una España siempre mejor, porque los españoles lo merecemos».

El ejemplo de la Transición

Como ejemplo del espíritu que Felipe VI predica, al igual que hiciera en el acto solemne del 40 aniversario de la Constitución, apela a la Transición, sus logros y sus legados: «La reconciliación y la concordia; el diálogo y el entendimiento; la integración y la solidaridad» son, recuerda el Monarca, «los ideales que animaron y unieron a los españoles durante la Transición y que han sido el fundamento, la base de nuestra libertad y de nuestro progreso de estos últimos 40 años».

Y en este contexto, lanza un mensaje a los políticos: «Fue la voluntad de los españoles de entenderse y la de los líderes políticos, económicos y sociales de llegar a acuerdos, a pesar de estar muy distanciados por sus ideas y sentimientos».

Como se ha señalado antes, en su mensaje, el Rey hace especial hincapié en los jóvenes, en la búsqueda de su complicidad para el futuro más inmediato. «Queréis vivir y convivir, pero tenéis problemas serios», expone Felipe VI. «Os tenemos que ayudar: a que podáis construir un proyecto de vida personal y profesional», es su invitación, instándoles «a seguir construyendo día a día un país mejor, más creativo, más dinámico, y siempre en vanguardia, contando con vosotros, con vuestra energía».

En Zarzuela son conscientes de que la Corona no conecta con los jóvenes, donde predomina la desafección y la censura. Felipe VI trata de tender puentes, vías de entendimiento:«Como sociedad tenemos una deuda pendiente con los jóvenes. Somos responsables de su futuro».


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