Isabel II ha manifestado este miércoles por la noche su solidaridad con las víctimas del «agitado pasado"» entre Reino Unido e Irlanda, aunque ha lanzado un llamamiento para no permanecer «atados» a las disputadas entre ambos países vecinos.
La monarca británica ha declarado, durante un discurso en una cena celebrada en el Castillo de Dublín, que en sus «pensamientos» se encuentran «quienes han sufrido como consecuencia del agitado pasado» entre Reino Unido e Irlanda, y a ellos les ha transmitido su «profunda solidaridad».
El discurso, que cierra el segundo día de la reina británica en Irlanda, comenzó con el gesto simbólico de Isabel II hablando en gaélico, lo que le valió un aplauso de todos los asistentes, entre ellos la presidenta irlandesa, Mary McAleese, que no pudo reprimir una expresión de satisfacción.
La visita de cuatro días de la monarca a Irlanda --la primera de un rey británico en un siglo-- arrancó ayer y, desde entonces, ha estado marcada por los símbolos. El discurso de la reina en el Castillo de Dublín ha servido para lanzar nuevos gestos, como el hecho de que la reina haya pedido recordar el pasado, pero no permanecer «atados» a él.
Expresó su respaldo inequívoco al proceso de paz en el Ulster y se ganó a su auditorio con estas palabras: "Es una realidad triste y lamentable que a través de la Historia nuestras islas han experimentado demasiados dolores, turbulencias y pérdidas. Estos eventos nos han tocado a todos, a muchos de nosotros personalmente, y son un legado doloroso. Nunca podremos olvidar a quienes han muerto o a sus familias. Por eso extiendo mi simpatía y mis pensamientos a quienes han sufrido como consecuencia de nuestro pasado turbulento. A posteriori todos nosotros vemos cosas que querríamos haber hecho de un modo distinto o que querríamos no haber hecho".
Louis Mountbatten
Al decir que los problemas históricos la habían tocado personalmente, la Reina estaba pensando en su tío Louis Mountbatten, al que el IRA asesinó en 1979. Pero también en la violencia en el Ulster que ha ensombrecido gran parte de su reinado. Sus palabras las pronunció en el castillo de Dublín, que durante muchos años fue el símbolo de la opresión colonial. Y en su mesa estaba sentado David Cameron y el poeta y Premio Nobel Seamus Heany.
La Reina reconoció el trabajo de los arquitectos de la paz en el Ulster. Algunos presentes anoche como el 'premier' unionista Peter Robinson o el sacerdote redentorista Alec Reid. "Estoy orgullosa de los pacificadores de esta isla", dijo la Reina, "que habiendo experimentado en primera persona la cosecha tóxica que nace de no resolver viejos odios y diferencias políticas, evitaron la cultura perenne del conflicto y se comprometieron lo suficiente para que naciera un futuro distinto".
Junto a ella estaba la presidenta irlandesa, Mary McAleese, sin cuyo empeño este viaje no habría sido posible. McAleese agradeció sus gestos a la reina y expresó con belleza el sentido del instante: "Esta noche celebramos un nuevo capítulo en nuestra relación. Esta visita es un reconocimiento formal de lo que durante muchos años ha sido una realidad: que Irlanda y el Reino Unido son vecinos, iguales, colegas y amigos".
Previamente, también este jueves, la monarca rindió homenaje este miércoles a los 50.000 soldados irlandeses que perdieron la vida en las filas del Ejército británico durante la Primera Guerra Mundial y visitó el estadio de Croke Park, escenario del 'Bloody Sunday' de 1920, una de las matanzas más emblemáticas durante la guerra de independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario