martes, 17 de mayo de 2011

Histórica visita de Isabel II a Irlanda

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El Mundo

Sonriente y de verde esmeralda. Así ha aterrizado Isabel II este martes en el aeródromo de Casement para iniciar la primera visita de un monarca británico a la República de Irlanda. La esperaba una niña con un ramo de flores y el laborista Eamon Gilmore, hoy ministro de Exteriores y dirigente del IRA en sus años mozos. Un símbolo del significado que encierran estos días, que se proponen mirar al futuro y enterrar las diferencias entre los dos países.

Entre fuertes medidas de seguridad, la Reina y su esposo se han dirigido a la residencia oficial de la presidenta irlandesa Mary McAleese, que ayer saludaba la llegada de su huésped como "un momento extraordinario".

McAleese ha guiado a Isabel II y al duque de Edimburgo por el interior del edificio, donde los dos han firmado en el libro de invitados y donde han conocido al primer ministro, el conservador Enda Kenny. Unas formalidades que han dado paso al primer momento histórico del día: aquél en el que la Reina ha pasado revista a la guardia de honor del Ejército irlandés. "Majestad", ha gritado sable en mano el capitán, "la guardia de honor está lista para la inspección". Los soldados se han cuadrado al paso de Isabel II y una banda militar ha interpretado 'Dios salve a la Reina'. Un himno que aún despierta el rechazo del nacionalismo irlandés.

Agachada y pala en mano, la Reina ha plantado un roble irlandés en un recodo del palacio presidencial dedicado al proceso de paz en el Ulster. La plantación del árbol es una tradición que inició su tatarabuela la reina Victoria y que han seguido mandatarios como Charles de Gaulle o John F. Kennedy. Entre los invitados en palacio, muchos rostros conocidos y políticos como John Hume y David Trimble, acreedores del Nobel de la Paz por su papel en el final de la violencia en Irlanda del Norte.

Dispositivo de seguridad

El viaje está rodeado de un inmenso despliegue de seguridad. Dublín es una ciudad tomada por los efectivos del Ejército y la policía, que han sellado los accesos al centro y advierten que no habrá baños de multitudes en el recorrido de la Reina.

Los disidentes del IRA han anunciado su intención de atentar contra la Reina y en las últimas horas han sembrado de alertas diferentes puntos de la isla y de la capital. Los artificieros han desactivado de madrugada un artefacto explosivo en un autobús de línea en la localidad irlandesa de Maynooth. La bomba se encontraba escondida en una maleta y estaba lista para estallar.

El artefacto de Maynooth no es el único que ha atraído en las últimas horas la atención de las fuerzas del orden. Esta mañana los artificieros han detectado sendos paquetes sospechosos en los parques de Fairview y Phoenix y ha acordonado los aledaños durante horas para examinarlos.

Los sondeos dicen que cuatro de cada cinco irlandeses están a favor de la visita. Pero no le gusta a una minoría vociferante y se oponen a ella varios grupos terroristas, que han advertido que intentarán matar a la monarca o celebrar su presencia en Dublín con un baño de sangre. A finales de abril, un encapuchado advirtió en Derry que la Reina estaba en la diana de los terroristas y advirtió que se la buscaba "por crímenes de guerra".

La visita de Isabel II se extenderá hasta el próximo viernes y su programa incluye lugares de un alto simbolismo para el nacionalismo irlandés. La Reina dejará una ofrenda floral en el jardín que recuerda a quienes murieron en la lucha por la independencia y visitará el estadio de Croke Park, donde el ejército británico disparó a quemarropa contra 14 personas.

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