lunes, 22 de marzo de 2010

El rey Pere el Gran sale de la tumba

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ERNEST ALÓS
VALLDOREIX
EL PERIÓDICO

El rey Pere (II en Barcelona, III en Aragón, hijo de Jaume I, vencedor de los franceses en Sicilia y Girona) no se llevó ningún tesoro a la tumba. Ni anillo, ni diadema, ni casco con dragón o murciélago, ni espada.

Las crónicas parece que eran exactas: explican que fue enterrado en el monasterio de Santes Creus el año 1285 vestido con hábito de monje y envuelto en un sudario de lana fina. La madrugada del pasado jueves sus restos viajaron, custodiados por los Mossos d'Esquadra, hasta el Centre de Restauració de Bens Mobles de Catalunya de Valldoreix, donde ahora reposan, en una habitación aislada y climatizada.

Desprovisto de tesoros

No se llevó consigo ningún tesoro (bueno, un saquito con pelos que podrían ser suyos, de algún pariente o quizá de alguna dama, y hay varias donde elegir) pero sí algunos secretos que un equipo de cincuenta científicos han empezado a desvelar, algunos de los cuales avanzaron ayer el conseller de Cultura de la Generalitat, Joan Manuel Treserras, el director del Museu d'Història de Catalunya, Agustí Alcoberro, y la responsable del operativo presupuestado en 700.000 euros, Marina Miquel.

De momento queda claro que Pere el Gran vivió como un rey. No era un gigante como su padre pero la talla de 1,73 que se le calcula lo sitúa muy por encima de la media de esos tiempos.

Con todos los dientes

Y además murió a los 45 años (con todos sus dientes menos dos muelas), seguramente por una infección, con tiempo para haber hecho entrar Sicilia en la órbita de la corona y de haber enviado de vuelta a casa a los invasores franceses, pero sin haber hecho volver al redil a su hermano Jaume, que había heredado Mallorca y el Rosellón.

Así que su esqueleto es el de un hombre sano y fuerte, según han revelado las radiografáis que se le practicaron in situ y el TAC que se le hizo en el hospital Joan XXIII de Tarragona cuando viajaba, a 50 kilómetros por hora en un camión especial, camino de Valldoreix..

Poroso y enmohecido

Para entrar en la habitación blanca que lo custodia, entre paredes de plástico, es necesario vestir un mono blanco, guantes de látex, mascarilla y bolsas de plástico en los pies. Allí en medio está el cadáver: con el aspecto de un tronco caído, poroso, enmohecido y recomido por la humedad.

Del paquete mortuorio sobresalen los muñones de las piernas (los pies, que no cabían en el sepulcro cuando lo trasladaron a su tumba definitiva 17 años después de su muerte, los arrancaron y recolocaron entre las piernas), la pelvis, los brazos cruzados sobre el pecho y la cabeza, ladeada, cubierta de restos de piel ennegrecida y de fragmentos de tejido. Aquí y allí, hongos.

Visita con mascarilla

A través de la mascarilla no es posible notar ningún olor. Las directoras arqueológica y antropológica de la investigación, Carme Subiranas y Núria Armentano, aclaran que huele, pero no mucho, "a humedad", "a florit".

El rey no fue momificado sino simplemente embalsamado, y su cuerpo fue trasladado sobre una tabla de su sepulcro inicial a una bañera romana de pórfido rojo egipcio (como los emperadores germánicos de los que era heredero a través de su mujer Constanza), así que su estado de conservación es bastante precario.

Sin profanar

Con todo (la tapa pesaba mucho y el sepulcro nunca fue profanado), mucho mejor que el del resto de su familia, cuyos panteones reales fueron saqueados hasta el punto de que hoy contienen huesos de muy insegura atribución. Este será uno de los secretos que podría ayudar a despejar el ADN del monarca.

Saber, por ejemplo, cuál de los dos cráneos que están dentro de la tumba de Jaume I en Poblet es el del rey, si es que alguno de ellos corresponden al padre de Pere el Gran.

Casa Real no ha dicho nada

De momento, la Generalitat, que gestiona Santes Creus, ha podido disponer del cadáver del rey Pere. Pero para poder hacer análisis comparativos deberá disponer del permiso de la comunidad monástica de Poblet y del patronato que preside el Rey.

Aunque, a pesar de que Juan Carlos I desciende de Pere el Gran a través de 23 reyes, reinas e infantas, la Casa Real aún no se ha interesado por el trabajo de los Bones de la Generalitat.

Vídeo de los trabajos de investigación

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí entender, el rey Juan Carlos, no desciende de Pere el Gran, pués no hay noticias de que los Borbones emparentaran con la dinastía Aragón-Barcelona, salvo los lazos consanguíneos existentes, entre todas las monarquías europeas, ya que según esto se podria decir que el rey de España actual desciende de Ricardo corazón de león.