Fuente: El País
Células madre de la infanta Leonor de Borbón se conservan, congeladas a 196 grados bajo cero, en un banco de sangre de Tucson (Arizona, Estados Unidos). Al igual que centenares de familias españolas, el príncipe Felipe y doña Letizia decidieron guardar la sangre del cordón umbilical de su hija en el momento del parto y enviarla al extranjero para congelar las células madre adultas y poder usarlas en el tratamiento de posibles enfermedades futuras de la niña, según fuentes del sector. Esta práctica, vinculada al avance de la medicina regenerativa, está extendida en países como Estados Unidos, Bélgica, Holanda, Reino Unido y Alemania.
En la madrugada del 31 de octubre de 2005, minutos después de que la infanta Leonor viera por primera vez la luz, un ginecólogo en la Clínica Ruber, de Madrid, cortó el cordón umbilical de la heredera, extrajo sangre de él y la depositó en una bolsa especial esterilizada y con anticoagulantes. Tras ser etiquetada y precintada, una empresa especializada en el transporte urgente de este tipo de material recogió el paquete y, sin necesidad de congelación, lo envió por vía aérea urgente hasta las instalaciones de Cord Blood Registry (CBR) en Tucson, siempre según fuentes del sector. Nada más llegar, los técnicos del centro estadounidense extrajeron las células madre de la sangre y las introdujeron en viales para proceder a su congelación. Una vez que alcanzaron la temperatura adecuada, las muestras fueron introducidas en tanques de nitrógeno líquido donde permanecerán hasta que los padres de Leonor quieran hacer uso de ellas.
Los servicios de la empresa CBR (que suele cobrar unos 1.500 euros de entrada más unos 100 euros anuales) fueron contratados para guardar la sangre de la heredera durante un periodo mínimo de 15 años, según las fuentes citadas. Los congeladores de este centro de élite, que lleva 14 años abierto, guardan 18.000 muestras biológicas de recién nacidos de 60 países.
El desarrollo de la medicina regenerativa ha convertido al cordón umbilical en un material de enorme interés científico. La sangre de su interior contiene células madre adultas. Éstas, a diferencia de las células madre embrionarias, no se obtienen mediante la destrucción de un embrión, por lo que su utilización no genera discusiones éticas o religiosas.
Las células madre adultas del cordón umbilical, aunque tienen menos capacidad de transformarse en tejidos que las embrionarias, pueden generar los componentes principales de la sangre humana, de la médula ósea y del sistema inmunológico. De ahí que se usen ya para transplantes en el tratamiento de enfermedades como la leucemia, el linfoma o ciertos tumores infantiles. Su capacidad para convertirse en otro tipo de tejidos es una posibilidad incierta que pertenece, de momento, al ámbito de la investigación básica.
La ventaja teórica que puede ofrecer su almacenamiento, según vaticinan algunos especialistas, es que los tejidos que en un futuro pudiesen obtenerse de estas células madre, al ser implantados en el paciente no generarían ningún rechazo, ya que se trataría de un autoimplante. La técnica, sin embargo, no está madura y muchos expertos alertan contra el exceso de optimismo.
En España no hay por ahora bancos privados de células madre umbilicales, aunque algunas empresas han mostrado su intención de abrirlos en Cataluña, Madrid, y Valencia. Sus peticiones han sido rechazadas. Sí existen bancos privados para conservar las células umbilicales en 21 países europeos, entre los que se hallan Reino Unido, Bélgica, Holanda y Alemania.
El Ministerio de Sanidad prepara un reglamento, que estará terminado en abril, para regular este campo. Aunque el ministerio se resiste a legalizar los bancos privados, se basará en una directiva de la UE que garantiza los requisitos de calidad y seguridad en los tejidos, órganos y células, así como la obligatoriedad de que las empresas faciliten información precisa a las familias sobre la conservación del cordón umbilical y sus posibilidades reales.
En España sí existen bancos públicos para conservar las células madre umbilicales, aunque se trata de donaciones y, por tanto, el recién nacido o sus padres no pueden disponer de las células madre a su antojo. Hay 20.000 muestras repartidas entre seis centros de almacenamiento públicos: Málaga, Madrid, Barcelona, Galicia, Valencia y Tenerife. Las cifras convierten a España en el segundo país del mundo en número absoluto de cordones umbilicales almacenados, a larga distancia de Estados Unidos, con 65.000 unidades conservadas.Una técnica en desarrollo
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