El Mundo
"Querido príncipe Bertie, debo escribirte una línea para decirte lo terriblemente que me siento por lo de ayer. (...) De todos modos, podemos ser amigos, ¿verdad? Nunca diré nada de nuestras conversaciones, lo prometo: nadie tiene que saberlo". Las líneas fueron escritas por la Reina Madre en 1921, un día después de que rechazase la propuesta matrimonial del Duque de York. Y no fue la única vez que le dio calabazas.
La reina conoció al príncipe Alberto -entonces Duque de York, que se convertiría años después en Jorge VI- en julio de 1920, en un baile de la RAF, las fuerzas aéreas británicas. Dicen que el entonces duque de York se enamoró de ella de inmediato, aunque le costó dos años y medio -y varias proposiciones de matrimonio- convencerla de que se casase con él.
Poco a poco, las cartas la iban mostrando más abierta al matrimonio: "Es tan angelical de tu parte darme todo el tiempo para pensarlo", le escribió en enero de 1923, 10 días antes de darle el sí definitivo. "Te quiero Bertie, tengo claro que te querré más y más", dijo al aceptar su propuesta. Se casaron sólo tres meses después.
Estos extractos forman parte de las cartas privadas de la monarca -fallecida hace ahora 10 años- que ahora se publican en un libro y que han sido avanzadas por el Daily Telegraph. Las misivas han sido seleccionadas por el biógrafo oficial de la Reina Madre, William Shawcross y recogen desde un ensayo sobre los aviones (entonces un "invento reciente") que escribió con 10 años hasta las reflexiones del final de su vida sobre su nieto Carlos -por quien la anciana sentía devoción- o el Annus Horribilis que vivió la monarquía británica en 1992, con el divorcio del Príncipe Carlos y Lady Di.
"Espero que estés descansada y relajada después de todos los horrendos sucesos del último año. Creo que has estado maravillosa, como todo el mundo [piensa]", escribe a su hija en febrero de 1993.
Momentos difíciles
Otro de los episodios escandalosos de la monarquía británica fue la abdicación de su cuñado, Eduardo VIII, para casarse con la divorciada Wallis Simpson. De hecho, sus cartas de los años 30 mostraban que la futura Reina Madre -por entonces, la popular Duquesa de York- ni siquiera se planteaba la posibilidad de reinar. "Difícilmente puedo creer que se nos haya llamado para esta tremenda tarea... Lo curioso es que no tengo miedo", escribió al Arzobispo de Canterbury.
Otro momento difícil es la Segunda Guerra Mundial. Durante el 'blitz', los reyes permanecieron en Bukingham mientras sus hijas fueron enviadas a Windsor: "Mi querida Lilibet... Esta es sólo una nota sobre una o dos cosas ¡en caso de que me pillen los alemanes! Creo que he tejado todas mis cosas para ser divididas por ti y Margarita, pero estoy segura de que le darás cualquier cosa adecuada más adelante.... Esperemos que no sea necesario, pero sé que siempre harás lo correcto: recuerda mantener tu carácter y tu palabra y ser cariñosa (dulce). Mamá".
Las misivas combinan cartas de contenido político - "¿Cree que hay alguna posibilidad de que Londres sea 'liberado' en los próximos meses?", escribe a Wiston Churchill sobre la guerra- y personal, como sus misivas sobre y a sus niñas, 'Lilibet' (Isabel II) -"tan aguda como una aguja", según su madre- y Margarita.
Así, tras el compromiso de la futura reina con el duque de Edimburgo, le escribe para expresarle "lo contenta que estoy de tenerte como cuñado. Es encantador conocerte tan bien y sé que podemos confiar a nuestra querida Lilibet a tu amor y cuidado".
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