Madrid recobra rehabilitada, visitable desde hoy, una joya arquitectónica y ornamental de primer orden, la Casita del Príncipe de El Pardo, que ha permanecido sellada al público desde hace 18 años. Ideada por Juan de Villanueva en 1784 para el futuro rey Carlos IV y su esposa, María Luisa de Parma, fue decorada durante 12 años. Es un edificio de 400 metros cuadrados de fábrica, en ladrillo y granito, con una sola planta de cinco metros de altura y cubierta emplomada, dos vestíbulos y siete estancias, todas ellas adornadas con profusión ornamental de exquisito gusto.
Pinturas de Mariano Salvador Maella, Francisco Bayeu y Vicente López cubren sus techos abovedados; luminosos entelados y tapices alegóricos esmaltan suntuosamente sus estancias. Entre las piezas más valiosas que la Casita incluye se encuentra un salón -único superviviente en la historia de los textiles, según la especialista de Patrimonio Nacional Pilar Benito- tapizado con terciopelo chiné. "Se trata de una singularísima técnica que corrige ópticamente la obligada reducción del dibujo de su urdimbre con la ampliación de su trazado hasta seis veces", explica.
En fachadas, salones y sillerías se manifiesta el tránsito estilístico desde el Barroco tardío hacia el neoclasicismo. Juan de Villanueva, uno de los arquitectos madrileños con mayor proyección, aplicó a este palacete ritmos estéticos y cánones tectónicos en pequeña escala que, poco después, desplegaría con desenvoltura en el Museo del Prado, del que también fue autor, según Luis Pérez de Prada, arquitecto de Patrimonio Nacional.
La rehabilitación ha consistido en recuperar, mediante restauraciones precedidas por enjundiosas investigaciones de José Luis Sancho y Pedro Moleón, los elementos artísticos originales, algunos dañados por humedades a las que una atarjea perimetral de nueva hechura pondrá fin. La recuperación incluye, además, la reapertura y arbolado de los jardines que rodean la fachada principal; el solado de la calzada contigua; el rescate de una fuente histórica de cuatro caños y el renivelado de un parterre situado en el contorno cercano, axialmente unido a la Casita hoy separada de aquél por una carretera que cruza enfrente y que muere en el cementerio de El Pardo. La movilización de los mejores especialistas en albañilería, cantería, carpintería, jardinería, restauración y arquitectura de Patrimonio Nacional, con el patrocinio de la Fundación ACS, revierte a Madrid este compendio sustantivo de su legado histórico-artístico.
Fue el rey Carlos III quien pidió a su arquitecto, Juan Villanueva, la construcción de esta "Casita para el Príncipe" en El Pardo. Después de 18 años cerrada por humedades, el edificio ha sido restaurado y ya ha vuelto abrir sus puertas al público.
Este era el lugar de recreo de Carlos IV y su esposa. Aquí los Príncipes de Asturias lograban "alejarse de la Corte" y tener su propio espacio; hasta nueve estancias llenas de lujos.
Al suegro de Goya le encargaron los frescos de las bóvedas. Las lámparas salieron de la fábrica de cristal de La Granja. Diversas tejedoras cubrieron cada una de las estancias, aunque bordar las sombras no era fácil, por lo que decidieron pintarlas.
Casita del Príncipe. Pases en grupos de 10 personas: viernes y sábados, cada hora desde las 10.30 hasta las 13.30, más 15.30 y 16.30. Domingos y festivos, cada hora entre las 10.30 y las 13.30. Tarifas: básica, 3,40 euros; reducida: 2,50 euros; mínima, 1,70. Teléfono para concertar visitas: 913 761 500. Recogida de entradas en el Palacio Real de El Pardo y la propia Casita.
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