viernes, 15 de agosto de 2008

Los españoles, satisfechos con el papel de Don Juan Carlos durante la democracia

 
 
Según la encuesta publicada este viernes por El Mundo, los españoles otorgan una excelente valoración a la figura de Juan Carlos I: nada menos que un 7,48 recibe de nota el Rey, un notable alto que contrasta con la calificación que recibe la propia institución de la monarquía, ante la cual los españoles se muestran en su mayoría indiferentes.
 
(Libertad Digital) La encuesta de Sigma Dos para El Mundo revela que todo el mundo aprueba al Rey. No obstante, la nota más baja la recibe de los más jóvenes, aquellos que siempre han vivido en la democracia. Es a partir de la franja de edad de los 30 cuando la valoración de Don Juan Carlos supera el listón del siete y se sitúa incluso por encima del ocho entre los votantes de más de 65.
 
Los más reticentes en conceder importancia al Rey son los votantes de Izquierda Unida que se declaran abiertamente republicanos, (pero que aún así aprueban al Rey con un 5,29). De todas formas, y según señala el sondeo, los españoles no se reconocen a sí mismos como monárquicos. En realidad, el 57,9 por ciento de los encuestados manifiestan su indiferencia por la monarquía. Un 16,2 dicen sentirse, de hecho, republicanos, y un 15,7 optan por la monarquía. Un 7 por ciento se manifiestan juan carlistas.
 
No obstante, un 64,6 por ciento de los españoles confiesan que no les incomoda el hecho de que el Rey haya rehusado criticar a Franco debido a que fue el propio dictador quien le nombró para sucederle3 como jefe de Estado. Pero los que aseguran ser votantes de Izquierda Unida se declaran en un 50,2 por ciento incómodos con esta actitud de Don Juan Carlos. Aún así, a un 49,8 por ciento no les molesta la situación.
 
Igualmente, un 76,5 por ciento de los encuestados por Sigma Dos rechazan la idea de que el Rey traicionara a Don Juan de Borbón al aceptar suceder a Franco, cuando los derechos dinásticos correspondían en realidad al conde de Barcelona. Esta es una apreciación que comparten votantes de todas las edades y orientaciones políticas.
 
Donde sí discrepan entre sí los encuestados es en la posibilidad de haber realizado un referéndum acerca de la conveniencia de un régimen monárquico o republicano tras la muerte de Franco. A un 47 por ciento les hubiera gustado haber elegido, porcentaje que aumenta a un 49,1 por ciento si es votante del PSOE y a un 73,3 por ciento si son de IU.
 
Al 48,5 por ciento de los encuestados la labor del Rey durante estas tres décadas les parece absolutamente clave, y además aceptan que se su hijo, el Príncipe de Asturias, el que le suceda en el trono. Por el contrario, señala El Mundo, un 42,3 por ciento apuesta por que la sucesión se someta a consulta popular. Sobre la labor de Felipe IV en el futuro, un 62,5 por ciento considera que debería conservar el rango de jefe supremo de las Fuerzas Armadas.
 
Debido a que es el Gobierno quien dirige los ejércitos y decide la política de Defensa, y no el Rey, sólo un 24,2 por ciento de los encuestados prefiere que el príncipe Felipe  deje de ser el jefe de las Fuerzas Armadas, una vez llegue al trono. Los votantes de IU son los que prefieren esta opción de forma mayoritaria.
 
Por último, El Mundo califica de curiosos los resultados de la encuesta acerca de las relaciones del monarca con las diferentes fuerzas políticas que han gobernado el país. Un 43,1 por ciento creen que el Rey se ha llevado mejor con gobiernos socialistas, frente a un 18,8 que opina que ha sido con el PP con quien ha mantenido mejores relaciones. Los votantes del partido liderado por Mariano Rajoy son los que, paradójicamente, mejor percepción tienen de la institución monárquica y los que con más fuerza apuestan por la sucesión de Don Juan Carlos.
 
Acerca del consenso en la transición
 
En un artículo publicado en el mismo diario a continuación de la encuesta, el jefe de la Casa del Rey hasta el año 1993, Sabino Fernández Campo, reflexiona acerca de la voluntad de consenso de todos los españoles en el delicado período de la transición.
 
En dicho momento todos los españoles, partidos políticos y tendencias políticas supieron "sacrificar una parte de sus ideas, de sus aspiraciones y sus programas para conseguir un consenso que condujo a los mejores resultados".
 
A continuación, "cuando también nos enfretnamos con graves problemas que afectan a España, y por tanto, a todos los españoles", señala la necesidad de unirnos y "marchar juntos", "teniendo muy presente el papel del Rey" como "punto de referencia" y "motor de cambio"  para liderar una "transformación" realizada con "caracter conciliador" que más tarde se recogió en la Constitución.

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