ABC
AYER se tributó en Madrid un merecido homenaje a Sabino Fernández Campo, a quien su Majestad el Rey otorgó en su día el título de Conde de Latores en reconocimiento a sus destacados servicios a la Casa Real. Muchos protagonistas de la Transición democrática se sumaron a un acto que permite recordar, una vez más, el papel determinante de Don Juan Carlos en el éxito de la España constitucional y su ejemplar cumplimiento de las funciones que atribuye a la Corona el Título II de la Constitución. En efecto, el Rey es Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones y máximo representante de nuestra Nación en las relaciones internacionales. Cada una de estas funciones ha sido ejercida con singular capacidad para hacer presente y operante la idea de una «monarquía de todos» como base para la estabilidad institucional. El arraigo de la forma monárquica de gobierno en la historia y en la sociedad ofrece así su mejor referencia en una presencia continua y oportuna de la Corona en todos los ámbitos de la vida española. Don Juan Carlos desempeña las tareas que incumben al Rey en la monarquía parlamentaria con una especial gravedad y mesura que han sido reconocidas de forma unánime. Los valores y principios que sustentan la arquitectura constitucional tienen en el Monarca, en el Príncipe y en toda la Familia Real a los primeros y principales de sus valedores. No hace falta que ello se exprese en intervenciones públicas que afecten al libre juego del pluralismo político en una coyuntura determinada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario