Un equipo de investigadores franco-españoles ha confirmado que los restos hallados en la cabeza momificada de Enrique IV y los encontrados en la sangre seca de su descendiente, Luis XVI, comparten un mismo perfil genético. Los resultados, que han sido publicados por la revista «Forensic Science Internacional» demuestran así que ambos reyes cuentan «con el mismo patrimonio genético a través de los padres». Así lo ha asegurado a AFP un patólogo forense del hospital Raymond Pincaré (París), el Dr. Charlier, experto en enigmas históricos.
Según el experto, estos resultados no hacen más que confirmar «la veracidad del árbol genealógico entre Enrique IV y Luis XVI». Encontrada en 2008, la cabeza del rey Enrique IV fue autentificada en 2010 por un equipo de veinte especialistas dirigidos por el propio Charlier, aunque en aquel momento no pudo extraerse el ADN.
Por su parte, la sangre atribuida a Luis XVI se obtuvo de un pañuelo del rey el mismo día en que murió en la guillotina, en 1793. Ambos reyes, que están separados por siete generaciones, emparentan por la línea paterna. Los resultados suponen una contundente noticia para los historiadores, sobre todo para aquellos que dudaban de que Luis XIV fuera el hijo de Luis XIII y no de Mazarin. "El niño milagro", nació 20 años después de la boda de Luis XIII, el primer hijo de Enrique con Ana de Austria.
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