El Mundo
El Rey afirmó hoy que su país posiblemente vive "el momento más difícil de la crisis" pero "las cosas han empezado a mejorar", y advirtió de que Europa requiere austeridad y disciplina, pero, para salvar su proyecto político, necesitará además solidaridad y crecimiento.
En un brindis antes del almuerzo de trabajo que ofreció en su honor en el Palacio de La Moneda el presidente chileno, Sebastián Piñera, el monarca argumentó que el problema de Europa no es económico, sino político, porque los inversores dudan de la voluntad de los europeos de "seguir juntos" y defender su moneda común. Según resumió, la solución debe ser también política: "más Europa, no menos Europa".
"Europa requiere austeridad y disciplina; pero la austeridad por sí sola no salvará a Europa", subrayó Don Juan Carlos, antes de añadir: "Se necesita además solidaridad para hacer soportables las cargas financieras que hoy abruman a algunos de nuestros países".
"Sin solidaridad es posible que el proyecto económico europeo pueda sobrevivir; lo que no podrá sobrevivir será el proyecto político europeo", precisó el Rey.
Según el monarca, "se necesita también crecimiento, para dar trabajo a nuestros conciudadanos y mantener el modelo social que hemos construido a lo largo de los últimos años".
Por tanto, de acuerdo con el análisis del Rey, los tres pilares sobre los que debe asentarse el proyecto europeo son "austeridad, sostenibilidad de las finanzas públicas y crecimiento económico".
En este contexto, Don Juan Carlos se refirió a los efectos de las turbulencias económicas sobre España y señaló al respecto: "es posible que estemos en el momento más difícil de la crisis, en el momento más doloroso del tratamiento al que hemos tenido que someternos", un tratamiento "absolutamente necesario para recuperar la salud perdida y retomar la senda del crecimiento".
Tras recordar que el Gobierno español ha emprendido unos ajustes presupuestarios "sin precedentes", unas reformas estructurales "de gran calado" y un saneamiento del sistema financiero "que ha sufrido en carne propia la dureza de la crisis", el rey proclamó: "Las cosas han empezado a mejorar".
Para respaldar su afirmación, recalcó que ahora, en España, las cuentas públicas "están mucho más saneadas que hace un año", la balanza con el exterior "más equilibrada" y el país ha empezado a "recuperar la competitividad perdida".
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