Hacía mucho tiempo que no se reunían tantas autoridades como las que esta mediodía se han dado cita en el Oratorio de San Felipe Neri, de Cádiz, donde hace 200 años se aprobó la primera Constitución española. Acompañados por los tres Poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y por el Gobierno casi al completo -solo faltó el ministro Miguel Arias-Cañete-, Sus Majestades los Reyes presidieron el acto conmemorativo del bicentenario de la Constitución de 1812, que Don Juan Carlos calificó como «una formidable empresa de superación nacional». El acto también fue un homenaje al Monarca, quien tras su discurso recibió un sonoro aplauso de más de un minuto de duración por parte de las 300 autoridades congregadas.
El Rey destacó que los valores de la solidaridad y la unidad y el «espíritu de concordia» que permitieron a los españoles de entonces y, a los de hace 40 años en la Transición, superar aquellos momentos complejos deben ser «la inspiración necesaria para afrontar las serias dificultades por las que nuestro país atraviesa en la actualidad». «Los españoles -dijo el Rey- somos plenamente conscientes de que hay buenas y poderosas razones para confiar en nosotros mismos».
El Monarca afirmó que «es mucho lo que la causa de la libertad debe a un pueblo que decidió ser dueño de su destino y que no se doblegó ante las dificultades». Recordó que en 1812 la Nación «estuvo muy por encima de sus máximas autoridades» y que, «como en otras ocasiones ante la adversidad, el pueblo español supo aportar lo mejor de sí mismo».
Entre otros valores que mostraron aquellos españoles, Don Juan Carlos destacó su dignidad, heroísmo y generosidad, así como «el más alto grado de patriotismo y de compromiso cívico». También elogió su «enorme inteligencia y altura de miras» con la que supieron articular fórmulas de legalidad «que conservaron y estimularon la soberanía nacional depositándola en su legítimo propietario, el pueblo español».
Además, el Jefe del Estado recordó que el éxito de los constituyentes gitanos fue también posible «gracias al espíritu de concordia que compartieron en este Oratorio que sirvió de refugio y de lugar de reunión a las Cortes españolas».
«Al reflexionar sobre todo ello -afirmó- no puedo dejar de resaltar la obra colectiva de todos los españoles que, hace menos de cuatro décadas y en una coyuntura de gran complejidad, supimos con firme espíritu de concordia, solidaridad y unidad, afirmar nuestro actual Estado de Derecho en torno a la Constitución de 1978».
Don Juan Carlos también subrayó la dimensión iberoamericana del texto de Cádiz, elaborado por diputados «de ambos hemisferios», y recordó que los pueblos del ambas orillas del Atlántico comparten «un rico acervo de vínculos históricos, de idiomas, afinidades culturales y, sobre todo, de principios y valores entre los que destacan aquellos que comenzaron a forjarse en 1812».
Antes que el Rey, tomó la palabra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien también comparó las dificultades que vivieron los españoles de 1812 con las de ahora. El jefe del Ejecutivo afirmó que «hoy mas que nunca el Gobierno y todas las instituciones estamos obligadas a redoblar los esfuerzos para crear las condiciones para que el bienestar llegue a todos los ciudadanos» y agregó que «los constitucionalistas gaditanos nos enseñaron que en tiempos de crisis no hay que tener miedo a hacer reformas sino que hay que tener la decisión y la valentía de hacerlas». En su opinión, «fue así como el espíritu reformista se alzó frente al inmovilismo y la resignación en estas tierras andaluzas».
En el acto también intervinieron los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero, quienes reivindicaron la vigencias de los valores de 1812, presentes también en la Constitución actual.
Al bicentenario de la primera Carta Magna, asistieron, además del Gobierno en pleno, encabezado por su presidente, Mariano Rajoy; el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba; los presidentes del Tribunal Constitucional, Pascual Sala; del Tribunal Supremo y CGPJ, Carlos Dívar; el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce; los presidentes del Congreso, Jesús Posada, y del Senado, Pío García-Escudero, una amplia representación parlamentaria, los presidentes de las Comunidades autónomas de Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha, Baleares y Extremadura y la ciudad autónoma de Ceuta, así como numerosos embajadores iberoamericanos.
Los Reyes llegaron al Oratorio de San Felipe Neri pasadas las doce del mediodía y, tras saludar a las autoridades, descubrieron una placa conmemorativa en la que se puede leer: «Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, en homenaje de los diputados docena islas en el bicentenario de la primera Constitución española». Tras los discursos, Don Juan Carlos y Doña Sofía se trasladaron en coche a la plaza de España, donde hicieron una ofrenda floral ante el monumento a la Constitución de 1812 entre los aplausos y vítores de cientos de gaditanos.
El Presidente del Gobierno ensalza a la Corona
1 comentario:
Crónicas de Spainlandia. Gadirios versus "La Pepa":
La Constitución de Cádiz de 1812 no fue la primera Constitución de España y las llamadas Indias. La primera Constitución de España y las Américas fue la Constitución de Bayona de 6 de julio de 1808. ¡Y a quién no le guste esta verdad que se jo...!. El 11 de diciembre de 1808, cinco meses después, los hijos de la revolución burguesa ordenaron confiscar los bienes de los reaccionarios Duques del Infantado, Duques de Hijar, Duques de Medinaceli, Duques de Osuna, Marqués de Santa Cruz, Condes de Fernán-Nuñez y de Altamira, Príncipe de Castel-Franco, Obispo de Santander... Concedieron amnistía a todos los que depusieran las armas. Destituyeron "como cobardes e indignos de ser los Magistrados de una Nación brava y generosa" a los individuos del Consejo de Castilla. Suprimieron el Tribunal de la Santa Inquisición por atentar contra la Soberanía y la Autoridad civil. Limitaron los derechos de la aristrocracia prohibiendo que disfrutaran de más de una Encomienda . Redujeron en dos tercios el número de Conventos y Monasterios y el número de religiosos de ambos sexos, prohibiendo mientras tanto la incorporación de más novicios y liberando a aquellos que quisieran renunciar a la vida en común tras otorgarles una pensión vitalicia. Abolieron totalmente el derecho feudal. Suprimieron las aduanas entre provincias... Y todo ello por un rey no borbónico, José Napoleón I Bonaparte, al que bautizamos con el despectivo mote de "Pepe Botella" o "Pepe Plazuelas". Un rey al que un pueblo, engañado y manipulado, combatió bajo la bandera y los intereses de los Borbones, la Iglesia, y un incontable número de nobles estómagos a ellos agradecidos. Pero en algo se equivocaron. Tras el nefasto 4 de mayo de 1814, día en que Fernando VII de Borbón (el "Rey Felón") abolió "La Pepa", este país nunca volvió a ser el mismo, gracias a la revolución francesa... Pulsar "Entrar" en:
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