lunes, 29 de mayo de 2006

La Familia Real en el Día de las Fuerzas Armadas

El día de las Fuerzas Armadas homenajea en Sevilla a las víctimas del Cougar

La cúpula militar se sintió ayer avalada, tras meses de controversias y alguna desgracia, por el rey Juan Carlos, cuya presencia el sábado y el domingo en los actos del día de las Fuerzas Armadas fue interpretada como un gesto de cariño. En la mente de muchos estaba el polémico discurso del general Mena contra el Estatut.
 
 
CARMEN DEL RIEGO
LA VANGUARDIA

No podía haber mejor escenario que Sevilla para apoyar al ejército, dando por superados los sucesos vividos en los últimos meses por las fuerzas armadas a causa del debate territorial. Los militares han sentido este fin de semana ese apoyo del Rey y en general de la Casa Real. El día de las Fuerzas Armadas, que ayer cerró los actos previstos con el tradicional desfile militar, fue la ocasión ideal. Así lo interpretan, al menos, los responsables militares de los tres ejércitos -que además tienen nuevo responsable político, el ministro José Antonio Alonso-, que aseguran haber sentido estos días un reconocimiento a su labor y a su tarea, tras meses de controversias, básicamente por el suceso del general Mena. En la misma sede de la Capitanía General de Sevilla donde el 6 de enero este general dio un discurso en el que insinuó que, si se aprobaba el Estatut, habría que sacar las tropas a la calle, el ejército -sin Mena ya en activo y con su sustituto, el jefe de la Fuerza Terrestre el general Pedro Pitarch- recibió la felicitación del Rey por la tarea desarrollada, con lo que pareció que volvían a colocarse las cosas en su sitio. Así lo sentían ayer, de forma generalizada, los militares, que además valoraron el gesto de los Reyes y de los príncipes de Asturias de no limitar su presencia al desfile de ayer, sino que acudieran el día anterior a Sevilla para compartir una cena con todas las autoridades civiles y militares en la Capitanía General. Un gesto, comentaban los altos mandos militares, como los hace el Rey, "sin decir nada". Una forma también, destacaban, de aliviar las preocupaciones que pueda haber sobre el debate territorial que vive España, ya que en Sevilla se pudo compaginar plenamente la realidad nacional -que figura en la reforma del Estatuto andaluz- con la forma en la que los sevillanos y andaluces se volcaron con el ejército en las calles, sin que el intenso calor que cayó durante toda la mañana sobre la ciudad amilanara a nadie. Muchos salieron ala calle a rendir homenaje al ejército y a la bandera nacional. Estas autoridades civiles, con el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a la cabeza, recibieron también el agradecimiento del Rey, en la recepción con la que finalizaron los actos, tras el desfile. "Gracias por el cariño con el que siempre nos acogen", dijo el Monarca en una breve alocución. Si alguien fue protagonista ayer en el desfile del día de las Fuerzas Armadas, en el que participaron 1.700 militares de los tres ejércitos, fueron la bandera de España y los 17 soldados fallecidos en el accidente de helicóptero en Afganistán, en agosto pasado, que pertenecían precisamente a la base del Copero, en Sevilla.

La bandera de España llegó ayer al desfile desde el cielo. Fue portada por paracaidistas de la escuadra acrobática, que tomaron tierra en el mismo lugar del desfile con sus paracaídas, justo delante de la tribuna que ocupaban los Reyes, los príncipes de Asturias; el ministro de Defensa, José Antonio Alonso; el presidente andaluz, Manuel Chaves; el alcalde de la ciudad, Antonio Sánchez Monteseirín, y demás autoridades civiles y militares. Acompañaron la enseña, hasta el mástil donde se izó, familiares de los soldados fallecidos en el accidente de Afganistán, que también protagonizaron el acto de homenaje a los que dieron su vida por España.

Y en general fueron protagonistas de todo el desfile, porque el Ministerio de Defensa tuvo especial cuidado en atender en todo momento a las familias. El secretario de Estado, Francisco Pardo, se reunió con ellas el día anterior, en Sevilla, y el ministro, José Antonio Alonso, les saludó uno a uno antes del desfile. Emocionados, los familiares no ocultaron las lágrimas en varias ocasiones, principalmente en el homenaje a los caídos, y cuando surcaron el aire los helicópteros Cougar de la base del Copero, a la que pertenecían los fallecidos. Al final de la ofrenda floral, los aviones de la patrulla Águila aparecieron por detrás del mástil donde ondeaba la bandera dibujando en el cielo los colores de la enseña nacional.

Con el de ayer, José Antonio Alonso supera su primer test al frente de Defensa y deja patente la nueva impronta que quiere instaurar al ministerio, con la anulación de algunos actos previstos, como una exhibición de doma que planeó José Bono y que Alonso prefirió anular para dar un carácter más sobrio a los actos.

Pese a los cuarenta grados que a mediodía registraban al sol los termómetros de Sevilla, la celebración estuvo en todo momento apoyada por los ciudadanos que desde dos horas antes del inicio del desfile salieron a la calle. Los abanicos - con la bandera española- que repartió Defensa, y el agua fueron apenas unos bálsamos para el calor reinante.

Pero los sevillanos aplaudieron con ganas a los Reyes, don Juan Carlos con uniforme de capitán general del Ejército del Aire, y doña Sofia con un traje de chaqueta de color marfil; y a los príncipes de Asturias: don Felipe con el uniforme de capitán de corbeta de la Armada, y doña Letizia con un traje de chaqueta en color champán. Doña Sofía y doña Letizia se aliviaron el calor con los abanicos del ministerio, pero la que pareció ir más preparada para la ocasión fue la duquesa de Alba, que se protegió del sol con una sombrilla, al estilo decimonónico, mientras otras representantes de la sociedad sevillana y andaluza llevaron pamelas.
 

Fulgores de la historia de Europa

Gran expectación ante la subasta de joyas de la realeza del Viejo Continente en Christie´s
 
La venta de los 200 lotes que serán dispersados supondrá una cifra superior a 6 millones de euros
 
Hay que destacar la granada nómina de aristócratas españolas cuyas joyas buscarán comprador
 
CARLOS GARCÍA-OSUNA
LA VANGUARDIA

La firma Christie´s celebra el próximo 15 de junio en su sede londinense de King Street una singular licitación de joyas históricas que ha generado gran expectación. La importancia de las piezas se explica no sólo por su intrínseco valor económico sino por la identidad de sus propietarias, célebres damas de la realeza europea de los últimos dos siglos entre las que se encuentran la gran zarina Catalina de Rusia y las españolas Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia tras su matrimonio con Napoleón III, la duquesa de Manchester, Consuelo de Yznaga del Valle, y la duquesa de Fernán Núñez, una de las coleccionistas de arte antiguo más reputadas de su época.

Si tomamos como referencia las previsiones más optimistas facilitadas por la sala de subastas, se puede asegurar que la venta de los doscientos lotes que serán dispersados conformarán una cifra que superará los seis millones de euros, confirmándose el liderazgo de Christie´s en el sector de la inversión en joyas, que ha llevado a la firma inglesa a presentar en ese apartado un balance superior a los treinta millones de dólares de beneficios en sus cuentas anuales correspondientes al año 2005.

La zarina Catalina La Grande, que pasó a la historia como una déspota ilustrada respetada por intelectuales como Voltaire y Diderot, está representada en esta licitación por una pareja de broches de diamantes, con forma de flor, del siglo XVIII, cuya cotización inicial, entre 43.800 y 73.000 euros, queda a una cómica distancia de las 360 libras que se pagaron en esta misma sala, en 1927. En el catálogo Los tesoros rusos de diamantes y piedras preciosas,editado en 1925, se indica a propósito de esta pareja de broches que "se asemejan en su factura a las piezas del célebre joyero Duval, quien en 1780 se encontraba trabajando en la creación de joyas de diamantes de este mismo tipo. No sólo el diseño, sino el mismo carácter de estas piezas, en su originalidad, nos permite atribuirlas a este genial orfebre".

Idéntica estimación -43.000 a 73.000 euros-presenta un collar con cierre de zafiro con el que se engalanaba la española Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, de quien se ofrece, además, un broche de diamantes y rubíes, tasado entre 21.900 y 29.200 euros, aparte del que con seguridad se convertirá en uno de los lotes estrella de la sesión, un broche de perlas negras y diamantes que originalmente formaban la parte central de un brazalete, que presenta una inscripción alegórica a su destierro en Inglaterra, tras la destitución del emperador por la Asamblea Francesa: "Este brazalete perteneció a la emperatriz de Francia y se vendió junto con el resto de sus joyas en 1871 después de su exilio". Con el propósito de mantener en su nueva residencia inglesa su acostumbrado nivel de vida, Eugenia de Montijo no tuvo más alternativa que subastar al mejor postor parte de sus joyas personales. Este brazalete cargado de simbolismo histórico, que ahora cuenta con un precio estimado de 21.900 a 29.900 euros, fue subastado el 24 de junio de 1872 por Christie´s, en una sesión en la que se recaudaron 21.258 libras esterlinas de la época.

Las joyas de la emperatriz que se pusieron a la venta en aquella ocasión pertenecían a su colección privada, y no las joyas de la corona francesa que se mantuvieron ferreamente custodiadas por el Tesoro Público francés. Esas joyas personales abandonaron subrepticiamente París escondidas en la bodega del barco Borda inmediatamente después del inicio de las hostilidades que hacían prever un oscuro final para la pareja real. En esa misma bodega, que sin duda era un escondrijo insospechado, permanecieron hasta el año 1872. Sólo unos años más tarde, el grueso de las joyas de la corona regresaron a la capital francesa y, tras varios años de indecisión, fueron vendidas en mayo de 1887.

Hay que destacar la granada nómina de aristócratas españolas cuyas joyas buscarán comprador en esta espectacular convocatoria de Christies. Entre ellas merece consideración especial María Pilar de Osorio, duquesa de Fernán Núñez (1829-1921). Los coleccionistas no van a desdeñar la oportunidad de adquirir un espectacular anillo con esmeralda rectangular de 20,32 quilates, cuya valoración previa oscila entre 87.000 y 116.800 euros. Otra de las piezas reseñables es un set de costura realizado en oro y perlas, en estuche de cuero rojo, propiedad de la reina Alejandra (1844-1925), esposa del rey Eduardo VII de Inglaterra. También de origen regio, y entroncada con la familia real española, la reina Amalia de Portugal, hija del rey Fernando VII, fue la dueña de un magnífico broche de perlas y diamantes, fechado en torno a 1860, para el que se maneja un precio inicial de 40.000 a 60.000 euros. La firma joyera Leitao e Irmao, cuyo nombre figura en el interior del original estuche que contenía este broche, fue la encargada de realizar el ajuar de joyas que aportó Amelia en su enlace matrimonial.

Procedente del ajuar privado de la duquesa viuda de Manchester, la noble española Consuelo Yznaga del Valle (1858-1909), definida por Martín Fowler con palabras elogiosas su libro La Jaula dorada : "Consuelo Yznaga, hasta cierto punto, consigue derrotar a los aristócratas en su propio juego. Consuelo Yznaga se convirtió en la decana de la sociedad londinense, adorada por su encanto y sagacidad". De esta dama de singular personalidad se venden un par de piezas sobresalientes: un soberbio broche de diamantes en forma de ramillete, que data de 1890, al que se atribuye una estimación entre 180.000 y 225.000 euros, y una distinguida gargantilla de diamantes, de la misma época, cuya valoración es algo inferior, ya que va de 75.000 a 100.000 euros.
 
De Isabel la Católica a Elizabeth Taylor

El anillo de compromiso lo " inventó" el emperador Maximiliano de Austria que se lo colocó a María de Borgoñaen eldedo corazón de lamano izquierda cuando contrajeron matrimonio. El diamante " Cullinan", que fue regalado al rey Eduardo VII por su tallador, el holandés Asscher, no ha sido superado en quilataje por ningún otro. Salieron, después de tallarlo, nueve gemas grandes y 96 pequeñas, pero el monarca únicamente se quedó con un par de gemas de gran tamaño pagándole al tallador con todas las demás por su excepcional trabajo. El " Swan" (" Cisne"), de 33 quilates, fue una de las joyas de Isabel la Católica que sirvieron para sufragar el primer viaje de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo en 1492.

San Luis, rey de Francia en el siglo XIII, prohibió a las mujeres de su corte llevar diamantes y joyas como abalorios para realzar su belleza porque aseguraba que " sólo la Virgen María merece tal honor". La hermosa actriz de los ojos violeta, Elizabeth Taylor, no está de acuerdo con el pío monarca galo, y atesora en su joyero los siguientes diamantes: el " Coñac Sobre Hielo" (34 quilates), el " Krupp" (33,19 quilates), el " Lisa Blue" (37,05 quilates), el " Luis XIV" (44,76 quilates) y el " Liberator" (155en bruto sin tallar), y el colgante " Corazón", además de recibir en 1969 como regalo de Richard Burton el que fue bautizado como " Taylor-Burton", de 69,42 quilates, aunque la actriz en un acto de solidaridad lo vendió de forma inmediata para costear la construcción de un hospital en Botswana.
COLECCIÓN DE LA PRINCESA MARGARITA

El 13 y el 14 de junio Christie´s dispersará en Londres la colección privada de la Princesa Margarita, condesa de Snowdon y hermana menor de la Reina de Inglaterra, integrada por 650 piezas entre joyas, objetos de la firma Fabergé, muebles, plata y obras de arte. Las estimaciones más elevadas recaen sobre un terceto de lotes que incluye una pulsera Rivière de diamantes de principios de siglo XX, regalo de la Reina Mary ( 300.000 a 400.000 euros), la espectacular tiara Poltimore, convertible en gargantilla o broche, que realzaba el velo de su traje de novia el día de su boda y que lució en el retrato oficial de su 59 º aniversario (200.000 a 250.000 euros) y un reloj Fabergé esmaltado en color malva y con aplicaciones en oro y plata (900.000 a 1.100.000 euros).

sábado, 27 de mayo de 2006

El Rey y la República

Por DARÍO VALCÁRCEL
 
| LA TERCERA DE ABC |
 
HAY reticencia constante, irracional, en una parte minoritaria de la izquierda española, no solo en Esquerra Republicana, a la hora de reconocer el trabajo de la Monarquía, símbolo español de los treinta años mejores desde 1788, muerte de Carlos III. Pero hay también una reticencia torpe e irracional, en otra zona minoritaria de la derecha. La España más reaccionaria es antimonárquica: tiene pleno derecho. Sólo discutimos su actitud de infundada superioridad, perdonar constantemente la vida al Rey. En medio hay, según el CIS, algo así como el 80 por ciento de los españoles. Sostienen lo que es comprobable: se ha producido en España, desde 1975, una especie de milagro; el producto interior (un reflejo de la sociedad, aunque no lo más relevante) se ha multiplicado casi por tres en términos reales. España es una democracia pacífica, a pesar de ETA. Democracia integrada en la (futura) Unión Europea. Una sociedad con muchos problemas, pero libre, imaginativa, laboriosa y prudente. ¿Es el Rey ajeno a todo esto? Quizá no.
Juan Carlos I dejará una marca de decisión y prudencia. También de optimismo. La prudencia implica coraje y sentido común. Prudente: quien actúa con buen sentido y moderación, tratando de evitar daños innecesarios. El Rey ha querido simbolizar una cierta forma de fe en la vida. No hablemos hoy de la teoría einsteniana, inteligencia flotante en los espacios subatómicos...
Juan Carlos I ha optado por hacer de la reconciliación de los españoles una función central de la Corona. Muchos de nosotros hemos respetado el intento que significó la II República: librar a España de viejas ataduras, caciquismo, analfabetismo, desigualdad, opacidad... Pero la república se quemó en cinco años. La Guerra Civil y la larga dictadura dejaron un país dividido en vencedores y vencidos, también en hijos y nietos de vencedores y vencidos. Un país sin orden constitucional, con no poca corrupción, en cuya atmósfera flotaba la autoridad personal de quien acababa de morir. Un país ayudado (a veces discretamente, a veces apenas) por las democracias europeas o americanas (Estados Unidos, Canadá). Aislado internacionalmente, con el que no se contaba, aunque Estados Unidos instalara en él sus bases en 1953. España ofrecía a la OTAN un gran fondo estratégico en caso de ataque soviético. Al cabo de medio siglo, el Rey ha entendido que Europa no funciona sin alguna clase de acuerdo con Estados Unidos, incluso con un mal presidente como el actual.
El Rey se jugó no solo su puesto, sino el futuro de los españoles, al tomar tres decisiones. Primera, destituir a Arias Navarro, figura sórdida, heredada de Franco. Segunda, abrir un período constituyente. Echaba por tierra así la frágil arquitectura política del franquismo sin Franco. Las resistencias que hubo de vencer eran dispersas pero muy peligrosas; el estado nacionalsindicalista fue discretamente enterrado por decisión del Rey. Tercera, el coletazo de la reacción, con mala logística, Dios sea alabado; lo neutralizó el Rey, con no poca sangre fría. La Monarquía ¿no tiene defectos? Sí, por docenas. Pero sostenemos que la institución y este Rey son de gran utilidad para España. Los gobiernos que no reconocen las evidencias se tienden trampas a sí mismos.
Juan Carlos I ¿ha tenido suerte? Quizá, aunque nadie sale adelante solo por la suerte. Hay una marca personal: dentro de cien años, Juan Carlos I será juzgado quizá por la serenidad con que llamó a los españoles a tomar la vida con calma. Lo cual es distinto de aplazar los problemas.
Quizá el Rey entendiera pronto, con Franco en la plenitud de su poder, cómo la dictadura calcificaba las arterias, acababa por atascarlas. Entender eso a los 14 o 15 años tiene mérito. Aunque el primer mérito sea el valor para hacer frente a las emergencias: enfrentarse a Milans y a sus tanques; enfrentarse diplomáticamente a Bush; enfrentarse a Bashir al-Assad. Algunas cosas acaban por saberse.
Un Rey europeo es por naturaleza indefenso: radical fragilidad. Su permanencia depende de la voluntad popular. Por eso, convendría que la voluntad popular no fuese excesivamente manipulada. En la España de hoy, el deterioro o la amenaza de desaparición del sistema democrático ¿es superficial catastrofismo o es una posibilidad? Muchos creemos lo primero. Pero no olvidamos las sorpresas de la vida. Vivir: libertad de crear, de resistir.
¿Puede hablarse de Juan Carlos I como si fuera un esteroide llegado del cielo? El bisnieto de Alfonso XII, tataranieto de Carlos III, tuvo un padre. Durante treinta años, Don Juan de Borbón demostró también coraje y perspicacia. El Conde de Barcelona aguantó en el exilio sin poder material alguno, solo con la doble llamita de la inteligencia y la legitimidad. La vida le envió pruebas duras (la muerte de su segundo hijo, la amarga sorpresa de julio de 1969), pero al final Don Juan jugó un histórico papel. Consiguió que la concordia entre los españoles ganara la partida. Se manifestó con rotundidad, una y otra vez, a favor de la clase de democracia dominante en Europa occidental. Acertó a defender un doble principio que daría a la Monarquía una inyección sin la que difícilmente hubiera subsistido: defendió la reconciliación de los españoles y el principio integrador de la idea de España. España en Europa. España integrada. Pero España. Denunció la oposición de la Corona y su repugnancia personal ante una sociedad dividida no ya en vencedores y vencidos -él era del bando vencedor- sino, peor, entre perseguidores y perseguidos. Los valores republicanos (reconciliación, progreso, solidaridad) no deben confundirse con los valores democráticos, previos: Estado de Derecho, igualdad ante la ley, garantía de las libertades.
Han pasado treinta años. Don Juan ha muerto hace tiempo. Don Juan Carlos envejece bien. La boda de su heredero prueba que un hombre o mujer, aunque vaya a reinar, debe casarse con quien él solo elija. El episodio ha recibido críticas de los republicanos de la derecha dura. Hoy, sin embargo, la institución monárquica funciona a pleno rendimiento. Es competente e integradora. Es defensora de las libertades europeas. Practica una excepcional discreción. ¿Por qué ese torpe texto del Congreso de los Diputados a los veinticinco años del golpe de Estado? ¿Por qué ensalzar el ensayo republicano sin mencionar a la Monarquía de 1975, restauradora de la legitimidad democrática? El Rey cree que la integración de los españoles en una España plural pero unida será en un propósito inseparable de la Corona. Se diría que es el entrenador del Barcelona, un señor holandés, quien resume el 17 de mayo un triunfo más que deportivo. Dedico el título al sentido común, decía el señor Rijkaard. Es un buen pie de foto. El Rey, en el centro del campo, en París, sostenía la copa en alto, con el alcalde de Barcelona y el capitán del Barça.

domingo, 14 de mayo de 2006

La realidad nacional es España

... Es disparatado llamar «nación» a cualquiera de las comunidades autónomas en las que se organiza territorialmente el Estado según el artículo 137 de la Constitución española vigente...
 
Por Antonio FONTÁN. Ex Presidente del Senado
 
A principios del siglo XVI el mapa político de Europa, desde el Atlántico a los Urales y del Ártico al Mediterráneo, era parecido al de ahora, salvo el espacio entre los Balcanes y el mar Negro del que se habían adueñado los turcos otomanos. Era la Europa de los Reinos: Suecia, Dinamarca, Inglaterra (a la que pronto se unió Escocia), Francia, los Países Bajos, el Imperio Germánico, Polonia, Hungría, España, Portugal, más la Rusia de los zares y la Confederación Helvética que agrupaba a los cantones suizos.

La mitad de los actuales estados de la Unión Europea estaban entre esos reinos del «quinientos». Otros, como Chequia (Bohemia), Irlanda o Lituania, habían sido también reinos independientes poco antes de esa centuria. (La excepción era Italia. Su vocación unitaria, hija de la cultura y de la historia, no la discutía nadie. No obstante, seguiría troceada entre repúblicas, ciudades, señoríos y príncipes extranjeros hasta el último tercio del siglo XIX, si bien ya en el XVI se alzaban voces, como la de Maquiavelo, que aspiraban a que alguien lograra hacer de Italia un reino parecido a lo que eran los de España o de Francia). En ningún caso, sin embargo, se hablaba de naciones ni de estados en el sentido que es habitual ahora. Eso no ocurrió en ninguna parte hasta fines del siglo XVIII.

El nombre de «estados» empezó a usarse en Norteamérica. Con la independencia lo adoptaron las trece colonias británicas. Casi por el mismo tiempo a los antiguos reinos de Europa se les empezó a llamar «naciones». La batalla de Valmy (1792), en que el grito «vive la Nation» de los revolucionarios franceses tanto impresionó a Goethe, los discursos universitarios de Fichte (1808), el filósofo prusiano de la «deutsche Nation», y la Constitución española de Cádiz (1812) están en el origen y en la rapidez con que se extendió en todas las lenguas el nuevo significado de «nación», que viene del latín, donde quería decir algo así como «gente» o pueblo no organizado en unidad política.

Concretamente, en España, el 24 de septiembre de 1810 se constituyeron en Cádiz las «Cortes generales y extraordinarias del Reino» y declararon que en ellas residía la «Soberanía de la Nación», y que «la cesión de la Corona que se dice hecha en favor de Napoleón es nula y de ningún valor no sólo por la violencia que intervino en aquellos actos injustos e ilegales, sino principalmente por faltarle el consentimiento de la Nación». Dos años después, en el texto final del famoso 19 de marzo, el título primero menciona hasta seis veces en poco más de doce artículos la Nación o la Nación española.

En todas las otras constituciones o proyectos constitucionales de España, comprendida la republicana de 1931 (artículo 67), se menciona también la Nación o la Nación española repetida e inequívocamente o se la advierte presente desde su misma inspiración. A nadie se le pasó nunca por la cabeza designar con esta palabra a cualquiera de las entidades subestatales que en cualquier momento pudieran diseñarse. Lo mismo sucede en los demás países políticamente desarrollados de Europa y de los otros continentes.

Por eso es disparatado llamar «nación» a cualquiera de las comunidades autónomas en las que se organiza territorialmente el Estado según el artículo 137 de la Constitución española vigente, que como se lee en su artículo 2 se fundamenta en la unidad de la Nación española, a la vez que «reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran».

Esas «nacionalidades» y «regiones» que integran la Nación española tienen derecho a ser reconocidas y garantizadas como tales, pero no como «naciones». Es lo que en los últimos casi treinta años han hecho las Cortes Generales con los Estatutos y los sucesivos gobiernos de la Monarquía parlamentaria con la transferencia de competencias de la Administración central a las autonómicas.

«Nación» en el lenguaje actual del derecho público generalmente aceptado en todo el mundo implica «soberanía». Sean monarquías o repúblicas, se llama naciones a las comunidades políticas que funcionan separada e independientemente unas de otras, igual que tres siglos antes los reinos de entonces. Basta recordar la naturaleza y los nombres de la ONU y de la OTAN, por no mencionar otras organizaciones interestatales -«internacionales»- que a los españoles les caen más de lejos, como NAFTA, ANZUS, etc.

En el caso de España, sin necesidad de remontarnos a precedentes tan hermosos y lejanos como el elocuente poema en prosa -«Laus Hispaniae»- de Isidoro de Sevilla de principios del siglo VII o al proceso unitarista de la Edad Media, se puede afirmar que a lo largo de toda la historia moderna y contemporánea, de monarquías, repúblicas, revoluciones e incluso dictaduras, los poderes públicos y los ciudadanos, con pocas excepciones y casi ninguna de ellas seria, se han considerado siempre miembros de esa unidad política que desde hace doscientos años se llama la «nación española». En los pasados siglos sus piezas maestras fueron la Corona y el pueblo, el «Soberano» y los súbditos. Ahora, con la Constitución democrática de 1978 se han invertido los papeles, porque la soberanía reside en la Nación y en su indisoluble unidad y el Rey la encarna y representa. Pero ni el poder se parte ni la nación se trocea.

Desde algunas Asambleas regionales de comunidades autónomas, una conjunción antinatural -y probablemente efímera- de «separatistas», comunistas, socialistas de cuyo patriotismo español no se debe dudar y nacionalistas templados (y pronto quizá las izquierdas abertzales y los aranistas radicales) cree haber encontrado la piedra filosofal o haber logrado la cuadratura del círculo. El «abracadabra» o «fórmula mágica» empleada en el «nuevo estatuto catalán» en vías de aprobación y que luego ha sido copiado en el proyecto andaluz es el escueto sintagma «realidad nacional». Nada aparentemente más claro que estas dos palabras. «Realidad» en español, según los sabios de la Academia, es la «existencia real y efectiva de una cosa», y «nacional», «lo perteneciente a una nación»; o sea, que decir «realidad nacional» es igual que decir «nación». Francia, Rusia, Alemania, Suecia, España, Holanda, los Estados Unidos, Japón, Suiza y todos o casi todos los miembros de Naciones Unidas son reconocidos en el mundo entero como «realidades nacionales» o, lo que es igual, como «naciones». No es ese el caso de Cataluña, ni el de Andalucía ni el de las comunidades autónomas que pretendieran sumarse a esta confusión semántica. «Realidad nacional» o significa Nación como cuando se aplica a España o es lo que los medievales llamaban un «flatus vocis».

La referencia a la antigua fórmula mágica «abracadabra», que en el griego original donde la acuñaron unos gnósticos de Egipto en los primeros siglos del cristianismo se decía «abraxas», no es una expresión traída por los pelos al texto de este artículo. Porque en inglés, donde no es desconocida, y en otras lenguas cultas a esa expresión antiguamente mágica, que en época moderna no funciona como tal, se le conoce una segunda expresión: «lenguaje confuso e ininteligible». Un sinónimo inglés es «nonsense».

«Realidad nacional» en español sólo se puede decir de España. Referirse con esta expresión a una de nuestras comunidades autónomas no sólo sería anticonstitucional, sino que podría calificarse de apropiación indebida.
 

martes, 2 de mayo de 2006

El Rey pasa una revisión médica de rutina en Barcelona

M. ALCÁZAR 
La Vanguardia

El estado de salud del Rey es "plenamente satisfactorio", según los resultados del reconocimiento médico de rutina al que don Juan Carlos se sometió ayer en Barcelona.

El Rey, igual que hace una o dos veces al año, se sometió a un chequeo médico completo, cuyas pruebas tuvieron lugar ayer por la mañana en el Centro Internacional de Medicina Avanzada (CIMA) y en la clínica Planas de Barcelona. Las pruebas practicadas por los equipos médicos de ambos centros dieron un resultado "plenamente satisfactorio", según explicó el doctor Avelino Barrós, jefe de los servicios médicos de la Casa del Rey.

Don Juan Carlos llegó a Barcelona procedente de Suecia, donde, con doña Sofía, asistió al 60.º cumpleaños del rey Carlos Gustavo. Se da la circunstancia de que la clínica Planas se encuentra enfrente de la nueva residencia de los duques de Palma, con los que los Reyes compartieron ayer el almuerzo y aprovecharon para felicitar al pequeño Miguel Urdangarin, que el domingo cumplió 4 años. El pequeño celebró su cumpleaños el sábado con una fiesta familiar en la que estuvieron presentes los Príncipes y la infanta Leonor.

lunes, 1 de mayo de 2006

«Un Rey lo es de por vida»

CARMEN VILLAR MIR. CORRESPONSAL ABC

ESTOCOLMO. El anuncio de que los Reyes de Suecia conceden audiencia a la prensa a nadie deja indiferente. Unos periodistas suecos del reducido grupo al que van a recibir Carlos Gustavo y Silvia, en el que se incluye esta corresponsal, a duras penas logran disimular sus nervios: manos que anudan corbatas, miradas rápidas que valoran el lustre de los zapatos, un último ajuste al traje... Desde las escaleras de Palacio, Nina Edh, jefa de Información de la Casa Real, nos lleva a un salón gustaviano donde los Reyes esperan de pie.

Presentación formal: «Carmen Villar Mir, de ABC» y reverencia tradicional. El Rey me da la bienvenida en sueco, y la Reina Silvia me saluda en español con un acento perfecto.

-¿Dónde ha aprendido Su Majestad a hablar español?

-En Munich, en el colegio.

Carlos Gustavo sonríe y comenta que «parece una broma aprender español en Alemania», y me pregunta si la pronunciación de la Reina es buena.

-¡Buena no. Excelente, majestad!

Los Reyes de Suecia acaban de regresar de un viaje a España. Es uno de sus destinos favoritos... «Nos gustaría mucho -dice Carlos Gustavo- poder ir con más frecuencia. Es algo que nos hemos propuesto hacer más a menudo en el futuro». La Reina Silvia nos comenta que han visitado la Alhambra, «es una verdadera maravilla», y tiene unas palabras de alabanza para la amabilidad que «el pueblo español nos ha mostrado estos días».

Muchos años por delante

El Rey, al contrario que el resto de los ciudadanos de este país, no tiene la intención de jubilarse a los 65 años.

-¿Tendrá la Heredera que esperar muchos años para reinar?

-Eso espero.

-¿No tiene su Majestad intención de abdicar dentro de diez, veinte o treinta años si se encontrase cansado o enfermo, que Dios no lo permita?

A Carlos Gustavo le hace gracia la pregunta y sonríe. Pero se muestra enérgico: «No».

-Así pues, ¿cree usted que la Corona es para siempre?

-Sí. Un Rey lo es de por vida.

La Heredera de la Corona, Victoria, continúa con sus estudios y sigue instruyéndose para afrontar su destino. Es algo que en última instancia favorece, además de a ella, al pueblo sueco. una ventaja más. Una larga experiencia y sus contactos personales le ayudarán en su papel de Reina.

-¿Ha aconsejado su Majestad a la Kronprinsessa Victoria?

-Quizá debería preguntárselo a ella.

-Sí -tercia Silvia-, «Kungen» (el Rey) ha dado muchos y muy buenos consejos a nuestra hija, aunque Victoria es una mujer muy sensata capaz de tomar sus propias decisiones.

Durante nuestra conversación el Monarca nos confiesa que la entrada de Suecia en la Unión Europea inicialmente le inquietó. Temía que el país pudiera perder su identidad nacional, que se diluyera entre todos los demás. Después, comenta que la Monarquía y la democracia son dos sistemas que se complementan mutuamente y se fortalecen entre sí. «Hay una íntima cooperación. La Monarquía es una institución estable y apolítica que perdura en el tiempo y representa la historia de un pueblo y su tradición».

En su 60 cumpleaños, Carlos Gustavo nos asegura que aunque la edad le ha vuelto «algo distinto por fuera, sin embargo soy el mismo por dentro», y añade que «para estar en forma hago ejercicio y como poco». El Rey apunta que su amor por Silvia está tan vivo y joven como hace 30 años, y que a su modo de ver el truco consiste en hablar de las cosas sin importancia. «Las parejas hoy hablan demasiado de los problemas y poco de las cosas triviales. Esas pequeñas cosas conforman nuestra existencia más que los grandes acontecimientos».

Hay una cuestión delicada en la Corte, el matrimonio de la Heredera. Muy diplomáticamente Carlos Gustavo nos explica que tiene tres hijos, «y espero que pronto tengamos tres bodas».

Los flashes de los fotógrafos no han dejado de centellear en toda la audiencia. Nina Edh mira su reloj y discretamente nos indica que la audiencia ha terminado, cuando el Rey nos comenta divertido:

-¡En realidad, nadie me pregunta cómo me encuentro!

-No hace falta, Majestad, tiene usted un aspecto estupendo.
 

Brindis, fiesta informal, cena de gala y fuegos artificiales en honor del Rey de Suecia

C. VILLAR MIR

ESTOCOLMO. El Monarca sueco celebra su cumpleaños entre el cariño de su pueblo, rodeado por miembros de muchas Casas Reales del mundo, entre los que se encontraban anoche Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Todas las Casas Reales de Europa (excepto los Windsor) han pasado este fin de semana por Estocolmo. Los Reyes y Príncipes de Noruega, de Dinamarca y de Bélgica. Beatriz de Holanda con el Heredero, Guillermo, y su esposa Máxima. El Príncipe Alberto II de Mónaco, los Grandes Duques de Luxemburgo, la Heredera del Trono tailandés, Sirindholn, y el Rey Bhumibol. Los Reyes de Grecia con sus hijos. Simeón y Margarita de Bulgaria, el Príncipe Kyril y la Princesa Rosario. Margarita y Radu de Rumania. Alejandro y Catalina de Serbia (Alejandro es hijo de Pedro II). Los Príncipes de Jordania, Ali Bin al-Hussein y Rym Ali, con toda su familia. Los Duques de Braganza, Don Duarte y Donha Isabel. Los Príncipes de Baviera, Leopoldo y Ursula, y Adam II de Liechtenstein. Las cuatro Princesas suecas hermanas del Rey y sus esposos; y los Presidentes de Finlandia e Islandia, entre otros.

A las ocho de la tarde de ayer se descorcharon más de mil quinientas botellas de champagne en el Palacio de Drottningholm, donde los invitados brindaron al unísono por el sesenta aniversario de Carlos Gustavo. Con ese acto y una fiesta «informal», con «código smoking», para 430 invitados dio comienzo el programa oficial del aniversario del Rey. Los actos terminarán hoy, día del real cumpleaños, con un Te Deum en el Palacio, felicitaciones del pueblo en el Patio de Armas y una cena de gala a la que seguirán fuegos artificiales.
 

El rey de Suecia cumple años rodeado de la realeza europea

 
El rey Carlos Gustavo de Suecia celebró ayer su sexagésimo cumpleaños rodeado por miembros de toda la realeza europea, entre los que se encontraban los reyes Juan Carlos y Sofía de España, con los que le une una gran amistad.

UnTeDeum en la iglesia del palacio Real en Estocolmo abrió ayer los actos del día del aniversario de este monarca, que lleva 33 años en el trono. Después de los desfiles y las salvas militares, el rey Carlos Gustavo, acompañado de su esposa, la reina Silvia, fue en calesa hasta el Ayuntamiento de la capital sueca, donde estaba preparado un almuerzo. Por la noche hubo un recital musical y una cena de gala a la que acudieron unos 300 invitados.

Pero el programa de festejos, que empezó el viernes, tuvo el sábado por la noche el acto más destacado. Fue una cena privada que se celebró en una gran carpa instalada en el jardín del palacio de Drottningholm y a la que asistieron numerosos representantes de las casas reales europeas.

Entre los invitados, estuvieron los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía -que por este motivo no pudieron asistir el sábado en Barcelona al cumpleaños de su nieto Miguel-, Constantino y Ana María de Grecia; el príncipe Guillermo y Máxima de Holanda; los reyes Harald y Sonia de Noruega, acompañados de su hijo el príncipe Haakon y la esposa de éste, Mette-Marit; el príncipe Alberto de Mónaco, y por Dinamarca acudieron el príncipe consorte Enrique y su nuera la princesa Mary, en representación de la reina Margarita, que no pudo viajar hasta Estocolmo a causa de un fuerte resfriado.

La fiesta se prolongó hasta la madrugada y, según cuenta el tabloide Expressen, en ella tuvieron un papel protagonista los tres hijos del rey Carlos Gustavo, Victoria, de 28 años, Carlos Felipe, de 27, y Magdalena, de 24, que representaron varias escenas de la vida de su padre.

Pero la sorpresa de la noche la dio la princesa heredera de Suecia, Victoria, que por primera vez acudió a un acto oficial acompañada de su novio, Daniel Westling, de 32 años y propietario de una cadena de gimnasios, dando a entender que está próximo el anuncio del compromiso oficial.