martes, 1 de noviembre de 2005

Asturias vive como propio el acontecimiento

 
Las instituciones regionales y locales declaran hija predilecta a la infanta Leonor de Borbón
 
Asturias vive como un acontecimiento propio el nacimiento de la infanta Leonor de Borbón, primogénita de los Príncipes de Asturias e hija de una asturiana, Letizia Ortiz. En una declaración institucional, el Gobierno del Principado proclamó ayer que "la infanta Leonor es una asturiana de la que nos sentimos muy orgullosos". Oviedo, la ciudad natal de la Princesa, nombrará a la nueva infanta Hija predilecta. En la calle, el alumbramiento de Leonor también se ha vivido como parte del pulso vital y del acontecer íntimo de la región y con un sentimiento popular no exento de orgullo.

Por vínculos dinásticos, y si no tiene hermano varón o, de tenerlo, si se modifica la Constitución para suprimir la preeminencia masculina en la sucesión al trono, como se ha anunciado, la séptima nieta de los Reyes y ahora segunda en la línea sucesoria, está llamada a recibir algún día la titularidad de una dignidad principesca que tiene su solar y rango en Asturias desde hace 617 años y que ahora encarnan sus padres.

Se trata, además, de la hija de una asturiana, Letizia Ortiz Rocasolano, vinculada por origen, vivencias y sentimientos a la tierra en la que nació y creció, y de la que procede toda su familia paterna y parcialmente la materna.

Pero los vínculos con la tierra también son muy afectivos en el caso del progenitor, el príncipe Felipe. El nacimiento del primer descendiente de la pareja se ha producido justo en la víspera del aniversario -hace hoy 28 años- de la investidura en las montañas de Covadonga de Felipe de Borbón, entonces un niño de 9 años, como 35º príncipe de Asturias.

Ninguno de sus antecesores, en las seis centurias precedentes, había mantenido una vinculación tan estrecha con el territorio del que recibe su título. Fue en Asturias donde pronunció su primera disertación en público, en 1981, y donde desde entonces ha hecho público cada otoño, en su discurso en el teatro Campoamor, de Oviedo, sus convicciones, inquietudes y aspiraciones.

Sólo un año faltó en este tiempo a su anual visita a la región, y en estos cinco lustros ha recorrido más de 20 de los 78 municipios de la comunidad, ha compartido almuerzos y espichas, entre escanciadores de sidra y sones de gaita, con los vecinos de 16 pequeños núcleos rurales; ha crecido dando la mano y repartiendo saludos cada octubre a multitud de ciudadanos, aquí se ha reunido con intelectuales, estadistas, escritores, científicos, artistas y deportistas de relieve galardonados con los premios Príncipe de Asturias. Ha concedido recepciones a asturianos de toda condición e ideología, ha tomado contacto con buena parte de la sociedad regional, y ni una sola vez ha dejado de entonar en voz baja, pero distinguible, el himno de la comunidad, en la clausura la ceremonia de los galardones.

Su matrimonio, el 22 de mayo de 2004, con una periodista asturiana, hija de periodista y nieta de una radiofonista, Menchu Álvarez del Valle, que durante el último medio siglo fue una voz entrañable y familiar en todos los hogares de la región, no ha hecho sino reforzar vínculos, afectos e identidades.

La pareja no ha ocultado sus sentimientos hacia la comunidad. Desde el anuncio de su compromiso, hace casi dos años, los príncipes han visitado Asturias en nueve ocasiones, todas felices, salvo cuando asistieron el pasado marzo a las exequias por el abuelo paterno de doña Letizia. Covadonga (un símbolo sentimental de los asturianos), Oviedo (la ciudad natal de la princesa) y Ribadesella (el escenario de sus veraneos y residencia de sus abuelos paternos) fueron los destinos de su primer viaje público como prometidos. Y desde entonces, todos los veranos han reservado unos días en agosto para visitar Asturias. Ahora, el nacimiento del primer descendiente estrecha más todos esos lazos. En Asturias, la nueva infanta es considerada una asturiana a todos los efectos.

En el caso de ser declarada heredera sería la titular número 36 de la dignidad de Príncipe de Asturias, la 12ª mujer que reciba esa condición y la segunda Leonor en la lista de princesas de Asturias. La anterior fue la hija de Juan II y de María de Aragón, que fue investida como tal en 1424.

Nunca antes, en los 617 años de existencia del Principado de Asturias, un hijo o hija de la tierra había estado llamado a recibir algún día, cuando sus padres accedan al trono, la dignidad principesca que le proclamará, cuando eso ocurra, como heredera de la Corona. Sería el primer asturiano en siglos que accede a esa condición. La única reina asturiana en sentido pleno había sido Adosinda, nieta del rey Pelayo, y que ocupó el trono de la Monarquía asturiana entre 774 y 783. Aun cuando lo hizo como consorte del rey Silo, fue ella quien le transmitió la corona. Que ahora una asturiana pueda llegar a ser reina de España ha suscitado un sentimiento de orgullo en una comunidad baqueteada por una crisis estructural. Las reacciones oficiales de satisfacción en la comunidad no se hicieron esperar. "Con el nacimiento de la infanta Leonor tenemos una relación histórica, un vínculo democrático (...) y una conexión personal porque es hija de una asturiana, que ejerce como tal, y que ha conseguido ganarse el cariño de todos. Apreciamos mucho esta profunda relación con nuestra tierra", expresó el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces.

El Ayuntamiento de Oviedo, la ciudad donde Letizia Ortiz nació en 1972, propondrá la concesión a la pequeña del título de hija adoptiva de la capital asturiana. Oviedo ya había distinguido a la Princesa de Asturias con el título de hija predilecta con motivo de su matrimonio con don Felipe.

Rebautizar los premios en honor de la infanta

La Fundación Príncipe de Asturias, que anualmente concede los galardones del mismo nombre, se sumó a las felicitaciones por un hito que esta institución vive como propio. Su presidente, José Ramón Álvarez Rendueles, manifestó su "cordial felicitación" a los Príncipes y a los Monarcas.

El director de la Fundación, Graciano García, que mantiene una antigua relación de amistad con la familia paterna de la Princesa, anticipó que la Fundación está dispuesta a rebautizar sus galardones con la denominación de Premios Princesa de Asturias si finalmente la infanta Leonor recibe este título.

Si en 1858, la reina Isabel II viajó a Asturias y tomando a su hijo Alfonso en brazos, pronunció un "aquí tenéis al Príncipe de Asturias", ahora la región aguarda el día en que los Príncipes visiten el Principado para presentar su hija, con un "aquí tenéis a la infanta", tal y como hace una semana se comprometió don Felipe con los vecinos de Porrúa (Llanes).

En Ribadesella, donde reside la abuela paterna de la Princesa, y donde doña Letizia pasó muchos de sus veranos de infancia y juventud, el Ayuntamiento organizó ayer por la tarde una quema de fuegos artificiales en la bahía. Su alcalde, José Miranda, expresó que los riosellanos están "encantados con este feliz acontecimiento". Ribadesella designó hace unos meses a Letizia Ortiz como hija adoptiva del municipio y ha dado su nombre a uno de los paseos marítimos de la villa.

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