domingo, 18 de octubre de 2020

El Rey exige a las instituciones que se pongan «al servicio de los ciudadanos»

El Rey ha exigido a todas las instituciones, en sutil alusión a los tres poderes del Estado -Gobierno, Parlamento y poder judicial-, aunque también se incluyó a sí mismo, que estén «siempre, y ahora más que nunca, al lado y al servicio de los ciudadanos» y ha reclamado «un gran esfuerzo nacional de entendimiento y concordia» para afrontar la pandemia y la situación económica. Además, ha hecho una defensa de la «España democrática» y de la Constitución, como garantía de convivencia, dignidad y libertad. Y ha rendido homenaje a los muertos y, especialmente, a los sanitarios muertos por el Covid.

Don Felipe ha hecho este llamamiento este viernes, durante la entrega de los premios Princesa de Asturias, que se ha celebrado en el Salón Covadonga del Hotel La Reconquista de Oviedo. A la ceremonia casi íntima apenas han asistido cuarenta personas, frente a las 1.300 que acudían en las anteriores ediciones al Teatro Campoamor, antes de que la pandemia del Covid obligara a trastocar todo. De esas cuarenta personas, cinco eran miembros de la Familia Real -los Reyes, la Heredera de la Corona, la Infanta Sofía y la Reina Sofía-, veinte eran premiados y el resto, autoridades y responsables de la Fundación Princesa de Asturias. Entre ellos, los presidentes del Congreso, Senado y CGPJ y Tribunal Supremo, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el líder de la oposición, Pablo Casado.

Esta vez no hubo público, ni invitados ni saludos ni recepciones ni fabada compartida ni arroz con leche, para prevenir contagios de Covid. Y las bandas de gaitas, que normalmente inundan la ciudad con su música, se restringieron al mínimo durante la ceremonia. Pero el Rey pudo utilizar la tribuna de los premios Princesa de Asturias para hacer un llamamiento a todas las instituciones y exigirlas «sentido del deber», «rectitud» y «responsabilidad», en lugar de batallar destructivamente entre ellas.

Esfuerzo de entendimiento

«Ahora, cuando tantas personas se han enfrentado y se siguen enfrentando a situaciones tan graves y complejas por la pandemia; cuando muchos ciudadanos sienten una gran incertidumbre y preocupación por su situación económica, es necesario que todos hagamos un gran esfuerzo colectivo, un gran esfuerzo nacional, de entendimiento y de concordia», advirtió el Rey.

Es más, Don Felipe elogió la actitud del pueblo español al que puso como ejemplo ante las instituciones. «Durante esta crisis la inmensa mayoría del pueblo español está dando pruebas inequívocas de resistencia y entereza -manifestó-. Su ejemplo no puede ser un esfuerzo estéril ni caer en el olvido. Y ese ejemplo nos exige a todas las instituciones estar siempre -y ahora más que nunca- al lado y al servicio de los ciudadanos; requiere conducirnos con sentido del deber, con la mayor responsabilidad, y con la máxima integridad y rectitud, para que el interés nacional prevalezca y los intereses generales de los españoles sean nuestro norte y guía».

La «España democrática»

Don Felipe también defendió los principios y valores de la Constitución de 1978: «La España democrática fue lo que dio sentido a la razón de ser de nuestra Fundación -relató-. Desde su nacimiento, hace ahora 40 años, nuestra Fundación ha trabajado sin descanso, cultivando siempre sus profundas raíces en el saber, el pensamiento, en el amor a la ciencia y la cultura, en la solidaridad; y ha ido creciendo gracias a la permanente savia que, al igual que nuestra sociedad, ha recibido de nuestra Constitución: un compromiso histórico que garantiza día a día nuestra convivencia democrática, la dignidad del ser humano, y sus derechos y deberes como ciudadano en libertad. Un compromiso permanente, en suma, con nuestros principios y valores constitucionales».

Los tacones de la Heredera

Antes de que el Rey tomara la palabra, lo hizo la Princesa de Asturias. Afortunadamente, la Heredera de la Corona pudo debutar el año pasado en el Teatro Campoamor, con una ceremonia en pleno esplendor, aunque esta edición mantuvo la solemnidad habitual. La Princesa, que el próximo 31 cumplirá quince años, lució, por primera vez en público, unos zapatos de tacón alto y fino y un vestido con más aire juvenil que infantil, un claro símbolo de que la Heredera se va haciendo mayor.

La primogénita de los Reyes leyó con perfección, haciendo pausas y sin equivocarse, y aprovechó su intervención para hacer un llamamiento a la responsabilidad de los jóvenes en plena pandemia para que eviten contagiar el virus a los mayores. «Si hay algo que mi hermana, Sofía, y yo hemos aprendido es el sentido de la responsabilidad. Nuestros padres nos lo han enseñado siempre», afirmó. «Y creo que los jóvenes de mi generación también son conscientes de ello. Un sentido de la responsabilidad que pasa por no olvidarnos nunca de las personas que nos rodean, que nos quieren y a quienes queremos (y, en ese momento, miró hacia la tribuna en la que estaba sentada su abuela, Doña Sofía)».

Y a los galardonados con el premio que lleva su nombre, les dijo: «Hemos comprobado la importancia de la solidaridad gracias a personas que, como las premiadas, son un ejemplo de cómo enfrentarse a las dificultades. Con vuestro extraordinario trabajo y talento, nos marcáis el camino».

Aunque este año había disculpa para nos asistir, por la pandemia, al final veinte premiados se desplazaron a Oviedo para recoger personalmente los galardones. Ellos fueron Carlos Sainz (premio de los Deportes), Andrea Morricone, en representación de su padre, Ennio (premio de las Artes) fallecido el pasado julio; Emmanuel Candès (premio Investigación Científica y Técnica); Cristina Fuentes La Roche y María Sheila Cremaschi, directoras de Hay Festival of Literature & Arts (premio de Comunicación y Humanidades), y los quince profesionales que representaron a los sanitarios españoles que luchan contra el Covid.

En nombre de todos ellos, intervinieron Carlos Sainz y el doctor José Eugenio Guerrero Sanz, jefe de la UCI del Hospital Gregorio Marañón y del Grupo Hospitalario Privado HM. Además, Andrea Morricone dirigió un conjunto de cuerda que, en honor de su padre, interpretó «Deborah`s Theme», uno de los temas principales de «Érase una vez América». Y los premiados que no pudieron desplazarse a Oviedo enviaron vídeos con mensajes que se emitieron durante la ceremonia.

«Nunca fuimos héroes»

Sainz agradeció el compromiso «esencial» de la Familia Real con el deporte en España, y el doctor Guerrero arrancó las lágrimas de emoción de algunos de los presentes -entre ellos, la madre y la hija de sendos profesionales fallecidos por la pandemia-, mientras intentaba convencer, sin éxito, de que los sanitarios no fueron héroes. «Nunca fuimos héroes, pero hicimos nuestro trabajo lo mejor que supimos y pudimos, conscientes de que compartíamos un destino común con toda la sociedad y que en la lucha contra el virus no era posible esperar milagros, solo valía el trabajo, la dedicación y el esfuerzo». «No fuimos héroes. O quizá lo fuimos todos -añadió-. Porque frente a una pandemia que nos obligaba al distanciamiento, supimos romper la barrera y hallar un punto de encuentro y a las ocho de la tarde, cada día, salíamos a aplaudir a la vida». Pero después el Rey zanjó la cuestión: «Nosotros sabemos que están yendo mucho más allá: que curan, investigan, ayudan, acompañan, consuelan... Sí creemos que tienen una actitud heroica... y con ella nos devuelven la esperanza».

Discurso de Doña Leonor en los Premios Princesa de Asturias

Ha pasado un año desde que participé por primera vez en esta ceremonia y no voy a olvidar ese 18 de octubre de 2019. Por su significado y por todo el cariño que recibí. Estoy muy agradecida por ello. También hoy es emocionante para mí estar aquí de nuevo. Es el 40 aniversario de la Fundación y mi compromiso con ella, con los premiados y con Asturias crece firme y sólido.

Un año después, todo ha cambiado mucho. Nuestra entrega de premios no puede celebrarse como siempre, como lo viví yo misma y como me la han contado mis padres tantas veces. Me gustaría reconocer el esfuerzo de todos los que han hecho posible que hoy estemos aquí. Por supuesto, mi admiración y respeto son también para los premiados, a quienes hoy honramos. Tenemos mucho que aprender de vosotros.

La pandemia que vivimos en España y en el resto del mundo ha alterado nuestra vida en muchos sentidos. Mi recuerdo más respetuoso es siempre para las personas que han fallecido a causa de la Covid-19 y para sus familias. Y también para quienes padecen ahora mismo la enfermedad.

Tengo casi quince años. Sigo muy de cerca, como muchos niños y jóvenes de mi edad, lo que sucede en nuestro país. Y después de haber estado meses sin ir al colegio, la vuelta a clase nos demostró que tenemos que adaptarnos a estas nuevas circunstancias, siempre con la esperanza de que todo mejore.

Pero si hay algo que mi hermana Sofía y yo hemos aprendido es el sentido de la responsabilidad. Nuestros padres nos lo han enseñado siempre. Y creo que los jóvenes de mi generación también son conscientes de ello. Un sentido de la responsabilidad que pasa por no olvidarnos nunca de las personas que nos rodean, que nos quieren y a quienes queremos.

Y también hemos comprobado la importancia de la solidaridad gracias a personas que, como las premiadas, son un ejemplo de cómo enfrentarse a las dificultades. Con vuestro extraordinario trabajo y talento, nos marcáis el camino.

Cuando en momentos como estos intentamos ser responsables y solidarios, nos aseguramos un futuro mejor. Por eso nuestros premios nos transmiten esperanza, porque son un reconocimiento para quienes, con su dedicación, trabajan sin descanso para lograr, entre todos, el progreso y el bienestar de toda la sociedad.

Muchas gracias.

Discurso del Rey en los Premios Princesa de Asturias

Quizá es este un momento en el que, de forma más necesaria, precisamos valor y esperanza. Esta ceremonia, las circunstancias en las que se celebra, la experiencia de los últimos meses, son la prueba de que nada ha sido fácil. La prueba de que hemos estado y seguimos estando sometidos -la Humanidad entera- a una presión y una tensión muy duras.

Esta crisis sanitaria ha puesto a prueba las capacidades de los Estados; ha mostrado sus debilidades y carencias como también sus fortalezas; e igualmente la trascendencia de los altos valores que deben regir la vida democrática; la importancia que, para todos, sin distinción alguna, tienen la solidaridad, la unión, en definitiva, el afecto. El valor de estrechar la mano, de un abrazo, de una caricia… Un afecto que entre todos hemos cultivado a lo largo del tiempo y que nos enlaza y nos atraviesa, dándonos vida.

El año pasado nuestra premiada de Investigación Científica y Técnica, la argentina Sandra Myrna Díaz, dedicó su premio precisamente "a todos los frágiles -nos dijo-, de cuyo amoroso batallar depende hoy y dependerá en el futuro la persistencia del tapiz de la vida".

Frente a tanta pérdida, tanta incertidumbre y tanto pesar, han renacido en nosotros también otros sentimientos y actitudes positivas que quizá en demasiadas ocasiones parecían adormecidos. Y por eso decía que más que nunca necesitamos valor y esperanza.

Con estas armas en nuestra mano, ese "amoroso batallar" que quería Sandra Myrna será -estoy convencido- más fácil. Porque de esa colaboración mutua depende, más que nunca, nuestro hoy y nuestro futuro; el de nuestro país, el de nuestra Europa y el del Mundo entero.

Hoy esa esperanza está representada por nuestros premiados, aunque no todos, tristemente, han podido viajar a Asturias, como era su deseo, y el nuestro. Ellos siguen trabajando, esforzándose. Siguen luchando día a día, desde sus distintas responsabilidades, avanzando en el camino del progreso, y del bienestar y la dignidad colectivos. Por eso hoy, movidos por su ejemplo, todos tenemos que pensar en seguir adelante, sin dejar que nos invada el desánimo. Dejando, al contrario, que nuestra vida se construya desde el compromiso. Dejando que nuestro día a día se llene de generosidad, de ayuda. Que sea la firme voluntad de construir -entre todos- lo que nos impulse y nos lleve hacia ese futuro que anhelamos.

El Premio de la Concordia 2020 ha sido concedido a los miles de sanitarios españoles que luchan, que lucháis, en primera línea contra la COVID-19. Decenas de miles de personas, en realidad, mujeres y hombres que están pagando un alto precio por su entrega y su coraje. Insisten, una y otra vez, en que no son héroes, que tan solo hacen lo que es su obligación.

Pero nosotros sabemos que están yendo mucho más allá, que curan, investigan, ayudan, acompañan, consuelan…; que cuidan y se desviven –literalmente- por los enfermos. Y sabemos que trabajan en muchas ocasiones con medios insuficientes, tratando en todo momento de mitigar el sufrimiento de quienes, desgraciadamente, no superan la enfermedad. Les agradecemos la rectitud de su comportamiento, su sacrificio, la forma en la que ponen en juego todo su conocimiento, su experiencia e incluso sus propias vidas. Por eso nosotros sí creemos que tienen, que tenéis, una actitud heroica, valiente; y con ella nos devuelven la esperanza.

Hoy, además, recordamos a los miles de personas que han perdido la vida, y con especial emoción aquí a todos los profesionales de la sanidad que han fallecido, a sus familias y allegados. Ellos son la imagen misma de la dignidad humana y representan lo mejor de nuestra sociedad; el corazón de un país que en los peores momentos debe mantenerse unido y ser capaz de enfrentarse a los más graves problemas con responsabilidad, sentido del deber y civismo.

Entre tantas ausencias definitivas que hoy nos duelen, una que a todos sorprendió y que aquí esta noche particularmente nos entristece es la del compositor italiano Ennio Morricone, que recibió este año, con el estadounidense John Williams, el Premio de las Artes. Morricone había expresado la ilusión que le hacía viajar a Asturias para asistir a este acto y aunque sentimos mucho su muerte y que no haya podido cumplir su deseo, le honramos emocionados en presencia aquí de su hijo Andrea. Grazie.

El poder evocador de las inolvidables bandas sonoras escritas por Morricone y Williams -cada una, en su estilo, todo un mundo de belleza-; y la fuerza y emoción con las que individualizan e identifican a tantas películas que jalonan gran parte de la historia del cine, son el resultado de su inmensa genialidad. También lo son de su gran amor por la música, que con expresivas palabras dejó para siempre impreso Morricone en nuestros corazones poco antes de fallecer, al transmitirnos que componía sobre todo para comunicarse, para compartir con todas las personas una experiencia única.

Y Williams, que sabemos que hoy siente de manera especial la ausencia de Morricone, ha compartido con nosotros esa confianza en la música como un arte que nos acerca, que une distancias, que nos proporciona consuelo, que alivia el sufrimiento. Por todo ello, les agradecemos hoy su humildad y grandeza.

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el Hay Festival of Literature & Arts han recibido el Premio de Comunicación y Humanidades. Ambos acontecimientos literarios impulsan, protegen y promocionan la literatura, ayudando así a que esta ocupe un lugar destacado en la vida cultural en el mundo.

El poder de la palabra escrita, la indudable influencia que los libros y la literatura tienen en la formación cultural, y el necesario apoyo que los escritores de todo el mundo encuentran gracias a la FIL y al Hay Festival son solo algunas de sus virtudes. Están, además, la visión firme, sostenida en el tiempo y con creciente prestigio, de una forma de cultura en la que la literatura, los escritores, editores y lectores conforman un todo fundamental y básico. También la música y esa capacidad de comunicación de la que antes hablaba.

Ambos acontecimientos son, así pues, expresión de la trascendencia que tiene el intercambio cultural, el diálogo entre culturas, el disfrute de distintas formas de expresión artística y el fomento y protección de la literatura.

El Premio de Ciencias Sociales reconoce al economista Dani Rodrik, cuya tesis del trilema ha tenido un enorme impacto en el estudio del crecimiento y análisis económico, el desarrollo y la política. El Profesor Rodrik ha analizado la imperiosa necesidad que tenemos de luchar contra la desigualdad y de cooperar con los países más desfavorecidos; al tiempo que nos proporciona herramientas para tratar de comprender por qué -según su criterio- no es posible combinar plenamente la globalización con la democracia y la soberanía de los Estados.

La búsqueda de soluciones y la construcción de una sociedad más equitativa son dos de los pilares sobre los que se asienta el inspirador trabajo de Rodrik, muy necesario para tratar de resolver algunos de los más acuciantes problemas de la política económica mundial.

Sus reflexiones e investigaciones nos acercan un poco más a ese mundo que deseamos y nos enfrentan a las injusticias y desequilibrios económicos. Son ideas que cobran aún más relevancia hoy ante las consecuencias tan desfavorables que la pandemia está produciendo en las economías de tantos países.

Carlos Sainz, nuestro Premio de los Deportes, ha demostrado sobradamente su valía a lo largo de su excepcional carrera deportiva. Todos sabemos que es uno de los mejores pilotos de rallies del mundo, uno de los que más títulos mundiales ha obtenido, el primer español que ha ganado el Dakar en la categoría de coches… Así podríamos seguir destacando todos sus méritos, que ha compartido siempre con los aficionados y personas que han seguido con emoción y alegría sus triunfos a lo largo de los años y que lo han apoyado y animado siempre, en cualquier circunstancia.

Carlos ha trabajado duro desde muy pronto, con tenacidad y con hambre por competir y ganar; pero también con inteligencia, espíritu de equipo, sencillez y caballerosidad. Virtudes que lo convierten en un deportista único, en un ejemplo para todos los que amamos el deporte y vibramos y vivimos con orgullo todos sus triunfos. Lo han convertido, en definitiva, en un deportista que admiramos y queremos de manera incondicional. Carlos Sainz aún compite… y gana, pero su nombre se encuadra desde hace ya mucho tiempo en esa lista que deseamos nunca se cierre de los deportistas españoles legendarios.

La escritora Anne Carson ha recibido el Premio de las Letras. La cultura clásica, las humanidades, el mundo grecolatino, la historia, forman parte indisoluble de su estilo, marcado por una devoción por el conocimiento y una capacidad de observación realmente admirables. Nos ha dicho: "Escribo sobre lo que tengo que escribir". Una forma extremadamente humilde de expresar la magia, la hondura y la belleza de una obra que se abre al mundo para tratar de explicarlo desde el sentimiento, la emoción y la pasión.

Como escribió su admirada Virginia Woolf, "la belleza debe romperse a diario para permanecer hermosa". Así escribe Anne Carson, adentrándose con cada verso, con cada frase, en la realidad y transformándola en algo más real aún, más profundamente verdadero; permaneciendo fiel a sí misma, sin abdicar jamás de una literatura hipnótica, intensa, vanguardista, sorprendente y siempre, cargada de una indescriptible belleza.

El Premio de Investigación Científica y Técnica ha sido concedido a Yves Meyer, Ingrid Daubechies, Terence Tao y Emmanuel Candès, cuatro profesores e investigadores que han contribuido de manera trascendental al desarrollo de las teorías y técnicas matemáticas para el procesamiento de datos. Y han logrado situar a esta disciplina como eje fundamental en el desarrollo de la era digital.

Más allá de las dificultades técnicas y teóricas que entrañan sus trabajos, al acercarnos a su obra entendemos que gracias a ella se han conseguido avances fundamentales. Gracias a las ondículas de Meyer y Daubechies, y a las técnicas de percepción comprimida y de reconstrucción eficiente de Tao y Candès, muchos claroscuros de la ciencia se han hecho más accesibles: desde los trabajos en la inmensidad del Universo del Hubble hasta las imágenes mínimas de nuestro cuerpo en una resonancia magnética. Gracias, en definitiva, a las matemáticas, a su trascendencia transversal −como ha afirmado el jurado− para todas las ramas de la ciencia.

El Premio de Cooperación Internacional ha sido concedido a Gavi, the Vaccine Alliance. La ciencia, los científicos y sus investigaciones, la medicina, los medicamentos y la salud están mucho más presentes en nuestro día a día, debido a la pandemia que sufrimos. Nos hemos acostumbrado en estos últimos meses a escuchar y utilizar continuamente palabras como virus, enzima, inmunidad, anticuerpos, que antes nos resultaban más ajenas. Y hemos comprobado de manera indudable -y con dureza- la vital importancia que la investigación y el conocimiento científicos tienen para nuestro bienestar, e incluso para nuestra supervivencia.

También nos ha hecho pensar de nuevo sobre el dolor tan injusto que tantas personas en el mundo sufren al no tener acceso a todos esos beneficios, simplemente por haber nacido y vivir en lugares menos favorecidos. Para tratar de resolver este desequilibrio la alianza Gavi trabaja sin descanso. Millones de niñas y niños pueden así defenderse de enfermedades que incluso llegan a ser, gracias a las vacunas, erradicadas.

El encomiable trabajo cooperativo, y solidario de Gavi constituye un ejemplo de cómo, juntando y sumando esfuerzos, voluntades y medios, es posible trabajar por un mundo más justo. Y es nuestro deber moral exigir y apoyar el máximo rigor científico y su transparencia, para así reforzar la más amplia confianza en ese campo tan determinante para la salud y el desarrollo equilibrado y justo de la humanidad.

Señoras y Señores,

Permítanme ahora -antes de compartir alguna reflexión final- que recuerde con emoción a nuestro querido Plácido Arango, una gran persona y un gran amigo. Fue un extraordinario Presidente de la Fundación, de sólida cultura, gran inteligencia, sentido del humor, y profunda educación. Plácido tenía una capacidad para acompañar y aconsejar realmente admirables. Y estoy seguro, de que, en estos momentos, nos estaría dando un gran ejemplo de ánimo a todos para seguir adelante.

Plácido Arango impulsó y formó parte de nuestro patronato desde el principio y, al recordarlo, quiero agradecer la constante y enorme generosidad de todos nuestros Patronos, sin cuyo compromiso nuestro proyecto no sería una realidad.

Y lamentamos también la pérdida muy reciente de dos ilustres premiados:

La de "Quino" (Joaquín Salvador Lavado), a quien en el año 2014 le entregamos el Premio de Comunicación y Humanidades. Y en el corazón de Oviedo, sentada en un banco del Campo de San Francisco, quedará para siempre inmortalizado su recuerdo gracias a Mafalda, que contempla sonriente y entrañable a quienes se acercan a ella.

Y también sentimos la de Joseph Pérez, el gran hispanista franco-español, que recibió el Premio de Ciencias Sociales en esa misma edición. Como afirmé entonces, "la historia española, en sus manos, es una versión auténtica de lo que nos define y nos construye como pueblo, de lo que nos explica y da sentido a nuestra razón de ser".

La España democrática fue lo que dio sentido a la razón de ser de nuestra Fundación. Desde su nacimiento -hace ahora 40 años en este salón Covadonga donde nos encontramos-, nuestra Fundación ha trabajado sin descanso, cultivando siempre sus profundas raíces en el saber, el pensamiento, en el amor a la ciencia y la cultura, en la solidaridad; y ha ido creciendo gracias a la permanente savia que, al igual que nuestra sociedad, ha recibido de nuestra Constitución: un compromiso histórico que garantiza día a día nuestra convivencia democrática, la dignidad del ser humano, y sus derechos y deberes como ciudadano en libertad. Un compromiso permanente, en suma, con nuestros principios y valores constitucionales.

Durante todo ese tiempo, el escenario que nos ha arropado ha sido el Campoamor; un teatro cálido y acogedor, testigo de momentos inolvidables. Hoy el teatro permanece cerrado mientras celebramos este acto; pero también sabemos firmemente que volveremos, que "nuestras ceremonias de entrega" seguirán celebrándose allí donde tantas veces -desde 1981- hemos sentido una profunda emoción; donde tanto hemos aprendido de palabras, de sentimientos y de obras llenas de humanidad, excelencia y ejemplaridad.

Señoras y señores,

En mi mensaje a los españoles del pasado mes de marzo, dije que "Hay momentos en la Historia de los pueblos en los que la realidad nos pone a prueba de una manera difícil, dolorosa y a veces extrema".

Ahora, cuando tantas personas se han enfrentado y se siguen enfrentando a situaciones tan graves y complejas por la pandemia; cuando muchos ciudadanos sienten una gran incertidumbre y preocupación por su situación económica, es necesario que todos hagamos un gran esfuerzo colectivo, un gran esfuerzo nacional, de entendimiento y de concordia; y que mostremos toda nuestra energía, todo el talento de nuestra sociedad, toda la capacidad del Estado, y una voluntad y actitud inquebrantables y decididas de superación.

Durante esta crisis la inmensa mayoría del pueblo español está dando pruebas inequívocas de resistencia y entereza. Su ejemplo no puede ser un esfuerzo estéril ni caer en el olvido. Y ese ejemplo nos exige a todas las Instituciones estar siempre -y ahora más que nunca- al lado y al servicio de los ciudadanos; requiere conducirnos con sentido del deber, con la mayor responsabilidad, y con la máxima integridad y rectitud, para que el interés nacional prevalezca y los intereses generales de los españoles sean nuestro norte y guía.

Es así como la sociedad y las Instituciones que la representan se reconocen, se justifican y se comprometen con el mejor porvenir de nuestra Nación.

En el año del centenario de Benito Pérez Galdós, recordemos sus palabras siempre lúcidas: La historia, escribió, "está en el vivir lento y casi siempre doloroso de la sociedad, en lo que hacen todos y en lo que hace cada uno". Es cierto, este tiempo nuestro de incertidumbre es, quizá más que nunca, un tiempo de todos y de cada uno de nosotros. Sigamos recorriendo nuestra historia por los caminos de encuentro con la razón, el respeto y la palabra que definen la esencia y el compromiso de la Fundación con nuestra España democrática. Y que juntos celebremos el valor de la vida.

Muchas gracias.

viernes, 9 de octubre de 2020

El Rey pide en Barcelona “unidad” para el desarrollo económico tras la crisis

El País

"Demostremos una imagen de unidad que proporcione un entorno estable y beneficioso para las empresas, generando así mayor riqueza y empleo", ha afirmado este viernes en Barcelona Felipe VI. El Rey y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, han participado en un evento económico organizado por el Consorcio de la Zona Franca, los premios BNEW. El Monarca, que no venía a la capital catalana desde noviembre de 2019, ha aprovechado su intervención ante los emprendedores y varios cargos socialistas para hacer un llamamiento a "trabajar juntos" y generar estabilidad en las empresas, facilitando así la salida de la crisis. En la entrega de premios, en la estación de Francia, no han participado representantes del Govern o del Parlament. El acto se ha celebrado pocas horas antes de que arranque el Consejo de Ministros extraordinario en el que previsiblemente se aprobará el cierre perimetral de Madrid como medida de control de la covid-19.

En su intervención, el Rey ha defendido la imagen de competitividad y excelencia productiva que España se ha "labrado". "Trabajemos juntos por mantenerla, por aumentarla donde sea necesaria", ha dicho Felipe VI. El discurso, en castellano y catalán, también ha abogado por que Barcelona mantenga su papel "vanguardista" y carácter "cosmopolita y moderno". A los ganadores de los premios de la Barcelona New Economy Week (BNEW) les ha elogiado por innovar en plena pandemia. "Estoy convencido de que con vuestro talento y motivación, la economía española avanzará en el camino de la superación de esta crisis", ha dicho el Rey.

Ambos han llegado a la estación de Francia bajo un fuerte operativo de seguridad y con varias protestas de antimonárquicos en los alrededores. El presidente visita la capital catalana en plena polémica por el enfrentamiento con el Gobierno de la Comunidad de Madrid a raíz de las medidas contra la pandemia. Sánchez convocó ayer jueves un Consejo de Ministros extraordinario para este viernes con el fin de decretar el estado de alarma en Madrid durante 15 días, el tiempo que permite la Constitución al Gobierno para este mecanismo de extrema urgencia, si el Ejecutivo regional no toma antes decisiones para restablecer las restricciones anuladas por la justicia.

Por su parte, la presencia del Monarca se produce días después de la polémica generada tras la suspensión de su viaje para participar en la entrega de despachos de la última promoción de alumnos de la Escuela Judicial y que fue vetada por el Gobierno.

Desde primera hora, los Mossos d'Esquadra blindan los alrededores de la estación de trenes reconvertida momentáneamente en centro de exposiciones. El dispositivo policial es similar al del Consejo de Ministros que se celebró en Barcelona, en diciembre de 2018. La policía catalana ha cerrado los accesos al parque de la Ciutadella, junto a la Estación de Francia, aunque permitirán la entrada hacia el Parlament a diputados, trabajadores y prensa, porque hoy está previsto que el pleno de la Cámara debata diferentes interpelaciones al Govern.

A pocos metros de donde ha hablado el Rey, cientos de personas se han manifestado contra su visita. Unas 600 personas en total han protestado contra la visita de Felipe VI, según fuentes policiales. Algunos de los manifestantes han lanzado polvos de colores a la línea policial, en Pla de Palau, junto a la estación de Francia. Además, partidos políticos, sindicatos y entidades independentistas han convocado una cadena humana desde la estación hasta el monumento de Colón, al final de La Rambla. La cadena la organizan ANC, JxCat, ERC, CUP, USTEC-STEs, la Intersindical-CSC, IAC, Plataforma Pro Seleccions Esportives Catalanes, CIEMEN y Drets. Los Mossos han retirado varias pancartas desplegadas en domicilios particulares en donde se leen mensajes contrarios a la visita de Felipe VI.