domingo, 26 de abril de 2009

La nueva vida americana de los Duques de Palma


La nueva vida americana de los Duques de Palma

El próximo verano los Duques de Palma empezarán a hacer las maletas para trasladarse con sus cuatro hijos y por un periodo indefinido a la capital de Estados Unidos. La oferta profesional que Telefónica realizó a Iñaki Urdangarín, y que éste ha aceptado después de que Doña Cristina lo consultara con el Rey, implicará el traslado a Washington de toda la familia.
La relación del Duque de Palma con esta compañía empezó hace tres años, cuando fue nombrado miembro del Consejo de Administración de Telefónica Internacional y, poco después, presidente de la Comisión de Asuntos Públicos, cargo este último que no tiene carácter ejecutivo. Sin embargo, desde hace algún tiempo cada vez eran más largos y más frecuentes los viajes que Urdangarín tenía que realizar a América. Ahora, su nuevo puesto, de coordinador general de las Actividades del Grupo Telefónica en Estados Unidos, requerirá su presencia en ese país de forma permanente.
Para acompañar a su marido en la nueva etapa profesional, Doña Cristina dejará la ciudad en la que ha vivido plenamente integrada los últimos diecisiete años, más de la mitad de su vida adulta, y que la ha ofrecido la discreción que la Infanta buscaba.

Catalán con fluidez

Barcelona fue también la ciudad que dio lo mejor de sí misma el día de su boda con Urdangarín y que no hizo envidiar el calor con el que acogió Sevilla el enlace matrimonial de los Duques de Lugo. También en Barcelona nacieron sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene, que son los primeros miembros de la Familia Real, desde tiempos de Fernando el Católico, que hablan catalán con fluidez.
El deseo de la Infanta es mantener, pese al traslado a Washington, algún tipo de vínculo profesional con la Fundación La Caixa. En concreto, a Doña Cristina le gustaría seguir supervisando aquellos proyectos de cooperación que se han puesto en marcha durante su etapa de directora del Área Social.
Los Duques de Palma aún tienen por delante el largo proceso que supone la mudanza de una familia de seis miembros, la búsqueda de la casa en la que residirán y la elección del colegio al que irán los niños. Ahora, los tres varones estudian en el Liceo Francés de Barcelona y la pequeña asiste a la guardería Carles Riba. Doña Cristina y su marido también tendrán que decidir qué hacer con su actual vivienda, un chalé independiente de dos plantas recientemente remodelado y con jardín situado en el barcelonés barrio de Pedralbes.

Visitas de la Familia Real

Durante todo este tiempo, Doña Cristina ha sido la imagen de la Corona en Cataluña y ha compartido con el pueblo catalán sus alegrías y sus momentos más dolorosos. Pero Cataluña es también una de las comunidades autónomas que tanto el Rey como los Príncipes de Asturias visitan con más frecuencia. Desde el primer momento de su Reinado, Don Juan Carlos quiso mostrar su aprecio al pueblo catalán y no habían pasado tres meses de su proclamación cuando los Reyes realizaron su primera visita oficial a esta Comunidad. También Don Juan de Borbón quiso llevar siempre el título de Conde de Barcelona.

La Guardia Real sigue con Harley-Davidson

Harley-Davidson Guardia Real

En ocasiones los cuerpos de seguridad del estado utilizan motos para sus labores de escolta. Este es el caso de la Guardia Real, que cuenta con una completa gama de motos Harley-Davidson que ahora se renueva con tres unidades nuevas. Tras 25 años utilizando Harley-Davidson, ahora llegan tres unidades de Electra Glide Standard con especificaciones especiales para el cuerpo real de seguridad

Las nuevas motos cuentan con un chasis reforzado, un motor potenciado, emisora, sirena y frenos ABS. La Guardia Real actualiza su flota de escolta motorizada constituida por 36 unidades –además de las que se encuentran en su museo-, para ser utilizadas en misiones de escolta de gala para Su Majestad El Rey Juan Carlos I, la Familia Real y otros Jefes de Estado en visita oficial a España. 

Más fotos


martes, 21 de abril de 2009

La reina Isabel II cumple 83 años

The Queen and the Duke of Edinburgh: Queen celebrates 83rd birthday at Windsor Castle

LONDRES (AP) - La reina Isabel II celebrará el martes su cumpleaños 83 con una fiesta poco espectacular en el Castillo de Windsor aunque no dejará de cumplir con sus labores, informó el palacio de Buckingham.

La oficina de la reina en Londres informó que Isabel no tiene planeado nada especial o ningún compromiso público programado, pero que probablemente revisará los montones de documentos oficiales que recibe como reina. Ella debe hacer esa labor cada día del año, con excepción de Navidad.

"Como siempre, la reina la pasará trabajando", dijo su vocero en condición de anonimato de acuerdo con los estatutos del palacio.

Se espera que se realice un saludo marcial a la reina al mediodía en Green Park, en el centro de Londres, para conmemorar la ocasión con la Tropa Real de Artillería Montada del Rey.

El cumpleaños de la reina se celebra dos veces al año, con una fiesta privada en su verdadero cumpleaños, y con una celebración oficial en todo el país durante junio.

Desde el siglo XVIII los monarcas británicos celebran públicamente su cumpleaños en junio, sin importar si nacieron o no en ese mes, pues así es más probable que haya buen clima para los actos conmemorativos.

Queen celebrates 83rd birthday at Windsor Castle

domingo, 19 de abril de 2009

La Reina y los Presidentes americanos

Con motivo de la visita del Presidente de Estados Unidos Barack Obama a Londres, The Daily Telegraph ha publicado una interesante galería fotográfica de Isabel II con los distintos presidentes que ha conocido a lo largo de su reinado.

Así, se pueden ver curiosas fotos como Bush guiñándole el ojo a la Reina, Isabel II cabalgando con Reagan, bailando con Gerald Ford o en una recepción con John y Jackie Kennedy.

Ronald Reagan and the Queen engage in conversation while riding in the grounds of Windsor Castle on 9 June 1982

El Duque de Edimburgo, récord de consorte

Duque de Edimburgo Récord de consorte

Cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa Michelle estuvieron en el Palacio de Buckingham a comienzos de mes, en la jornada previa a la cumbre del G-20, el Duque de Edimburgo apareció junto a Isabel II en el momento de los saludos, como un matrimonio anfitrión que recibe a la pareja invitada. Pero cuando posaron para las fotos, el Príncipe Felipe tuvo que hacerse a un lado, de acuerdo con el protocolo. Barack y Michelle Obama flanqueaban a la Reina; y el Duque de Edimburgo quedaba al lado de la primera dama estadounidense.

Esa imagen, repetida en mil apariciones públicas, simboliza a la perfección los casi sesenta años del Príncipe Felipe junto al Trono de Isabel II: continuo apoyo a su mujer y renuncia a todo protagonismo. Quizás esto último le resulte fácil ahora, a la vejez, y en tiempos en los que un marido puede aceptar quedar a la sombra de su esposa, pero la continua lucha a lo largo de su vida contra los naturales deseos de destacar, en alguien además con cualidades personales que le habrían llevado a una brillante carrera, constituye el gran mérito que le reconoce ya la historiografía.

El Duque de Edimburgo, de 87 años (Isabel II cumple 83 el próximo martes) se convirtió ayer en el cónyuge real con más años de servicio de la historia británica, al superar los 57 años y 70 días de la Reina Carlota, esposa de Jorge III, fallecida en 1818, un año antes que el longevo rey loco. El reloj le comenzó a contar a Felipe de Grecia y Dinamarca -que renunciaría a esos títulos cuando se casó con la princesa Isabel el 20 de noviembre de 1947- el día en que inesperadamente falleció Jorge VI y su hija Isabel ascendió al trono. Ese 6 de febrero de 1952 la pareja estaba subida a la copa de unos árboles en Kenia (el Treetops Hotel) cuando llegó la noticia.

Todo este tiempo ha sido, según Isabel II, un triunfo personal y público del Duque de Edimburgo. «No es alguien que acepte cumplidos con facilidad. Sencillamente, ha sido mi sostén y fortaleza durante todos estos años, y yo y toda su familia, así como este y muchos otros países, le deben un reconocimiento mayor del que él nunca reclamaría o del que nosotros podamos imaginar», afirmó Su Majestad en 1997 durante la celebración de sus bodas de oro matrimoniales.

Una prudente discreción

A sus 87 años, con algunos achaques de salud que de momento no han ido a mayores y no le han impedido seguir su ritmo de asistir a unos trescientos compromisos oficiales al año, el Príncipe Felipe es también el cónyuge de mayor edad de cualquier monarca reinante en el mundo. Pero el nuevo récord de permanencia en el puesto de copiloto de la Monarquía británica es el que le otorga un especial relieve en la historia del Reino Unido. Tampoco le arrebatará el pedestal de gloria el Príncipe Alberto (1819-1861), marido de la Reina Victoria, que tiene una estatua en casi cada población inglesa. Y es que, a diferencia de Alberto, el Duque de Edimburgo siempre ha comprendido a la perfección su papel en la Familia Real. Si se hubiera entrometido en tantas cuestiones de Estado como el consorte de la Reina Victoria, no está claro qué habría pasado con la Corona en una era como la actual. Así lo han destacado estos días algunos medios británicos, como «The Daily Telegraph». «Si todo de lo que hay que quejarse acerca de sus casi sesenta años son unos chistes inapropiados, entonces es que el hombre ha triunfado», reflexionaba ese diario en relación a los comentarios chistosos de poca gracia y salidas de tono del marido de Isabel II.

La última de esas inconveniencias que ha alcanzado los titulares de prensa ocurrió precisamente durante la visita de Obama. Este le comentó que ese día había estado con el presidente ruso y con el líder chino, a lo que el Duque de Edimburgo respondió que no sabía cómo podía distinguirlos.

Los 57 años y 70 días de consorte han dado para muchas de estas anécdotas. Un libro ha llegado a recoger hasta 250. En una ocasión, por ejemplo, tras una matanza en una escuela rechazó que se prohibieran las armas de fuego con el argumento de que «si un jugador de criquet decide de pronto entrar en una escuela y matar a la gente con el bate, cosa que podría hacer muy fácilmente, ¿va a prohibirse por eso el bate de criquet?». Otra vez le preguntó a una mujer que iba en silla de ruedas si la gente tropezaba mucho con ella. En una visita a China, dijo a un grupo de estudiantes británicos: «Si seguís aquí mucho más tiempo acabaréis con los ojos rasgados», lo que en el Reino Unido es considerado un comentario racista. Y en otro momento, al encontrarse con varios británicos residentes en Berlín, les fue preguntando su lugar de origen. Dos dijeron que procedían de la misma población de Irlanda del Norte. Su respuesta fue: «Al fin veo a dos irlandeses en la misma habitación poniéndose de acuerdo en algo».

Con todo, se le atribuye gran sentido común a la hora de afrontar las desdichas familiares. Fue apoyo de Isabel II en las crisis matrimoniales de sus hijos, intentó mediar en los pleitos entre los Príncipes de Gales y puso calma en la crisis provocada por la muerte de Lady Diana.

Nació el 10 de junio de 1921 en la isla griega de Corfú, hijo del Príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca y de la Princesa Alicia de Battenberg. La abdicación al año siguiente del Rey Constantino I de Grecia, tío del muchacho, condujo a la familia al exilio. Su relación con la rama materna fue la que le llevó al Reino Unido, tras estancias en Francia y Alemania, país que abandonó con el ascenso del nazismo. Recluída su madre en un sanatorio y su padre instalado en Montecarlo, el mentor del joven en Londres fue su tío George Mountbatten, línea familiar que había renunciado a sus títulos y traducido al inglés el nombre alemán de Battenberg.

El Príncipe Felipe ingresó en la Royal Navy en 1939, participó en la Segunda Guerra Mundial y luego continuó con la carrera naval. En su tiempo de cadete conoció a la Princesa Isabel, quien a los 13 años hizo una visita a la escuela de la Armada. Sería el primer y único novio de la heredera del Trono.

El hecho de proceder de una familia que hoy se calificaría de desestructurada llevó a que algunos informes oficiales desaprobaran el enlace, al considerar que «era grosero, inculto y que probablemente no sería fiel» a su mujer, según luego comentaría el secretario privado de Jorge VI.

Al casarse dejó sus títulos previos y fue investido con los de Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón de Greenwich.

Su primera gran decepción, que anticipaba la senda de sacrificio personal que suponía ser consorte de la Reina de Inglaterra -aunque tal condición también le ha aportado incontables compensaciones- fue cuando se le negó que la Casa Real llevara su apellido adoptado de Mountbatten. Por intervención de Churchill, y como reacción contra toda referencia alemana, fue bautizada como Casa de Windsor. «No soy más que una mísera ameba. Soy el único hombre de este país al que no se le permite dar su nombre a sus propios hijos», se quejó. Con el tiempo, y en reconocimiento a su figura, sus hijos usarían en situaciones privadas el apellido Mountbatten-Windsor.

Britain's longest serving Consort.


 

lunes, 13 de abril de 2009

La misa de Pascua reúne a la familia real en Palma



La familia real vivió ayer dispersa la fiesta de la jornada de Pascua y, por primera vez en años, no se pudo plasmar una escena habitual, la fotografía formal de grupo, el posado coral ante el portal mayor de la catedral de Mallorca. Los Reyes y los príncipes de Asturias, con sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, acudieron ayer a mediodía a la Seo palmesana para seguir la misa pascual en el templo gótico y celebrar horas más tarde el almuerzo familiar tradicional en su residencia del palacio de Marivent. Esta Semana Santa, por motivos no detallados, no acudieron a Mallorca la infanta Elena con sus hijos ni la infanta Cristina, su esposo Iñaki Urdangarín y su familia.

Cientos de turistas y vecinos se agolparon durante más de una hora ante la fachada principal de la catedral para saludar la llegada de los Reyes y los Príncipes. Poco antes de la misa cesó la lluvia que caía suave sobre Palma. Don Juan Carlos, con una vistosa corbata roja, y don Felipe de Borbón condujeron sus vehículos. Sonó una salva de aplausos y gritos de "¡Guapa!". La Reina lucía un vestido rojo y la princesa Letizia una chaqueta dorada corta con pantalón blanco. Las infantas iban de la mano e idénticas, muy rubias, con un vestido de flores y rebeca azul. Como no hacía frío no se pusieron los abrigos azules a juego. El obispo de Mallorca, Jesús Murgui, con mitra, y el cabildo de canónigos pontifical saludaron a los Reyes, los Príncipes y las infantas. La catedral abrió el portal mayor como en las grandes ocasiones.

Ayer también se supo que Leonor y Sofía ya tienen documento nacional de identidad y que los números que se les han asignado son el 16 y el 17, los siguientes al del Príncipe de Asturias, que tiene el 15. A los Reyes se les asignaron en su día el 10 y el 11; a Doña Elena, el 12, y a Doña Cristina, el 14, ya que el número 13 fue descartado.

Álbum de fotos

domingo, 5 de abril de 2009

La Casita del Príncipe tiene llave nueva


Estancia de la Casita del Príncipe

Madrid recobra rehabilitada, visitable desde hoy, una joya arquitectónica y ornamental de primer orden, la Casita del Príncipe de El Pardo, que ha permanecido sellada al público desde hace 18 años. Ideada por Juan de Villanueva en 1784 para el futuro rey Carlos IV y su esposa, María Luisa de Parma, fue decorada durante 12 años. Es un edificio de 400 metros cuadrados de fábrica, en ladrillo y granito, con una sola planta de cinco metros de altura y cubierta emplomada, dos vestíbulos y siete estancias, todas ellas adornadas con profusión ornamental de exquisito gusto.

Pinturas de Mariano Salvador Maella, Francisco Bayeu y Vicente López cubren sus techos abovedados; luminosos entelados y tapices alegóricos esmaltan suntuosamente sus estancias. Entre las piezas más valiosas que la Casita incluye se encuentra un salón -único superviviente en la historia de los textiles, según la especialista de Patrimonio Nacional Pilar Benito- tapizado con terciopelo chiné. "Se trata de una singularísima técnica que corrige ópticamente la obligada reducción del dibujo de su urdimbre con la ampliación de su trazado hasta seis veces", explica.

En fachadas, salones y sillerías se manifiesta el tránsito estilístico desde el Barroco tardío hacia el neoclasicismo. Juan de Villanueva, uno de los arquitectos madrileños con mayor proyección, aplicó a este palacete ritmos estéticos y cánones tectónicos en pequeña escala que, poco después, desplegaría con desenvoltura en el Museo del Prado, del que también fue autor, según Luis Pérez de Prada, arquitecto de Patrimonio Nacional.

La rehabilitación ha consistido en recuperar, mediante restauraciones precedidas por enjundiosas investigaciones de José Luis Sancho y Pedro Moleón, los elementos artísticos originales, algunos dañados por humedades a las que una atarjea perimetral de nueva hechura pondrá fin. La recuperación incluye, además, la reapertura y arbolado de los jardines que rodean la fachada principal; el solado de la calzada contigua; el rescate de una fuente histórica de cuatro caños y el renivelado de un parterre situado en el contorno cercano, axialmente unido a la Casita hoy separada de aquél por una carretera que cruza enfrente y que muere en el cementerio de El Pardo. La movilización de los mejores especialistas en albañilería, cantería, carpintería, jardinería, restauración y arquitectura de Patrimonio Nacional, con el patrocinio de la Fundación ACS, revierte a Madrid este compendio sustantivo de su legado histórico-artístico.

Fue el rey Carlos III quien pidió a su arquitecto, Juan Villanueva, la construcción de esta "Casita para el Príncipe" en El Pardo. Después de 18 años cerrada por humedades, el edificio ha sido restaurado y ya ha vuelto abrir sus puertas al público.

Este era el lugar de recreo de Carlos IV y su esposa. Aquí los Príncipes de Asturias lograban "alejarse de la Corte" y tener su propio espacio; hasta nueve estancias llenas de lujos.

Al suegro de Goya le encargaron los frescos de las bóvedas. Las lámparas salieron de la fábrica de cristal de La Granja. Diversas tejedoras cubrieron cada una de las estancias, aunque bordar las sombras no era fácil, por lo que decidieron pintarlas.

Casita del Príncipe. Pases en grupos de 10 personas: viernes y sábados, cada hora desde las 10.30 hasta las 13.30, más 15.30 y 16.30. Domingos y festivos, cada hora entre las 10.30 y las 13.30. Tarifas: básica, 3,40 euros; reducida: 2,50 euros; mínima, 1,70. Teléfono para concertar visitas: 913 761 500. Recogida de entradas en el Palacio Real de El Pardo y la propia Casita.

Vídeo de las estancias

sábado, 4 de abril de 2009

María Luisa Sanz de Limantour, reclama su condición de nieta de Alfonso XII


María Luisa Sanz de Limantour, con un retrato de su padre y otro de su abuelo. | Chema Conesa

María Luisa Sanz de Limantour, con un retrato de su padre y otro de su abuelo.

María Luisa vive en Marbella. Se declara gran admiradora de su «sobrino» el Rey. A sus 83 años, ayudada por el abogado García-Montes, reclama el apellido de su abuelo biológico, Alfonso XII

CONSUELO FONT

El Mundo

A finales del año 2006, el famoso letrado Marcos García-Montes recibió una misteriosa llamada telefónica. Se trataba de una mujer con marcado acento francés: «Necesito que hablemos. Es un asunto muy confidencial. Sé que usted puede ayudarme». Pocos días después se presentó en su despacho con dos de sus hijos, Lesli y Patricia. La dama en cuestión era una mujer octogenaria de pelo canoso y grandes ojos azules, parisina de nacimiento, que respondía al nombre de María Luisa Sanz de Limantour. Residente en Marbella y viuda del que fue embajador chileno Alberto Wittik, hubiera podido pasar por otra jubilada de lujo. Sin embargo, su empaque delataba un inequívoco origen aristocrático. Algo que constató el propio letrado cuando la dama le mostró un ejemplar de Crónica de septiembre de 2006, donde se publicaba un amplio reportaje sobre ella: tenía sentado ante él nada menos que a la única nieta viva del rey Alfonso XII.

 Aquel monarca que pasó a los anales por su apasionado y trágico amor de juventud con su prima Mercedes. El soberano que, por razones de Estado, se vio obligado a contraer segundas nupcias con María Cristina de Austria, madre de Alfonso XIII.

 SU SEGUNDO GRAN AMOR

 Pero faltaba un importante eslabón en la dramática historia de este rey: su relación con una afamada cantante de ópera, Elena Sanz, su otro gran amor, posterior a Mercedes, fruto de la cual nacieron dos hijos varones, Alfonso, en 1880, y Fernando, en 1881, a los que las leyes vigentes en esa época privaron de su derecho al apellido Borbón, y de su reconocimiento como hijos de rey.

 Según indica García-Montes a La Otra Crónica: «Elena Sanz fue el verdadero amor de Alfonso XII, y contra los sentimientos de un hombre, aunque sea rey, nadie puede pelear. Fruto de ella nacieron dos hijos no sólo consentidos, sino muy deseados por el monarca. Elena fue sin duda la esposa de hecho de Alfonso XII. La amplia documentación que hemos obtenido estos dos años corrobora que fue una relación intensa, reconocida y admitida por el rey e, incluso, por su egregia madre, la reina Isabel II, quien consideraba a los dos niños sus nietos». El citado abogado subraya que su cliente no pretende beneficio personal alguno más que el de «remediar una arbitrariedad histórica».

 Con toda la documentación recabada, en el despacho de García-Montes se ha comenzado ya a redactar la denominada «demanda de filiación», que se presentará en los juzgados aproximadamente en el plazo de un mes.

 «María Luisa sólo reclama que la justicia le permita llevar el apellido Borbón, que es el que le pertenece, así como los derechos y dignidades protocolarias que le correspondan como nieta del rey Alfonso XII. Se trata de un tema de honestidad que nuestra Casa Real no puede ignorar, ni tampoco los tribunales. Estoy seguro de que, como en los casos del Infante Leandro de Borbón y su fallecida hermana Teresa, se hará justicia».

 María Luisa Sanz se declara monárquica y gran admiradora del Rey Juan Carlos, su sobrino-nieto, con quien tuvo una cordial relación en Estoril, donde coincidió con la Familia Real en la década de los 50. «Les guardo un enorme cariño, aunque actualmente no mantenemos relación alguna. Don Juan Carlos me parece un Rey fantástico. Lo último que querría es perjudicarles. Pero he cumplido 83 años y no me gustaría morirme sin reivindicar la memoria de mi padre y su condición de hijo de rey. Soy una Borbón, que me lo reconozcan. Papá sufrió muchísimo por su madre. Esto tiene sobre todo un profundo valor como homenaje a mi padre y a mi abuela, Elena».

 ISABEL II, COMPLICE

 Nacida en Castellón en 1844, Elena Sanz era hija de un primo del marqués de Cabra, por lo que la familia tenía cierto barniz aristocrático. Se lanzó al estrellato con la compañía de la diva Adela Patti, llegando a compartir cartel en el Teatro Real de Madrid con el tenor Gayarre, y a actuar en la Scala de Milán y en la Opera de Viena.

 En esta ciudad tuvo lugar su primer encuentro con el monarca Alfonso XII, quien contaba entonces sólo 15 años, frente a los 28 de la bella cantante. Fue la propia reina Isabel II, admiradora y amiga de Elena Sanz, quien lo auspició para intentar evitar la boda de su hijo con su prima Isabel, hija de su acérrimo enemigo el duque de Montpensier.

 El futuro Alfonso XII quedó fascinado por la diva, pero eso no evitó su boda con Mercedes, con la que se casó el 23 de enero de 1878. Como es sabido, Mercedes murió de tifus seis meses después, dejando al rey en estado de desesperación.

 Su consuelo llegaría algun tiempo después, cuando se estrenó en Madrid la ópera La Favorita, en la que actuaba Elena Sanz. Cuando la cantante subió al palco a cumplimentar al soberano, éste le pidió la primera cita. La diva sucumbió al amor y abandonó los escenarios.

 Pero al año siguiente, en 1879, Cánovas, el jefe de gobierno que propició la restauración de Alfonso XII, le planteó la urgencia de una nueva boda para dar un heredero al Trono. El rey, consciente de sus deberes, respondió con desgana: «búsquenme ustedes la novia».

 La elegida fue María Cristina de Habsburgo, sobrina del emperador austriaco, pero no muy agraciada físicamente. Con ella se casó el 28 de noviembre, sin renunciar a su amor por la cantante Elena Sanz, fruto del cual nacería dos meses después, el 28 de enero de 1880, un varón, Alfonso, padre de María Luisa Sanz de Limantour. Al año siguiente nació el segundo hijo, Fernando, que moriría sin descendientes a los 43 años.

 La reina María Cristina, que estaba al tanto de todo, lanzó a Alfonso XII un ultimátum: o salía de Madrid la cantante con su «innoble prole» o ella regresaría a Austria, desatando un escándalo. Elena Sanz tuvo que afincarse en París, sobreviviendo con las 5.000 pesetas mensuales que le giraba el rey, y también con la protección de la reina Isabel II y la infanta Eulalia, hermana de Alfonso XII, a cuya casa iba los jueves con sus hijos a tomar el té.

 POLEMICA DECISION

 La tragedia sobrevino cuando en noviembre de 1885 el rey muere y María Cristina, convertida en regente, retira la pensión a su rival, Elena Sanz, que queda en una situación desesperada. Para sobrevivir toma una polémica decisión, que se concreta en el Acta de París, firmada en 1886, por la que entrega a Fermín Abella, intendente de la Casa Real, 110 documentos, en su mayoría cartas, que acreditan la paternidad de Alfonso XII. Ella y sus hijos se comprometían a no revelar ni reivindicar dicha paternidad y a cambio se les garantizaba una fortuna de 700.000 francos cuando los niños cumplieran la mayoría de edad.

 Se encargó la custodia de estos pagarés a Prudencio Ibáñez, banquero de la Casa Real. Pero los avatares del destino castigarían una vez más a los dos hijos naturales de Alfonso XII: Elena Sanz falleció en 1898, y poco después quebró el banco Comptoir, donde estaba depositado el fondo. Cuando Alfonso y Fernando Sanz reclamaron su fortuna, no apareció ni rastro del dinero.

 El primogénito, sintiéndose burlado, emprendió en 1907 un pleito contra su hermano, el rey Alfonso XIII, y la reina María Cristina, reclamando su filiación como hijo de Alfonso XII y la parte de herencia que le correspondía. Pero lo perdió. El argumento del juez del Supremo fue que «un monarca no estaba sujeto al derecho común», por lo que no se le podían reconocer hijos fuera del matrimonio.

 LAS PRUEBAS

 Desde ese momento, Alfonso Sanz decidió borrar su pasado, estableciéndose definitivamente en París, donde se dedicó al negocio del automóvil y se casó con una rica heredera mejicana, Guadalupe de Limantour, de cuya unión nacieron dos hijas, Elena, ya fallecida, y María Luisa, que hoy ha tomado la decisión de reivindicar sus derechos ante los tribunales como nieta del rey Alfonso XII.

 ¿Qué pruebas piensa aportar para demostrar sus lazos de sangre con el monarca? Según revela García-Montes: «Hemos recopilado testimonios en librerías para bibliófilos y hemerotecas, comprobando que en aquella época la relación era de dominio público. Pero lo más concluyente ha sido rescatar del archivo del Palacio Real el documento original del pleito que en 1907 entabló en el Tribunal Supremo el padre de María Luisa. Allí aparecen documentos, telegramas y cartas recibidos por Elena Sanz tanto del rey Alfonso XII como de miembros de la Casa Real, cuyas firmas y letras fueron cotejadas, que demuestran que el monarca no sólo se interesaba por sus dos hijos, sino que se encargaba de su manutención».

 Algo que evidencia, por ejemplo, una de las cartas de Abella a Elena Sanz, a quien se dirige como «estimada amiga», manifestando: «se ha encontrado ya la fecha y cantidad que percibió para los gastos de los estudios de sus hijos, 250 pesetas que corresponden a este trimestre. Si quiere se le gira, o si tiene alguna persona que lo haga efectivo en la Caja de esta Intendencia en su nombre, me lo indica».

 Tampoco queda duda alguna de que el Acta de París firmada en 1886 fue real. Elena Sanz entregó entonces los documentos que probaban la paternidad de Alfonso XII a la Casa Real, a cambio de asegurar el porvenir económico de los niños. El testimonio de Pedro Gauna, procurador que actúa en nombre del intendente real, lo demuestra al denunciar que el pleito «supone una pugna en vano por agregar (más dinero) a los tres millones de reales [700.000 pesetas de la época, un obrero ganaba una peseta a la semana] ya percibidos en que se fijó como definitivo precio de la correspondencia íntegra poseída por aquella artista».

 Definitiva es la confesión judicial que hace la propia reina María Cristina a 18 de marzo de 1908, que textualmente dice: «[Su Majestad] sólo sabe que a los pocos días de ocurrir el fallecimiento de su marido, Nicolás Salmerón [presidente de la I República] vio a Abella para decirle que aquélla tenía unas cartas del rey Alfonso XII y estaba dispuesta a hacer uso de ellas dándolas a la publicidad y provocando un escándalo. Entonces Abella aceptó comprarlas entregando como precio de ellas tres millones de reales junto con 50.000 pesetas ( ), habiendo la declarante aprobado lo hecho por Abella».

 Si no se hubiera tratado de documentos comprometedores, jamás se hubiera pagado una suma de dinero tan elevada.

 LA CASA REAL, INFORMADA

 Hoy, más de un siglo después, y aprobada la Constitución de 1978, que equipara a los hijos biológicos y naturales, la situación en nuestro país ha cambiado radicalmente. Hasta el punto de que en el año 2003, los tribunales reconocieron a Leandro Ruiz Moragas como hijo extramatrimonial del rey Alfonso XIII, fruto de su relación con la actriz Carmen Ruiz Moragas, reconociéndole el derecho a ostentar el apellido Borbón. Dos años después, otorgaban los mismos derechos a los hijos de su fallecida hermana Teresa, Leandro y Carmen de Burguisser, como nietos de Alfonso XIII.Ante la muerte del progenitor, los tribunales reconocieron en este caso la filiación regia a los nietos, que es también el caso de María Luisa Sanz.

 Como deferencia, se han notificado a Zarzuela las pruebas que existen, así como la decisión de interponer la citada demanda.La Casa de Su Majestad no ha puesto traba alguna, limitándose a contestar que se dé «el curso legal correspondiente». Asimismo, se ha comunicado a Leandro de Borbón y a Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou, que tampoco han puesto objeción. Ahora falta la notificación oficial a todos los herederos vivos de Alfonso XIII y Elena Sanz, entre ellos el propio Rey Juan Carlos, el Príncipe Felipe y las Infantas, por si alguno pusiese objeciones.En caso de no haberlas, sólo quedaría el trámite de obtener el reconocimiento vía civil como nieta de Alfonso XII.

 Tal como asegura García-Montes: «El proceso que se celebró en 1907 no deja duda alguna de este parentesco. Espero que no exista ningún tipo de traba. Es expreso deseo mío y de María Luisa que no tengamos que vernos obligados a una exhumación de los restos del monarca, que descansan en el pudridero del Panteón de Reyes de El Escorial, porque supondría una dolorosa afrenta a ese gran soberano que fue su abuelo».

jueves, 2 de abril de 2009

Los Obama, recibidos por Isabel II


El más esperado fue el primero en llegar a Buckingham. La Reina Isabel II de Inglaterra ha tomado el té con el presidente estadounidense, Barack Obama, en Buckingham Palace. La monarca británica ha ofrecido en Palacio una recepción a los participantes en la cumbre del G-20, que se celebrará a partir de este jueves en la capital británica. Tras la cita, los líderes se han dirigido a Downing Street, donde el premier británico, Gordon Brown, ofrecía una cena 'precumbre'.

El primero en llegar a Buckingham fue Obama, que se encuentra desde este martes en Londres acompañado por su esposa, Michelle. El matrimonio fue recibido por la Reina y su esposo, el Duque de Edimburgo.

Unas horas antes, en una rueda de prensa con el 'premier', Obama no ocultó su admiración por la monarca: "Hay una última cosa que debo mencionar que amo al respecto de Reino Unido: la Reina". "Estoy impaciente por encontrarme por primera vez con ella esta tarde", dijo.

El lenguaje corporal de Obama no denotó nerviosismo al recibir el fuerte apretón de manos de la Reina, que parecía desaparecer junto a la importante presencia del mandatario estadounidense. La monarca se destacaba con su vestido color salmón y su collar de perlas junto al matrimonio presidencial, vestido en colores oscuros.

Tampoco Michelle Obama se mostró intimidada. Conversaba, gesticulaba y sonreía con simpatía. No se conocen detalles de lo que hablaron durante el encuentro, pero sobre todo el esposo de la reina, el príncipe Felipe, parecía divertido.

Isabel II y el presidente Obama charlaron de modo informal durante unos 20 minutos en los apartamentos privados de la Reina, sin otros testigos que sus consortes. Según la BBC, Obama ha regalado a Isabel II un iPod con un vídeo de la visita real a EEUU de 2007.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó pasadas las 17.30 a Buckingham.

Tras la recepción, los líderes del G-20 celebran una cena de trabajo preparada por el famoso chef Jamie Oliver en Downing Street, la residencia de Brown.

En ella, los líderes de las potencias económicas y de los principales países emergentes discutirán el borrador del documento en el que trabajan todas las delegaciones y que deberá ser aprobado mañana, aunque todavía persisten las discrepancias en algunos de sus puntos.

miércoles, 1 de abril de 2009

Don Juan, in memoriam

XVI aniversario del fallecimiento del viejo Almirante, no le olvidamos.



Don Juan de Borbón, Rey Juan III en el exilio