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«Hago votos para que nuestras autoridades avancen en la solución del contencioso histórico bilateral que aún sigue pendiente». Con estas palabras terminó el brindis que el Príncipe de Asturias dirigió durante la cena de gala que anoche ofreció al Príncipe de Gales y a su esposa en el Palacio Real. Sin mencionarlo expresamente, Don Felipe se refirió al conflicto de Gibraltar, que pronto cumplirá tres siglos. El Heredero de la Corona hizo estas declaraciones ante los más de cien invitados que asistieron a la cena, entre ellos, las ministras de Exteriores y de Ciencia. En el estreno de los Príncipes como anfitriones oficiales, no estaba el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
En el brindis, Don Felipe también animó a estrechar aún más las relaciones bilaterales y tuvo un recuerdo emocionado para su bisabuela la Reina Victoria Eugenia, nieta de la Reina Victoria de Inglaterra, y para su abuelo, el Conde Barcelona, «quien en tiempos difíciles disfrutó de la hospitalidad británica».
El Príncipe de Gales, por su parte, no hizo alusión alguna a Gibraltar. Destacó la intensidad de las relaciones bilaterales, dijo que a pesar de las diferencias, España y Reino Unido nunca han perdido «el respeto y la admiración mutuas» y terminó sus palabras en español.
Con la cena de gala terminó una jornada en la que los Príncipes de Asturias se estrenaron como anfitriones y en la que quisieron dejar claro que ellos no son los Reyes. Por ello, marcaron diferencias, pero sin restar los máximos honores a sus invitados, el Príncipe de Gales y la Duquesa de Cornualles. Don Felipe y Doña Letizia acudieron, poco antes de las dos de la tarde al Palacio de El Pardo,en cuya fachada ondeaba ya el guión del Príncipe de Gales. Símbolo del máximo nivel que se ha querido dar a esta visita oficial es que Carlos de Inglaterra y su esposa pernoctan en la residencia oficial de los jefes de Estado extranjeros que visitan España.
Los Príncipes de Asturias recibieron a sus invitados a pie de coche. Don Felipe dio dos besos a Doña Camila y la besó la mano, igual que hizo Don Carlos con Doña Letizia. Sonaron los himnos nacionales, con las salvas de honor de fondo, y el Príncipe de Gales y el de Asturias pasaron revista a la compañía de honor de la Guardia Real. Minutos antes de que llegaran los invitados, uno de los militares cayó desvanecido y los Príncipes estuvieron pendientes de él hasta que se aseguraron de que estaba recibiendo asistencia.
Después de presenciar un breve desfile de la Guardia Real, los Príncipes de Asturias acompañaron a sus invitados al interior del Palacio y abandonaron el lugar. También salió el Príncipe de Gales, quien se dirigió a la Puerta del Sol para reunirse con un grupo de empresarios y trasladarse, después, a la residencia del embajador británico, antes de asistir a la cena que le ofrecieron los Príncipes.
Diferentes a los Reyes
Fue en el Palacio Real donde los Príncipes marcaron sus diferencias, ya que la cena no se celebró en el comedor de gala, donde las presiden los Reyes, sino en el Salón de Columnas. Otra diferencia fue la etiqueta de la cena: en las que ofrecen los Reyes los caballeros suelen ir de frac y anoche la recomendación era esmoquin y vestido largo para las señoras. Tras recibir al Príncipe de Gales y a la Duquesa en el salón Teniers, los dos matrimonios pasaron a la saleta Gasparini para recibir a los invitados. Entre ellos, la duquesa de Alba, el duque de Aliaga, el marqués de la Romana, el hijo del duque de Wellington, en cuya finca pasarán el fin de semana, y la cantante Estrella Morente.
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