viernes, 13 de noviembre de 2009

20 aniversario de la ascensión del emperador Akihito

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Tokio. (EFE).- Akihito, el único emperador del siglo XXI, es un hombre tranquilo, que ha pretendido durante sus dos décadas de reinado responder al apelativo de la era que se inició con su llegada al trono, denominada "heisei" o paz, y al ideograma de su nombre, que significa "benevolente claridad".

Al frente del milenario Trono del Crisantemo desde hace veinte años se sitúa el frágil Akihito, el 125 descendiente de la dinastía reinante más antigua del mundo, pero el primero que accedió a la Corona japonesa sin el halo divino de sus predecesores.

Su discreto reinado se ha visto desprovisto de estridencias, como corresponde a un "tenno" (príncipe del cielo) que en sus ratos libres estudia especies piscícolas y humanismo, si bien la época que le ha tocado regir, desde 1989 a 2009, ha sido de aguas turbulentas para su país, Japón, y para el mundo.

En una rueda de prensa con motivo de este aniversario junto a su esposa Michiko, Akihito reconoció que "el mundo no ha evolucionado hacia la paz" desde su ascensión al trono, el 7 de enero de 1989, refrendada un 12 de noviembre en la ceremonia oficial de coronación. "He buscado la forma de ser emperador como símbolo del país", explicó Akihito, en referencia al limitado papel que le otorga la Constitución japonesa de 1947.

A sus 75 años el emperador de Japón tiene un aspecto delicado y elegante. En sus dos décadas en el Trono su aspecto físico apenas ha cambiado, si bien su figura ha ido menguando aún más y su fragilidad es evidente.

En 2003 fue operado de cáncer de próstata y recientemente sufrió una hemorragia estomacal, enfermedad que llevó a la muerte a los 87 años a su padre Hirohito, que en 1945 renunció al carácter divino de su puesto tras la derrota nipona en la II Guerra Mundial. A su único hijo varón Akihito, nacido el 23 de diciembre de 1933 y educado por estrictos tutores imperiales, la guerra lo envió de niño refugiado a las montañas de Nikko y, cuando en 1952 fue proclamado heredero imperial, ya sabía que su papel se limitaría a tareas de representación.

En su corto reinado, que se quedará lejos de las seis décadas de su padre, Akihito ha roto moldes pues los tiempos obligan, aunque sin levantar excesivo ruido y siempre a través de medidos mensajes. Fue el primer emperador que se casó con una plebeya, con quien educó a sus hijos personalmente, además del primero en viajar en un avión comercial, visitar China (país que invadió su padre), reunirse con un Papa y lamentar la actuación de Japón durante la guerra.

Como corresponde a un monarca constitucional, ha tratado de mostrar el lado más humano del Trono del Crisantemo, de lo que no han estado excluidas supuestas desavenencias con su nuera Masako, aquejada desde hace años de una depresión y a la que achaca que ve poco a su nieta Aiko.

Ha efectuado 24 viajes oficiales al extranjero, a países como Brasil, Argentina y España -tiene una buena relación con los Reyes Juan Carlos y Sofía-, y ha visitado todas las provincias japonesas, interesándose por las víctimas de desastres naturales.

Aficionado al tenis, reputado experto en el estudio científico de los peces gobios, intérprete de violonchelo y autor de poemas wakas, Akihito tiene tres hijos con Michiko y cuatro nietos, y su gran preocupación es su menguante familia, con pocos varones.

Su heredero es Naruhito, de 49 años, quien sólo ha tenido una hija, Aiko, de ocho años, por lo que se da por hecho que el último en la línea de sucesión es el pequeño Hisahito, de tres años, único príncipe varón nacido en el Trono del Crisantemo en cuatro décadas.

El emperador admite públicamente que le preocupa la sucesión pues su familia va reduciéndose cada vez que una de sus descendientes femeninas se casa -son excluidas de la Casa Imperial- y la ley japonesa establece que sólo un hombre heredará el milenario Trono del Crisantemo.

Así lo explicó la prensa

La ceremonia de coronación se celebró el 12 de noviembre de 1990. A continuación podemos leer como lo explicó la prensa española, poniendo especial énfasis en el ceremonial y tradición que doean a la casa Imperial de Japón.

La coronación de un dios destronado

La Vanguardia: páginas uno y dos.

El Hijo del Cielo ocupó el Trono del Crisantemo como símbolo vivo de Japón

ABC:

Portada

Fotos: páginas 1, 2 y 3

Artículo: páginas 1, 2, 3, 4, 5

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