viernes, 31 de agosto de 2007

Sabino Fernández Campo reivindica el deber del Rey de poner orden en las reformas estatutarias

Alfredo Muñiz

El Confidencial

Las recientes declaraciones del ex jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, recogidas por el diario La Nueva España, han provocado un auténtico revuelo. El general retirado insiste en que una de las principales funciones del Rey es advertir por dónde pueden ir las cosas ("aunque de forma discreta y anticipada"), critica la política antiterrorista de Zapatero y reclama al Gobierno que aclare en que va a ceder con ETA. Por último, y ante la grave situación en que se encuentra España "con el peligro de desmembración" (según palabras del ex consejero) no entiende el concepto de Rey republicano.

Ahora, economistas de renombre, catedráticos de la judicatura e ilustres filósofos toman partido sobre dichas apreciaciones. Todo surge como consecuencia de la participación del ex jefe de la Casa del Rey en los cursos de La Granda que comenzaron el pasado 23 de julio. Fernández Campo se vio obligado a suspender su conferencia inaugural por problemas de salud, padecía una neumonía. Tras recuperarse de la enfermedad se incorporó con más energía que nunca y las reacciones no se han hecho esperar.

Por un lado, el premio Príncipe de Asturias de Economía Juan Velarde junto con el filósofo Gustavo Bueno (autor de Zapatero y el pensamiento Alicia. Un presidente en el País de las Maravillas ), toman partido a favor del conde de Latores. Dichos intelectuales defienden que "las autonomías son el error de la Constitución". Velarde habla sin tapujos: "Las autonomías rompen el mercado y el Estado no puede funcionar con esa espada de Damocles". Por su parte, Bueno dedica un amplio capítulo de su libro a abordar el tema y la ambigüedad de la palabra autonomía identificada con nacionalidades.

En cuanto a las facultades del Rey, Bueno considera que "el Rey debe intervenir cuando tiene fuerza" y aclara que ahora tiene poco poder. Mientras que Velarde opina: "Mejor dejemos las cosas como están…".

Por otro lado, el veterano general expresa su preocupación por el revisionismo histórico que exalta el republicanismo. Sabino rememora los años vividos en la II República y recuerda que desembocó en una guerra civil. A la postre, aconseja dar a la juventud una información fidedigna de lo ocurrido. El profesor Bueno dedica en su libro un capítulo a Franco y explica que la República no fue una Caperucita Roja que llevaba alimentos a su abuelita España y que el lobo no se tragó a la nación española.

Progreso espectacular de las "provincias polvorientas"

En el otro lado de la balanza, el catedrático de Derecho Constitucional Francisco Bastida defiende que "el café para todos sirvió para aliviar las tensiones y fue ideado por la derecha". El jurista considera que "el Rey no tiene ninguna legitimidad democrática para influir en política, aunque vaya en contra de su ideario". Ramón Punset, también catedrático de Derecho Constitucional, defiende igualmente la organización territorial autonómica al considerar que: "Las viejas provincias polvorientas han tenido un progreso espectacular". Respecto al papel del Monarca es "mediar, aconsejar, ayudar, apoyar y sugerir…", según el experto.

En medio del debate surge la voz conciliadora de León Francisco Sosa Wagner quien da parte de razón a ambos bandos. El catedrático de Derecho Administrativo considera que aunque el estado autonómico no fue un error, en la actualidad es mal interpretado y no está de acuerdo con las reformas estatutarias.

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